¡®La elecci¨®n¡¯: manual sobre c¨®mo reescribir la historia de un golpe de Estado en Egipto
La serie se ha convertido en uno de los grandes ¨¦xitos de los ¨²ltimos tres a?os. La ¨²ltima temporada se atreve con otro delicado cap¨ªtulo hist¨®rico: el ascenso del presidente Al Sisi al poder

Tras dos temporadas consecutivas siendo una de las series m¨¢s seguidas y pol¨¦micas en Egipto, la llegada del mes musulm¨¢n del ramad¨¢n, durante el que las telenovelas viven su gran momento del curso y que este a?o cay¨® en abril, estuvo inevitablemente acompa?ada de una gran expectaci¨®n por lo que ofrecer¨ªa la ¨²ltima producci¨®n de La elecci¨®n (El-Ekhteyar).
La serie, que cuenta con un despliegue de recursos dif¨ªcil de igualar en el pa¨ªs, es la gran apuesta cultural de las autoridades egipcias para realizar un in¨¦dito ejercicio de revisi¨®n hist¨®rica sobre el convulso per¨ªodo vivido entre la revoluci¨®n de 2011, que forz¨® la ca¨ªda del exdictador Hosni Mubarak, el golpe de Estado ejecutado en 2013 por el ahora presidente, Abdelfat¨¢ Al Sisi, y la consolidaci¨®n de su r¨¦gimen. La telenovela se ha convertido as¨ª en poco menos que un proyecto de Estado, y en su realizaci¨®n est¨¢n involucradas una productora vinculada a los poderosos servicios de Inteligencia del pa¨ªs y, al menos en su ¨²ltima temporada, tambi¨¦n directamente el Ministerio de Defensa.
En la primera temporada, de 2020, la serie narr¨® ¡ªsiempre fiel a la narrativa oficialista¡ª las historias de un comandante de unas fuerzas de ¨¦lite del ej¨¦rcito que fue asesinado en un atentado en 2017, y la de Hesham Ashmawy, un ex oficial que acab¨® convirti¨¦ndose en uno de los terroristas m¨¢s buscados de Egipto y que fue detenido en Libia en 2018 y ejecutado dos a?os m¨¢s tarde. Como indica el nombre de la serie, La elecci¨®n siempre plantea dos caminos que, en ¨²ltima instancia, representan al buen y al mal egipcio.
La pasada temporada, la productora subi¨® la apuesta y narr¨® su historia sobre la lucha antiterrorista en el pa¨ªs entre 2013, coincidiendo con el golpe de Estado, y 2020. En este caso, el episodio m¨¢s problem¨¢tico que abord¨® la serie fue la matanza de partidarios de Mohamed Morsi, el primer presidente civil y electo del pa¨ªs y depuesto en la asonada de Al Sisi, en agosto de 2013 mientras permanec¨ªan acampados en dos plazas de El Cairo para protestar contra su derrocamiento. Tambi¨¦n cubri¨® el asesinato del exfiscal general Hisham Barakat en 2015 y el atentado m¨¢s mort¨ªfero de la historia reciente de Egipto en una mezquita del norte de la pen¨ªnsula del Sina¨ª en 2017, que dej¨® m¨¢s de 300 muertos.
Este a?o, la temporada no ha querido quedarse atr¨¢s y se ha centrado en la turbulenta presidencia de Morsi, en un aparente intento de cuestionar, o como m¨ªnimo justificar, la toma del poder por parte de Al Sisi. As¨ª, la serie arranca poco despu¨¦s de que el islamista asumiera su cargo, en verano del 2012, y termina con las masivas protestas organizadas contra ¨¦l un a?o despu¨¦s y con el anuncio de la asonada. En esta ocasi¨®n, la elecci¨®n de fondo que se plantea es clara: entre los Hermanos Musulmanes, la organizaci¨®n islamista de cuyos rangos proced¨ªa Morsi, y el ej¨¦rcito y el pueblo, cuya frontera se presenta muy difuminada. Ambos grupos son respectivamente encarnados por Morsi y Al Sisi.

En comparaci¨®n con las dos temporadas anteriores, la producci¨®n de este ¨²ltimo ramad¨¢n ha sido notablemente m¨¢s sencilla, aunque la presentaci¨®n de la historia y su narrativa se han planteado igualmente de forma maniquea, simple y masticada para el gran p¨²blico. Aun as¨ª, la tercera temporada de La elecci¨®n adentra a la audiencia en espacios totalmente fuera del alcance de los egipcios, como por ejemplo el palacio presidencial de Ittihadiya, cuyo espectacular interior aparece de forma recurrente cuando se muestra a Morsi.
Entre los episodios hist¨®ricos m¨¢s relevantes que se abordan se cuentan, por ejemplo, la destituci¨®n de la plana mayor del ej¨¦rcito el verano de 2012 tras un ataque terrorista que aparece retratado en la serie como parte de un plan de los Hermanos Musulmanes para hacerse con el control de las Fuerzas Armadas. Tambi¨¦n se abordan los rumores que siempre rodearon a Al Sisi cuando fue nombrado jefe del ej¨¦rcito por su posible simpat¨ªa con los islamistas. Y la emergencia de la campa?a Tamarod, un movimiento de oposici¨®n a Morsi que ped¨ªa elecciones presidenciales anticipadas y cuya ola aprovech¨® el ej¨¦rcito para tomar el poder. Pese a que los servicios de seguridad como m¨ªnimo ayudaron a orquestar esta ¨²ltima campa?a, en la serie aparece siempre como un movimiento de base.
Narrativa de buenos y malos
En paralelo, la serie trata otras cuestiones m¨¢s generales que caracterizaron aquel cr¨ªtico per¨ªodo, como el extendido miedo entre muchos cristianos coptos ante el auge de los Hermanos Musulmanes, que caus¨® una importante emigraci¨®n, la fuert¨ªsima polarizaci¨®n social en el pa¨ªs, y asuntos m¨¢s cotidianos como los recurrentes cortes de electricidad.
En todo momento, la producci¨®n presenta una narrativa de blanco y negro en la que la construcci¨®n de sus personajes no son una excepci¨®n. Los miembros de las fuerzas de seguridad y del ej¨¦rcito, y por lo general los afines a ellos, son trabajadores, entregados, sacrificados e inteligentes. Son el prototipo del buen egipcio. Por el contrario, los l¨ªderes de la Hermandad son presentados como personas movidas por su inter¨¦s personal y del grupo, manipuladoras, desafiantes, agresivas, y desconectadas de la realidad. Adem¨¢s, la constante referencia a c¨¦lulas terroristas en el Sina¨ª resulta ¨²til para reforzar una narrativa de confrontaci¨®n y trazar una falsa conexi¨®n con los Hermanos Musulmanes.
Esta construcci¨®n maniquea es todav¨ªa m¨¢s evidente, hasta rozar en ocasiones el rid¨ªculo, con el personaje de Al Sisi, retratado como una figura modesta, con los pies en el suelo, cercano, del pueblo, religioso, inteligente, dialogante e insobornable, y con Morsi, que aparece, en cambio, perdido, siempre desquiciado, manipulado y desconectado de la calle.
El resultado, este a?o, ha sido as¨ª una mezcla forzada entre una serie de acci¨®n polic¨ªaca con una suerte de serie pseudohist¨®rica con toques de documental, algo que hab¨ªan tratado de evitar en las dos temporadas anteriores. Quiz¨¢s por este motivo, la expectaci¨®n que gener¨® inicialmente fue deshinch¨¢ndose hasta pasar m¨¢s desapercibida al final.
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