El Gobierno camina por la cuerda floja para definir el salario m¨ªnimo de 2024
Los industriales plantean un incremento de un d¨ªgito, los sindicatos de alrededor del 19% y el ministerio se inclina por graduarlo con la inflaci¨®n anual, que se sit¨²a en 10,15%
Colombia camina por la cuerda floja de la recesi¨®n y el debate para ajustar el salario m¨ªnimo (SMM) del pr¨®ximo a?o sirve como term¨®metro para medir el futuro. ?Uno o dos d¨ªgitos? Ese es el meollo del asunto. Los industriales, en su postura cl¨¢sica, reclaman un aumento moderado de un solo n¨²mero. Los sindicatos, en la orilla opuesta, claman por cifras para muchos desfasadas del orden del 19%. Y el Gobierno, de acuerdo con las declaraciones de la ministra de Trabajo, se inclina por un camino medio: graduar el alza acorde a la inflaci¨®n anual cuyo dato m¨¢s reciente se sit¨²a en 10,15%.
El debate est¨¢ minado por varios claroscuros te¨®ricos y m¨¢s de una contradicci¨®n. Numerosos economistas se rasgaban las vestiduras el a?o pasado cuando el Gobierno anunci¨® que el incremento para 2023 ser¨ªa del 16%. A rengl¨®n seguido las voces apocal¨ªpticas vaticinaron que la decisi¨®n tendr¨ªa efectos negativos y que destruir¨ªa empleos. Pero, como suele suceder a menudo con el or¨¢culo de algunos economistas, no fue el caso: la tasa de desocupaci¨®n no ha hecho otra cosa que descender desde el 13,7% anual de enero al 9,2% actual.
De hecho, Eduardo Lora, exdirector de investigaciones del Banco Interamericano de Desarrollo, recuerda: ¡°Las perspectivas para este a?o no eran de una inflaci¨®n tan alta y persistente como la que hemos tenido. Por eso las ganancias de los trabajadores, en realidad, se erosionaron a lo largo del a?o y su capacidad de compra ha sido moderada¡±. El sector privado, en cabeza de la Asociaci¨®n Nacional de Industriales (ANDI), ha hecho menos ruido en esta ocasi¨®n, quiz¨¢s a la espera de afilar mejor su postura en las negociaciones con las centrales obreras y el Gobierno.
La posici¨®n del acad¨¦mico de la Universidad de Stanford Javier Mej¨ªa apela a la prudencia debido a la coyuntura de una econom¨ªa encallada. ¡°Yo me inclino m¨¢s por la postura de los empresarios¡±, explica a trav¨¦s de mensajes por WhatsApp, ¡°primero por la desaceleraci¨®n econ¨®mica. Segundo por la inflaci¨®n que a¨²n es alta. Y tercero porque la productividad est¨¢ estancada¡±. Mej¨ªa reconoce que se trata de una decisi¨®n muy compleja porque se mueve en un territorio lleno de cifras dispersas donde los asuntos ideol¨®gicos suelen pesar a la hora de su lectura.
El asunto se vuelve a¨²n m¨¢s borroso si se tiene en cuenta que en el caso colombiano el salario m¨ªnimo cubre a m¨¢s de 2,2 millones de personas dentro de las cuales no se halla precisamente la base m¨¢s precaria de la fuerza laboral. La tasa de informalidad, adem¨¢s, ronda el 56%: ¡°La falta de claridad sobre los puntos de referencia para identificar las causales hace todo m¨¢s complicado¡±, concluye Mej¨ªa. Hoy el salario m¨ªnimo asciende a 1.160.000, con el subsidio al transporte incluido. Y la Constituci¨®n estipula que su graduaci¨®n no puede ser inferior a la inflaci¨®n del a?o que concluye para evitar efectos regresivos en el bolsillo de los ciudadanos.
El exministro de Hacienda del actual Gobierno, Jos¨¦ Antonio Ocampo, explica que el a?o pasado la referencia utilizada para tomar la decisi¨®n fue el 15% en el aumento del nivel de precios de bienes y servicios para los ingresos de los hogares m¨¢s vulnerables o de renta baja: ¡°Yo propongo para el pr¨®ximo a?o, apoyado en la inflaci¨®n anual de los hogares pobres, que est¨¢ en 9,3%, un aumento del 10%¡±.
