Por qu¨¦ el canto de ¡®los ahujos¡¯ hace saltar las alarmas: ¡°O virtuosas v¨ªrgenes o putas¡±
El ¡°?Putas, salid de vuestras madrigueras como conejas!¡± del v¨ªdeo del colegio mayor El¨ªas Ahuja remite a contextos en los que sigue sin detectarse el machismo y se entiende como ¡°tradici¨®n¡±
¡°Putas ninf¨®manas¡± escondidas en ¡°madrigueras¡± que tienen que salir para ¡°follar¡± como ¡°conejas¡±. No son gratuitos ni los t¨¦rminos elegidos ni la construcci¨®n de la frase que gritan, como ¡°tradici¨®n¡±, los hombres del colegio mayor El¨ªas Ahuja, en Madrid. A un lado, decenas de chicos abriendo persianas y bramando de forma sincronizada; al otro, las universitarias que viven en el Santa M¨®nica, grab¨¢ndolos. Octavio Salazar, jurista experto en g¨¦nero, analiza la escena: ¡°Enfrente, ellas, como objeto disponible al que te puedes dirigir con un lenguaje humillante, porque con ¡®puta ninf¨®mana¡¯ se tiene claro la percepci¨®n del sujeto al que te diriges y lo que la sexualidad implica. Lleva a esa divisi¨®n tradicional de la mujer: virtuosas v¨ªrgenes o putas, sin terrenos intermedios. Ah¨ª seguimos instalados¡±. En esa concepci¨®n de mujeres ¡°encerradas¡± que salen para estar ¡°disponibles¡± para los hombres. A¨²n hoy, dice tambi¨¦n Salazar. Viernes 7 de octubre de 2022, el d¨ªa en el que entra en vigor la ley del solo s¨ª es s¨ª, que tiene como objetivo blindar la libertad sexual de las mujeres con el consentimiento, expl¨ªcito, como eje.
El experto tambi¨¦n se?ala que este machismo est¨¢ ¡°magnificado porque se graba y se comparte¡±, pero que sucede en ¡°muy variados espacios¡± de forma ¡°normalizada¡±. El v¨ªdeo de ese folclore universitario lleva 48 horas extendi¨¦ndose por las redes, los medios de comunicaci¨®n e incluso estuvo presente en el pleno del Congreso del jueves. Pero es un ejemplo, solo uno, de lo que ocurre cada d¨ªa y de lo que recogen informes, estudios y estad¨ªsticas: que la reacci¨®n al avance del feminismo y la violencia machista, en todas sus formas, tambi¨¦n las entendidas como leves, se extienden m¨¢s entre los hombres j¨®venes.
Y desde ¡°hace d¨¦cadas¡±, ahonda Marisa Soleto, directora de la Fundaci¨®n Mujeres, ¡°los datos que tienen que ver con el comportamiento sexual y la juventud, y lo que vienen diciendo expertos educativos, es que el caldo de cultivo donde se desarrollan las primeras relaciones est¨¢ caracterizado por la cultura de la violaci¨®n, como el contexto de las piezas culturales en las que se mueven, el acceso temprano a la pornograf¨ªa y la ausencia de educaci¨®n sexual¡±. Una educaci¨®n afectivo sexual y en igualdad de g¨¦nero que ha incorporado ya, como obligatoria, la ley de libertad sexual; y tambi¨¦n lo har¨¢, cuando termine de tramitarse, la reforma de la norma que regula el aborto.
Esa educaci¨®n tambi¨¦n va dirigida a cambiar la perspectiva sobre estos comportamientos. ¡°La humillaci¨®n es un elemento que se integra sin ning¨²n problema en la construcci¨®n y mantenimiento de esas primeras relaciones¡±, recalca Soleto. Constituye tanta parte de ciertas actitudes y comportamientos, que sobre este coro y su performance se han repetido palabras como ¡°normal¡± o se ha dicho que ¡°lleva a?os pasando¡±. Lo esgrimen como argumento ellas, las mujeres del Santa M¨®nica, a las que iba dirigido el ¡°putas ninf¨®manas¡±. ¡°No nos ofenden. Pobrecillos, es una tradici¨®n¡±, contaban este jueves.
