La aventura ind¨®mita del neur¨®logo que llev¨® su Land Rover a 1.064 pueblos de Colombia
Diego Rosselli comenz¨® el recorrido en 2004. El pasado lunes lleg¨® al ¨²ltimo municipio accesible por tierra del pa¨ªs. Dice que fue a varios dos veces, para estar seguro de tener las pruebas fotogr¨¢ficas
Diego Rosselli (Bogot¨¢, 65 a?os) acaba de lograr algo incre¨ªble. Este lunes, acompa?ado de su hija Paula y su Land Rover, el Tinieblo Rezandero, consigui¨® su objetivo de viajar en carro a todos los municipios accesibles por tierra de Colombia. 1.064 pueblos conoci¨® en la aventura, de casi 20 a?os. Y tiene las pruebas. Sentado en su oficina del Hospital San Ignacio de Bogot¨¢, el m¨¦dico neur¨®logo, profesor universitario, viajero, escritor y padre ¡ªas¨ª se autodefine¡ª muestra con orgullo un documento Word de 192 p¨¢ginas lleno de fotos de ¨¦l y su querido Land Rover, frente a un millar de iglesias. Dejar rastro resulta importante: sin la foto con el carro y la iglesia, el viaje no cuenta.
La de Rosselli ha sido una vida de aventuras y trabajo ¨Dcon frecuencia ambas cosas se han entremezclado¡ª. Ense?a en la facultad de Medicina de la Universidad Javeriana desde hace 26 a?os y asegura que es el profesor que m¨¢s papers publica al a?o ¡ªlleva 19 en lo que va de 2023¡ª. Antes, trabaj¨® en el Ministerio de Salud de los expresidentes C¨¦sar Gaviria y Ernesto Samper, vivi¨® temporadas en Estados Unidos, para cursar una maestr¨ªa en Harvard, y en Inglaterra, donde estuvo un a?o en el Instituto de Psiquiatr¨ªa de Londres. Pero ¡°no como paciente¡±, aclara entre risas. Ahora, a punto de jubilarse, dice que su plan es trabajar en un nuevo libro y seguir viajando. Faltan unas 30 fotos en los pueblos no accesibles para el Tinieblo Rezandero. A esos, tendr¨¢ que llegar en avi¨®n.
Pregunta. ?Cu¨¢l es la historia detr¨¢s del Land Rover?
Respuesta. Lo compr¨® mi padre cuando yo ten¨ªa nueve a?os, y con ¨¦l conocimos el pa¨ªs. ?bamos dos o tres veces al a?o a una finca que ten¨ªamos en Casanare. Viajamos a Medell¨ªn, a la costa y hasta a Ecuador, todo por tierra. Luego, cuando me gradu¨¦ de m¨¦dico, mi padre me iba a regular un Renault 4, pero yo le ped¨ª que me regalara el Land Rover. Mis hermanas pensaban que estaba loco. ¡°?Que va a hacer usted con ese hueso?¡±, me dijeron. Lo recib¨ª cuando hice mi a?o rural, en un pueblo al suroeste de Antioquia. Ese a?o, aprovech¨¦ mis d¨ªas libres para recorrer todo Antioquia, el eje cafetero, el norte de Tolima y el Valle del Cauca. Todo esto viene de toda la vida, desde tiempo atr¨¢s.
P. ?Y cu¨¢ndo tom¨® la decisi¨®n de conocer todos los pueblos accesibles por tierra?
R. La aventura empez¨® en 2004. Me reun¨ª con mis hijas, que eran peque?as en esa ¨¦poca, hicimos la lista de las 100 principales poblaciones, y me propuse conocerlas. Lo logr¨¦ en el 2008 y escrib¨ª un libro que se llama Las Historias de Cien Ciudades. Continu¨¦ viajando durante los a?os siguientes, y en el 2018 fue cuando se volvi¨® una obsesi¨®n por completar todos los municipios. El reto es no solo ir al pueblo, sino ir y tomar la foto al frente de la iglesia. Hab¨ªa varios pueblos que ya hab¨ªa visitado pero que no hab¨ªa tomado la foto. Entonces me toc¨® volver a muchos municipios al hacer el recorrido de nuevo, para estar seguro de pararme en cada uno y tomar la fotograf¨ªa.
