La justicia que no llega
Entre 2014 y 2021 la Direcci¨®n Especializada contra la Corrupci¨®n de la Fiscal¨ªa General de la Naci¨®n apenas ha logrado unas pocas condenas contra funcionarios corruptos en unos pocos lugares del pa¨ªs
La Guajira y el Choc¨® son dos departamentos de Colombia en donde no existe la corrupci¨®n. Si en La Guajira los ni?os mueren de hambre y muchos centros poblados no tienen acueducto, no es culpa de la corrupci¨®n. Si en la capital del Choc¨® la pobreza se multiplica y las ¨²nicas mansiones que se ven son las de los pol¨ªticos de la regi¨®n, tampoco es culpa de la corrupci¨®n. Los indicadores de la justicia se?alan que all¨¢ todo est¨¢ bien. All¨¢ viven los servidores p¨²blicos m¨¢s honestos del pa¨ªs. All¨¢ y en otros 19 departamentos de los 32 que tiene el pa¨ªs.
Esta deducci¨®n se hace al observar el deprimente mapa de condenas por casos vinculados a cualquier tipo de corrupci¨®n en el sector p¨²blico, publicado hace pocas horas por el Observatorio de Justicia e Impunidad del Instituto Anticorrupci¨®n. En el informe se descubre una realidad que duele si se tiene en cuenta los elevad¨ªsimos niveles de corrupci¨®n que ahogan a Colombia: entre 2014 y 2021 la Direcci¨®n Especializada contra la Corrupci¨®n de la Fiscal¨ªa General de la Naci¨®n apenas ha logrado unas pocas condenas contra funcionarios corruptos en unos pocos lugares del pa¨ªs. Es como si la corrupci¨®n no existiera. O, tal vez, es como si la Fiscal¨ªa no hiciera bien su trabajo.
?C¨®mo entender que en ocho a?os no haya ca¨ªdo un solo corrupto en el Choc¨® y la Guajira? ?C¨®mo se explica que en ese largo periodo no haya sido merecedor de una condena al menos un corrupto en Magdalena, Santander, el Eje Cafetero o los llanos orientales?
Entender la situaci¨®n se hace a¨²n m¨¢s complejo cuando se revisa la cifra correspondiente al n¨²mero de denuncias que llegaron durante esos a?os a la Fiscal¨ªa. 489 casos de presunta celebraci¨®n indebida de contratos, 466 por peculado, 177 por cohecho, 127 por concusi¨®n, 36 por enriquecimiento il¨ªcito y la lista sigue. En total han sido m¨¢s de 1.800 procesos, pero solo ha habido 30 condenas.
Algo similar pasa a nivel de la Corte Suprema de Justicia y las investigaciones que deber¨ªan ser adelantadas por la Fiscal¨ªa delegada ante ese tribunal, que se dedica a avanzar en los casos que involucran a servidores p¨²blicos aforados como congresistas, ministros, gobernadores, magistrados o generales de la fuerza p¨²blica. All¨ª, de 1.813 procesos s¨®lo 6 han terminado con sentencia condenatoria. Si esa es la foto, Colombia es un pa¨ªs que desborda en honestidad y transparencia¡ O los fiscales que investigan hacen demasiado mal su trabajo.
Como parece evidente que la segunda opci¨®n es la correcta, debe haber una raz¨®n de mucho peso para que los casos contra los corruptos no avancen a pesar de tantas denuncias. Que lo que m¨¢s se contabilice por parte de la Fiscal¨ªa sean procesos archivados en hechos que involucran a funcionarios p¨²blicos no habla de eficiencia, sino de mediocridad. Algo de lo que seguramente est¨¢n al tanto los pol¨ªticos que se dedican a?o tras a?o y periodo tras periodo a desangrar las arcas de todos los colombianos.
Por eso los congresistas se reeligen y cada vez son m¨¢s ricos. Por eso los gobernadores crean dinast¨ªas que duran d¨¦cadas en el poder. Por eso hay lugares como la capital del Choc¨® donde todo el mundo es pobre, pero los pol¨ªticos viven rodeados de lujos. Porque saben que la justicia nunca va a llegar. Y adem¨¢s saben el secreto para que eso pase.
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