¡°No he sido bastante radical al imaginar el futuro del periodismo¡±
"Pedir limosna funciona para un peri¨®dico", dice este gur¨² que hace a?os predica nuevas ideas sobre este oficio
El profesor Jeff Jarvis tiene uno de los trabajos m¨¢s desafortunados del mundo: gur¨² del futuro del periodismo. La larga crisis del oficio resiste de momento todo tipo de profec¨ªas. Jarvis, profesor de la City University de Nueva York, sigue sin embargo sugiriendo nuevas ideas a pesar de pasadas predicciones averiadas. Su entusiasmo es contagioso: internet ha cambiado todo, pero sigue habiendo demanda de informaci¨®n.
Seguimos en una transici¨®n que quiz¨¢ dure alguna d¨¦cada m¨¢s. En Estados Unidos, con m¨¢s de 3.000 despidos, este a?o va camino de ser el peor para periodistas en una d¨¦cada: y eso que entre 2009 y 2017 las redacciones estadounidenses ya perdieron un 23% de sus reporteros. Jarvis, visto lo visto, cree que debe ser m¨¢s radical. Habl¨® con EL PA?S en su paso por Madrid para el encuentro de la Asociaci¨®n Internacional de Investigaci¨®n de Medios y Comunicaci¨®n (IAMCR, en sus siglas en ingl¨¦s), que se celebr¨® en la Facultad de Ciencias de la Informaci¨®n de la Complutense.
Pregunta. Lleva m¨¢s de 10 a?os intentando adivinar c¨®mo ser¨¢ el periodismo del futuro.
Respuesta. No he tenido ¨¦xito.
P. En estos 10 a?os ha habido historias de ¨¦xito: New York Times, Washington Post, Guardian. Pero peri¨®dicos m¨¢s peque?os o pa¨ªses o regiones con audiencias m¨¢s peque?as siguen sufriendo.
R. Vienen de ser negocios fant¨¢sticos. En muchas ciudades de Estados Unidos eran monopolios. Hab¨ªa peri¨®dicos que en el a?o 2000 ganaban 40 millones de d¨®lares solo con anuncios clasificados. Y puf, todo ha desaparecido. Es muy dif¨ªcil desmembrarse y recomponerse uno mismo. Es dif¨ªcil abandonar algo que deseas que siga as¨ª siempre.
P. Lleva a?os intentando dar con soluciones que se desmoronan.
R. Puedo ser un farsante. No defiendo que tenga raz¨®n.
P. El periodismo emprendedor, por ejemplo.
"Puedo ser un farsante. No defiendo que tenga raz¨®n."
R. S¨ª, cre¨ªa que los blogs hiperlocales ser¨ªan un pilar del ecosistema del futuro. Pero es demasiado dif¨ªcil y arriesgado. Los periodistas no quieren vender o llevar un negocio. Me equivoqu¨¦. No es un pilar. Hay tambi¨¦n cosas interesantes de periodismo sin ¨¢nimo de lucro: Texas Tribune, The City en Nueva York, Propublica. Es excitante, pero no hay suficiente financiaci¨®n para resolver todo el problema.
P. La soluci¨®n es un misterio, ?pero el problema?
R. La evidencia es clara: tenemos que cambiar. Hay muchas oportunidades. Mientras veamos internet como una amenaza, estamos fastidiados. Si miramos internet como la base para cambiar nuestra relaci¨®n con el p¨²blico, hay base para algo. En realidad creo que no he sido bastante radical.
P. Pero si es el m¨¢s radical.
R. No he sido bastante radical con el futuro. As¨ª pienso ahora: tenemos que repensar para qu¨¦ sirve el periodismo en una sociedad, empezar a afrontar los problemas y aprender de otras disciplinas. Si estamos demasiado polarizados y las comunidades no se entienden entre s¨ª, hay que construir puentes. Tenemos tambi¨¦n que aprender de los antrop¨®logos y preguntarles c¨®mo entender una comunidad, c¨®mo escucharla, c¨®mo conseguir evidencia, c¨®mo conectar. Hay tambi¨¦n una crisis de inteligencia: c¨®mo puede ser que un 40% de americanos crea que Trump merece la pena. Tenemos que mirar la neurociencia. ?Qu¨¦ dice la ciencia sobre que la gente se enga?e sobre sus mejores intereses?
