La ¡°epidemia oculta¡± de infecciones sexuales en adolescentes: m¨¢s casos, menos visitas al m¨¦dico y carencias educativas
Una investigaci¨®n del Hospital de Basurto revela que la poblaci¨®n estudiada de 14 a 18 a?os sufre mayores prevalencias de gonorrea y clamidia que los mayores de esa edad
Algo no funciona en la prevenci¨®n de las infecciones de transmisi¨®n sexual (ITS) en Espa?a y los m¨¢s j¨®venes est¨¢n pagando buena parte de las consecuencias. As¨ª lo pone de manifiesto un trabajo de investigadores del Hospital de Basurto (Bilbao) ¡ªde referencia para estas dolencias en la provincia Bizkaia¡ª, que revela que los adolescentes de 14 a 18 a?os sufren unas elevadas prevalencias de ITS (especialmente las mujeres), usan menos el preservativo que los mayores y acuden con menor frecuencia a los servicios sanitarios.
¡°Estos datos describen solo la punta del iceberg, bajo la que se oculta una epidemia creciente de desconocidas dimensiones¡±, concluyen los autores del trabajo, titulado La epidemia oculta de infecciones de transmisi¨®n sexual en adolescentes y presentado en el congreso de la Sociedad Espa?ola de Enfermedades Infecciosas y Microbiolog¨ªa Cl¨ªnica (SEIMC) celebrado recientemente en Zaragoza.
Joana de Miguel, investigadora principal, cuenta c¨®mo surgi¨® la idea de llevar a cabo el trabajo. ¡°Nos dimos cuenta de que ve¨ªamos a pocos adolescentes. Este grupo solo supon¨ªa el 2% de las consultas, cuando su peso en la poblaci¨®n es mucho mayor y sabemos que es especialmente vulnerable. ¡®?D¨®nde est¨¢n?¡¯, nos pregunt¨¢bamos. Dif¨ªcilmente podremos saber qu¨¦ les ocurre y ayudarles a prevenirlo si no acuden a nuestros servicios¡±, razona.
Para resolver estos interrogantes, los investigadores recopilaron toda la informaci¨®n de los pacientes atendidos por ITS bacterianas en el centro de salud Bombero Etx¨¢niz ¡ªadscrito al Hospital de Basurto¡ª entre 2014 y 2023 y pusieron el foco en el grupo de edad de 14 a 18 a?os. El primer dato revelador es que las prevalencias de las ITS entre los adolescentes son notablemente m¨¢s elevadas que entre las personas de 19 o m¨¢s a?os.
La de la gonorrea es del 15,5% entre los pacientes atendidos de 14 a 18 a?os, mientras que este porcentaje entre los mayores se reduce al 10,3%. La diferencia es mucho m¨¢s pronunciada entre las mujeres (15,5% y 5,3%, respectivamente). En clamidia, la prevalencia es del 25,3% en los adolescentes y del 14,2% en mayores (29,3% y 15,2% en mujeres). Solo en s¨ªfilis, aunque por poco, los adolescentes presentan un porcentaje menor (2,1% por 3,4%), aunque si se mira a las mujeres, entre las adolescentes es m¨¢s del doble que entre las de 19 o m¨¢s a?os (1,4% por 0,6%).
Para interpretar estos datos hay que tener en cuenta, sin embargo, dos factores. El primero es que, si se comparan tramos de cinco a?os ¡ªy no el de 14 a 18 a?os con el de todos los mayores de edad¡ª, algunas incidencias pueden ser m¨¢s elevadas en otros grupos (como el de 20 a 24 a?os o 25 a 29, seg¨²n la infecci¨®n), como muestran los datos del Instituto de Salud Carlos III. El segundo es que los mayores van m¨¢s a menudo al m¨¦dico por razones preventivas ¡ªpruebas y consultas cuando un contacto ha dado positivo¡¡ª, mientras los adolescentes tienden a ir solo cuando tienen s¨ªntomas, lo que introduce un sesgo en las muestras.
En cualquier caso, para los autores, los resultados ponen de manifiesto cuestiones relevantes y preocupantes. ¡°La primera es que, en realidad, desconocemos la magnitud real del problema. Varias ITS pueden permanecer latentes y uno ser portador asintom¨¢tico, pero transmitir la infecci¨®n. Si los menores solo vienen cuando tienen s¨ªntomas, todos los dem¨¢s casos se nos est¨¢n escapando¡±, alerta De Miguel. Los adolescentes, destacan los autores, apenas acuden por su cuenta a los centros para hacerse una prueba por prevenci¨®n. ¡°Solo el 15% viene por iniciativa propia. La mayor¨ªa lo hace derivado por el m¨¦dico de familia¡±, a?ade esta especialista.
Este escaso conocimiento sobre el fen¨®meno tambi¨¦n se observa en la escasez de estudios centrados en los menores de edad. ¡°Solo hemos encontrado uno parecido, con resultados similares, hecho en el Centro Sandoval, en Madrid¡±, tambi¨¦n especializado en la salud sexual, explica la investigadora.
El segundo punto que destaca la investigaci¨®n es que sigue habiendo ¡°barreras¡± que dificultan el acceso de a los servicios especializados. ¡°Los adolescentes vienen menos. Probablemente sea por verg¨¹enza, porque no conocen bien los recursos asistenciales disponibles, porque temen lo que piensen los dem¨¢s¡ La adolescencia es un momento en el que te sientes vulnerable. Lo grave es que esto impide o retrasa el diagn¨®stico y tratamiento¡±, a?ade De Miguel. Los autores del estudio alertan de las consecuencias que ello puede tener en el futuro, especialmente en ellas: ¡°Una ITS no tratada o tratada tarde aumenta el riesgo de infertilidad, de dolores p¨¦lvicos cr¨®nicos...¡±.
