La seguridad ciudadana debe ser un tema central de la Cumbre de las Am¨¦ricas de 2025
La Cumbre del pr¨®ximo diciembre brinda la oportunidad de crear un marco global que tienda un puente entre dos conversaciones a menudo separadas: abordar las causas profundas de la delincuencia y reforzar la capacidad de las instituciones policiales y judiciales
El mes pasado, representantes de todo el hemisferio occidental se reunieron en la Rep¨²blica Dominicana para conmemorar el 30? aniversario de la Cumbre de las Am¨¦ricas, un hito que invita a reflexionar sobre la evoluci¨®n de la cooperaci¨®n hemisf¨¦rica en las tres ¨²ltimas d¨¦cadas.
La primera Cumbre se celebr¨® en un momento de colaboraci¨®n, en el que los pa¨ªses trabajaban para alcanzar objetivos comunes en una ¨¦poca de optimismo y relativa unidad. En la actualidad, el panorama es sorprendentemente distinto. El hemisferio est¨¢ cada vez m¨¢s dividido y los pa¨ªses luchan por encontrar un terreno com¨²n en medio de una creciente polarizaci¨®n.
Mientras se planifica la Cumbre de diciembre de 2025, los l¨ªderes deben desarrollar una agenda basada en temas que resuenen en todas las Am¨¦ricas. Abordar la inseguridad ciudadana ¡ªun reto acuciante y transnacional que exige una respuesta coordinada y regional¡ª debe ocupar un lugar prioritario en la agenda.
Las estad¨ªsticas dibujan un panorama desolador. Am¨¦rica Latina y el Caribe tienen las tasas regionales de homicidio m¨¢s altas del mundo, y m¨¢s de la mitad de estas muertes est¨¢n relacionadas con el crimen organizado. Uno de cada cinco ciudadanos de la regi¨®n califica la inseguridad como su principal preocupaci¨®n, y casi una cuarta parte afirma haber sido v¨ªctima de un delito en el ¨²ltimo a?o. El coste humano es asombroso, y los j¨®venes, las mujeres y las comunidades marginadas se llevan la peor parte de la violencia. En la actualidad, una de cada cuatro mujeres de la regi¨®n ha sufrido violencia de g¨¦nero, y se produce un feminicidio cada dos horas.
La delincuencia tambi¨¦n es una de las principales preocupaciones en Estados Unidos, con una proporci¨®n cada vez mayor de ciudadanos estadounidenses ¡ªcasi el 60%¡ª que la citan como una de las principales prioridades de la Administraci¨®n entrante de Donald Trump.
Adem¨¢s del devastador impacto en la calidad de vida, la inseguridad ciudadana tiene un efecto corrosivo en el desarrollo econ¨®mico, ayuda a alimentar la crisis migratoria en todo el hemisferio y contribuye a la crisis de confianza en la democracia.
La delincuencia disuade la inversi¨®n, perturba el turismo y agota los recursos p¨²blicos. Seg¨²n el Banco Interamericano de Desarrollo, la delincuencia cuesta a los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y el Caribe el 3,5% de su PIB. Junto con los desastres naturales, la victimizaci¨®n por delincuencia es un factor predictivo del deseo de emigrar del pa¨ªs de origen. En Centroam¨¦rica, por ejemplo, los que han sufrido un delito o la victimizaci¨®n de alguien cercano tienen 1,5 veces m¨¢s probabilidades de considerar la posibilidad de emigrar, y el dram¨¢tico aumento de la violencia en Ecuador ha sido un factor en el aumento de la emigraci¨®n del pa¨ªs.
Quiz¨¢ lo m¨¢s preocupante sea c¨®mo la inseguridad persistente socava la gobernanza democr¨¢tica. Solo tres de cada cinco personas creen que la democracia es la mejor forma de gobierno, y solo dos de cada cinco est¨¢n satisfechas con su rendimiento, en parte porque los gobiernos no han sido capaces de proporcionar una seguridad b¨¢sica. Cuando la gente se siente insegura, se vuelve m¨¢s receptiva a respuestas militarizadas y de mano dura que erosionan los principios democr¨¢ticos. Esto crea un ciclo peligroso: las instituciones democr¨¢ticas debilitadas luchan por hacer frente a los problemas de seguridad, lo que disminuye a¨²n m¨¢s la confianza p¨²blica.
La pr¨®xima Cumbre de las Am¨¦ricas brinda la oportunidad de crear un marco global que tienda un puente entre dos conversaciones a menudo separadas: abordar las causas profundas de la delincuencia y reforzar la capacidad de las instituciones policiales y judiciales. Para lograrlo se requiere la colaboraci¨®n de todos los sectores: gobiernos, sociedad civil, sector privado y organizaciones multilaterales.
En cuanto a la aplicaci¨®n de la ley, la cooperaci¨®n regional a trav¨¦s de un mayor intercambio de informaci¨®n, iniciativas conjuntas de seguridad y esfuerzos coordinados de aplicaci¨®n de la ley puede proporcionar el andamiaje para una arquitectura de seguridad hemisf¨¦rica. Trabajando juntos, los pa¨ªses pueden desarticular mejor las redes delictivas, mejorar la recogida de informaci¨®n y reducir los flujos il¨ªcitos de armas y drogas que alimentan la violencia.
Sin embargo, la aplicaci¨®n de la ley por s¨ª sola no puede resolver esta crisis. El progreso sostenible exige pol¨ªticas que aborden los factores socioecon¨®micos que impulsan la delincuencia, como la pobreza, la desigualdad, la educaci¨®n limitada y la exclusi¨®n social. Un enfoque equilibrado que combine la actuaci¨®n policial profesional con programas sociales, oportunidades econ¨®micas e intervenciones basadas en la comunidad puede producir resultados duraderos. La Cumbre puede facilitar el intercambio de estas pr¨¢cticas basadas en pruebas y, al mismo tiempo, conseguir apoyo pol¨ªtico para soluciones integrales.
Al impulsar este doble marco de cooperaci¨®n institucional e inversi¨®n social, la Cumbre puede contribuir a sentar las bases de sociedades m¨¢s seguras e inclusivas en todas las Am¨¦ricas. Y lo que es m¨¢s importante, reunir a los pa¨ªses para abordar este desaf¨ªo compartido puede comenzar a reconstruir el esp¨ªritu de cooperaci¨®n hemisf¨¦rica que inspir¨® el proceso de las Cumbres hace tres d¨¦cadas. La seguridad de nuestros ciudadanos ¡ªy la estabilidad de nuestras instituciones democr¨¢ticas¡ª depende de nuestra capacidad para actuar juntos.
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