P. Usa una met¨¢fora sobre una casa en llamas. Mientras se quema, la industria debe construir un nuevo hogar distinto en otra parcela. ?Pero no es m¨¢s preciso decir que estamos reconstruyendo la misma casa mientras se quema?
R. S¨ª. Las empresas siguen dependiendo del volumen: los anuncios del papel, los clics, la publicidad program¨¢tica online. Est¨¢n encerradas en un ciclo. No pueden reconstruir la casa en llamas y a la vez estar generando m¨¢s llamas.
P. ?Cuesta desengancharse?
"Las empresas siguen dependiendo del volumen: los anuncios del papel, los clics, la publicidad program¨¢tica"
R. Miramos a Google o Facebook, vemos su escala y queremos ser como ellos. Seguimos en el negocio de las masas. Es un problema fundamental. Tenemos que aprender a personalizar, tenemos que aprender valor. Debemos repensar nuestra econom¨ªa alrededor de la variable usuario valioso. El Telegraph opt¨® por un muro de pago, el Guardian por tener miembros, pero ambos pasaron por un proceso de reducci¨®n del contenido. Antes iban solo a producir p¨¢ginas vistas.
P. El problema es d¨®nde cortar.
R. Uno, deja de reescribir lo de los dem¨¢s. S¨¦ ¨²nico. No hagas noticias baratas, comunes. Algunas debes hacerlas, pero no gastes dinero en eso. Dos, busca valor. ?Qu¨¦ es valioso en la vida de la gente? ?Qu¨¦ puedo hacer que realmente vayan a usar? Eso incluye periodismo de investigaci¨®n, incluye actuar como vigilantes del poder. Pero no hablo de ofrecer solo periodismo. Tengo una posici¨®n ¨²nica en el mercado. Un peri¨®dico de Seattle est¨¢ premiando a los periodistas por cu¨¢ntas suscripciones consiguen sus art¨ªculos. Tampoco va a funcionar. Porque, primero, ocurre una sola vez. Dos, es una m¨¦trica m¨¢s, pero ?hay algo que cause retenci¨®n? Necesitamos nuevas m¨¦tricas sobre valor. Hay que inventar algo nuevo.
P. El negocio del periodismo era el contenido.
R. Ya no puede ser la ¨²nica recompensa. Hay que ofrecer acceso a miembros de una comunidad, a contactos con periodistas, a eventos, descuentos, educaci¨®n.
P. Es f¨¢cil imaginar a periodistas que lean esto y piensen qu¨¦ complicado.
R. Lo es. Pero con un muro de pago limitas conversi¨®n, separas a tus lectores. Los que te quieran mucho, pagar¨¢n. Pero limitas tu influencia.
P. ?Los muros de pago no son una salvaci¨®n?
R. Nos enga?amos si creemos que son la salvaci¨®n. Siempre esperamos al pr¨®ximo mes¨ªas: tabletas, publicidad program¨¢tica, muros de pago. Acabo de ver un estudio del Instituto Reuters de Oxford y han encontrado que la mitad de los pagos de suscripciones digitales van a tres marcas: New York Times, Washington Post y Wall Street Journal. As¨ª que si eres el Cleveland Plain Dealer, va a ser un reto salir adelante: no tienes la misma audiencia ni alcance, la misma conversi¨®n lector-suscriptor, no puedes cobrar lo mismo, vas a perder m¨¢s suscriptores porque no eres tan valioso. Los muros no te salvar¨¢n.
P. Se salvar¨¢n algunas marcas.
"Nos enga?amos si creemos que la salvaci¨®n son los muros de pago"
R. Trabajo con el Guardian, que ha optado por no hacer un muro para que su periodismo estuviera disponible para todos, con lo que estoy de acuerdo. Trabajo con ellos en su programa de miembros. Enseguida nos dimos cuenta que no iba de miembros, sino de mendigar. Y pedir limosna funciona.
