?Milagro en Misuri? El caso de la monja supuestamente incorrupta que atrae a miles de fieles en EE UU
La exhumaci¨®n de los restos de la fundadora de una orden benedictina desata el fervor religioso. Los forenses advierten: la no descomposici¨®n de un cad¨¢ver tras cuatro a?os es m¨¢s com¨²n de lo que parece
La hermana Mary Wilhelmina Lancaster llevaba medio siglo de vida religiosa cuando, desilusionada con el rumbo ¡°demasiado progresista¡± de las costumbres en la Iglesia cat¨®lica y en su congregaci¨®n de monjas negras de Baltimore, fund¨® a mediados de los noventa una orden benedictina consagrada a la misa en lat¨ªn y el canto gregoriano. Ten¨ªa 70 a?os. Una d¨¦cada despu¨¦s, la di¨®cesis de Kansas City le cedi¨® un trozo de tierra a unos 70 kil¨®metros al norte de la ciudad, cerca de Gower (Misuri), para que construyera una abad¨ªa en mitad de la nada. En 2019, muri¨® all¨ª a los 95 a?os, rodeada del medio centenar de monjas de la congregaci¨®n.
Cuando en mayo pasado fueron a exhumar sus restos para trasladarlos desde su tumba al altar de la iglesia, descubrieron un supuesto milagro: el cuerpo estaba, cuatro a?os despu¨¦s, aparentemente incorrupto, algo que, seg¨²n la ciencia forense, no es tan inusual como puede parecer. ¡°Al desenterrarlo, el f¨¦retro ten¨ªa una raja, por la que la abadesa y yo pudimos ver uno de los pies, intacto. Sorprend¨ªa tambi¨¦n el estado impoluto del h¨¢bito, cuando el revestimiento del ata¨²d se hab¨ªa desintegrado. Lo interpretamos como un mensaje de Dios: quiere que Wilhelmina contin¨²e con su labor religiosa¡±, record¨® el domingo pasado antes de misa la hermana Escol¨¢stica, priora de la abad¨ªa, que asegur¨® que el cad¨¢ver no hab¨ªa sido embalsamado antes de darle sepultura.
Tambi¨¦n dijo que no ten¨ªan intenci¨®n de hacer p¨²blico el hallazgo, pero que un descuido suyo con el correo electr¨®nico hizo que la noticia prendiera ¡°como un incendio salvaje¡± por Misuri. Primero fueron los medios locales. Despu¨¦s, los nacionales. Y ya no hubo quien lo parase: desde la exhumaci¨®n, la priora calcula que ¡°decenas de miles de personas¡± han venido, ¡°tan lejos como desde Filipinas, a ver a la hermana Wilhelmina con sus propios ojos¡±. El punto ¨¢lgido lleg¨® al final del verano, durante el puente en torno a Memorial Day, el d¨ªa de los ca¨ªdos, uno de los m¨¢s viajeros de Estados Unidos. Escol¨¢stica asegura que recibieron a ¡°unas 50.000 personas¡±. Eso tampoco es f¨¢cil de creer: el ¨²nico acceso a la remota abad¨ªa es por una pista sin asfaltar y para hacer frente a los nuevos desaf¨ªos log¨ªsticos las monjas han tenido que reconvertir un campo de alfalfa en aparcamiento extra.
Pudo influir que aquellos fueron los ¨²ltimos d¨ªas en los que se exhibi¨® el cuerpo en mitad del templo, y la gente pod¨ªa tocarlo, antes de trasladarlo a la urna con cristal en la que aguarda ahora, a un lado de la iglesia, donde los devotos se turnan para arrodillarse y rezar. A partir de ah¨ª, el flujo se contuvo. El pasado domingo se presentaron a la misa de las 11.00 unas 150 personas, que llenaron el templo. La cantidad es en cualquier caso muy superior a la habitual en los meses previos al revuelo causado por el hallazgo, seg¨²n confirm¨® Anna Vogel, feligresa de las de antes, embarazada de su ¡°decimocuarto hijo¡±.
La priora afirma que desde que exhumaron el cad¨¢ver se han producido ¡°unos 50 milagros¡± y que han observado ¡°un crecimiento a¨²n mayor que antes del n¨²mero de vocaciones¡±. Para absorber ese aumento, advierte, est¨¢n construyendo otra abad¨ªa al Sur, en la frontera con Arkansas. La monja describe curaciones de dolencias cardiacas, remisiones de c¨¢nceres y el caso de un chico que ¡°llevaba a?os sin poder mover el cuello y se le arregl¨® el problema tras posarlo sobre el cuerpo de la hermana Wilhelmina¡±. ¡°Los estamos documentando todos, para, llegado el momento, poder pasarle toda esa informaci¨®n al obispo¡±.
