La representaci¨®n art¨ªstica de los mundos ind¨ªgenas en tiempos de Instagram
Una exposici¨®n en el museo de arte Miguel Urrutia de Bogot¨¢ celebra el centenario del Banco de la Rep¨²blica con m¨¢s de 850 obras sin fichas t¨¦cnicas a la vista en una apuesta abierta al debate
Los museos se han empleado desde hace unos a?os en la tarea de subsanar viejas deudas con la representaci¨®n y el espacio dedicado a comunidades marginadas o minoritarias. Colombia se halla a¨²n muy rezagada en la reconstrucci¨®n de este tipo de discursos frente a pa¨ªses vecinos como Brasil. Quiz¨¢s impulsado por eso, el Museo de Arte Miguel Urrutia de Bogot¨¢ ha decidido celebrar el centenario del Banco de la Rep¨²blica, due?o de la colecci¨®n, con una muestra titulada Sembrar la duda: indicios sobre las representaciones ind¨ªgenas en Colombia. Una propuesta sugerente, nutrida con 850 obras entre telares, fotograf¨ªas, esculturas, serigraf¨ªas, ¨®leos o videos, entre otros.
Se trata de casi un millar de piezas desprovistas de fichas t¨¦cnicas para acompa?ar las obras con informaci¨®n b¨¢sica sobre su autor¨ªa o contexto. Una decisi¨®n curatorial premeditada que tambi¨¦n encaja dentro de la revisi¨®n cr¨ªtica de las corrientes muse¨ªsticas occidentales hegem¨®nicas: ¡°Ni es una negligencia, ni es un error¡±, explica el curador franc¨¦s Julien Petit, uno de los tres comisarios responsables de la muestra, ¡°nosotros hemos reflexionado y creemos que el formato convencional tambi¨¦n es problem¨¢tico porque configura de manera sigilosa el imaginario de los espectadores. Jerarquiza y genera una mediaci¨®n que nosotros cuestionamos como herencia est¨¦tica y art¨ªstica que viene desde hace 500 a?os de Europa¡±.
El fin de semana pasado, los gu¨ªas del museo trataban de transmitir a los visitantes la idea de que la informaci¨®n formal no es vital en esta ocasi¨®n para comprender el recorrido. M¨¢s all¨¢ de los carteles con la descripci¨®n general de los temas que acompa?an cada una de las seis secciones que dividen la visita, los responsables afirman que algunas piezas tienen un c¨®digo QR donde se puede consultar algo de informaci¨®n (algunos visitantes se quejaron de la mala cobertura celular).
Para el veterano cr¨ªtico de arte ?lvaro Medina, no obstante, se trata de un error: ¡°M¨¢s a¨²n cuando son centenares de objetos y obras, muchas de ellas de peque?o tama?o, y que se prestan a la confusi¨®n a la hora de tratar de identificarlas¡±. En ciertas exposiciones de arte contempor¨¢neo es usual que se omitan estas fichas, asegura el acad¨¦mico y estudioso del trabajo del reci¨¦n fallecido Fernando Botero, Christian Padilla: ¡°Pero ya de partida me llama mucho la atenci¨®n que el arte moderno latinoamericano vuelva a recurrir al mundo ancestral ind¨ªgena para proyectar su presente y futuro¡±.
En su opini¨®n, la decisi¨®n curatorial sigue la l¨ªnea de cierta vertiente museogr¨¢fica en boga: ¡°Adem¨¢s de lo que se expone, tambi¨¦n la forma c¨®mo se expone forma parte de la muestra. Que no haya fichas es muy com¨²n. Algunos artistas y curadores las menosprecian porque argumentan que van en detrimento de la contemplaci¨®n¡±. Cita, por ejemplo, el caso del Premio Luis Caballero: ¡°All¨ª nunca las ponen. Y creo que ser¨ªa aburrido que estuvieran acompa?adas con explicaciones de todo¡±.
Sin embargo, propuestas como la del reconocido galard¨®n bogotano suelen estar acotadas tanto en su tem¨¢tica como en la selecci¨®n. En todo caso Sigrid Casta?eda, curadora de la muestra junto a Mar¨ªa Wills y Julien Petit, subraya que Sembrar duda ha servido para arrojar luz sobre ¡°la importancia del hecho de estar en la exposici¨®n y apreciar la obra, m¨¢s all¨¢ de la preocupaci¨®n por saber o entender. Nosotros no quer¨ªamos dar explicaciones sobre por qu¨¦ lo hicimos, pero s¨ª esper¨¢bamos que la gente se cuestionara¡±.
Un asunto sobre el cual el curador Jaime Cer¨®n discrepa y matiza: ¡°No se trata simplemente de un asunto est¨¦tico. Lo que est¨¢ en juego es mucho m¨¢s profundo. Si se quiere revisar un silenciamiento hist¨®rico reiterativo de esa pluralidad de comunidades desde las pr¨¢cticas art¨ªsticas, se hace evidente y necesario tener a la mano m¨¢s elementos de contexto para completar la reparaci¨®n con esos grupos ¨¦tnicos¡±.
