Camilo Uma?a: ¡°Colombia necesita una pol¨ªtica criminal m¨¢s humanista¡±
El nuevo viceministro de pol¨ªtica criminal es heredero de una familia que ha luchado por d¨¦cadas contra la impunidad, y ahora promueve un enfoque m¨¢s humanista para la pol¨ªtica penitenciaria colombiana
La familia de Camilo Uma?a lleva m¨¢s de medio siglo en una lucha contra la impunidad. El nuevo viceministro de pol¨ªtica criminal y justicia restaurativa es hijo de Eduardo Uma?a Mendoza, un reconocido defensor de derechos humanos que denunci¨® cr¨ªmenes de Estado, alianzas entre militares y paramilitares, y cuya lucha fue silenciada cuando fue asesinado en 1998. Aunque en 2016 el homicidio fue declarado crimen de lesa humanidad, a¨²n se mantiene en la impunidad. Pero Camilo Uma?a tambi¨¦n es nieto del acad¨¦mico Eduardo Uma?a Luna, coautor de un libro de referencia sobre el conflicto colombiano, La Violencia en Colombia (1962), donde el abuelo escribi¨® un cap¨ªtulo titulado ¡°Factores sociojur¨ªdicos de la impunidad¡±. Por su trabajo, tanto el abuelo, el padre y el hijo tuvieron que salir, por periodos cortos o largos, al exilio.
Pero Camilo Uma?a (Bogot¨¢, 37 a?os) tambi¨¦n es un acad¨¦mico que est¨¢ haciendo un salto de las ideas a la pr¨¢ctica. Tiene un doctorado en criminolog¨ªa de la Universidad de Ottawa, otro en sociolog¨ªa jur¨ªdica de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, y m¨¢s recientemente fue uno de los investigadores de la Comisi¨®n de la Verdad sobre un tema que atraviesa la historia de su familia: la impunidad. ¡°Me pareci¨® incre¨ªble que, 50 a?os despu¨¦s, en el mismo conflicto, me estuvieran buscando para escribir del mismo tema del que escribi¨® mi abuelo¡±, cuenta en esta entrevista.
Pregunta. ?C¨®mo marc¨® el trabajo de su padre su visi¨®n sobre la impunidad?
Respuesta. Absolutamente toda mi historia profesional, personal, mi forma de ver el mundo, est¨¢ mediada por la experiencia de mi pap¨¢ y de mi abuelo. La experiencia de mi pap¨¢ de lucha contra la impunidad, de tratar de reivindicar los derechos humanos, de poner en la agenda p¨²blica problemas tan graves como la desaparici¨®n forzada, las ejecuciones extrajudiciales, la persecuci¨®n, la desigualdad social, eso ha sido para m¨ª la escuela. Luego, mi padre y mi abuelo me dieron tambi¨¦n un criterio ¨¦tico. Mi abuelo me ense?aba que la moral es como un estandarte que se ata al m¨¢stil, un m¨¢stil que es la ¨¦tica. La moral cambia seg¨²n los vientos, puedes probar nuevos trapos, nuevas direcciones. Pero la ¨¦tica es lo que te permite pilotear esta vida.
P. ?La experiencia del asesinato de su padre le ha dado una perspectiva ¡®privilegiada¡¯ para aceptar este cargo en el Ministerio de Justicia?
R. Me da una perspectiva, la de alguien que ha sufrido las falencias de la justicia en este pa¨ªs. Yo no tengo la perspectiva de los pol¨ªticos, que tambi¨¦n deben ser importantes en estos procesos, ni tengo la perspectiva de un ciudadano en la calle cuando no le han tocado estos problemas. Tengo una perspectiva particular.
P. Su padre defendi¨® a muchos militantes de izquierda con temor a ser asesinados por su posici¨®n pol¨ªtica. ?Le parece simb¨®lico que usted llegue al gobierno de uno de esos militantes que sobrevivi¨®?
R. Veo esto como un s¨ªmbolo de esperanza, de que pueda haber una apertura democr¨¢tica. Si bien es cierto que se ha instalado mucho esta distinci¨®n muy r¨ªgida entre izquierda y derecha, creo que en casa siempre hubo una distinci¨®n entre las personas m¨¢s vulnerables y las personas que aprovechan esa vulnerabilidad. Creo que es una visi¨®n m¨¢s de humanismo social, y eso se acopla obviamente a una agenda de izquierda, pero es una visi¨®n de tomar partido por el ser humano. Mi pap¨¢ defendi¨® a mucha gente que termin¨® siendo asesinada, o a la cual mi pap¨¢ trat¨® de salvarles la vida pero no pudo. A mucha gente le ayud¨® a salir del exilio, a mucha gente la salv¨® de las torturas, los pudo rescatar de las garras de la desaparici¨®n forzada. A mucha gente, no. Una vez fui a visitar la tumba de mi pap¨¢ y hab¨ªa una persona poni¨¦ndole un arreglo y me dec¨ªa: ¡°es que su pap¨¢ en realidad era el Defensor del Pueblo antes de que existiera la Defensor¨ªa del Pueblo, porque nosotros todos ¨ªbamos donde ¨¦l si ten¨ªamos un problema¡±.