Para abrir una causa de santidad, la iglesia exige que hayan pasado cinco a?os desde la muerte de la persona (y no m¨¢s de 50), as¨ª que a¨²n quedan seis meses para eso. El encargado de iniciarla es la di¨®cesis a la que pertenece la orden, la de Kansas City-Saint Joseph. Escol¨¢stica explica que ¡°normalmente la cosa funciona al rev¨¦s¡±: primero se abre la causa y luego llegan los supuestos milagros. Tambi¨¦n, que est¨¢ ¡°convencida¡± de que el obispo, James Van Johnston Jr., ¡°est¨¢ ansioso por empezar con el proceso¡±.
La di¨®cesis se pronunci¨® en mayo pasado, cuando estall¨® la noticia, con un comunicado en el que ped¨ªan cautela. ¡°Es comprensible que el estado de los restos de la hermana Wilhelmina Lancaster haya generado inter¨¦s y planteado interrogantes importantes. Al mismo tiempo, es fundamental proteger su integridad para permitir una investigaci¨®n exhaustiva¡±, dec¨ªa. Una portavoz explic¨® este jueves a EL PA?S que ¡°no hay novedades m¨¢s all¨¢ de lo que cuenta ese texto¡±. Ante el convencimiento de Escol¨¢stica, respondi¨®: ¡°No es correcto que haya ninguna decisi¨®n tomada sobre si el obispo perseguir¨¢ el proceso de santificaci¨®n. Ni siquiera puedo confirmar que pasados los cinco a?os se abra la causa¡±, a?adi¨®.
¡°Hay gente que ve milagros en todas partes, pero yo lo siento: no veo nada inusual en el hecho de que un cuerpo se conserve en ese estado cuatro a?os y medio despu¨¦s de ser enterrado¡±, aclar¨® el viernes en una conversaci¨®n telef¨®nica Marin Pilloud, antrop¨®loga forense de la Universidad de Reno (Nevada). ¡°Hay muchos motivos que pueden contribuir a una lenta descomposici¨®n: el ¨ªndice de masa corporal, el contacto con el agua, si la persona estaba tomando ciertas medicinas, o si el cad¨¢ver se inhum¨® en una tierra especialmente fr¨ªa. Le sorprender¨ªa la cantidad de cosas extra?as que pueden suceder despu¨¦s de la muerte¡±.
Fernando Serrulla, responsable de Antropolog¨ªa Forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia, que ha estudiado, entre muchos otros, los restos del ap¨®stol Santiago El Menor, describe dos procesos posibles. ¡°Por un lado, est¨¢ la saponificaci¨®n, que sucede con cuerpos con abundancia de grasa y en ambientes h¨²medos y fr¨ªos. Por otro, la momificaci¨®n, que se da cuando la piel se seca muy r¨¢pidamente, y se queda como una especie de tela de tambor sobre los huesos. Eso es m¨¢s com¨²n en entornos secos y calientes, como el antiguo Egipto¡±, explica. ¡°No podemos ofrecer un porcentaje que d¨¦ una idea de cu¨¢n comunes son, porque nadie se dedica a desenterrar un cementerio entero, pero sin duda lo son¡±.
La explicaci¨®n que ofrece Serrulla a la sorpresa de las monjas por la distinta descomposici¨®n de los tejidos tambi¨¦n es esc¨¦ptica: ¡°Las telas usadas en los sarc¨®fagos suelen ser biodegradables. Yo he desenterrado cuerpos de la guerra civil con partes de la ropa intactas. As¨ª que nada extraordinario, tampoco¡±. Adem¨¢s, un examen de las fotograf¨ªas de cuerpo de Wilhelmina le hace sospechar que tal vez el cuerpo pasase por ¡°alg¨²n tipo de embalsamamiento¡±.
El complejo camino a la santidad
El de canonizaci¨®n es un tr¨¢mite complejo, en el que obviamente la fe pasa por encima de cualquier tipo de explicaci¨®n racional o cient¨ªfica, como las ofrecidas por Pilloud o Serrulla. Es la di¨®cesis la que nombra a un investigador, que se dedica a recoger las pruebas que, si la causa lo amerita, se env¨ªan al Vaticano. Si los expertos certifican en Roma que la persona en cuesti¨®n ha obrado un milagro, ser¨¢ nombrada beata. Si son dos, santa.
¡°Hay procesos, como los recientes de Juan Pablo II o Teresa de Calcuta, que se han resuelto por la v¨ªa expr¨¦s, por motivos pol¨ªticos, pero en general es un proceso largo, en muchas ocasiones de d¨¦cadas, o siglos¡±, aclara Michael Heinlein, editor del libro Black Catholics on the Road to Sainthood (2020), en el que recoge los casos de los seis afroestadounidenses que se hallan ¡°de camino de la santidad¡±.