Esta falta de informaci¨®n, destacan los autores, afecta a los adolescentes precisamente cuando m¨¢s la necesitan ¡°Hay algunas caracter¨ªsticas anat¨®micas (menor producci¨®n de moco cervical y una mayor ectopia cervical) que hacen a las pacientes de esta edad m¨¢s susceptibles de sufrir ITS. Tambi¨¦n hay factores conductuales: tienen m¨¢s contactos que los adultos, algo que se ve favorecido por las nuevas aplicaciones tecnol¨®gicas, y a pesar de ello usan en ellos menos el preservativo¡±, cuenta De Miguel.
Las conclusiones de la investigaci¨®n coinciden con los mensajes de alerta que vienen repiti¨¦ndose en los ¨²ltimos a?os, en los que se ha registrado un incremento sostenido de las ITS en el conjunto de la poblaci¨®n. Todas las fuentes consultadas insisten, sin embargo, en que el problema tiene caracter¨ªsticas propias en los adolescentes que requieren estrategias espec¨ªficas.
¡°Las barreras de acceso siguen siendo una gran asignatura pendiente¡±, alerta Cristina Epalza, pediatra en el Hospital 12 de Octubre (Madrid) y miembro de la Sociedad Espa?ola de Infectolog¨ªa Peri¨¢trica (SEIP) y de GeSIDA. Esta experta pone como ejemplo Madrid, donde solo hay un centro especialmente dirigido a este grupo ¡ªdependiente del Ayuntamiento¡ª que busca adaptarse mejor a sus caracter¨ªsticas. ¡°Est¨¢ abierto a todo el mundo, no se te pide tarjeta, tiene todos los medios los ayuntamientos disponibles, est¨¢ volcado en informar¡¡±, afirma.
Mejor tratamientos que recetas
Otra de las barreras es el dinero. ¡°Muchas veces preferimos dar los tratamientos en lugar de recetas, que luego nunca sabes si realmente van a comprar. Esto vale igualmente para los preservativos: tienen que ser muy accesibles y gratuitos¡±, a?ade Epalza.
Esta experta insiste en una idea: ¡°Los adolescentes de hoy son los adultos de ma?ana. Si no lo hacemos bien ahora, lo pagaremos en el futuro, al igual que estos malos datos muestran que algo no se hizo bien en el pasado. Hay que promover una educaci¨®n que incida en el conocer y vivir la sexualidad de una forma sana, el respeto, aceptarse¡ Si logramos eso, para el adolescente ser¨¢ algo de lo m¨¢s natural acudir a los servicios de salud sexual cuando crea que lo necesita¡±.
F¨¦lix Notario, presidente de la Sociedad Espa?ola de Medicina de la Adolescencia (SEMA) ¡ªque forma parte de la Asociaci¨®n Espa?ola de Pediatr¨ªa (AEP)¡ª, incide en la importancia de adaptarse a las especiales necesidades de la adolescencia. ¡°Si a muchas personas les resulta inc¨®modo hablar de una ITS, imag¨ªnate en esas edades en las que todo cambia en tu vida, estableces nuevas relaciones, el grupo adquiere una gran relevancia¡ Es clave crear parcelas de confianza en la que el adolescente pueda sentirse c¨®modo para explicarte lo que le preocupa¡±, relata.
Una caracter¨ªstica del sistema sanitario que no ayuda en este punto es que los adolescentes dejan de tener al cumplir 15 a?os al pediatra de toda la vida y pasan a ser atendidos por un m¨¦dico de familia. ¡°El pediatra ha sido un referente de estos chicos desde ni?os y con el cambio puede perderse un espacio de complicidad muy importante. Ellos suelen tener una especie de ¡®agenda oculta¡¯. Vienen por otra cosa y, si est¨¢n c¨®modos, te consultan lo que realmente les interesa: esos picores, unas secreciones¡¡±, afirma Notario.
La edad precoz de acceso a la pornograf¨ªa es otro de los factores se?alado por los expertos. ¡°Los estudios dicen que la pornograf¨ªa es el primer educador sexual de nuestros j¨®venes. Y all¨ª se muestran patrones muy determinados, que suelen ser violentos y machistas, donde la mujer es un objeto, y tampoco se usa el preservativo. Eso tampoco contribuye a visibilizar unas pr¨¢cticas er¨®ticas en las que te puedes proteger y puedas disfrutar¡±, lamenta Jos¨¦ Garc¨ªa, coordinador del programa de educaci¨®n sexual Ni ogros ni princesas del Gobierno de Asturias.
Para este experto ¡°est¨¢n fallando muchas cosas desde hace mucho tiempo¡± en materia de educaci¨®n sexual. Tanto como 17 a?os, tiempo desde el que la legislaci¨®n espa?ola establece que todo el alumnado deber¨ªa recibir clases en esta materia, algo que en la pr¨¢ctica ha tenido un despliegue muy irregular. ¡°Es un tema que sigue provocando controversia social y esto no ayuda. A veces es por cuestiones electoralistas, otras por posiciones ideol¨®gicas. Hay gente que est¨¢ en contra de la educaci¨®n sexual porque muestra una realidad diversa en la que no todo el mundo se siente c¨®modo. El problema, al final, es que los adolescentes muchas veces no reciben la formaci¨®n que deber¨ªan¡±, concluye.
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