P. ?C¨®mo ha logrado viajar tanto en tan poco tiempo?
R. No viajo de Bogot¨¢ a Choc¨® o a La Guajira en carro. Mi estrategia es otra. Viajo a Bucaramanga, por ejemplo, hago un recorrido, dejo el Land Rover en un parqueadero en Bucaramanga, y vuelo a Bogot¨¢. Luego para mi siguiente viaje, vuelo a donde est¨¦ el carro y empiezo de nuevo. As¨ª me ahorro mucho tiempo. En la ¨¦poca que termin¨¦ las cien ciudades, ten¨ªa el carro en Riohacha (La Guajira), y me acuerdo que hab¨ªa vuelos desde Bogot¨¢ para all¨¢ a 59.000 pesos (unos 15 d¨®lares). As¨ª que me compr¨¦ nueve meses de vuelos a Riohacha y todos los fines de semana viajaba para all¨¢. Recorr¨ª La Guajira por todos los caminos m¨¢s perdidos. En esos momentos, tambi¨¦n me dio por comprar otro Land Rover, y con ese me dediqu¨¦ a recorrer el sur. Conoc¨ª todo el Meta, luego lo llev¨¦ a Putumayo, al Choc¨® y as¨ª.
P. ?C¨®mo paga todos estos viajes?
R. Mi estilo de viajar es costoso, por eso he hecho el 80% o 90% de los viajes solo. Pero parte de mi secreto es este: a todos los empleados de la Universidad Javeriana nos pagan un salario y, adem¨¢s, nos dan un reconocimiento de un 10% en alguna de las empresas que maneja la universidad. Y tiene una agencia de viajes, Javeturismo. Entonces me depositan un mill¨®n y medio de pesos (unos 370 d¨®lares) mensuales en lo que yo quiera de viajes. Esos son cuatro pasajes nacionales al mes.
P. ?Qu¨¦ es lo m¨¢s interesante que le ha pasado en sus viajes?
R. Lo m¨¢s incre¨ªble siempre es la gente. Una vez estaba con mi hija Paula en una regi¨®n monta?osa y solitaria de Antioquia. Era por la ma?ana, se da?¨® la bobina y nos quedamos varados. El pr¨®ximo pueblo, que se llamaba Campamento, estaba a 23 kil¨®metros. Entonces pasa una pareja en una moto y les cuento lo que hab¨ªa pasado. ¡°Va a ser dif¨ªcil¡±, me dicen, ¡°ya est¨¢n en ferias y fiestas en Campamento, pero d¨¦jeme ver qu¨¦ hacemos¡±. Entonces, despu¨¦s de un ratito viene un carrito y le digo si nos puede bajar, y me dice ¡°No, yo vine a desvararlo. Soy el mec¨¢nico de Campamento y me dijeron que usted estaba aqu¨ª varado con su hija. Le traigo una bobina¡±. Ese hombre nos salv¨®. Y ya cuando llegamos a Campamento, me llama el se?or de la moto y nos invita a pasar la noche en su casa. Siempre hay gente que te echa una mano en momentos dif¨ªciles.
P. ?El recuerdo m¨¢s bonito de sus viajes?
R. Fue este lunes, cuando completamos el ¨²ltimo municipio. Santa Helena del Op¨®n (Santander), el n¨²mero 1.064. Era un reto grande. Fueron tres intentos: el primero por un derrumbe, el segundo por fallas en el carro ¨Dllegu¨¦ hasta cinco kil¨®metros del pueblo y tuve que rendirme, porque el Land Rover no llegaba¨D. Es una carretera muy dif¨ªcil en una secci¨®n del Magdalena Medio que es selv¨¢tica y muy lluviosa. Para llegar hay que atravesar una serran¨ªa en una carretera que son solo 42 kil¨®metros desde el ¨²ltimo pueblo, que se llama El Guacamayo, pero son tres horas para cruzarla. Entonces, el llegar all¨¢ fue de esas cosas que uno dice ¡°?guau!¡±, es como recibir el diploma de m¨¦dico. Y adem¨¢s fue el ¨²ltimo. Entonces fue un hito.