Los devotos y curiosos que acuden a Gower no parecen dispuestos a esperar hasta que Roma se pronuncie. Entre los que domingo pasado asistieron a la misa, integramente en lat¨ªn ¨Dsalvo el serm¨®n, en el que el cura rog¨® para que no prosperara la votaci¨®n que hizo esta semana constitucional en Ohio el derecho al aborto (fue una plegaria no atendida)¨D, hab¨ªa gente llegada de Kansas City y de Arkansas, as¨ª como un autob¨²s fletado por una mujer llamada Ida R. Muorie, que hab¨ªa volado desde Orlando (Florida) y pensaba seguir trabajando para ¡°traer gente y dar a conocer esta historia¡±. ¡°Ya tengo una lista de espera de unas 90 personas. Algo as¨ª es lo que nuestra Iglesia, que se ha olvidado de salvar almas para dedicarse a la pol¨ªtica, necesita ahora¡±, explic¨®.
Muorie, como Wilhelmina y muchos de los all¨ª presentes el domingo, es una especie de unicornio en el mapa de creencias de este pa¨ªs: un cat¨®lico afroestadounidense. Solo un 3%, seg¨²n el Pew Research Center, profesa esa fe. La mayor parte del resto son evang¨¦licos.
La causa afroamericana
Por eso, el caso de Wilhelmina resulta tan significativo para Heinlein. ¡±Rezo cada d¨ªa para que se santifique a una persona de la comunidad afroamericana, y puedan sentirse representados¡±. El libro que escribi¨® fue, dice, su contribuci¨®n a la causa. ¡°Para que se produzcan los milagros que exige el Vaticano, la gente debe rezarles, as¨ª que yo quise poner en conocimiento de los cat¨®licos de este pa¨ªs esos seis casos¡±, aclara. Si se acabara abriendo su causa Wilhelmina ser¨ªa la s¨¦ptima de la lista, en la que se unir¨ªa a la madre Mary Lange. Con el objetivo de ¡°educar y evangelizar a los afroamericanos¡±, Lange fund¨® la primera orden de monjas negras del pa¨ªs, a la que durante medio siglo perteneci¨® Wilhelmina, que naci¨® en San Luis en 1924. Despu¨¦s, cre¨® la suya, que hoy cuenta con 52 religiosas en Gower, de las cuales, solo una es negra.
Javier L¨®pez Goicoechea, canonista y profesor de Derecho Eclesi¨¢stico del Estado en la Universidad Complutense de Madrid, a?ade a la historia de Misuri la perspectiva de las dif¨ªciles relaciones entre el Vaticano y las di¨®cesis estadounidenses, ¡°tan conservadoras¡±, ¡°muchas de ellas en quiebra¡± por los casos de abusos sexuales y acosadas ¡°por la expansi¨®n evang¨¦lica¡±. ¡°En ese contexto de infantilizaci¨®n de la fe, para contrarrestar el atractivo de otras iglesias de recursos m¨¢s carism¨¢ticos, la certificaci¨®n de un milagro puede ser muy conveniente¡±.
L¨®pez Goicoechea tambi¨¦n recuerda que las ¨®rdenes religiosas han empujado tradicionalmente para que sus fundadores, como Wilhelmina Lancaster, ¡°sean santos o beatos¡±, porque ¡°eso imprime car¨¢cter o cach¨¦ eclesi¨¢sticos¡±, y que el hecho de que las benedictinas de Gower opten por la misa en lat¨ªn puede resultar un problema a la hora de ganarse para la causa el apoyo del papa Francisco. En 2021, el sumo pont¨ªfice limit¨® la pr¨¢ctica del rito tridentino, en lat¨ªn y de espaldas a los fieles, a casos excepcionales, lo que soliviant¨® a los sectores m¨¢s tradicionales. A la priora le llena de orgullo decir que ellas son ¡°las ¨²nicas benedictinas que lo ofician de esa manera en el mundo angloparlante¡±.
Lo primero que, seg¨²n Heinlein, se comprueba al principio del proceso de canonizaci¨®n es si la persona cuyo caso se examina ha generado un culto popular. ¡°Y a juzgar por las noticias, eso parece que en Gower lo han logrado¡±, considera. Otro requisito es que los devotos puedan familiarizarse con la vida de la candidata a la santidad. Ese asunto tambi¨¦n est¨¢ cubierto: en la tienda de regalos de la abad¨ªa, uno de los productos estrella es la biograf¨ªa profusamente ilustrada de Wilhelmina, publicada a modo de homenaje por las religiosas en 2020 con un t¨ªtulo, God¡¯s Will (La voluntad de Dios), ciertamente poco original. En ella cuentan que era una mujer aficionada a la poes¨ªa, con sentido del humor y que tuvo que superar los obst¨¢culos del racismo en la Iglesia estadounidense durante su longeva vida.
El otro hit de la tienda son los ced¨¦s de canto gregoriano que las monjas grabaron en 2008 y 2019. Tal vez aquello las preparara para gestionar la fenomenal atenci¨®n del exterior que ahora est¨¢n recibiendo y gestionando con desparpajo. La noticia de que encabezaron la lista Billboard de ¨¢lbumes religiosos m¨¢s vendidos durante tres a?os tambi¨¦n atrajo entonces a los reporteros a este rinc¨®n de Misuri dejado de la mano de Dios.
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