Josefina B¨¢ez en ¡°el batey Manhattan¡±: c¨®mo Columbia adquiri¨® los documentos m¨¢s preciados de la artista dominicana
Las pertenencias m¨¢s ¨ªntimas de la dramaturga, bailarina, escritora, directora, artista esc¨¦nica y poeta ahora residen en la colecci¨®n de arte y activismo latino de la universidad neoyorquina
No fue el d¨ªa que lleg¨® a Nueva York que Josefina B¨¢ez supo que hab¨ªa llegado a Nueva York. Fue despu¨¦s. En el oto?o de 1972 aterriz¨® en la ciudad para vivir con su familia. Para ella, una dominicana de 12 a?os, un oto?o era un invierno. Una ma?ana, su hermano mayor la tom¨® de la mano y la condujo a las afueras del departamento ubicado en Manhattan Valley. Le pidi¨® que inhalara el aire, hiciera bocanadas con ¨¦l y lo expulsara en forma de humo. B¨¢ez se fum¨® la brisa helada y supo que estaba en otro sitio. ¡°Yo llegu¨¦ a Nueva York ese d¨ªa¡±, asegura. ¡°A las afueras del edificio estaban todos los ¨¢rboles sin hojas, un oto?o intenso. Y eso para m¨ª s¨ª que era Nueva York, esa magia, el vapor que t¨² creas al respirar. Eso s¨ª es otra cosa, ?no?¡±
Desde entonces Nueva York fue casa. La tienda de especias de la avenida Lexington, la biblioteca, las calles a donde sabe llegar y las calles de las que no sabe salir. ¡°Nueva York es un batey dominicano, el batey Manhattan¡±, piensa. ¡°Me interesa el batey como comunidad. Es el lugar donde uno se conoce. Hay una Rep¨²blica Dominicana que llevas dentro. Que baila, se adapta, hipopea. T¨² eres eso, y t¨² entras desde eso que eres a Nueva York o a Copenhague, no entras de cero a Nueva York, y eso me determina a m¨ª¡±.
Ba¨¦z huye de las categor¨ªas, sin negarlas. No trafica con la identidad. Es negra, es mujer, es artista, es latina, es inmigrante, y esto ¨²ltimo lo fue desde siempre, desde que naci¨® en La Romana. ¡°Yo iba a ser una inmigrante en mi propio pa¨ªs¡±, dice. ¡°Entonces yo soy una inmigrante de cualquier lugar. Creo que toda persona de clase trabajadora es un inmigrante en su propio pa¨ªs, hay ciertos privilegios que no vas a tener¡±. Aun as¨ª, la identidad que m¨¢s encaja en su cuerpo o en su isla ¡ªporque la artista ve su cuerpo como una isla¡ª es la de hu¨¦rfana.
¡°Yo veo el cuerpo de la identidad como eso mismo, como un cuerpo, con sus manos, que puede bailar. Soy un ser humano devoto a la espiritualidad, mujer, negra, de clase trabajadora, inmigrante. Esas cinco han sido las identidades de las que soy consciente. Pero la pregunta de hace tiempo ha sido qu¨¦ le da la savia, la sangre, a esas identidades. Hace unos a?os me respond¨ª que es la orfandad¡±, explica. ¡°La orfandad me form¨®, yo hubiese sido una mujer diferente si hubiese tenido al padre. No hay un drama en eso, hay una condici¨®n y lo que importa es qu¨¦ fue lo que yo hice con eso, desde la consciencia y la no consciencia¡±, a?ade.
B¨¢ez tambi¨¦n huye de la palabra ¡°v¨ªctima¡± y no le tema a la palabra ¡°privilegios¡±. Mucha gente la ayud¨® en el camino de convertirse en artista, una artista igualmente imposible de atrapar en un solo concepto. B¨¢ez es dramaturga, bailarina, escritora, directora, artista esc¨¦nica, poeta, todo esto por separado y junto a la vez. Pero si hubiera que definirla, tan dados que somos a definirlo todo, si hubiera que decir qu¨¦ tipo de artista es, la propia B¨¢ez, independiente, autodidacta y autogestionada, una de las m¨¢s prominentes afrolatinas de estos tiempos, dir¨ªa que es una devota. ¡°Devota a la vida, la muerte, las transiciones, la belleza. Son temas que atraviesan todo mi trabajo. Mi forma de vida es la devoci¨®n, la contemplaci¨®n, la meditaci¨®n, la alegr¨ªa¡±, insiste.
