¡®The Blacklist¡¯: gracias por todo, Raymond Reddington

Anda tan saturada la parrilla incluso en verano que apenas ha hecho ruido C¨ªrculo cerrado, un entretenid¨ªsimo thriller de Steven Soderbergh protagonizado por Claire Danes, la actriz a la que mejor le tiembla la barbilla, y Dennis Quaid con un peinado inenarrable. Tampoco hay apenas tiempo para llorar las despedidas. Se ha ido The Blacklist tras 10 temporadas, soberbias las primeras, dispersas las ¨²ltimas, todas disfrutables.

Escrib¨ªa hace unos d¨ªas Natalia Marcos que el p¨²blico vuelve a refugiarse en las series tradicionales, esas que como las flores en el ojal ya no se estilan, algo cansado de lo que los cursis llaman pel¨ªculas de ocho horas. Los que nos criamos a los pechos televisivos de los procedimentales apreciamos las temporadas largas que permiten el desarrollo de tramas y personajes y no ¨²nicamente toneladas de elipsis y subtexto. C¨®mo nos habr¨ªamos enamorado si no de la se?orita Topisto o de la Elsbeth Tascioni de The Good Wife.

De mimar a sus personajes sabe bien The Blacklist. Nos regal¨® a Gominola; al se?or Kaplan, la taciturna limpiadora de escenarios que podr¨ªa dar lecciones al Se?or Lobo; o a Brimley, el tipo que para sonsacar cualquier informaci¨®n s¨®lo necesita una alpaca. La serie de Jon Bokenkamp se elevaba gracias al carisma de James Spader y a un guion que nunca temi¨® al rid¨ªculo. Llegaron a coquetear con la posibilidad de que el fugitivo Raymond Reddington hubiese sido una vez una temible esp¨ªa rusa que se habr¨ªa sometido a un cambio de sexo para estar al lado de su hija. Un giro digno de la sala de guion de Esc¨¢ndalo en el plat¨®. El final estuvo a la altura, no espoilear¨¦ a los rezagados, pero dir¨¦ que incluye una finca en Ronda, la inflaci¨®n de la sand¨ªa y al toro que mat¨® a Manolete.

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