La discusi¨®n sobre la paz vuelve a instalarse en Colombia
La implementaci¨®n de los acuerdos con las FARC y nuevos di¨¢logos con grupos armados vuelven al centro de atenci¨®n de la pol¨ªtica colombiana en la era Petro
Colombia vuelve a hablar de paz. En su primera visita como presidente electo a un alto tribunal, Gustavo Petro, quien se posesiona el pr¨®ximo domingo, asisti¨® la tarde del viernes a la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz (JEP), considerada la columna vertebral de los acuerdos firmados con la extinta guerrilla de las FARC. Aunque la discreta reuni¨®n con los magistrados del sistema de justicia transicional se desarroll¨® a puerta cerrada, el peso simb¨®lico era innegable. ¡°Su prop¨®sito de asegurar en Colombia la paz total no solo es un loable designio, sino un mandato constitucional y un presupuesto b¨¢sico de convivencia¡±, le dijo durante el encuentro el presidente de la JEP, el magistrado Eduardo Cifuentes. Despu¨¦s de un par¨¦ntesis durante el gobierno de Iv¨¢n Duque, la discusi¨®n sobre las negociaciones de paz, y la posibilidad de nuevos di¨¢logos, vuelve a instalarse en el pa¨ªs.
Los acuerdos de paz requieren el compromiso de varios gobiernos, pues suelen tardar en asentarse. Colombia no es una excepci¨®n. De entrada, Petro promete darle un nuevo impulso a la fr¨¢gil implementaci¨®n del hist¨®rico pacto con las otrora Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, hoy convertidas en un partido pol¨ªtico, y desde ya se propone retomar los di¨¢logos frustrados con el ELN, la ¨²ltima guerrilla activa en el pa¨ªs. Tambi¨¦n avanzar en una pol¨ªtica de sometimiento a la justicia para otros grupos criminales como parte de su ambiciosa e incipiente b¨²squeda de lo que ha llamado ¡°paz total¡±. En particular el Clan del Golfo, la mayor banda narcotraficante, heredera de los paramilitares.
Si al final del Gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2018) se hablaba de una ¡°paz completa¡± para justificar la necesidad de mantener los di¨¢logos con el ELN, despu¨¦s de haber firmado el acuerdo con las FARC, en v¨ªsperas del comienzo de la era Petro su ¡°paz total¡± ya domina las conversaciones como uno de los ejes de su mandato.
¡°Es un desarrollo complementario y mucho m¨¢s ambicioso, pues las negociaciones entre Santos y las FARC se restringieron al principal de los actores armados del momento, pero el periodo posterior nos ha demostrado que no es suficiente¡±, apunta el soci¨®logo Gonzalo S¨¢nchez, quien dirigi¨® durante a?os el Centro Nacional de Memoria Hist¨®rica. El tema de la paz se extiende conceptualmente, explica, para cobijar no solamente a la insurgencia como una forma pol¨ªtica de la guerra, sino tambi¨¦n a las formas criminales de la guerra. ¡°La apuesta es por cerrar el ciclo de todo el conjunto; es enorme, ambiciosa, pero tambi¨¦n complicad¨ªsima¡±, valora. ¡°La paz en este gobierno deja de ser un elemento de la pol¨ªtica, para ser el gran articulador de toda la pol¨ªtica. Hay una vocaci¨®n totalizante de la paz¡±.
La visita de Petro a la JEP marc¨® un contraste con Duque, elegido en su momento con el apoyo de los sectores que se opusieron a los di¨¢logos de La Habana. Aunque el mandatario saliente prometi¨® no ¡°hacer trizas¡± el acuerdo, a lo largo de su mandato mantuvo fricciones con el Sistema Integral para la Paz, que incluye tanto a la JEP como a la Comisi¨®n de la Verdad. Incluso intent¨® modificar al tribunal de paz, pero se estrell¨® con el rechazo del Congreso y de la Corte Constitucional. Solo lleg¨® a visitar las instalaciones de la JEP el pasado noviembre, para la conmemoraci¨®n de los cinco a?os de la firma de los acuerdos.
Salvo en esa ocasi¨®n, Duque se ausent¨® de las grandes citas relacionadas con la paz. No fue al acto de instalaci¨®n de la Comisi¨®n de la Verdad, en noviembre de 2018, ni a la inauguraci¨®n de Fragmentos, el ¡°contramonumento¡± de la artista Doris Salcedo, construido con el metal fundido de los fusiles de las FARC. Tampoco a la entrega p¨²blica del esperado informe final de la Comisi¨®n, hace un mes, cuando se escuch¨® una sonora rechifla apenas se mencion¨® su nombre. Ese rechazo contrast¨® con los vivas a Petro, quien s¨ª asisti¨® al conmovedor evento en un teatro de Bogot¨¢.