Recientemente, el nombre Josefina B¨¢ez comenz¨® a formar parte de la colecci¨®n de arte y activismo latino, LAAS, de la Biblioteca de Libros y Manuscritos Raros de la Universidad de Columbia, que desde el 2012 guarda documentos de latinos y organizaciones latinas en Nueva York, o que est¨¦n en relaci¨®n con la ciudad. B¨¢ez es la primera dominicana en unirse a esta colecci¨®n, que ya agrupa otros nombres como los de los boricuas Jack Ag¨¹eros y Myrna Casas, la cubano-americana Dolores Prida, o documentos de El Diario/La Prensa, el mayor y m¨¢s antiguo diario en espa?ol de Nueva York, entre otros. Para la acad¨¦mica boricua Frances Negr¨®n-Muntaner, profesora Julian Clarence Levi en Humanidades en la Universidad de Columbia y curadora-fundadora del archivo, fue un ¡°regalo¡± tener la posibilidad de acceder a los materiales de una artista como B¨¢ez. ¡°Me cay¨® del cielo¡±, dice. ¡°Sab¨ªa que quer¨ªa traer materiales dominicanos. Esto es exactamente el porqu¨¦ se cre¨® esta colecci¨®n, para materiales como estos, que hacen planteamientos est¨¦ticos, pol¨ªticos, una forma que expande, transforma, empuja las narrativas dominantes¡±.
La intimidad de Josefina en los archivos de Columbia
En dos cajas identificadas con sus datos en la biblioteca de Columbia, permanecen quiz¨¢s las pertenencias m¨¢s ¨ªntimas de Josefina B¨¢ez. Fotos personales y profesionales, recortes de peri¨®dicos, correspondencia, manuscritos, folletos, y otros muchos documentos que la artista cedi¨® al archivo. Entre los m¨¢s preciados, est¨¢ el manuscrito del libro Por qu¨¦ mi nombre es Marisol y todo el desarrollo te¨®rico de su concepto de ¡°antolog¨ªa del performance¡±, que, seg¨²n B¨¢ez, ha sido su manera de sanar. ¡°La antolog¨ªa del performance es c¨®mo yo me cuido, c¨®mo t¨² trabajas sin volverte loca, c¨®mo cuidas tu cuerpo y tu salud mental de forma pr¨¢ctica¡±, sostiene.
En otro de los documentos se lee el siguiente juego de palabras: ¡°Amor, and more, add more¡±. A B¨¢ez le gusta coquetear con el lenguaje, cambiarlo, apropi¨¢rselo. Para esto, como para muchas otras cosas en su trabajo, ha creado un concepto, su propia forma de nombrar al spanglish. Dominicanish, adem¨¢s de ser una de sus grandes obras de teatro donde cuenta la vida del inmigrante dominicano en Estados Unidos, es tambi¨¦n un universo. ¡°Es una forma de ser, de vivir, de pensar¡±, dice. ¡°Son unas traducciones sin sentido que a m¨ª me interesan. Es un spanglish, me interesa esa sintaxis interna de los dos idiomas, c¨®mo t¨² sientes eso. Yo tomo la llamada mala pronunciaci¨®n y encuentro otras palabras dentro. Es entrar, salir y extender los significados¡±.
B¨¢ez, la d¨¦cima de los hijos de su madre, fue la d¨¦cima persona en entrar a esta colecci¨®n. Es tambi¨¦n la ¨²nica artista viva o en sus facultades mentales que entreg¨® sus materiales para ser archivados. La pregunta es: ?por qu¨¦ alguien querr¨ªa entregar sus documentos m¨¢s personales, m¨¢s ¨ªntimos, m¨¢s preciados a una instituci¨®n? ?Por qu¨¦ ofrecer en vida algo tan personal a un espacio aparentemente tan impersonal?
