Expertas sobre la violencia machista: ¡°En Colombia hay una guerra contra las mujeres¡±
Solo en 2023 se contabilizaron m¨¢s 400 feminicidios y en menos de un mes de 2024, la cifra va en 10. Los asesinatos no cesan pese a las leyes para frenar la violencia de g¨¦nero
Colombia cambi¨® de a?o enlutada por la violencia machista. A final de 2023, el pa¨ªs conoci¨® el caso de la joven de 15 a?os Michel Dayana Gonz¨¢lez, violada y asesinada en Cali. Semanas despu¨¦s, el 24 de enero, se hizo viral el video en el que se ve a Diana Carolina Serna correr por su vida en vano, pues su expareja la degoll¨® en una v¨ªa p¨²blica en La Uni¨®n, tambi¨¦n en el Valle del Cauca. Dos casos aterradores que de nuevo alertan a la sociedad colombiana de la constante y cruenta violencia hacia las mujeres. Todo ello pese a una normativa robusta como la ley 1257 o la Rosa Elvira Cely, y al reci¨¦n estrenado Viceministerio de la Mujer. Cinco expertas se?alan algunas deudas y desaf¨ªos para proteger los derechos de las colombianas.
El Observatorio de Feminicidios contabiliz¨® en 2023 un total de 511 casos. La Procuradur¨ªa General de la Naci¨®n, con una metodolog¨ªa diferente, llega a 410. Coinciden en que m¨¢s de una mujer al d¨ªa fue v¨ªctima de feminicidio el a?o pasado. El panorama para 2024 no parece mejorar. De acuerdo con registros de medios de comunicaci¨®n, en lo corrido de este a?o ha habido 10 feminicidios, dos m¨¢s que en una revisi¨®n de medios para el mismo periodo del a?o pasado.
A esos asesinatos se suman otras violencias de g¨¦nero, que suelen antecederlos y que muestran que las muertas son apenas la punta del iceberg de un problema estructural. Un ejemplo fueron las denuncias por el acoso sexual sufrido por varias periodistas que acusaban a dos hombres diferentes, ambos antecedentes por delitos sexuales. En ambos casos la justicia les hab¨ªa fallado.
Cinco expertas consultadas coinciden en que hay dos enormes desaf¨ªos que atender para que las mujeres puedan vivir en paz: la transformaci¨®n cultural y el fortalecimiento del enfoque g¨¦nero en el aparato judicial. Olga Amparo S¨¢nchez, directora de la Casa de la Mujer ¨Duna de las organizaciones feministas m¨¢s antiguas en el pa¨ªs¨D, se?ala que el primer paso es involucrar al grueso de la sociedad. No responsabilizar solo al sistema penal o a las entidades gubernamentales. ¡°En Colombia la vida de las mujeres no tiene valor¡±, dice en una entrevista telef¨®nica. ¡°En la pr¨¢ctica, la impunidad genera que los agresores piensen que sus actos no tienen consecuencias porque, si no hay castigo penal, tampoco hay uno social o familiar, y eso les hace creer que pueden hacerlo una y otra vez¡±, a?ade.
Mar¨ªa Cristina Hurtado, una de las impulsoras de la ley 1257 ¨Dque desde 2008 dispone normas para prevenir y sancionar la violencia de g¨¦nero¨D, se posiciona en la misma l¨ªnea. Es tajante. ¡°Una de las grandes transformaciones se inicia sobre todo en la crianza y socializaci¨®n de los hombres. No necesitamos proteger a las mujeres, lo que necesitamos es criar y socializar hombres que no las maten¡±, afirma.
Leyes ejemplares solo en el papel
Horas despu¨¦s de que el video del feminicidio de Diana Serna se hiciese viral, la opini¨®n p¨²blica conoci¨® que el agresor ten¨ªa antecedentes por violencia intrafamiliar, entre otros delitos. Era un convicto que estaba en un permiso de 72 horas. En el caso de Michel Dayana Gonz¨¢lez ocurri¨® algo similar. El exmilitar que la asesin¨®, abus¨® de ella y huy¨®, ten¨ªa antecedentes por violaci¨®n a otra menor de edad. Los reproches no se hicieron esperar. ?Por qu¨¦ estaban libres? ?Es efectivo el aparato de justicia?
Para Hurtado y S¨¢nchez, la respuesta a la segunda pregunta es clara: no. Coinciden en que los escollos en el sistema judicial son muchos y muy complejos. Comienzan con el dif¨ªcil acceso a la informaci¨®n sobre los procesos por violencia o cr¨ªmenes motivados por el g¨¦nero. Hasta el d¨ªa de hoy, en Colombia no hay certeza de cu¨¢ntos feminicidios se cometen anualmente. Adem¨¢s de las cifras divergentes de la Procuradur¨ªa y el Observatorio de Feminicidios, la Fiscal¨ªa es quien judicializa los casos. Este peri¨®dico se comunic¨® para conocer su cifra del ¨²ltimo a?o; sin embargo, al momento de publicar esta nota, no hab¨ªa recibido respuesta.
Otro problema son los obst¨¢culos que enfrentan las v¨ªctimas que deciden instaurar una denuncia. Juan Mario Tob¨®n, abogado que ha representado a familias v¨ªctimas de feminicidio, lo detalla: ¡°En el caso de Leidy Tatiana Mart¨ªnez, la primera audiencia tuvo que suspenderse, ya que fue el propio fiscal el que se enred¨® en el an¨¢lisis del ciclo de violencia que hab¨ªa vivido la mujer y que probaba la necesidad de imputar un feminicidio y no un homicidio simple como el victimario quer¨ªa¡±.