¡°Apelar¡± a esa tradici¨®n es ¡°tiran¨ªa¡±, dice Mar Venegas, profesora de Sociolog¨ªa en la Universidad de Granada y autora de un an¨¢lisis sociol¨®gico de la pol¨ªtica afectivo sexual en la adolescencia. ¡°Por tradici¨®n la mat¨¦ porque era m¨ªa¡±, a?ade. O el ¡°mi marido me pega lo normal¡±, suma Salazar recordando el libro del exdelegado contra la violencia de g¨¦nero Miguel Lorente. Adem¨¢s, sigue Venegas, en ellas, en las mujeres del Santa M¨®nica se ve ¡°esa conciencia de disculpa¡± frente a comportamientos machistas y patriarcales.
¡°Todav¨ªa¡± hay que recordar que ¡°ni un hombre es machista por el hecho de ser hombre ni una mujer feminista por el hecho de ser mujer¡±; y ese grupo poblacional, ¡°ahora representado en un partido pol¨ªtico como Vox, no ha llegado hoy; estaba ya ah¨ª y refleja a una parte de la sociedad anclada en estereotipos e ideas obsoletas¡±, se?ala Venegas. Obsoletas pero vigentes. Las cifras, en general, hablan de avances importantes en la sociedad espa?ola, pero a¨²n lejos de erradicar el machismo y las estructuras patriarcales. Hace solo unos d¨ªas, un estudio del Instituto de las Mujeres revelaba que m¨¢s de la mitad las j¨®venes de entre 18 y 25 a?os han tenido sexo sin deseo.
Salazar, que trat¨® el jueves el tema en una de sus clases de Derecho en la Universidad de C¨®rdoba, cuenta c¨®mo sali¨® en la conversaci¨®n ¡°la propia estructura, donde unos y otros tambi¨¦n contribuyen a la construcci¨®n¡± del ¡°poder¡±. Una ¡°violencia estructural evidente, que tambi¨¦n explica que ellas hablen de divertimento¡±. Las sometidas aceptan tambi¨¦n el sometimiento, lo disculpan. ¡°Patrones de manual de algo que vemos como muy evidente, pero no lo es¡±. O no tanto, dependiendo de los contextos en los que se den. A partir de ahora ¡ªsin efecto retroactivo¡ª la ley del solo s¨ª es s¨ª incluye, tipificado como delito, cuestiones como el acoso callejero; o la sumisi¨®n qu¨ªmica como agravante.
La directora de la Fundaci¨®n Mujeres subraya que ¡°si como sociedad nos escandaliza este comportamiento, tenemos que dar por buenas las conclusiones de estos estudios, que hay emergencia en una intervenci¨®n concreta para erradicar todos los elementos que hacen que la cultura de la violaci¨®n sea el contexto en el que se construyen [las relaciones de los j¨®venes]¡±.
?Hay algo positivo en el v¨ªdeo, su viralizaci¨®n, en los art¨ªculos y programas que se le han dedicado en las ¨²ltimas horas? ¡°Que se visibiliza¡±, afirma Lourdes Gait¨¢n, doctora en Sociolog¨ªa y fundadora del Grupo de Sociolog¨ªa de la Adolescencia y la Infancia (GSIA). ¡°Si esto lleva pasando tantos a?os y ahora se denuncia, significa que nuestro nivel de tolerancia frente a la falta de respeto a la dignidad es bastante m¨¢s bajo¡±. El problema, ¡°la naturalizaci¨®n¡± de comportamientos como el de los ahujos, es algo, seg¨²n Gait¨¢n, ¡°insostenible¡±.
La soluci¨®n, seg¨²n la soci¨®loga, debe ir m¨¢s all¨¢ de la educaci¨®n afectivo sexual ¡ªen la que todas coinciden que no solo es necesaria, sino urgente¡ª: ¡°La conciencia no solo se forma en las aulas. Tambi¨¦n en los hogares, no vale con decir, ¡®hay que practicar¡¯, y para eso hace falta educar a los ni?os, pero tambi¨¦n a los adultos¡±. Para asimilar esa educaci¨®n, m¨¢s bien reeducaci¨®n, en el El¨ªas Ahuja los universitarios tendr¨¢n que asistir a un curso de igualdad de g¨¦nero y participar en actividades solidarias, seg¨²n un comunicado del centro.