Ocampo es de los que creen, en contra de algunos economistas ortodoxos, que el salario m¨ªnimo es un instrumento eficaz para distribuir la renta y luchar contra la pobreza: ¡°Ajustarlo por debajo de la inflaci¨®n tendr¨ªa incluso efectos regresivos. El ¨²nico impacto ser¨¢ m¨ªnimo sobre la inflaci¨®n, pero un aumento como el que yo sugiero ciertamente no generar¨ªa ning¨²n efecto da?ino¡±.
Se trata de un debate que coge fuerza como todos los a?os y que esta semana se debe empezar a clarificar. Para economistas como Hernando G¨®mez Buend¨ªa tiene incluso m¨¢s tesitura de pulso pol¨ªtico que de ciencia exacta. ¡°Es la misma discusi¨®n gaseosa de todos los a?os: ?Cu¨¢l es el ajuste preciso? Eso no existe, porque para establecerlo usted tendr¨ªa que entrar a revisar si el primer salario m¨ªnimo que se fij¨® en Colombia era justo y desde ah¨ª mirar a qui¨¦n y a cu¨¢ntos ha beneficiado y en qu¨¦ consisten los acuerdos desde entonces. Lo que s¨ª existe, en cambio, es la capacidad pol¨ªtica de imponer su voluntad o visi¨®n del mundo¡±, apuntala G¨®mez Buend¨ªa.
Eduardo Lora trata de simplificar el debate y se adhiere a la ruta del 10%: ¡°Es una forma de facilitar la discusi¨®n y reconocer la p¨¦rdida adquisitiva de los trabajadores. Pero lo que no se puede hacer es decir que, como al Gobierno se le descuadr¨® la pol¨ªtica macroecon¨®mica [d¨¦ficit e inflaci¨®n], entonces hay que sacrificar a los trabajadores¡±. Lo cierto es que un trabajo de investigadores del Banco de la Rep¨²blica estableci¨® en 2022 que un aumento del 1% en el salario m¨ªnimo se traduce en una p¨¦rdida de entre 46.000 y 72.000 empleados al a?o. El documento, titulado Efectos macroecon¨®micos del salario m¨ªnimo en Colombia, se?ala que la peor parte se la llevan las empresas nuevas y aquellas con una n¨®mina menor a los 20 trabajadores.
Se trata de un asunto donde existen pocos consensos. Otros trabajos internacionales var¨ªan su conclusi¨®n e impacto econ¨®mico a mediano y largo plazo y adem¨¢s resulta dif¨ªcil extrapolar los resultados. Uno de los par¨¢metros econ¨®micos clave para establecer el ajuste en Colombia es el aporte de la productividad media al PIB. Datos del Departamento Administrativo Nacional de Estad¨ªstica (DANE) indican que el rubro espec¨ªfico de la productividad laboral por horas, otra herramienta para medir el valor econ¨®mico de lo que producen los trabajadores en las empresas, este a?o es de un 0,76. Con ese indicador sobre la mesa se podr¨ªa hacer algo de futurolog¨ªa y calcular que, si la inflaci¨®n anual se ubicara en el 10%, como lo sugieren las proyecciones del equipo de Bancolombia, el aumento quedar¨ªa en un 10,76%.
Cualquier vaticinio resulta de todos modos aventurado. M¨¢s a¨²n si se tiene en cuenta que se trata de un ejercicio quir¨²rgico porque sirve como gu¨ªa para ponderar los costos y beneficios de algunos precios de la econom¨ªa general. Es lo que en la jerga t¨¦cnica se denomina como ¡°indexador¡± para sectores y servicios que van desde la vivienda de inter¨¦s social, pasando por la agricultura, la educaci¨®n o el transporte, entre otros. Todo un universo que queda atado al esperado ajuste. Javier Mej¨ªa concluye que no habr¨¢ consenso. No hay duda de que no son tiempos f¨¢ciles para que se d¨¦ un acuerdo en la Mesa de Concertaci¨®n de Pol¨ªticas Salariales: ¡°Ser¨¢ una decisi¨®n por decreto del Gobierno ya que son visiones bastante distantes de las de la industria y los sindicatos¡±.
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