¡°Hay expectativas de paz, de una paz grande¡±, reconoc¨ªa el propio Petro al recibir sobre la tarima las recomendaciones de la Comisi¨®n ¨Centre otras, negociar con el ELN¨C. Desde hace tiempo el presidente electo ¨Cque en su juventud perteneci¨® a la guerrilla del M-19¨C tiene la tesis de la paz peque?a y la paz grande. ¡°La grande siempre la conceb¨ª como el gran acuerdo entre toda la sociedad, no exclusivamente entre el Estado y un grupo guerrillero¡±, escribi¨® en su biograf¨ªa pol¨ªtica Una vida, muchas vidas (Planeta, 2021), una antesala de la ¡°paz total¡± que vislumbra desde su victoria en las urnas.
Ese ¨¦nfasis tambi¨¦n ha quedado evidenciado en algunas de sus primeras designaciones. En particular, la de Danilo Rueda como comisionado de paz y la de ?lvaro Leyva como ministro de Exteriores, quienes lo acompa?aron en su visita a la JEP. Leyva, un hombre clave en las negociaciones con las FARC, ser¨¢ el jefe de una diplomacia al servicio de la paz. ¡°Del mundo esperamos todo el esfuerzo para superar nuestra violencia end¨¦mica¡±, apunt¨® Petro al anunciarlo. Entre otras, ya ha dado pasos firmes para normalizar las relaciones con la Venezuela de Nicol¨¢s Maduro ¨Ccompletamente rotas durante el periodo de Duque¨C, un elemento clave para allanar el camino de una negociaci¨®n con el ELN, que varios expertos ya consideran una guerrilla binacional por su presencia del otro lado de la frontera.
A pesar de las renovadas esperanzas con que comienza el nuevo ciclo pol¨ªtico, los obst¨¢culos no son nada desde?ables. Diversos observadores invitan a la mesura, pues Petro asume con una cr¨ªtica situaci¨®n de seguridad. En muchas regiones a¨²n arde la guerra que los acuerdos con las FARC buscaban extinguir, los desaf¨ªos humanitarios persisten y la violencia se ha recrudecido. Hay seis conflictos armados internos entre diversos actores, seg¨²n el balance del Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja (CICR), que advirti¨® la semana pasada que en el primer semestre de 2022 se ha visto un aumento significativo de la violencia, con el consecuente incremento del sufrimiento para la poblaci¨®n civil. A pesar del desarme de las FARC, un desordenado archipi¨¦lago de grupos con estructuras m¨¢s fracturadas cop¨® el vac¨ªo que dej¨® la guerrilla, ante la ausencia de respuesta estatal. A fen¨®menos como el incesante asesinato de l¨ªderes sociales, ambientalistas y excombatientes se suma la reciente oleada de atentados contra la fuerza p¨²blica, atribuidos al Clan del Golfo.
Durante el gobierno de Santos, si bien tambi¨¦n se intent¨® combinar la negociaci¨®n con las guerrillas con una pol¨ªtica de sometimiento de las organizaciones criminales, los dos temas estaban ¡°muy claramente separados en t¨¦rminos de estrategias¡±, apunta Angelika Rettberg, profesora de la Universidad de Los Andes experta en resoluci¨®n de conflictos armados que hizo parte de la mesa con el ELN en 2018. ¡°Hasta ahora, los anuncios que han hecho desde el gobierno electo est¨¢n metiendo muchas cosas en la misma bolsa, generando expectativas que pueden no ser del todo realistas¡±, advierte. ¡°Diferentes organizaciones requieren respuestas distintas¡±.
Nacido bajo el influjo de la revoluci¨®n cubana, e inspirado por la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional, que por primera vez tendr¨ªa como contraparte a un gobierno de izquierdas, concentra buena parte de las expectativas. ¡°El ambiente es favorable, pero no est¨¢ exento de las complejidades que han acompa?ado los acercamientos con esta guerrilla¡±, que se ha fortalecido militarmente, advierte un reciente an¨¢lisis de la Fundaci¨®n Ideas para la Paz (FIP). ¡°Estamos en el momento en que el p¨¦ndulo est¨¢ volviendo a la paz¡±, dice Mar¨ªa Victoria Llorente, directora de la FIP, aunque subraya que la negociaci¨®n no est¨¢ a la vuelta de la esquina. ¡°La relaci¨®n del r¨¦gimen de Maduro con el ELN, por ejemplo, es una pregunta abierta¡±, apunta.
De momento ha imperado la enga?osa sensaci¨®n de que las conversaciones con el ELN y el Clan del Golfo volver¨¢n a arrancar donde se detuvieron. ¡°Claramente hay m¨¢s voluntad que en el gobierno de Duque, pero eso no exime a cualquiera de esos procesos a las dificultades asociadas con econom¨ªas il¨ªcitas muy lucrativas, y con realidades de fortaleza relativa que son muy distintas a las que llevaron a las FARC a negociar en su momento¡±, advierte Angelika Rettberg. ¡°Uno no puede hacer caso omiso de hechos que han ocurrido en estos cuatro a?os, donde algunas rutas de narcotr¨¢fico se han consolidado y los grupos armados se han expandido m¨¢s all¨¢ del territorio colombiano¡±, se?ala.
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