El ejemplo de Madrid y por qu¨¦ la participaci¨®n ciudadana a¨²n no funciona
"Aqu¨ª hay una rigidez real con el modelo y necesitamos probar m¨¢s cosas", dice Beth Noveck, exasesora de Obama que acaba de firmar un convenio con Carmena
Beth Noveck, directora de Gobierno Abierto con el presidente Obama, daba una conferencia en enero en Santiago de Chile. Hablaba de docenas de casos de participaci¨®n ciudadana en todo el mundo. El portal Decide Madrid, dec¨ªa, era uno de los m¨¢s destacados. Pero no es a¨²n un ¨¦xito: "Si no arreglan esa plataforma la gente dejar¨¢ de participar", dijo Noveck.
"?Dije eso? ?Est¨¢ grabado? Bueno, al menos siguen hablando conmigo", explica Noveck en Madrid, donde acaba de firmar un convenio de 150.000 euros para que el centro que dirige, GovLab, tenga su primera sede europea en la capital de Espa?a. Noveck lleva m¨¢s de un a?o hablando con el delegado de Participaci¨®n y Transparencia del Ayuntamiento, Pablo Soto, sobre c¨®mo mejorar la herramienta Decide Madrid. "Aqu¨ª hay una rigidez real con el modelo. Necesitamos probar m¨¢s cosas", explica Noveck en Madrid durante la visita en la que firm¨® el convenio y particip¨® en un acto del Aspen Institute.
Noveck es una de las grandes expertas en democracia participativa, que consiste en mejorar las v¨ªas para que los ciudadanos intervengan m¨¢s en las decisiones pol¨ªticas. Soto entiende la cr¨ªtica de Noveck: "El camino para que estas innovaciones encuentren su lugar y su futuro y se puedan consolidar es investigar e investigar. Es un proceso de innovaci¨®n", dice el delegado de Transparencia.
Para Noveck, Madrid no es un modelo cualquiera: "Es f¨¢cil criticar al primero que se mueve y al que ha sido valiente de probar", dice. Soto tiene argumentos para defender su proyecto: Naciones Unidas concedi¨® a Decide Madrid el premio al mejor servicio p¨²blico de 2018. Consul, el c¨®digo abierto con el que se cre¨® la plataforma, es usado hoy por docenas de instituciones p¨²blicas.
Los problemas de Madrid
Madrid es por tanto a primera vista un caso de ¨¦xito. Pero la participaci¨®n no es solo dar la opci¨®n de hacerlo. Tambi¨¦n es recibir una buena respuesta de la ciudadan¨ªa. El modelo de Madrid tiene dos herramientas b¨¢sicas: uno, propuestas, para proponer iniciativas para que las discutan los regidores, y dos, presupuestos participativos. Madrid destina 100 millones de euros de sus cuentas -de los casi 5.000 totales- a que los ciudadanos propongan y voten sus preferencias.
En la plataforma hay 400.000 inscritos y 20.000 propuestas, seg¨²n Noveck, pero solo dos de ellas han superado los 27.000 votos -un 1% del censo- para ser debatidas en el Ayuntamiento. "No hay un mecanismo para que haya una conversaci¨®n entre Ayuntamiento y ciudadanos sobre nuevas propuestas posibles", dice.
"Uno de los grandes desaf¨ªos con la democracia directa es que est¨¢ muy bien que una persona normal? proponga algo, pero gobernar es m¨¢s dif¨ªcil"
No es el ¨²nico problema. Los presupuestos reciben docenas de propuestas -carilles bici, m¨¢s ¨¢rboles, mejor asfalto- y con unos cientos de votos se aprueban medidas cuyo encaje en la pol¨ªtica general del Ayuntamiento es incierto: ?por qu¨¦ un carril bici en una calle y no en otra? ?Qui¨¦n decide qu¨¦ parques deben mejorarse? "Uno de los grandes desaf¨ªos con la democracia directa es que est¨¢ muy bien que una persona normal pueda proponer algo, pero gobernar es m¨¢s dif¨ªcil que eso", dice Noveck. "El desaf¨ªo de estas propuestas es que tenemos el peligro de que nada salga adelante, pero tenemos tambi¨¦n el peligro casi igual de ?qu¨¦ ocurre si algo sale adelante? Puede ser una mala idea", a?ade.
