Lo que el papa Francisco puede aprender de la Semana Santa para dejar de temer al ¡°mariconeo¡±
El mundo cofrade andaluz ofrece a la Iglesia un ejemplo de creciente normalizaci¨®n de la diversidad
Ha ca¨ªdo un jarro de agua helada sobre quienes esperaban que en el ¨²ltimo tramo de su papado Francisco profundizara en su l¨ªnea de un mayor respeto por la homosexualidad en la Iglesia. Aunque su indicaci¨®n a los obispos italianos de que no admitan a gais en los seminarios no suponga un retroceso doctrinal, el episodio est¨¢ lejos de ser inofensivo. La publicaci¨®n de sus palabras a puerta cerrada regala un triunfo a los sectores de la Iglesia m¨¢s intransigentes y centrados en la agenda contra el ¡°lobby LGTBI¡± y la ¡°ideolog¨ªa de g¨¦nero¡±. Como triste colof¨®n, el empleo jocoso que se le atribuye del t¨¦rmino frociaggine, que est¨¢ siendo traducido matiz arriba o abajo como ¡°mariconeo¡±, acerca al Papa al campo sem¨¢ntico de la burla, de la desconsideraci¨®n. De lo de siempre. La disculpa de Francisco, r¨¢pida y sin rodeos, no llega sin embargo a tiempo de evitar que salga reforzado el prejuicio seg¨²n el cual un supuesto exceso de gais es la causa de los abusos en la Iglesia.
Siendo todo lo anterior un desaguisado, el quid de la cuesti¨®n seguir¨ªa estando en otra parte, apunta Jordi Valls, de 67 a?os, miembro de la Asociaci¨®n Cristiana de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales de Catalu?a, que anima a dejar de mirar el dedo ¨Clas palabras del Papa¨C para mirar la luna. Es decir, para mirar al catecismo. Al estatus denigrante de los homosexuales en la Iglesia. ¡°Cuando me preguntan si hay cambios o no hay cambios, siempre respondo: ¡®Cambien primero los art¨ªculos del catecismo que dicen barbaridades de nosotros¡¯¡±, se?ala Valls, que aprovecha lo desvelado, al margen de que pueda estar ¡°sacado de contexto por sus enemigos¡±, para recordar que el actual pont¨ªfice no ha hecho avances dignos de tal nombre en este terreno. ¡°Es mejor que sus dos antecesores [Juan Pablo II y Benedicto XVI], porque al menos ha dado titulares positivos. Pero si escarbas un poco, no hay para tanto¡±, afirma.
Al ¡°escarbar¡±, como sugiere Valls, se ve que tras su medi¨¢tico ¡°?qui¨¦n soy yo para juzgar a los gais?¡± no hubo ninguna medida concreta. Y que las bendiciones a parejas homosexuales recogidas en su declaraci¨®n Fiducia Suplicans no sacan a gais, lesbianas, bisexuales y transexuales del marco del pecado. ?C¨®mo iba a sacarlos si el propio catecismo establece que los actos homosexuales ¡°no pueden recibir aprobaci¨®n en ning¨²n caso¡± porque son ¡°depravaciones graves¡± contrarias a la ¡°ley natural¡±?
A Antonio, de 62 a?os, integrante de la asociaci¨®n Ichthys, comunidad cristiana LGBTIQ+ de Sevilla, que prefiere que no se publique su apellido, las palabras desveladas le parecen una ¡°desafortunada metedura de pata¡±, pero se resiste a dar por desacreditado a Francisco, al que ve v¨ªctima de maniobras de sus adversarios internos. ¡°Esperamos que siga dando pasos adelante¡±, afirma Antonio, que concentra sus esperanzas en el aperturismo de las comunidades de base y los grupos reformistas. En este impulso desde abajo Antonio destaca la aportaci¨®n que ya est¨¢n haciendo algunos espacios de colaboraci¨®n, precisamente los menos clericales, dentro de la llamada ¡°religiosidad popular¡±, donde ve experiencias provechosas para quien desde posiciones de poder en la Iglesia de verdad quiera combatir los estigmas insultantes. ¡°La Semana Santa, especialmente en Andaluc¨ªa, es un ejemplo de visibilidad¡± de las personas LGTBI, sentencia Antonio.
Una buena dosis de ¡°visibilidad¡± ha aportado ?Dolores guapa! (2022), un documental que narra la experiencia de integraci¨®n y trabajo en las cofrad¨ªas de un buen pu?ado de esos hombres y mujeres que a ojos del alto clero sigue siendo unos desviados. Hoy puede decirse ya que la labor imprescindible de las personas LGTBI en la Semana Santa de Sevilla ha dejado de ser una curiosidad murmurada, un ¡°mariconeo¡± que llama a la mofa, para convertirse en una evidencia a ojos de todos. Algo que exige respeto. Y algo m¨¢s: el toque arco¨ªris de la Semana Santa es para cada vez m¨¢s amantes de esta celebraci¨®n parte de su encanto. ¡°Los maricones sustentamos la Iglesia¡±, dice en ?Dolores guapa! ?lvaro, de 19 a?os, en una frase que podr¨ªa valer para estampar camisetas.
Los m¨¢s esc¨¦pticos enarcan la ceja y sostienen que la propiciada por la Semana Santa es una integraci¨®n ¡°superficial¡±, usando un t¨¦rmino de Valls. El propio Antonio admite que en ese espacio persisten contradicciones, entre las que sobresale que las propias di¨®cesis mantengan normas que discriminan a los cofrades gais al obligarlos a una ¡°situaci¨®n familiar regular¡± para ser hermanos mayores, lo que en la pr¨¢ctica aboca al ocultamiento. Una ¡°hipocres¨ªa¡±, en sustantivo que comparten Valls y Antonio. Pero una ¡°hipocres¨ªa¡± que otra vez viene de arriba, no de abajo, donde cada a?o la normalidad es mayor.
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