¡°Hay varias motivaciones¡±, asegura Negr¨®n-Muntaner. ¡°Es una forma de inmortalidad en cierto sentido. Al depositar tus archivos en un lugar, materiales que no fueron p¨²blicos durante tu vida, ahora pueden venir a usarse y complejizar. Crear un espacio para que el di¨¢logo contigo y con tu obra contin¨²e hacia el futuro. Tambi¨¦n hay a quien la idea de depositar sus archivos les espanta, no quieren ser inmortales, no quieren que se sepan montones de cosas que est¨¢n en esos archivos. Puede ir de las dos formas¡±.
La acad¨¦mica sostiene que los archivos, una pr¨¢ctica que se estila cada vez m¨¢s ¨²ltimamente, ¡°no solo son una fuente de contranarrativas, sino una forma de continuar el di¨¢logo y de pasar el bat¨®n de lo que t¨² no pudiste completar¡± a otras generaciones.
Negr¨®n-Muntaner creci¨® rodeada de archivos junto a su padre historiador. No fue f¨¢cil llegar a materializar la idea de un espacio para archivar los materiales de los latinos en Nueva York. A nadie, al parecer, le interesaba conservar la historia de una comunidad tan importante en la ciudad. ¡°Esta (Columbia) es una universidad con un campus en Washington Heights. Aun as¨ª, la universidad nunca pens¨® que era importante documentar y preservar material producido por dominicanos en Nueva York¡±, asegura. ¡°Me parec¨ªa incre¨ªble que una de las universidades con m¨¢s recursos no considerara importante preservar los materiales de una gran parte de la poblaci¨®n¡±. Por otra parte, seg¨²n la acad¨¦mica, muchos latinos no conf¨ªan en las instituciones educativas y culturales como para entregarles parte de su obra. ¡°Desconf¨ªan de que inviertan los recursos en sus materiales o los hagan accesibles a su comunidad, por lo que un proyecto de curadur¨ªa de archivos latinos es tambi¨¦n uno de cambio institucional y de creaci¨®n de nuevos paradigmas sobre lo que es valioso, por qu¨¦, c¨®mo lo preservamos y para qui¨¦nes¡±.
Hoy LAAS es el ¨²nico archivo panlatino de la ciudad. Sus colecciones est¨¢n hoy entre las 30 m¨¢s utilizadas de la Biblioteca de Libros y Manuscritos Raros, que cuenta con m¨¢s de 3.500 colecciones. Se espera que el archivo siga creciendo y dando vida a ese concepto de Negr¨®n-Muntaner que ella ha llamado ¡°archivos de posibilidad¡±, una forma de nombrar las miles de vidas, cuerpos y caminos que pueden tomar los materiales de alguien que decida depositar parte de su creaci¨®n en una de estas instituciones.
¡°Yo llamo a esto los archivos de posibilidad porque la noci¨®n popular de archivo es de algo que est¨¢ en una gaveta y no hay que mirarlos, solo cuando hay una emergencia. Pero cuando yo hablo de archivo de posibilidad, lo que estoy diciendo es que se abren posibilidades, puedes encontrar lo que est¨¢s buscando. Hay en el archivo algo que te hace posible conectar e imaginar cosas nuevas. Los archivos est¨¢n llenos de cosas que en ese momento no fueron posibles, pero que en el futuro y el presente contempor¨¢neo s¨ª¡±, sostiene.
Desde que Josefina B¨¢ez cedi¨® sus archivos a la biblioteca de Columbia, se han hecho exposiciones, han servido de material de investigaci¨®n para estudiantes y est¨¢ en camino un proyecto de pel¨ªcula. Descarta la idea de que el archivo es algo muerto. Dice que es un espacio del que nacen oportunidades. ¡°Es un sarc¨®fago como la misma muerte, que est¨¢ viva. Es otra forma de vida¡±, a?ade la artista. ¡°Lo que en realidad me vuela la cabeza es que el di¨¢logo se est¨¦ haciendo conmigo viva. Es un gran honor, y un honor pr¨¢ctico, que la persona que haya ido al archivo pueda hablar conmigo, entonces el archivo est¨¢ vivo, el archivo me est¨¢ ense?ando un mont¨®n de cosas sobre m¨ª misma¡±.
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