La pr¨®xima lucha de la rabina lesbiana Noa Sattath
La directora de la mayor ONG de derechos humanos de Israel y una de las principales responsables de que Jerusal¨¦n tenga hoy Marcha del Orgullo afronta ahora la llegada del Gobierno m¨¢s derechista de la historia del pa¨ªs
Con 16 a?os, todas las amigas de Noa Sattath se empezaron a interesar por los chicos y el sexo, salvo ella. ¡°Me gener¨® mucha presi¨®n porque no iba conmigo, incluso sin entender realmente por qu¨¦. Hacerme religiosa me liber¨® mucho entonces, porque ya no ten¨ªa que verme en ese mundo¡±, cuenta 29 a?os m¨¢s tarde en una cafeter¨ªa de Jerusal¨¦n, ya en paz con las distintas capas de identidad que ha ido desarrollando: rabina, lesbiana, madre y directora ejecutiva de la mayor organizaci¨®n de derechos civiles de Israel, justo cuando llega al poder la coalici¨®n de Gobierno m¨¢s derechista de la historia del pa¨ªs.
La vida de Sattath empez¨® en la mayor¨ªa para acabar en muchas minor¨ªas. Creci¨® en Jerusal¨¦n en una familia corriente jud¨ªa secular y de izquierdas, ¡°lo que en su momento era el mainstream y hoy es minor¨ªa en Israel¡±, bromea. De adolescente empez¨® a ir a diario a la sinagoga y a vestir las faldas largas negras t¨ªpicas de las religiosas, mientras trataba de encajar las piezas de su identidad sexual.
Con 21 a?os, sali¨® del armario en una ciudad marcada por la religi¨®n que carec¨ªa de Marcha del Orgullo cuando llevaba ya quince a?os celebr¨¢ndose en la liberal Tel Aviv. ¡°Recuerdo que no conoc¨ªa una sola pareja l¨¦sbica. Ni una sola que pudiera servirme como referente¡±, recalca. Sattath contribuy¨® entonces a fundar la Casa Abierta, la primera organizaci¨®n local en defensa de los derechos LGTBI. ¡°Como entonces era la ¨²nica, est¨¢bamos todos juntos, aunque fuese de forma complicada: palestinos e israel¨ªes, seculares y ultraortodoxos¡±.
Sattath fue clave en la organizaci¨®n en 2001 de la primera Marcha del Orgullo en Jerusal¨¦n. En la quinta, cuatro a?os m¨¢s tarde, un jud¨ªo ultraortodoxo apu?al¨® a tres participantes. Tras pasar 10 a?os en prisi¨®n, fue excarcelado tres semanas antes de la marcha de 2015. Lo volvi¨® a hacer y, esa vez, mat¨® a una adolescente.
En 2006 asumi¨® la direcci¨®n de la Casa Abierta. Apenas dos a?os m¨¢s tarde y con la lucha LGTBI avanzando ya sin ruedines en la ciudad, Sattath sinti¨® la necesidad de ¡°impulsar la justicia social desde un enfoque m¨¢s amplio¡±. Escarb¨® en sus ra¨ªces de formaci¨®n en alta tecnolog¨ªa y se convirti¨® en primera ejecutiva de MEET, un proyecto ¨Dapoyado por el Instituto de Tecnolog¨ªa de Massachusetts¨D para impulsar proyectos tecnol¨®gicos conjuntos entre j¨®venes de Israel y de Palestina. Los encuentros entre unos y otros le abrieron inesperadamente la puerta al rabinato.
¡°Sent¨ª que los estudiantes palestinos ven¨ªan con una narrativa muy formada, tanto nacional como religiosa, mientras que todo lo que los israel¨ªes ten¨ªan que decir sobre su identidad, como por qu¨¦ soy jud¨ªo, por qu¨¦ hay un Estado jud¨ªo o por qu¨¦ es importante, estaba relacionado con el Holocausto¡±, se?ala. ¡°Sent¨ª la necesidad de reforzar la identidad jud¨ªa en el ¨¢mbito liberal y poder abordar as¨ª las preguntas sobre justicia social¡±.
Vestida informal como buena sabra (israel¨ª nacida en el lugar), Sattath no est¨¢ ordenada por la principal corriente jud¨ªa del pa¨ªs, la ortodoxa, cuyo rabinato no admite mujeres y controla el matrimonio (no existe el civil), el divorcio o las conversiones, sino por la mayoritaria en Estados Unidos, la reformista, que tiene rabinas y oficia bodas entre personas del mismo sexo. Por ello, no ve contradicci¨®n entre su identidad sexual y el ¡°significado, orden y marco vital¡± que le da la religi¨®n.
¡°La mayor¨ªa de corrientes dentro del reformismo consideran que los textos can¨®nicos no son obra de Dios, sino que reflejan la b¨²squeda de Dios por el hombre. La Tor¨¢ es un texto sagrado, vinculante, importante, pero escrito por humanos [¡] Cada generaci¨®n debe interpretarlo de nuevo para que sea una gu¨ªa. Y la parte relacionada con el g¨¦nero y el sexo es una herramienta de control de la que me quiero liberar, de forma que, en mi religi¨®n, cada uno pueda ser lo que quiera ser¡±, argumenta. Sattath tiene adem¨¢s un m¨¢ster en Estudios Jud¨ªos por el Gratz College de Melrose Park, en el Estado de Pensilvania (Estados Unidos).
