El ingeniero del MIT que vive como un amish
Eric Brende, que pas¨® un a?o en una comunidad aislada de la tecnolog¨ªa, ha escrito un libro sobre c¨®mo llevar una vida "m¨¢s presente"
Eric Brende recuerda perfectamente el momento en que se plantaron en su cerebro las ¡°semillas de su descontento¡± hacia la tecnolog¨ªa. ?l era adolescente y su padre, m¨¦dico, ten¨ªa uno de los primeros procesadores de textos, en los que escrib¨ªa art¨ªculos cient¨ªficos. ¡°La m¨¢quina era gigante¡±, recuerda Brende. ¡°Era como una enorme caja fuerte, y ¨¦l empleaba much¨ªsimo tiempo en hacerla funcionar. Se supon¨ªa que ten¨ªa que ayudarle a ganar tiempo, pero no lo hac¨ªa. Y toda la atenci¨®n de mi padre estaba dedicada a esta m¨¢quina en lugar de a su familia¡±, explica.
Brende estudi¨® en la Universidad de Yale y, despu¨¦s, quiso graduarse en el centro del universo tecnol¨®gico, el MIT (Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts). ¡°Quer¨ªa infiltrarme; deb¨ªa ser parte del sistema si quer¨ªa tener alguna oportunidad de cambiarlo¡±, explica ahora, en conversaci¨®n con EL PA?S durante el Congreso Mundial de Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n (WCIT, por sus siglas en ingl¨¦s) que se celebr¨® la pasada semana en Erev¨¢n, la capital de Armenia. Y fue en el MIT donde pens¨® que el mejor trabajo de campo que pod¨ªa hacer sobre las consecuencias de la tecnolog¨ªa en la vida de los humanos era ¡°literalmente en el campo, entre los amish¡±.
La lecci¨®n principal que aprendi¨®, explica Brende, ¡°fue darle la vuelta a nuestra asunci¨®n b¨¢sica de que la tecnolog¨ªa te hace la vida m¨¢s f¨¢cil y te deja tiempo de hacer lo realmente importante. Lo que descubr¨ª es que los amish tienen m¨¢s tiempo libre que nosotros y su vida es mucho m¨¢s rica¡±
Brende y su esposa Mary pasaron un a?o viviendo en una de estas comunidades, conocidas por su vida sencilla y totalmente alejada de cualquier tecnolog¨ªa. La lecci¨®n principal que aprendieron, explica ahora ¨¦l, ¡°fue darle la vuelta a nuestra asunci¨®n b¨¢sica de que la tecnolog¨ªa te hace la vida m¨¢s f¨¢cil y te deja tiempo para hacer lo realmente importante. Lo que descubr¨ª es que los amish tienen m¨¢s tiempo libre que nosotros y su vida es mucho m¨¢s rica¡±. El matrimonio encontr¨® especialmente ¡°satisfactorio y gratificante¡±, explica Brende, trabajar en el campo, ¡°porque integraba todo tipo de actividades humanas que ahora empaquetamos en compartimentos separados: tienes relaciones sociales, conversas, haces ejercicio f¨ªsico, educas a tus hijos, conectas con la naturaleza...¡±. Les result¨® especialmente dura la falta de nevera ¡ª¡±ten¨ªamos que cocinar cada comida desde cero y no dejar sobras¡±¡ª pero no echaron de menos la televisi¨®n, el coche o el tel¨¦fono. Brende niega que esa ausencia les desconectara del mundo: ¡°Es todo lo contrario. Est¨¢s desconectado de los medios, pero los medios no son realidad, los medios est¨¢n entre la realidad y t¨². Hemos invertido el orden natural de las cosas¡±.?
Cuando dej¨® la comunidad amish, Brende escribi¨® un libro, Feliz desconexi¨®n: apagar el interruptor de la tecnolog¨ªa para explicar todo lo que aprendi¨® de su experiencia. Ahora, 15 a?os despu¨¦s, se dispone a publicar otro sobre la adaptaci¨®n de su familia a la vida moderna pero viviendo a¨²n con la filosof¨ªa de los amish, es decir, una vida sencilla en mitad de una ciudad moderna pero con la ¨²nica ayuda de la tecnolog¨ªa que no puede sustituir ninguna actividad humana: una nevera y un tel¨¦fono fijo.
¡°He criado a tres hijos en mitad de la ciudad de San Luis sin coche, sin televisi¨®n, sin m¨®vil, sin Internet¡ Muchas tecnolog¨ªas hacen cosas que en realidad hacemos mejor solos, y por eso hemos prescindido de ellas¡±. Los Brende ahorraron hace unos a?os para poder pagar una casa, as¨ª que no tienen hipoteca, y su mayor gasto es la comida: ¡°Creo que mucha gente est¨¢ inmersa en una vida que es m¨¢s bien una especie de rueda de hamster, donde ganan dinero para pagar el coste de cosas que no necesitan. Nosotros vivimos en el umbral de la pobreza pero tambi¨¦n vivimos una vida m¨¢s rica que la gente a nuestro alrededor. Gano el dinero que necesito para comprar el tipo de cosas que realmente preciso para vivir, sobre todo comida¡±.
Brende se dedica a vender sopa casera en un mercado local, y tambi¨¦n tiene un taxi a pedales porque le encanta, cuenta, estar en forma, tener conversaciones y ver la ciudad. Solo se conecta a Internet para trabajar en su libro, desde la biblioteca municipal, y durante un tiempo determinado, ¡°para evitar perderlo¡±.
El exeditor de la revista Wired,?Kevin Kelly, ha descrito a Brende como una de las personas ¡°m¨¢s inteligentes¡± que ha conocido nunca. Su discurso es, efectivamente, calmado, coherente y brillante, y parece feliz con su vida atecnol¨®gica, pero reconoce un problema: la socializaci¨®n de sus hijos. Cuando la mayor de ellos cumpli¨® 18 a?os, lo primero que hizo fue hacerse con un smartphone, lo cual indica que, evidentemente, no tenerlo era un problema. ¡°Yo creo que ellos se han beneficiado de todo esto m¨¢s que mi mujer y yo, pero son los que menos lo han apreciado, especialmente en la adolescencia¡±, reconoce el escritor. ¡°Hasta que mi hija cumpli¨® 18 a?os era una ni?a hermosa, que viv¨ªa en el momento, que era agradable tener en casa, pero tan pronto tuvo el m¨®vil se volvi¨® irritable, introvertida y adicta a ese tel¨¦fono¡ y fue de la noche a la ma?ana¡±, explica. ¡°Pero nos hemos mantenido firmes¡±, a?ade.
Brende no cree que haya que acabar con la tecnolog¨ªa, pero s¨ª recomienda limitar su uso. ¡°Creo que todos ustedes podr¨ªan vivir una vida m¨¢s f¨¢cil si pudieran desconectar¡±, opina, y dejar de vivir con la cabeza gacha, siempre pendientes de recibir y emitir informaci¨®n en nuestros m¨®viles, ¡°como en una pel¨ªcula de zombis¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.