Una activista polaca condenada por cooperar en un aborto
Ayudar a interrumpir el embarazo en Polonia est¨¢ penado hasta con tres a?os de c¨¢rcel
Una activista polaca ha sido condenada este martes por un tribunal de Polonia a nueve meses de restricci¨®n de su libertad mediante la prestaci¨®n de 30 horas mensuales de trabajo comunitario por haber dado hace tres a?os sus pastillas para abortar a una mujer, v¨ªctima de violencia machista, que las necesitaba. Justyna Wydrzynska (Varsovia, 48 a?os) ha declarado a los medios tras la sentencia que no se considera culpable, que continuar¨¢ su actividad y que apelar¨¢ el fallo del tribunal. Polonia, junto a Malta, tiene una de las leyes del aborto m¨¢s restrictivas de Europa: solo lo permite en caso de incesto, violaci¨®n o riesgo para la salud de la madre; en cualquier otro caso es ilegal. Y ayudar a una mujer a hacerlo tambi¨¦n lo es, est¨¢ penado con hasta tres a?os de c¨¢rcel.
El fiscal pidi¨® para Wydrzynska una pena de diez meses de restricci¨®n de libertad con trabajo comunitario y 10.000 zloty (unos 2.130 euros) de multa con destino a fondos penitenciarios y para pagar costas. ¡°Seguir¨¦ haciendo mi trabajo, ayudamos a cualquiera que nos lo pide. Espero que ahora podamos seguir adelante en vez de dar entrevistas y acudir a tribunales porque no es lo que hab¨ªamos planeado al principio. No hacemos pol¨ªtica, ayudamos a la gente a abortar¡±, ha explicado la activista al conocer la sentencia.
Seg¨²n la ONG Abortion Dream Team, a la que pertenece esta mujer, es el primer caso en Europa en el que una persona del movimiento proabortista va a juicio por compartir sus propias pastillas para provocar la interrupci¨®n del embarazo. La ONG imparte formaci¨®n sobre el aborto y ayuda a residentes en Polonia a acceder a la intervenci¨®n segura en el extranjero.
Seg¨²n la explicaci¨®n aportada por Wydrzyska, en febrero de 2020 ¡ªal comienzo de la pandemia de coronavirus¡ª la ONG recibi¨® una petici¨®n de una mujer, v¨ªctima de violencia machista, que necesitaba abortar. Aunque la organizaci¨®n a la que pertenece Wydrzyska no proporciona directamente p¨ªldoras abortivas a quienes las necesita, la activista apreci¨® que la mujer estaba realmente decidida a abortar. Por lo tanto, opt¨® por enviarle las suyas propias porque tem¨ªa que si no lo hac¨ªa, la mujer podr¨ªa herirse. Sin embargo, las pastillas llegaron a manos de la pareja de la mujer y fue ¨¦l quien lo notific¨® a la polic¨ªa, que las intercept¨®.
El caso de Wydrzyska ha atra¨ªdo la atenci¨®n de instituciones internacionales. Cuatro representantes de la ONU ¡ªMary Lawlor (Relatora Especial sobre la situaci¨®n de defensores de derechos humanos), Melissa Upreti (responsable del Grupo de Trabajo sobre discriminaci¨®n contra mujeres y ni?as), Tlaleng Mofokeng (Relatora Especial sobre el derecho a la salud) y Reem Aslalem (Relatora Especial sobre violencia contra las mujeres)¡ª hab¨ªan pedido al Gobierno polaco que retirara los cargos, algo que finalmente no ha hecho. Tambi¨¦n ha habido una petici¨®n similar por parte de la Federaci¨®n Internacional de Ginecolog¨ªa y Obstetricia (FIGO).
El juicio a Wydrzynska ha puesto en alerta a las redes internacionales de defensa de los derechos reproductivos de la mujer. Antes de conocer la sentencia, la polaca declar¨® a EL PA?S: ¡°Cuando miras las leyes europeas sobre el aborto en Francia, B¨¦lgica, Pa¨ªses Bajos, etc¨¦tera, en casi todos los pa¨ªses compartir p¨ªldoras puede ser considerado un delito¡±. En su opini¨®n, en lugares donde la interrupci¨®n del embarazo es legal y se puede llevar a cabo de la mano de doctores de forma f¨¢cil y segura, el acceso a las p¨ªldoras fuera del sistema sanitario es innecesario, pero Wydrzynska quiere llamar la atenci¨®n sobre posibles situaciones en los m¨¢rgenes. ¡°Si te denuncian, te puedes encontrar con una condena¡ Un caso como el m¨ªo puede darse en cualquier pa¨ªs europeo¡±.
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