Carlos Franganillo: ¡°Ya no se distingue casi qu¨¦ es tertulia y qu¨¦ informaci¨®n¡±
El presentador del telediario de las 21.00 en La 1, padre de cuatro hijos, corresponsal curtido, triunfa con un modelo audaz y nuevas narrativas para un formato inmortal
Carlos Franganillo (Oviedo, 40 a?os) prefiere estar de pie que sentado. As¨ª afronta esa puesta en solfa del busto parlante que se estila ahora en los informativos. Ha sido corresponsal de TVE durante ocho a?os en los que salt¨® de la Rusia de Putin al Estados Unidos de Trump para valorar mucho m¨¢s el pa¨ªs en que naci¨®. Sereno y padrazo (tiene cuatro hijos), trata de buscar nuevas formas de narrar en un formato, el telediario, que sigue vivo pero necesitado de cambios ligeros y permanentes. Su barba y sus canas un tanto precoces esconden el rostro ani?ado de un periodista curtido y muy cre¨ªble.
Pregunta. ?Qu¨¦ tiene un telediario que es de las pocas cosas que ha sobrevivido casi intacta a la era internet?
Respuesta. Sobrevive, entre comillas. El formato est¨¢ en evoluci¨®n y busca su nuevo hueco en esta nueva forma de consumir televisi¨®n con otros caminos.
P. Que son, en su caso, ?bajar al terreno?
R. Hemos apostado en TVE por salir m¨¢s, por m¨¢s cercan¨ªa al terreno por medio del presentador. Tambi¨¦n por analizar m¨¢s en detalle algunos aspectos de la actualidad. Echar el freno y dedicar a un asunto que nos parezca interesante un tratamiento de fondo de hasta siete u ocho minutos, intentando ser muy did¨¢cticos y no a diario, pero s¨ª cuando la ocasi¨®n lo merece. Lo hacemos as¨ª porque el ritmo y el car¨¢cter de la informaci¨®n est¨¢ adquiriendo rasgos epil¨¦pticos.
P. ?Epil¨¦pticos?
R. Impactos constantes, sacudidas, tormentas, quiz¨¢s porque nos hemos acostumbrado a eso por efecto de las redes sociales.
P. ?La televisi¨®n no contribuye a ese ambiente?
R. ?ltimamente se ha impuesto y se est¨¢ enredando con el infoentretenimiento, donde ya no se distingue casi qu¨¦ es tertulia y qu¨¦ informaci¨®n. Es contagioso por su eficacia y, adem¨¢s, resulta barato. En vez de mandar a corresponsales a cubrir conflictos, llenas la parrilla de opinadores que lo mismo hablan del volc¨¢n que de la creaci¨®n de empleo. Eso funciona y hasta tiene un efecto adictivo.
P. Y de ruido constante. ?No le entran ganas de volver a largarse de corresponsal?
R. No, yo creo que este pa¨ªs tiene muchas cosas buenas. Y cuando te das cuenta es al estar fuera, por ejemplo. No me arrepiento nada de haber vuelto. Tengo fe en ¨¦l, aunque ande el escenario tan polarizado. Este es uno de los mejores lugares para vivir: en cuanto a seguridad ciudadana, a un alto grado de civilizaci¨®n y entendimiento, con una fortaleza de los servicios p¨²blicos. Si lo comparo con Rusia o Estados Unidos, donde anduve de corresponsal, la diferencia es enorme. Eso no quiere decir que no vivamos tiempos de cierta decadencia en Occidente. Lo vemos en Estados Unidos. Lo que ocurre all¨ª se contagia.
P. ?A¨²n traumatizado por Trump? Debi¨® estresarle bastante vivir a golpe de tuit presidencial.
R. Esa forma de comunicar, esas realidades alternativas¡ Ten¨ªa las alertas puestas y lleg¨® a ser bastante intenso. Una de las ¨¦pocas m¨¢s estresantes de mi vida profesional. Sus mensajes ten¨ªan consecuencias.
P. Mal¨¦ficas. Aun as¨ª, resulta usted un tipo de lo m¨¢s sereno.
R. Lo parezco, pero no lo soy.
P. ?Qu¨¦ le pone nervioso?
R. Pues tratar de hacer las cosas bien, soy obsesivo. Por dentro soy nervioso. Cada vez m¨¢s.
P. Con cuatro hijos, adem¨¢s.
R. S¨ª, pero eso no es lo que m¨¢s nervioso me pone. El hecho de estar en RTVE impone un plus de rigor y tensi¨®n informativa. Esta casa debe jugar un papel importante y trascendente en la sociedad.