P. ?Ha militado en alg¨²n partido?
R. No
P. Su abuelo fue coautor del libro La Violencia en Colombia, una experiencia que lo llev¨® al exilio. ?Qu¨¦ trae de su abuelo a este cargo?
R. Mi abuelo es muestra de la importancia del humanismo social, de pensarnos el pa¨ªs desde la gente, de toda esta cr¨ªtica social tremenda desde los a?os sesenta. Mi abuelo es cofundador de la primera facultad de sociolog¨ªa del continente, la Facultad Sociolog¨ªa de la Universidad Nacional de Colombia. El libro La Violencia en Colombia, que es el relato de lo que nos sucede como pa¨ªs, termina causando su exilio. Si quieres que te lo resuma, nosotros llevamos tres generaciones exiliados, perseguidos, y tratando de mover las ideas de justicia social, una justicia mucho m¨¢s amplia. Y en ese sentido nuestras vidas se conectan much¨ªsimo. Por cierto, mi pap¨¢ nunca quiso un exilio porque le parec¨ªa que era una forma de abandonar su lucha y perder el pulso, siempre dijo que se quedaba hasta las ¨²ltimas consecuencias, pese a que ¨¦l hab¨ªa ayudado a mucha gente a que se exiliara. Nunca lo asumi¨® como una opci¨®n de vida, ¨¦l prefer¨ªa morir por algo que vivir por nada.
P. ?Cu¨¢l quisiera que fuera su principal tarea como viceministro de Justicia?
R. Tengo muy diversas tareas, pero la principal es quitar, o al menos arrinconar, el estado de cosas inconstitucional en la pol¨ªtica criminal. [La Corte Constitucional colombiana ha declarado varias veces un estado inconstitucional en c¨¢rceles pero tambi¨¦n en la pol¨ªtica criminal]. Eso implica atender problemas tan graves e hist¨®ricos acumulados como: el hacinamiento en las c¨¢rceles; la falta de acceso a derechos econ¨®micos, sociales y culturales; la pol¨ªtica criminal desmedida por el populismo penal; la falta de racionalizaci¨®n de las medidas por unas penas absolutamente desbordadas. La ¨²nica forma de atender los conflictos sociales ha sido la pena privativa de la libertad y creo que debemos repensarnos, debemos darle una nueva oportunidad a pensar el problema de la pol¨ªtica criminal en Colombia.
P. ?Qu¨¦ le dir¨ªa a quienes temen que el gobierno Petro sea m¨¢s laxo con el crimen?
R. La propuesta no pasa por ser laxos con el crimen, sino con poder crear una pol¨ªtica criminal m¨¢s humanista que nos ayude a superar el Estado de cosas inconstitucional. Eso se logra no solamente para personas que cometen cr¨ªmenes, sino tambi¨¦n para las v¨ªctimas. Tenemos que buscar una pol¨ªtica criminal efectiva, eficaz y humana.
P. ?Colombia sufre de populismo penal?
R. Totalmente. En Colombia la pena m¨¢s alta es de 60 a?os de prisi¨®n, y eso es una cadena perpetua en un pa¨ªs donde est¨¢ prohibida la cadena perpetua. Si eso no es populista, yo no s¨¦ que es populista. En Colombia, los m¨¢s peque?os y locales conflictos sociales se gestionan a trav¨¦s del sistema penal, porque se ve como la ¨²nica puerta de respuesta a los conflictos sociales. Si alguien comete una injuria, una calumnia, lo llevan a juicio y eso termina en unos procesos muy distendidos. O cuando hay problemas de transici¨®n, de negociaciones de paz, o de sometimiento del crimen organizado, lo primero que pensamos es en el derecho penal y de lo menos que se habla es de las pol¨ªticas sociales. A nadie le importa eso, la gente quiere saber cu¨¢ntos son los a?os que alguien va a estar en la c¨¢rcel.
P. ?C¨®mo responder a las v¨ªctimas que buscan justicia sin pensar en cu¨¢ntos a?os van a estar los victimarios en la c¨¢rcel?