La votaci¨®n ciudadana de presupuestos tiene al menos tres problemas concretos, seg¨²n Noveck: uno, de legitimidad por falta de participaci¨®n; dos, de eficacia por falta de coordinaci¨®n con pol¨ªticas generales, y tres, porque no es f¨¢cil aclarar qu¨¦ propuestas salen adelante y cu¨¢les no. "Se promueven ideas desnudas, sin el apoyo necesario", dice Noveck.
El germen de la participaci¨®n
La participaci¨®n ciudadana no ha encontrado de momento una v¨ªa clara: "No sabemos c¨®mo ser¨¢ la participaci¨®n ciudadana del futuro", dice Noveck. Nadie sabe c¨®mo ser¨¢ la implicaci¨®n de los votantes con los medios que hay hoy, pero es probable que no sea igual que los modelos actuales.
?Qu¨¦ propone Noveck para Madrid? Muchos experimentos. Seg¨²n el ejemplo que m¨¢s le gusta poner a Noveck, Google decidi¨® con tests a sus usuarios qu¨¦ tono de azul escoger para sus links entre 41 opciones: iba mostrando distintos tonos a miles de usuarios y ganaba el que recib¨ªa m¨¢s interacciones. As¨ª, hoy es tremendamente sencillo comparar qu¨¦ opci¨®n funciona mejor: "Hemos aburrido al Ayuntamiento dici¨¦ndoles por qu¨¦ no funcionaba y que necesitaban hace experimentos y testear qu¨¦ funciona y qu¨¦ no", explica Noveck. "Hemos tenido discusiones muy largas sobre el modelo. Les he dicho 'mirad yo no quiero persuadiros de c¨®mo hacerlo diferente sino que quiero que os persuad¨¢is vostros mismos mediante investigaci¨®n'".
"La simple pregunta de por qu¨¦ la gente no firma propuestas es testeable", dice. Al final parece que Noveck ha convencido a la gente del Ayuntamiento: "La gente aqu¨ª est¨¢ muy abierta a la idea de que debemos encontrar el modo en que podemos hacerlo mejor", a?ade.
"Hemos aburrido al Ayuntamiento dici¨¦ndoles por qu¨¦ no funcionaba y que necesitaban hace experimentos"
Noveck propone siete experimentos, que no se har¨¢n todos en Madrid. No es lo mismo que Amazon o Uber usen su web para probar algoritmos de recomendaci¨®n o mecanismos psicol¨®gicos que lo haga un organismo p¨²blico: "Se necesitan cambios t¨¦cnicos y probablemente legales para convertirse en una plataforma que se relacione mejor con los ciudadanos", dice Noveck.
El priming es uno de los ejemplos de experimento m¨¢s obvio: el modo en que preguntas algo hace variar las respuestas. "Puedes mandar mensajes a los ciudadanos para que se hagan polic¨ªas. Pero les puedes decir que lo hagan para ayudar a su comunidad, para mejorar su carrera profesional o para disparar", dice Noveck. Cada mensaje recibir¨ªa un n¨²mero de respuestas distinto. Lo mismo pasa con los correos de Decide Madrid. Puede animarse a participar para mejorar tu vida, la de tu barrio, para ayudar a los vecinos, para conocer mejor la ciudad.
Noveck tiene otros ejemplos de experimentos para lanzar inmediatamente: reducir el periodo de participaci¨®n a un mes en lugar de varios meses, hacer que los ciudadanos respondan un formulario con sus intereses y mandarles las propuestas que m¨¢s se parezcan, usar procesadores del lenguaje natural para desenmara?ar las idas centrales de miles de comentarios o mensajes, ofrecer recompensas a los usuarios que logren que sus propuestas reciban m¨¢s votos o, por ¨²ltimo, si es mejor animar a los ciudadanos a redactar sus iniciativas o enmendar las que ya hay. Nada de todo esto es ciencia de ¨²ltima generaci¨®n, pero nunca se ha aplicado a un campo dominado por el activismo.
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