Nunca celebres la v¨ªspera
En la pol¨ªtica, donde reina el teatro, sorprende que a¨²n gente sensata y decente quiera competir, y, m¨¢s a¨²n, que a veces algunos triunfen. Todo el mundo a votar, pero no por el que tiene puesta la m¨¢scara
En la pol¨ªtica reina el enga?o, la confusi¨®n y el teatro. Personas que uno no dejar¨ªa a cargo de los hijos por una hora, ni pondr¨ªa a manejar una tienda de barrio, terminan encargadas de una ciudad de 10 millones de habitantes, o un pa¨ªs de 50 millones de almas. Sin experiencia previa de gesti¨®n, o peor, con probada ineptitud y malos manejos.
Todo porque transmiten mensajes que resuenan con nuestra esperanza, resentimiento, miedo u odio. Porque cuentan con m¨¢s dinero para la campa?a, proveniente de fuentes oscuras, ponen m¨¢s vallas, tiktoks, Facebooks, Instagrams, Twitters, pasacalles y voceadores, dedican bodegas a la aniquilaci¨®n de los competidores, dan tamales y ponen buses para hacer que los m¨¢s pobres, en las zonas m¨¢s atrasadas y violentas, los que m¨¢s necesitar¨ªan de un buen gobierno, justamente les den los votos para ganar. Esos son los que ganan.
Sin quererlo, alimentamos a la bestia de la que luego pasamos cuatro a?os quej¨¢ndonos. Desaf¨ªa el sentido com¨²n que tengamos un m¨¦todo tan poco fiable para escoger mandatarios. Es heroico que gente buena compita, e infrecuente que gane.
Eso llev¨® al pensador austriaco Karl Popper a concluir que la democracia no es el m¨¦todo para escoger a la persona correcta. Sino la manera de salir r¨¢pido de la persona incorrecta. Aun cuando a veces cuatro a?os parezcan una eternidad.
No seamos ingenuos con que deben ganar los mejores. La democracia es un sistema de prueba y error, para deshacerse de las equivocaciones. En ella nosotros mismos tenemos la culpa: 10 millones de colombianos, 1 mill¨®n de bogotanos, 300.000 medellinenses, 200.000 cale?os, y as¨ª sucesivamente.
?Sistem¨¢ticamente escogemos mal? ?Somos como el primo o la prima que tiene mal ojo para buscar pareja, y siempre termina con quien no le conviene?
No es un mal exclusivo de Colombia. Espa?a no tiene a¨²n presidente, Gran Breta?a ha tenido cinco primeros ministros en seis a?os, Per¨² tiene una presidenta en interinidad, Argentina escogi¨® en primera vuelta uno que destroz¨® los bolsillos de la gente con una inflaci¨®n del 140%, y en Venezuela faltan escobas detr¨¢s de las puertas para que salga Maduro, y siete millones de personas prefieren dejar su tierra.
Una estad¨ªstica muestra que desde 2015 en las elecciones nacionales de Am¨¦rica Latina hay un 80% de probabilidad de que gane la oposici¨®n.
?Suceder¨¢ en las elecciones regionales de Colombia? En 2019 la izquierda radical hizo una mo?ona en Bogot¨¢, Medell¨ªn, Cali y Cartagena. ?Caer¨¢ y ser¨¢ reemplazada por candidatos moderados bien sea de centro izquierda o centro derecha?
Petro y su escudero Bol¨ªvar merecen un rechazo por su mal manejo de la pol¨ªtica, la seguridad, la econom¨ªa y la estabilidad de sectores clave como la salud, la vivienda, la energ¨ªa el¨¦ctrica, el petr¨®leo y el gas, y las relaciones internacionales y laborales.
Esa misma l¨®gica debe aplicarse a las alcald¨ªas de Medell¨ªn y Cali. Daniel Quintero result¨® pendenciero y dispuesto a sacrificar unas instituciones municipales ejemplares en Colombia y Am¨¦rica Latina para proyectar su imagen de ni?o terrible. Logr¨® empa?ar, pero no destruir lo que significa Medell¨ªn y EPM. La muy segura elecci¨®n de Federico Guti¨¦rrez ser¨¢ un b¨¢lsamo contra estos cuatro a?os de mendacidad, opacidad y agresividad.
El alcalde Jorge Iv¨¢n Ospina ha sido tan malo que lograr¨¢ lo que parec¨ªa impensable. Que los cale?os dejen de votar por la izquierda radical y opten ojal¨¢ por un hombre joven y esperanzador como Alejandro Eder.
Los cartageneros parecen inclinarse por lo contrario al alcalde William Jorge Dau, y probablemente ir¨¢n por Dumek Turbay. En Barranquilla se completar¨¢n dos d¨¦cadas de un grupo eficaz en dar resultados, con la elecci¨®n de Alex Char.
Pero no cabe celebrar la v¨ªspera. Hay mucho en juego. El mensaje de rechazo a la actitud destructiva del progresismo petrista ojal¨¢ venga tanto de las grandes ciudades como de las gobernaciones y los municipios grandes y peque?os a lo largo y ancho del pa¨ªs.
La democracia siempre est¨¢ en juego. Es un sistema fr¨¢gil, proclive al abuso, sujeto al enga?o de los electores y a que candidatos impreparados y avivatos se presenten con fachados de virtud y sabidur¨ªa. Ni hablar de los financiados por lo m¨¢s oscuro de nuestra econom¨ªa y los que atrapan la plata de la salud, la educaci¨®n y los presupuestos de las alcald¨ªas.
Con ese cuadro, lo que sorprende es que a¨²n gente sensata y decente quiera competir, y, m¨¢s a¨²n, que a veces triunfen algunos de ellos. Todo el mundo a votar, no por el que tiene puesta la m¨¢scara, ni por el voto ¨²til, sino por el que muestra su verdadera cara con honestidad.
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