El plant¨®n de las antorchas: la oposici¨®n se congrega en un monumento militar para recordar la victoria del ¡®no¡¯ en el plebiscito
Un centenar de personas, incluyendo dos candidatos de derecha a la Alcald¨ªa de Bogot¨¢, protestaron contra el Gobierno
¡°Los h¨¦roes en Colombia s¨ª existen¡±, dec¨ªa una pancarta que colgaba del puente de la calle 100 con s¨¦ptima, al norte de Bogot¨¢. El mismo lema adornaba la base de una escultura de la artista Felisza Burstyn en honor a Gandhi, que los manifestantes rebautizaron: H¨¦roes por siempre. En la hierba, alrededor de la obra, reposaban fotos de los militares fallecidos en combate en lo corrido del a?o, resguardadas por miembros del comando ¨¦lite de la Polic¨ªa. Los prop¨®sitos de la jornada eran diversos, desde la conmemoraci¨®n de los siete a?os de la victoria del No en el plebiscito de 2017, hasta el homenaje a los ¡®ca¨ªdos¡¯. Lo que inicialmente la oposici¨®n llam¨® una contramarcha a la convocada por el Gobierno la semana pasada, termin¨® siendo una concentraci¨®n simb¨®lica de no m¨¢s de 100 asistentes.
Desde las cinco de la tarde, y poco a poco, fueron llegando personas. A diferencia de las protestas oficialistas, la mayor¨ªa eran adultos mayores y hab¨ªa pocos j¨®venes. Adem¨¢s de antorchas y velas, muchos llevaban gorras y chaquetas con alg¨²n tipo de propaganda pol¨ªtica. El nombre m¨¢s repetido era el de Juli¨¢n Usc¨¢tegui, candidato al Concejo de Bogot¨¢ por el Centro Democr¨¢tico. Otro de los convocantes era su hermano, el congresista uribista Jos¨¦ Jaime Usc¨¢tegui. Los dos son hijos de Jaime Humberto Usc¨¢tegui, un general del Ej¨¦rcito hoy retirado y condenado por la justicia por haber permitido que los paramilitares masacraran a 49 personas en Mapirip¨¢n, Meta, en 1997.
La mayor¨ªa de los asistentes y de las organizaciones convocantes ten¨ªan alg¨²n tipo de relaci¨®n con militares, tanto activos como retirados. El representante Usc¨¢tegui asegura que cada 2 de octubre se realiza un acto porque ¡°una parte del pueblo colombiano se siente estafado, ya que gan¨® en las urnas, pero se impusieron mayor¨ªas que adelantaron los procesos de La Habana. Y hoy hay criminales de lesa humanidad nombrados como congresistas y las v¨ªctimas pidiendo justicia¡±. Curiosamente, la esperanza que le queda a su padre para limpiar su nombre es que la justicia transicional creada en La Habana anule su condena, emitida por la justicia ordinaria. En 2022 el general logr¨® que la Secci¨®n de Apelaciones de la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz (JEP) admitiera hacer esa revisi¨®n, que est¨¢ en proceso.
Con gran expectativa se anhelaba la presencia del expresidente ?lvaro Uribe. Se hab¨ªa anunciado en redes sociales que asistir¨ªa al encuentro. Si bien no lleg¨®, su figura estuvo presente en los discursos y cuando un transe¨²nte interpel¨® a los manifestantes diciendo que el Gobierno Uribe fue una ¡°dictadura¡±, al un¨ªsono le respondieron con fuertes insultos.
S¨ª llegaron otras figuras notables de la derecha, como la senadora Mar¨ªa Fernanda Cabal; su esposo, Jos¨¦ F¨¦lix Lafaurie, cabeza del gremio de los ganaderos y miembro del equipo negociador del Gobierno Petro en los di¨¢logos con el ELN; el candidato a la Alcald¨ªa de Bogot¨¢ y exministro de Defensa de Iv¨¢n Duque, Diego Molano; y el comandante del Ej¨¦rcito en ese mismo Gobierno, Eduardo Zapateiro.
El acto central se dio en medio de la luz tenue del fuego de las antorchas y las velas. Zapateiro tom¨® un micr¨®fono. Tras gritar un caracter¨ªstico y guerrero ¡°?Aj¨²a!¡±, que lo hizo famoso como comandante tropero, recit¨® la oraci¨®n patria, un rezo cat¨®lico muy usual en la milicia y que termina con: ¡°Mi ambici¨®n m¨¢s grande es la de llevar con honor el t¨ªtulo de colombiano y, llegado el caso, morir por defenderte¡±. Despu¨¦s fue el turno para los dos hermanos Usc¨¢tegui dieron discursos.
La estrella de la noche fue la senadora Cabal. Entre la euforia de los asistentes y gritos de ¡°?Presidenta!¡±, inici¨® con palabras fuertes y directas: ¡°Colombia no es socialista, ni lo ser¨¢ jam¨¢s. Aqu¨ª no nos gobierna la primera l¨ªnea ni el M-19, ni las disidencias, ni el ELN¡±. Continu¨® su intervenci¨®n criticando a Gustavo Petro, refiri¨¦ndose al esc¨¢ndalo de su hijo Nicol¨¢s Petro y acus¨¢ndolo de llegar al poder con dinero del narcotr¨¢fico y gracias a ¡®favores¡¯ de la Registradur¨ªa. Tambi¨¦n llam¨® a su Gabinete ¡°manicomio de ministros¡± y se retir¨® en medio de v¨ªtores.
Entre los pocos j¨®venes en el espacio estuvo Marlon Due?as, de 22 a?os, quien ten¨ªa una gorra bordada que dec¨ªa ¡®Cabal¡¯. Explic¨® a EL PA?S que prest¨® el servicio militar, al igual que muchos en su familia, y que por eso para ¨¦l era necesario estar ah¨ª, rindi¨¦ndole un homenaje ¡®a los ca¨ªdos¡¯, y exigiendo una paz para todos, incluidos los miembros de las fuerzas militares.
Otros asistentes eran m¨¢s duros. Alguno exclamaba airado que Colombia atraviesa ¡°una oscura noche¡± desde que la gobierna ¡°un guerrillero¡± [Petro fue miembro de la guerrilla del M-19, que se desmoviliz¨® hace m¨¢s de 30 a?os], y que los militantes de la izquierda necesitan ¡°ir a terapia¡± y ¡°aprender a leer¡±. El ¨¢nimo era hostil para cualquiera que no arengara en esa misma l¨ªnea.
Tras dos horas, la autoproclamada marcha que buscaba opacar la ¡°toma de Bogot¨¢¡± de Petro, cerr¨® en paz. Fue un acto simb¨®lico que, como se escuchaba entre murmullos, dej¨® desilusiones entre quienes sent¨ªan que hab¨ªa sido muy peque?o y quienes no estaban a gusto con el protagonismo del candidato al Concejo.
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