Sin atreverse a entrar en juicios de valor sobre una muestra que a¨²n no ha visitado, el investigador y doctor en Estudios Multiculturales Miguel Rocha mantiene que su trabajo con escritores y creadores ind¨ªgenas de diversas comunidades le da motivos para pensar que las cualidades est¨¦ticas de sus obras no son la ¨²nica preocupaci¨®n. ¡°Para ellos, m¨¢s all¨¢ de la apreciaci¨®n f¨ªsica o visual, es muy importante el contexto en el que surge su trabajo y el sentido comunitario¡±.
Subraya que el arte contempor¨¢neo suele caer en generalizaciones en tiempos de Instagram: ¡°En mi experiencia s¨ª ha sido importante situar a las personas, incluso en un contexto hist¨®rico, para mostrar la heterogeneidad, y alguna transversalidad, de los pueblos ind¨ªgenas¡±. Y es que el arte, recordaba la investigadora y cr¨ªtica Mar¨ªa Iovino en la presentaci¨®n de un encuentro sobre espiritualidades afro e ind¨ªgenas, es un terreno tan propicio como delicado para saldar viejas deudas con todos estos universos olvidados.
¡°Los herederos de saberes ancestrales del territorio colombiano¡±, se lee en el discurso de Iovino, ¡°han sido acribillados, amenazados, marginados con la falla de atenci¨®n, de educaci¨®n, de servicios, y tambi¨¦n el hambre, forzados a la distorsi¨®n de sus culturas y reducidos como simples productores artesanales¡±.
?Cu¨¢l es el dilema de algunos curadores con el ejercicio de jerarquizar las piezas? ¡°Conocer las diferentes culturas precolombinas colombianas, e incluso las comunidades ind¨ªgenas vivas, es un privilegio que solo tienen unos pocos¡±, opina ?lvaro Medina, ¡°entonces para exhibir una escultura Tairona, o un pectoral Tolima, hay que aportar al p¨²blico unas explicaciones, m¨¢s que confrontarlos al vac¨ªo, sobre cu¨¢les son sus posibles significados, por qu¨¦ ha trascendido hasta nuestros d¨ªas o cu¨¢l es la riqueza de su lenguaje¡±.
La actual Bienal de S?o Paulo, acaso la mayor cita de arte contempor¨¢neo en la regi¨®n, est¨¢ dedicada precisamente al reconocimiento de la sabidur¨ªa de tradiciones ninguneadas durante los siglos XIX y XX. Se trata, de nuevo, de una recuperaci¨®n de relatos ind¨ªgenas y afro segregados del canon y que tras la irrupci¨®n del movimiento antirracista Black Lives Matter se ha instalado como fen¨®meno cultural. ?lex Vicente, reportero de Babelia, el suplemento cultural de este diario, escrib¨ªa a prop¨®sito desde Brasil: ¡°La exposici¨®n pretende invalidar las jerarqu¨ªas que se impusieron con el paso de la modernidad, a la luz del proyecto capitalista y colonial¡±.
Un argumento similar al esgrimido por los curadores del caso colombiano. Para ello se han apoyado en una selecci¨®n de tapices y telares de Olga de Amaral, pero tambi¨¦n de acuarelas del sabio del pueblo Nonuya Abel Rodr¨ªguez, la imagen de la mujer Ember¨¢ en el desaparecido billete de 10.000 pesos, rodillos ancestrales de la tradici¨®n Zen¨², piezas del artista conceptual Antonio Caro o retratos de las cer¨¢micas del escultor vasco Jorge Oteiza. Una mezcla de texturas y ¨¦pocas, de soportes visuales y sonoros que estar¨¢n expuestos de forma gratuita hasta abril del pr¨®ximo a?o.
La pregunta que queda en el aire es si la ausencia de informaci¨®n b¨¢sica a la vista ha sido el camino adecuado para desarrollar un discurso conceptual tan amplio y complejo: ¡°Un museo es una instituci¨®n educativa no formal¡±, responde Julien Petit, ¡°los visitantes vienen a aprender cosas sobre las obras, a apreciar las formas que los artistas le han dado a una materia para representar algo. En esta ocasi¨®n hemos reflexionado y hemos llegado a la conclusi¨®n de que la manera m¨¢s interesante para conformar la experiencia era desconectar la informaci¨®n de tal forma que el p¨²blico tenga un acercamiento pl¨¢stico y visual que el formato convencional no habr¨ªa permitido¡±.
La discusi¨®n est¨¢ abierta.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S sobre Colombia y aqu¨ª al canal en WhatsApp, y reciba todas las claves informativas de la actualidad del pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.