Y en otros terrenos, relataba el jueves en una columna Mar¨ªa Concepci¨®n Torres D¨ªaz, doctora y profesora de Derecho, la legislaci¨®n es aplicable en casos como este. Algo ¡°necesario¡±, a?ad¨ªa. ¡°Leyes que ¡ªcomo la de igualdad de 2007¡ª concept¨²an las conductas de acoso sexual y de acoso por raz¨®n de sexo como conductas discriminatorias y obligan a las administraciones p¨²blicas, as¨ª como a los agentes no estatales, a actuar en el marco de la llamada diligencia debida¡±.
Adem¨¢s de la Ley 3/2022, de 24 de febrero, de convivencia universitaria, que tipifica las conductas de acoso y violencia de g¨¦nero en el marco del r¨¦gimen disciplinario como ¡°muy graves¡±. Y la del solo s¨ª es s¨ª, la de libertad sexual, en vigor desde este viernes. Una norma que naci¨® hace seis a?os del caso La Manada, del proceso judicial que sigui¨® al caso, de lo que este provoc¨® en la sociedad espa?ola y del terreno que gan¨® el movimiento feminista.
Una ley tambi¨¦n a la que Salazar vuelve para recordar el voto particular de uno de los jueces, Ricardo Javier Gonz¨¢lez, en una de las sentencias, la de la Audiencia Provincial de Navarra en abril de 2018, y c¨®mo se parece ¡°la juerga inici¨¢tica con la que no se puede disfrazar¡± lo que ha ocurrido en el El¨ªas Ahuja con ¡°el jolgorio y el regocijo¡± de aquel voto.
Fratr¨ªas e impermeabilidad
Dice la socióloga Rosa Cobo que lo ocurrido en el colegio mayor "tiene todos los elementos que definen a las fratrías masculinas, rituales de confraternización a efectos de mostrar tanto su superioridad, como la de colocarlas a ellas en una posición de inferioridad" y que, al mismo tiempo, los gritos misóginos "tienen como función hacer que las mujeres sean un objeto transaccional de cohesión de los propios chicos. Se reproduce violentamente la idea de que las mujeres somos putas". Al igual que el jurista Octavio Salazar hacía la referencia a que no hay terreno intermedio entre "las virtuosas vírgenes o putas", Cobo dice que las mujeres, según estos discursos misóginos, son putas si están disponibles sexualmente y también si no acceden a sus exigencias sexuales. Una "misoginia en estado puro", "peligrosa", en cuanto supone "un discurso de odio contra las mujeres".
Como todas las expertas consultadas, y la opinión general de teóricas y profesionales de este ámbito, "es preciso que el curriculum educativo incluya formación sobre igualdad y violencia patriarcal para contribuir a desactivar ese substrato sexista que impregna la cultura en que se forman nuestros jóvenes". Más allá de la generalidad, necesaria, de la educación, Cobo se hace una pregunta: "Si algunos de ellos formarán parte de las élites de la derecha española en el futuro".
Recuerda a Simone de Beauvoir cuando teorizaba sobre "que el dominio masculino solo puede subsistir si tiene cómplices en el interior de ese sistema". Las mujeres del Santa Mónica, el colegio al que iban dirigidos los gritos, "han actuado como cómplices de la misoginia masculina". Y en este sentido, cree que "también hay que tener en consideración la afinidad de clase entre ellos y ellas". Colegios "elitistas con un marcado carácter de clase", donde opina que "ha sido superior ese carácter que la profunda misoginia de los exabruptos de los participantes en ese ritual". Algo que, según su análisis, "muestra la impermeabilidad de la ideología de la derecha a los discursos feministas". Específicamente en España: "Esto no ocurre con la derecha en otros países, como en Francia, por ejemplo. Sin embargo, uno de los ejes la derecha católica española es la defensa del viejo modelo jerarquizado entre hombres y mujeres que se concreta en la familia patriarcal. Ese es su modelo y su respuesta ha sido coherente con ese modelo".
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