¡®For All Mankind¡¯: todo pod¨ªa ser de otra manera. Y podr¨ªamos llevar d¨¦cadas en Marte
El pasado alternativo de la atractiva serie de astronautas abarca varias d¨¦cadas en las que pas¨® lo que creemos que no ten¨ªa que pasar
M¨¢s vale estar atento en los primeros minutos de cada primer cap¨ªtulo de cada temporada de For All Mankind, y vamos por la cuarta. La serie de Apple TV+ nos lleva a un pasado alternativo en el que se aceler¨® la carrera espacial. En cada arranque se contar¨¢n, a toda velocidad, las noticias que nunca ocurrieron, pero s¨ª pod¨ªan haber ocurrido. Entre los a?os sesenta y los primeros dos mil. Y que dan lugar a un mundo distinto.
Se llama ucron¨ªa al g¨¦nero de ficci¨®n que cambia nuestro pasado. En este caso, la URSS llega primera a pisar la Luna, y eso provoca una competencia feroz por el espacio entre las dos superpotencias. Para colmo, con Gorbachov no solo no se viene abajo el bloque sovi¨¦tico, sino que ampl¨ªa su influencia en el mundo, con lo que tenemos una Guerra Fr¨ªa continuada, aunque templada, hasta entrado el siglo XXI. En ese pasado ficticio seguiremos a astronautas, ingenieros y directivos de la NASA en un duro pulso con los sovi¨¦ticos, los chinos y hasta con los norcoreanos en misiones a la Luna, a Marte y a un asteroide.
Esos repasos rapid¨ªsimos a las noticias solo aportan contexto. Lennon sobrevive al ataque de Mark Chapman, y los Beatles vuelven a reunirse, pero Juan Pablo II s¨ª muere por los tiros de Ali Agca; Camila, y no Diana, se casa primero con Carlos de Inglaterra; Michael Jordan no ficha por los Bulls; se evita el desastre de Chern¨®bil. Hasta hay una presidenta de EE UU que a¨²n no hemos tenido, e incluso sale del armario.
La trama es atractiva, gracias a unos personajes bien construidos, con los que te encari?as mientras los ves envejecer (sin efectos digitales: es todo maquillaje), y que adem¨¢s muestran todas sus complejidades: aqu¨ª se cruzan lo ¨ªntimo y lo pol¨ªtico. En ese tiempo que no pas¨®, la humanidad mira arriba, a las estrellas, y no aparta los proyectos espaciales de su lista de prioridades. Crea bases permanentes all¨ª fuera. Y de esos lugares remotos vienene algunas soluciones para nuestros problemas, como el sue?o de la energ¨ªa limpia.
Tendemos a pensar que la historia que hemos conocido es inexorable. Que las cosas que pasaron ten¨ªan que pasar as¨ª, porque hemos estudiado c¨®mo llegaron a ocurrir. Que Grecia llevar¨ªa a Roma, la exploraci¨®n mar¨ªtima al colonialismo, la Ilustraci¨®n a la Revoluci¨®n francesa, Versalles a Hitler, Hiroshima al muro de Berl¨ªn, el 11-S a la invasi¨®n de Irak, la perestroika a Putin. Y nada de eso estaba predeterminado. Millones de decisiones, las de la gente poderosa en primer lugar pero no solo, van escribiendo la historia. En el caos se produce el efecto mariposa.
Podr¨ªamos llevar d¨¦cadas en Marte, s¨ª, si en su d¨ªa se hubieran puesto los medios para ello. Tambi¨¦n podr¨ªamos habernos extinguido en la crisis de los misiles de 1962. Si el pasado pudo ser otro, es que podemos cambiar el futuro. No repitamos la manida coletilla ¡°como no pod¨ªa ser de otra manera¡±. Todo pod¨ªa ser de otra manera.
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