P. ?Ha llegado a estar en peligro?
R. Siempre me preguntan por los riesgos de seguridad, y para sorpresa de todo el mundo nunca he tenido ning¨²n encuentro con una guerrilla, ni con paramilitares. Nunca me han robado nada, ni siquiera un hurto, que es sorprendente porque siempre dejo el carro por ah¨ª. Me han detenido muchas veces las Fuerzas Militares, o la Polic¨ªa. Me requisan, preguntan qui¨¦n soy y se quedan a ver la c¨¦dula y los papeles. Muchas veces cuando les he contado que estoy haciendo me han colaborado bastante. Adem¨¢s, hay varias cosas que ayudan con la seguridad. Ando solo y en un carro viejo. Creo que si fu¨¦ramos cinco personas en un veh¨ªculo suscitar¨ªa m¨¢s sospechas. Y uno va preguntando. En dos ocasiones, me ha pasado que me han dicho: ¡°No se meta por ah¨ª, hay una gente sospechosa all¨¢¡±. Y entonces busco una alternativa.
P. ?D¨®nde pas¨® eso?
R. Una vez en carreteras del Magdalena, en la zona de Ci¨¦naga Grande. La otra, cerca de un pueblo que se llama Mag¨¹¨ª Pay¨¢n, en Nari?o.
P. Lleva 20 a?os viajando por todo el pa¨ªs. ?C¨®mo ha cambiado Colombia en ese tiempo?
R. Han mejorado mucho las carreteras nacionales. La para ir de Bogot¨¢ a la costa, por ejemplo, es hermosa. Pero las carreteras secundarias y terciarias siguen muy abandonadas. Creo que tambi¨¦n ha mejorado el valorar la cultura colombiana. En la costa Pac¨ªfica se valora m¨¢s la noci¨®n de la m¨²sica marimba. O la m¨²sica llanera en los llanos. Uno ve escuelas de formaci¨®n de m¨²sica llanera y ese tipo de cosas. En Man¨ª (Casanare), una vez llegu¨¦ a la casa de la cultura y estaban ense?ando unas clases a 25 muchachitos de como tocar el cuatro. Eso me llena de orgullo. Por otra parte, para el campesino medio, creo que la sensaci¨®n de desamparo sigue siendo muy grande. Muchas de las personas a las que uno se encuentra en estos recorridos son personas ya de cierta edad. Y cuentan c¨®mo los chicos se han tenido que ir para otro lado porque all¨ª no tienen oportunidades.
P. ?Tiene alguna reflexi¨®n sobre el pa¨ªs despu¨¦s de todo esto?
R. Tenemos que aprender a valorar nuestra diversidad cultural. Los colombianos no hemos hecho eso. Lo que nos hace distintos muchas veces nos polariza. Deber¨ªamos sentirnos unidos por esa diversidad, en vez de sentirnos separados por ella. Esas ri?as entre cachacos y coste?os, entre uribistas y petristas. Nos peleamos hasta por de d¨®nde es la mejor arepa. Me parece que es un error pensar en algo que nos identifica a todos los colombianos que no sea la diversidad. Debemos aprender a valorarla.
P. Ahora que consigui¨® este objetivo, ?qu¨¦ har¨¢?
R. Estoy planeando mi retiro para el a?o entrante y tengo varios objetivos en mente. Uno es un libro que se llama Un recorrido por los nombres de los pueblos de Colombia. Explica la historia detr¨¢s de los nombres de los municipios ¨Dla toponimia¡ª. Los clasifico, por ejemplo, en nombres ind¨ªgenas, nombres de herencia espa?ola, pueblos con nombres italianos, pueblos dedicados a la Virgen, a los santos, a otros lugares b¨ªblicos como Jeric¨® y Jerusal¨¦n. Ya tengo 78 p¨¢ginas escritas y tuve contacto con un editor. Entonces, mi idea es hacer un viaje por Colombia, pero orientado a la toponimia. Y otra cosa tambi¨¦n, hay 40 municipios a los que no se puede llegar por tierra. Muchos de ellos ya los he visitado antes, pero me falt¨® la evidencia. As¨ª que mi plan es volver y sacarme la foto frente a la iglesia.
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