P. ?C¨®mo?
R. Debemos ser especialmente pulcros. Sosegar el discurso y alejarnos del histrionismo y la polarizaci¨®n.
P. En un video suyo donde explica sus secretos de la comunicaci¨®n habla usted de la seguridad, de estudiarse los temas para digerirlos. En su caso, dice, para convertirlos en vitamina porque usted es elegante. Pero hay otros que los excretan, con perd¨®n.
R. Hay que tomar manzanilla de vez en cuando. El discurso de la comunicaci¨®n puede ser muy t¨®xico. Los medios han perdido el tim¨®n, la tecnolog¨ªa ha cambiado la manera de consumir informaci¨®n y, de alguna manera, algunos se desbocan persiguiendo espectadores o lectores. No lo critico, eh, lo describo. Muchos ven salida en posicionarse en una trinchera. Es una din¨¢mica muy t¨®xica.
P. ?C¨®mo salir?
R. No lo s¨¦. Existen una serie de din¨¢micas sociales.
P. ?Y pol¨ªticas?
R. Posiblemente todos van poniendo su granito de arena en esa toxicidad, pero el cambio principal viene de la tecnolog¨ªa, que tiene cosas positivas y otras que no. Los pol¨ªticos contribuyen a eso con debates absurdos.
P. ?Cu¨¢les?
R. Pues cuando se centran en debates identitarios y no en la reforma de las pensiones, por ejemplo. Son asuntos banales. Es un efecto del trumpismo o de lo que Putin ha armado en Rusia con su armaz¨®n nacionalista. Rusia pelea por encima de su peso, pero el arma de la intoxicaci¨®n informativa es algo que dominan desde tiempos del KGB. Adem¨¢s, Occidente, con su degradaci¨®n, se lo pone en bandeja al ofrecer flaquezas sin que se pueda comparar a Rusia o China con cualquier democracia occidental. Por ah¨ª va esa tendencia. Esas lecciones lo han empapado todo.
P. Aun cuando evidentemente todo eso nos arrastra a una situaci¨®n desastrosa. No solo la divisi¨®n en EE UU, con el efecto inmediato del Brexit. El mundo, desde que se inventaron las redes sociales que propiciaron esos ascensos al poder, ?va a mejor o a peor?
R. Catalizan corrientes que ya exist¨ªan y que se vuelven hist¨¦ricas a gran velocidad. Lo que ocurre con el negacionismo con las vacunas, por ejemplo, es consecuencia de eso tambi¨¦n.
P. Y usted, ?c¨®mo se desintoxica?
R. Trato de hacer poco caso a Twitter, siempre he sido activo, pero trato de blindarme o bloquear a gente que busca pelea o viene insultando.
P. ?Pero a qui¨¦n se le ocurre insultarle a usted?
R. Son estrategias activadas, no creo ni que sean personas en concreto. No me quita el sue?o, ni mucho menos.
P. ?Twitter ha muerto?
R. Se ha degradado much¨ªsimo. Durante un tiempo las cr¨ªticas hasta me sirvieron para hacer mejor mi trabajo, pero cada vez encuentro menos ese aliciente.
P. Ahora que les han puesto a andar por el plat¨®, le confieso que sufro por si se tropiezan. ?Se acab¨® el busto parlante?
R. Si aporta y explica mejor las cosas por medio de pantallas, como si de alguna manera, nos vi¨¦ramos en el papel de un profesor, ayuda. Al fin y al cabo es una t¨¦cnica muy antigua. Aporta m¨¢s dinamismo. Yo explico mejor las cosas de pie, he pasado mucho tiempo en la calle.
P. Hacer un telediario mientras toda Espa?a cena, ?da hambre?
R. Es que comemos tarde. Casi cuando se merienda. Y tengo los biorritmos algo alterados. Duermo poco pero bien.
P. ?Sufre ya el s¨ªndrome de la fama?
R. Es que no hago mucha vida social. Casi nunca salgo a cenar, pero cuando la gente me reconoce es muy cari?osa, amable y nada intrusiva. Me ven casi como al panadero o al vecino, de una forma muy familiar.
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