R. A muchas v¨ªctimas les son muy provechosas las formas de reparaci¨®n y compromiso serio por parte de las personas que han cometido cr¨ªmenes, m¨¢s que generar unos esquemas de sufrimiento interminable en centros de reclusi¨®n. Hay que darle respuesta a las v¨ªctimas pero se ha asumido que las v¨ªctimas son una especie de universo homog¨¦neo en el cual hay una cantidad de gente que quiere: o bien salir corriendo a abrazar a las personas que han cometido faltas y perdonarles; o bien que est¨¢n con una escopeta en la mano pidiendo la cabeza de los que le han hecho mal. Y no es ni una cosa ni la otra. Hay una gran diversidad de expectativas entre las v¨ªctimas y para eso est¨¢ el Estado de Derecho, para mediar entre esas expectativas.
P. ?Y porqu¨¦ es tan punitiva la sociedad colombiana?
R. Yo no creo que la sociedad colombiana sea punitiva, sino que la han hecho punitiva. De las ¨²ltimas reformas que han ampliado las penas, la gran mayor¨ªa, un 70%, han pasado por iniciativa gubernamental. Han sido los gobiernos los que han impulsado esa escalada punitiva, no han sido tanto refer¨¦ndums, o que la gente haya organizado asambleas. Aqu¨ª lo que s¨ª hay es un sentimiento generalizado que hay que conciliar, que es de inacci¨®n, inactividad, e impunidad.
P. ?Y c¨®mo enfrentarse al tema de la impunidad desde su despacho?
R. El tema de la impunidad pasa, por supuesto, por un tema de pol¨ªtica p¨²blica, pero en gran medida por un tema de independencia judicial. Creo que nuestro trabajo aqu¨ª es poder dotar de las mejores herramientas posibles al sistema de administraci¨®n de justicia. Tambi¨¦n contribuir con herramientas de pol¨ªtica p¨²blica que puedan optimizar temas de investigaci¨®n, de judicializaci¨®n. Soy un convencido de que no se deben cambiar absolutamente todas las estructuras. Hay much¨ªsimos cuellos de botella a nivel administrativo en el sistema judicial y ya tengo detectados algunos problemas grandes, medianos y peque?os. Hay muchos asuntos muy territorializados, muy microsc¨®picos. No todo se cambia con una gran pol¨ªtica p¨²blica. Hay tambi¨¦n acciones, dig¨¢moslo as¨ª, peque?as.
P. Deme un ejemplo de una acci¨®n peque?a
R. Por ejemplo, en los establecimientos penitenciarios. Todo el mundo se ha puesto a pensar que es muy importante abrir cupos y cupos [en las c¨¢rceles] para resolver el problema de hacinamiento. Pero se ha hecho poco para fortalecer las oficinas jur¨ªdicas que eval¨²an ¡ªy env¨ªan a los jueces de ejecuci¨®n de penas sus evaluaciones¡ª para atribuir subrogados penales y beneficios judiciales. Esa ser¨ªa una forma de descongestionar sin tener que crear nueva infraestructura.
P. El presidente Petro ha hablado de cambiar el enfoque de pol¨ªtica de drogas porque dice las c¨¢rceles colombianas est¨¢n llenas de personas condenadas por este enfoque. ?Est¨¢ de acuerdo?
R. S¨ª. Los principales cuatro delitos en Colombia, que ocupan el 50% de la poblaci¨®n carcelaria de adultos, son: el hurto, el homicidio, el tr¨¢fico y porte de estupefacientes, y el porte de armas. A su vez, en el sistema de responsabilidad penal de adolescentes, casi un 72% est¨¢ representado por hurto y por tr¨¢fico y porte de estupefacientes. El tema de drogas es central en la pol¨ªtica criminal. Todo el mundo cuando piensa en el tr¨¢fico y porte, piensa en grandes estructuras de narcotr¨¢fico. No piensa en casos concretos, personas concretas, como uno del que supe recientemente, el caso de una se?ora detenida en Ecuador, madre cabeza de familia, con seis hijos, y una condena de m¨¢s de 20 a?os de prisi¨®n porque trafic¨® drogas. Yo no conozco a esa se?ora, pero es madre soltera con seis hijos, ah¨ª hay otro tipo de problemas sociales que debemos atender. O tenemos que atender este problema desde una perspectiva de salud p¨²blica, porque los indicadores dicen que Colombia ha incrementado el consumo de drogas. Tenemos la representaci¨®n de que Colombia es un pa¨ªs productor, y no un consumidor, pero en muchas regiones del pa¨ªs hay un gran consumo y hay grandes alertas sobre todo en la juventud. Esto tiene que ver con una pol¨ªtica social frente a los j¨®venes. Si los j¨®venes ven [el tr¨¢fico de drogas] como una forma laboral, y adem¨¢s como una forma de desfogar las ansiedades sociales, pues esto va a revertir un problema generacional muy fuerte. El gran problema de la pol¨ªtica de drogas no est¨¢ ¨²nicamente en el Ministerio de Justicia.
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