El jurista considera necesario que la Rama Judicial conozca m¨¢s del tema. ¡°A los jueces deben capacitarlos en perspectivas de g¨¦nero para la valoraci¨®n de las pruebas. A los fiscales en c¨®mo son y operan las violencias de g¨¦nero con un componente de investigaci¨®n. Esas podr¨ªan ser alternativas, porque en lo que deriva esa falta de preparaci¨®n es en una alta dosis de impunidad¡±, afirma. Cifras publicadas por El Colombiano respaldan su declaraci¨®n. Indican que desde 2015, cuando el feminicidio se incluy¨® en el C¨®digo Penal, la Fiscal¨ªa ha iniciado 3.845 procesos por este delito, pero, hasta inicios de 2023, en el 64,7 % a¨²n no hab¨ªa decisi¨®n de un juez.
Rosa Elena Su¨¢rez D¨ªaz, abogada penalista y conjuez de la Sala de casaci¨®n penal de la Corte Suprema de Justicia, lo ilustra: ¡°Es una aspiraci¨®n que los procesos por delitos contra la mujer sean justos y protejan efectivamente sus derechos. Esto implica la identificaci¨®n y erradicaci¨®n de estereotipos que discriminen a la mujer al interior del proceso y en la valoraci¨®n probatoria¡±. Y subraya los deberes estatales: ¡°El Estado tiene la obligaci¨®n de realizar investigaciones exhaustivas. Herramientas como la investigaci¨®n en contexto y la incorporaci¨®n de buenas pr¨¢cticas para evitar la revictimizaci¨®n y la impunidad son de la mayor importancia¡±.
Hurtado va m¨¢s all¨¢ y enfatiza en que muchas veces quienes trabajan en sistema penal reflejan la sociedad machista y, as¨ª que pueden perpetuar esas desigualdades. ¡°Las feministas lograron sacar un tipo espec¨ªfico y aut¨®nomo, y eso le doli¨® mucho a los hombres, pero m¨¢s que todo a algunos fiscales y jueces, por la cultura patriarcal, porque en el fondo todos se ven ah¨ª¡±. Hurtado insiste en que falta un compromiso decidido de todas las ramas del poder p¨²blico.
Una demanda constante desde los movimientos feministas ha sido un mayor compromiso del Ejecutivo y en particular, a la vicepresidenta Francia M¨¢rquez. En la cartera que dirige M¨¢rquez, el Ministerio de la Igualdad, se incluy¨® una dependencia espec¨ªfica para las mujeres. Pero, de acuerdo con declaraciones en W Radio de Diana G¨®mez Correal, la viceministra, es una entidad nueva que todav¨ªa est¨¢ dando los primeros pasos. Explica que encontr¨® una ¡°oferta estatal desarticulada¡± que no atiende de manera oportuna las necesidades de las mujeres y que su atenci¨®n genera ¡°revictimizaci¨®n¡±. ¡°El Gobierno del Cambio viene a enfrentar esta problem¨¢tica poniendo en marcha un sistema de registro, seguimiento y monitoreo de las violencias contra las mujeres de forma oportuna¡±, explic¨®.
Para S¨¢nchez y Hurtado eso no es suficiente. Consideran que hablar de paz, en lo ha insistido este gobierno, implica un mayor nivel de voluntad para acabar con otra guerra, la guerra contra las mujeres, que ha dejado en tres a?os al menos 1.500 v¨ªctimas. ¡°Si no piensa en parar las violencias hacia las mujeres cuando se habla de paz total, ?entonces cu¨¢l es la concepci¨®n que se tiene de paz? Una concepci¨®n patriarcal¡±.
Una lucha permanente
Con 40 a?os de activismo feminista encima, S¨¢nchez rescata avances lentos pero trascendentales para las colombianas. ¡°Antes mataban y abusaban de mujeres en su casa. Nadie se enteraba. Nadie las lloraba. Por eso es que las leyes son una herramienta importante, pero lo que realmente genera cambio es la consciencia¡±. Su organizaci¨®n fue pionera en posicionar t¨¦rminos como violencia machista o feminicidios.
De hecho, algunas expertas piensan que las agresiones no necesariamente han aumentado, sino que se denuncia m¨¢s, y que cada d¨ªa es menos dif¨ªcil romper el silencio. Para Mar¨ªa de los ?ngeles R¨ªos, integrante de la Red Nacional de Mujeres y la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, poco a poco se ha creado una sanci¨®n p¨²blica para los agresores. Su¨¢rez comparte esa mirada: ¡°Se ha visibilizado, se ha nombrado, se ha buscado crear consciencia sobre un flagelo al que no se le hab¨ªa dado la importancia que merece¡±, reflexiona.
Esas luces llevan a S¨¢nchez y Hurtado a se?alar que el gran desaf¨ªo es una transformaci¨®n cultural: promover masculinidades no violentas. El punto neur¨¢lgico es la deuda de los varones con las mujeres de sus entornos. ¡°En sus manos est¨¢ romper el pacto machista que no permite a las mujeres vivir en paz¡±, plantean.
Mientras eso sucede, las mujeres no van a dejar de luchar, dice S¨¢nchez, y que cada d¨ªa son m¨¢s. Para probarlo, antes de colgar el tel¨¦fono, la activista recuerda la historia.
¡ª La primera vez que conmemoramos en Colombia el D¨ªa Internacional para la Eliminaci¨®n de la Violencia contra las Mujeres ¨¦ramos apenas una veintena. ?Cu¨¢ntas salieron el a?o pasado?
¡ª Pase lo que pase, el movimiento feminista sigue aqu¨ª, impulsando las transformaciones necesarias para que las mujeres podamos vivir sin miedo.
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