Los titubeos de Petro sobre el futuro de los hidrocarburos llegan hasta Dub¨¢i
El presidente anuncia una vez m¨¢s, durante la COP28, que Colombia ha dejado de firmar contratos de exploraci¨®n de carb¨®n, petr¨®leo y gas
El presidente Gustavo Petro no termina de cuajar su posici¨®n sobre el futuro del negocio de los hidrocarburos en Colombia. El libreto oficial desde la campa?a presidencial de 2022 hizo ¨¦nfasis en un plan de transici¨®n energ¨¦tica a¨²n lleno de zonas grises. Y como en el caso de otros proyectos reformistas de esta Administraci¨®n, sus declaraciones han basculado de un lado para otro: ¡°Colombia ha dejado de firmar contratos de exploraci¨®n de carb¨®n, petr¨®leo y gas¡±, anunci¨®, una vez m¨¢s, el viernes desde Dub¨¢i, la ciudad emirat¨ª en la que participa en la cumbre contra el cambio clim¨¢tico, COP28.
Una b¨²squeda paciente en la cuenta de X del presidente basta para rastrear la monta?a rusa de afirmaciones sobre este asunto. Nada m¨¢s posesionarse, a principios de agosto, el ministro de Minas, Andr¨¦s Camacho, garantiz¨® que la actividad exploratoria de hidrocarburos continuar¨ªa y que el objetivo era incorporar nuevas reservas. Fue un parte de tranquilidad parcial, que buscaba atemperar el tono de las declaraciones de su predecesora, Irene V¨¦lez.
Por eso, la primera duda que reflota ante las palabras del presidente en Dub¨¢i es la misma que surgi¨® hace 15 meses, cuando lleg¨® al Palacio de Nari?o: ¡°Nosotros tenemos un horizonte de 7,5 a?os de autonom¨ªa energ¨¦tica desde el punto de vista de hidrocarburos. Si en ese tiempo no descubrimos un yacimiento importante, entonces estamos abocados a importar la totalidad del petr¨®leo o qu¨¦ vamos a hacer¡±, cuestiona el ingeniero de petr¨®leos, Juan Carlos Rodr¨ªguez.
Tambi¨¦n reviven las peores aprensiones de analistas que recuerdan con insistencia que los hidrocarburos han espoleado el crecimiento econ¨®mico del pa¨ªs durante la ¨²ltima d¨¦cada y que concentran m¨¢s o menos la mitad de los ingresos por exportaciones. El doctor en Ingenier¨ªa Sergio Cabrales considera que, a pesar de que las declaraciones del presidente var¨ªan en un grado u otro, las acciones parecen ser coherentes: ¡°No ha habido nuevas rondas de contratos para producci¨®n y exploraci¨®n de la Agencia Nacional de Hidrocarburos. En eso han sido consistentes. Lo que pasa es que a veces hace alusiones a posibles cambios¡±.
Un guion que forma parte del juego pol¨ªtico y que ha ido variando seg¨²n la coyuntura. Por eso, los fogonazos del presidente ya no tienen el mismo impacto de hace 15 meses, cuando junto a los responsables de Minas reculaba tanto en las cifras del sector como en el plan de navegaci¨®n para desprenderse de la matriz el¨¦ctrica dependiente de los combustibles f¨®siles. ¡°Si uno mira las proyecciones a 2050, se seguir¨¢ requiriendo gas, gasolina y di¨¦sel. La demanda no se va a acabar. Y si acabamos la oferta, ser¨¢ peor porque tendremos que traerlos del Golfo y la contaminaci¨®n ser¨¢ m¨¢s alta por el transporte¡±, argumenta Cabrales.
Los mismos estudios t¨¦cnicos del Gobierno refuerzan la tesis de que en cualquier escenario el pa¨ªs seguir¨¢ necesitando para su electrificaci¨®n la presencia del petr¨®leo, el gas y carb¨®n durante d¨¦cadas. En opini¨®n de Camilo Prieto, acad¨¦mico de la Universidad Javeriana, resulta complejo encontrar los soportes que utiliza el presidente para sustentar su plan: ¡°Para que Colombia logre electrificar, cumpliendo las metas de una transici¨®n energ¨¦tica justa, debe llevar una capacidad instalada de 120 gigavatios. El pa¨ªs est¨¢ llegando en este momento a 20 gigavatios de capacidad instalada¡±.
Por eso deja claro que la estrategia para ¡°reducir de manera relevante la participaci¨®n de los f¨®siles en la matriz no se puede hacer de un momento a otro. Los f¨®siles deben apalancar esa transici¨®n¡±. Y si las mediciones oficiales y de los expertos juegan con un horizonte futuro de 30 a?os, a Juan Carlos Rodr¨ªguez, exdirector del departamento de Energ¨ªas de la Universidad Am¨¦rica, no lo deja de inquietar la onda expansiva que ya genera el tema sobre los planes de inversi¨®n extranjera en el pa¨ªs.
¡°La operaci¨®n de hidrocarburos representa anualmente unos 139 billones de pesos¡±, explica Rodr¨ªguez, ¡°son 78,2 billones de pesos en exportaci¨®n. Y m¨¢s o menos 68 billones en producci¨®n. El impacto econ¨®mico va a ser muy grande¡±. El ingeniero est¨¢ convencido en la necesidad de avanzar con la transici¨®n energ¨¦tica. Pero de una forma estructurada, gradual y planificada: ¡°Porque por el momento, por m¨¢s de que el presidente haga anuncios pol¨ªticos en la COP28, no tenemos una v¨ªa clara para sustituir las energ¨ªas convencionales por unas alternativas que son inexistente en el pa¨ªs¡±.
En el caso del gas las proyecciones oficiales se?alan que las reservas del pa¨ªs se agotar¨¢n en 2026. ¡°A uno le llama la atenci¨®n que no se quiera incentivar la producci¨®n dom¨¦stica¡±, incide Sergio Cabrales, ¡°no solamente es m¨¢s barata que la importada, sino que adem¨¢s genera empleos, genera regal¨ªas e impuestos de renta en Colombia. Ahora queremos importar de Venezuela, que tiene un riesgo pol¨ªtico muy alto¡±. Recuerda, as¨ª mismo, que el pa¨ªs vecino ya prometi¨® venderle gas a Colombia hace ocho a?os: ¡°El gasoducto Antonio Ricaurte de PDVSA fue desmantelado, los tubos, los techos de las estaciones se las robaron. Entonces esa alternativa no es la m¨¢s f¨¢cil¡±.
Se refiere a los planes recientes de Ecopetrol para traer gas desde Venezuela a partir de diciembre del pr¨®ximo a?o. En opini¨®n de Camilo Valderrama, el proyecto de transici¨®n energ¨¦tica actual tiene falencias conceptuales de ra¨ªz. ¡°Cuando revisamos, la primera causa de emisiones de CO2 equivalente es la deforestaci¨®n (31%), seguida por la ganader¨ªa (14,8%), despu¨¦s viene el transporte (12%) y m¨¢s atr¨¢s nos encontramos con las industrias de la energ¨ªa (8%)¡±.
Por eso argumenta que la hoja de ruta del Gobierno deber¨ªa privilegiar una transici¨®n agropecuaria con pr¨¢cticas rurales mucho m¨¢s sostenibles y reducir dr¨¢sticamente la deforestaci¨®n: ¡°No podemos copiar el modelo europeo ni de ning¨²n otro sitio. Nuestro mapa de prioridades es distinto y si no nos enfocamos en los sectores que en nuestra realidad emiten, vamos a perder tiempo¡±.
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