Nosotros y ellos
La realidad, asegura, le ha ido empujando a ampliar m¨¢s y m¨¢s el campo de batalla. ¡°Hace 20 a?os nosotros [el colectivo LGTBI] ¨¦ramos el otro. Y estaba convencida de que si desmont¨¢bamos el qui¨¦nes somos nosotros, qui¨¦nes son ellos, abrir¨ªamos espacio a los palestinos¡±, admite. No ha sido as¨ª. La situaci¨®n del colectivo gay ha mejorado notablemente en la ciudad, pero los palestinos son vistos como el enemigo quiz¨¢s m¨¢s que nunca. ¡°En Israel, el nosotros es el hombre blanco asquenaz¨ª, jud¨ªo y sionista. Y el otro es el hombre palestino. Podemos incluir mujeres, LGTBI¡ pero siempre ser¨¢ frente a los ¨¢rabes. Toda lucha que no se base en esa mirada ser¨¢ una lucha muy justa¡±, apunta.
Por ello, asumi¨® el a?o pasado el cargo de directora ejecutiva de la Asociaci¨®n de Derechos Civiles de Israel (ACRI), la mayor (una plantilla con 400 personas) y decana (creada en 1972) del pa¨ªs. Entre sus actividades est¨¢n la defensa de activistas de derechos humanos en los territorios ocupados y de la libertad de expresi¨®n, la protecci¨®n de la minor¨ªa ¨¢rabe y de refugiados y migrantes, o el control de los sistemas de reconocimiento facial y del famoso programa esp¨ªa Pegasus. ¡°La lucha LGTBI sigue salvando vidas. Pero hay que ver las luchas en contexto. Y el contexto es el populismo y la incitaci¨®n contra los ¨¢rabes. Es importante ver c¨®mo se conectan unas con otras y tener un plan de objetivos amplio y no estrecho¡±, se?ala.
Tambi¨¦n ha liderado el Centro de Acci¨®n Religiosa de Israel, el brazo m¨¢s activista del juda¨ªsmo reformista, que lucha entre otros contra el monopolio del rabinato ortodoxo, contra la segregaci¨®n de g¨¦nero en los espacios p¨²blicos, contra las candidaturas parlamentarias de pol¨ªticos que incitan al racismo y la violencia ¨¦tnica, y contra Lehava, una organizaci¨®n que boicotea las relaciones sentimentales entre jud¨ªos y no jud¨ªos.
Sattath sigue en Jerusal¨¦n, donde vive con su pareja y sus cuatro hijos, uno mutuo y tres de una relaci¨®n anterior. Ella la llama ¡°mi mujer¡± porque se dieron el s¨ª, quiero hace tres a?os seg¨²n el rito reformista. Pero como Israel solo acepta los matrimonios jud¨ªos oficiados por un rabino ortodoxo, t¨¦cnicamente no est¨¢ casada. Sus padres, por cierto, siguen tres d¨¦cadas despu¨¦s comprendiendo menos que saliese del armario religioso que del sexual. ¡°Hasta llevan en el coche la bandera arco¨ªris, que ni siquiera lo hago yo¡±, cuenta entre risas.
El Ejecutivo que Benjam¨ªn Netanyahu ha presentado este jueves en el Parlamento tiene entre sus objetivos ¡°promover y desarrollar¡± los asentamientos israel¨ªes y subraya en su plan de actuaci¨®n que ¡°el pueblo jud¨ªo tiene el derecho exclusivo e irrefutable¡± al espacio que hoy engloban Israel y los territorios palestinos ocupados. Adem¨¢s, incluye entre otros un secretario de Estado, Avi Maoz, que quiere reintroducir las terapias de conversi¨®n de homosexuales y prohibir la Marcha del Orgullo, y un diputado, Zvika Fogel que ha criticado el concepto de proporcionalidad con la frase: ¡°En una elecci¨®n entre que una madre israel¨ª llore o que mil madres palestinas lloren, entonces mil madres palestinas llorar¨¢n¡±.
Sattath prev¨¦ que el nuevo Gobierno ¡°va a intentar tener un impacto dr¨¢stico en todos los asuntos de derechos humanos y democracia¡±, pero advierte de que ¡°igual que todo lo que haga puede tener impacto para varias generaciones, todo lo que podamos mitigar o bloquear tambi¨¦n tendr¨¢ un impacto para varias generaciones¡±. ¡°Su principal diana van a ser los palestinos, tanto dentro de Israel como en los territorios ocupados, pero eso no quita que no vaya a tener impacto en otras minor¨ªas¡±, como el colectivo LGTBI o las corrientes del juda¨ªsmo minoritarias en Israel, agrega en un mensaje de voz sobre el Ejecutivo que est¨¢ jurando sus cargos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.