P. Funciona en Estados Unidos y Reino Unido.
R. Funciona en Estados Unidos y algo menos en Reino Unido. Hay oportunidades para que una empresa de medios obtenga dinero del consumidor. Eso no significa necesariamente un muro. Mucha gente da dinero al Guardian y no entran regularmente, pero est¨¢n preocupados por el medio ambiente. ?Por qu¨¦ el Guardian no crea un movimiento ambiental? Tienen una oportunidad de comunidad: no pertenecer al Guardian sino al club. Hay que buscar nuevas afinidades. La gente est¨¢ ah¨ª no solo porque les gusta nuestra marca. S¨¦ que es dif¨ªcil.
P. La reputaci¨®n de los medios es baja. ?Quiz¨¢ el periodismo debe dejar de hacerlo alguien llamado periodista?
R. Tenemos un rol diferente. Ya no es solo producir contenido. Hay que pensar qu¨¦ hacer con la sociedad. Mi consejo es ser valientes y probar nuevas ideas locas.
P. ?Cu¨¢l es su opci¨®n ahora?
R. Una estrategia basada en la relaci¨®n con comunidades. Necesitamos ampliar la definici¨®n de comunidad. Cuando les pregunto a mis alumnos de periodismo social en Nueva York de qu¨¦ comunidades son miembros, empiezan con obviedades: vivo en Queens, soy estudiante. Entonces alguien en la clase dice: 'Tengo problemas de salud mental'. Boom, cambia la discusi¨®n. Hay otro que lo dice y, de repente, hay una conexi¨®n. Es una peque?a comunidad. Tenemos que ampliar el concepto de comunidad m¨¢s all¨¢ de lo obvio de la geograf¨ªa y la demograf¨ªa. Una comunidad no son los millennials, sino propietarios de gatos o los padres j¨®venes. No hay muchas noticias nuevas sobre la caca de beb¨¦ o los pa?ales, pero por qu¨¦ no podemos ofrecerles un mapa de tu ciudad accesible para carritos.
P. ?Pero eso escala? ?Sirve para grandes redacciones?
R. Siempre oigo que no escala. Vamos a trabajar con diab¨¦ticos en Madrid. Hag¨¢moslo bien. Aprendamos a hacerlo, y podremos repetirlo para muchas otras comunidades. No creo que se haya hecho en peri¨®dicos. Quiero verlo.
P. Puede ser otro invento fracasado.
R. Claro. Sigue sin estar demostrado. Hay una empresa peque?a, Spaceship Media, que de momento funciona en un par de ciudades. ?Puede crecer? Quiz¨¢.
P. ?Algunos medios pueden pensar que les queda la opci¨®n de ir a rogar dinero a gente poderosa?
R. Y que se lo den y les digan: p¨®rtate bien. ?No es lo que ha pasado en los ¨²ltimos 15 a?os en tantos pa¨ªses de Europa? Es algo que perjudica su reputaci¨®n. Por desesperaci¨®n van a la fuente del dinero. Tambi¨¦n ocurre con los peri¨®dicos locales en Estados Unidos. Es un asunto de escala.
P. Pinta mal.
R. Es complicado. Siempre uso el truco de Gutenberg. Introdujo la imprenta en 1450. Pero el primer peri¨®dico es de 1605. Algo que ahora vemos como obvio llev¨® un siglo y medio. Y los primeros peri¨®dicos fracasaron porque no ten¨ªan modelo de negocio. As¨ª que ahora estamos como en 1475. En los primeros d¨ªas. El caso del Guardian es fascinante. Ten¨ªan 1.000 millones en el banco, estaban tranquilos hasta que les dijeron: al ritmo de gasto actual os duran ocho a?os. Eso les motiv¨®. Ahora no pierden dinero, pero siguen sufriendo. Les motiv¨® ver una fecha de muerte segura.
P. Pero siguen sufriendo.
R. Siempre. Pero solo necesitan sobrevivir.
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