Julieta Lemaitre, magistrada de la JEP: ¡°Aprend¨ª que la guerra es geograf¨ªa¡±
La presidenta de la Sala de reconocimiento lidera este viernes en Ibagu¨¦ el primer encuentro regional entre v¨ªctimas de secuestro y los m¨¢ximos responsables de ese delito. Se muestra esperanzada por los avances en el proceso, y preocupada por el reciclaje de la guerra
Julieta Lemaitre (Cartagena de Indias, 54 a?os) ha pasado de la academia a la labor judicial, pero no se nota del todo. Magistrada de la justicia transicional creada en el Acuerdo de Paz con las extintas FARC, la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz o JEP, su oficina es la de una profesora universitaria, la funci¨®n que ha desempe?ado por m¨¢s a?os en su carrera profesional. Una biblioteca nutrida, en la que los vol¨²menes de derecho se alternan con los de antropolog¨ªa, sociolog¨ªa o historia; fotograf¨ªas de viajes por el mundo en las paredes que contrastan con gruesas sentencias apiladas en su escritorio; un sof¨¢ para que los invitados se sientan c¨®modos.
No es solo la oficina. Es la encargada del caso judicial por los alrededor de 32.000 secuestros que, seg¨²n la Comisi¨®n de la verdad, cometi¨® la guerrilla desmovilizada. En conversaci¨®n sobre ello con EL PA?S, la abogada de la Universidad de Los Andes deriva una y otra vez hacia reflexiones m¨¢s amplias. Con maestr¨ªa en g¨¦nero de la Universidad de Nueva York y doctorado de Harvard, durante 16 a?os fue profesora de su alma mater. Ha escrito del Derecho con la mirada de las ciencias sociales, con temas como el fetichismo legal colombiano o la supervivencia en lugares del pa¨ªs a los que el Estado, como dice el t¨ªtulo de uno de sus libros, ¡°siempre llega tarde¡±.
Es la presidente de unidad de la JEP, la Sala de reconocimiento de verdad, de responsabilidad y de determinaci¨®n de los hechos y conductas, que inicia los procesos judiciales. Con cinco colegas, define qu¨¦ hechos graves y representativos del conflicto merecen que se abra un macrocaso como el de secuestro. En ¨¦l ya recogieron las versiones de los principales responsables y de las especificidades regionales, pues los siete bloques que ten¨ªan las FARC ejecutaron el delito de una manera particular. Este viernes encabeza la primera de siete audiencias regionales en las que las v¨ªctimas har¨¢n observaciones sobre esas versiones. Los antiguos jefes farianos que controlaron el sur del departamento del Tolima confrontar¨¢n en Ibagu¨¦, la capital, esas respuestas, que ser¨ªan diferentes en otros lugares. As¨ª lo aclara Lemaitre, tras nueve a?os en la JEP: ¡°Lo que aprend¨ª es que la guerra es geograf¨ªa¡±.
¡ª En muchas ocasiones, los mandos medios de las FARC eran nativos del lugar en el que actuaban. Muchas veces las v¨ªctimas los ubican, los identifican, les dicen ¡°yo s¨¦ qui¨¦n es usted, yo me acuerdo de usted¡±. Es otro nivel de lo que es una guerra civil.
¡ª ?Eso afecta el proceso?
¡ª S¨ª, ha ayudado, los comparecientes han colaborado porque conoc¨ªan a las v¨ªctimas. En las rondas de versiones citamos a los comparecientes que eran los mandos de cada regi¨®n, y antes les dec¨ªamos: ¡°tenemos estas preguntas de las v¨ªctimas¡±. Ellos se reun¨ªan y a veces dec¨ªan ¡°mire, yo esto no s¨¦, el que sabe es fulanito¡±, y nos ayudaban a encontrar a quienes pod¨ªan contar qu¨¦ paso, ayudar a las v¨ªctimas a conocer la verdad. De manera voluntaria llegaron m¨¢s de 200 firmantes que no estaban citados a ayudar con la verdad.
Para explicar lo que han logrado y lo que viene, Lemaitre se enfoca en los dolores de las v¨ªctimas, en los temores de los victimarios, en c¨®mo esta justicia transicional se ha adaptado a las necesidades de sanar las heridas y no en los tradicionales rituales procesales.
¡ª Inauguramos una modalidad que me pareci¨® muy conmovedora. Hemos tenido un par de encuentros privados entre un firmante y la v¨ªctima, que tiene una pregunta que quiere mantener en confidencialidad. Han funcionado. Hay cosas que la gente quiere saber, necesita saber.
Lemaitre mantiene a las v¨ªctimas en el centro de su mirada. No es sorprendente para quien la ha le¨ªdo. En El Estado siempre llega tarde (Siglo XXI Editores, 2019), rechaza la usual identidad de los colombianos como violentos, y se enfoca en el sufrimiento por esa violencia. ¡°Aquello en lo cual los colombianos somos excelsos, lo que nos caracteriza y marca, no es la violencia, sino la huida¡±, se lee en la introducci¨®n. Busca alejarse de una visi¨®n paternalista, lastimera, de esas v¨ªctimas. ¡°Se trata de huir en el sentido heroico de los civiles, en el sentido de tener la habilidad y la fuerza para escapar con vida, para, en el momento preciso, saber dejar atr¨¢s todo lo que han significado nuestras vidas y para rehacerlas en otra parte¡±.
Al explicar la audiencia de este viernes, empieza por las v¨ªctimas. Explica que estar¨¢n quienes sufrieron secuestros en la represa del r¨ªo Prado o por ser arroceros, delitos que las FARC usaron para conseguir dinero o para ejercer y demostrar su control territorial. Recuerda que la mayor¨ªa no fueron v¨ªctimas una vez, de un delito, sino que sufrieron un desplazamiento, varios asesinatos de familiares, un secuestro. Por eso, explica, es fundamental apoyar su proceso emocional.
¡ª Las v¨ªctimas tienen el acompa?amiento de equipos psicosociales. Despu¨¦s del primer a?o, en la JEP todo el mundo se dio cuenta de que se necesitan. Hubo que hacer una gran contrataci¨®n de psic¨®logos. Todos, magistrados, v¨ªctimas e incluso comparecientes [los presuntos responsables de delitos cometidos en el conflicto] tenemos ese apoyo.
¡ª ?Y c¨®mo se recibe eso?
¡ª Al principio me parec¨ªa raro: me sentaba con un compareciente, y al lado el abogado y el psic¨®logo. Y yo pensaba, con ese prontuario que tiene, y necesitando ese apoyo...
La mirada humana de Lemaitre se extiende as¨ª a los antiguos guerrilleros, los comparecientes o firmantes en la jerga de esta justicia transicional. Explica que los del sur del Tolima que estar¨¢n en la audiencia son los sobrevivientes de una estructura que lleg¨® a tener 1.200 combatientes al inicio del siglo, y, a la hora de firmar la paz, estaba reducida a150. ¡°Ni siquiera eran los mismos, porque muchos eran reclutados pocos a?os antes. La mortandad fue enorme¡±, explica. Y pasa a relatar el cambio que ha producido en ellos el conocer a sus v¨ªctimas.
¡ª Para ellos es duro el nombre, secuestro [las llamaban retenciones], saber la envergadura del crimen. Es especialmente duro para ellos el careo con las v¨ªctimas y dimensionar el da?o que causaron, entenderlo.
¡ª Esa pol¨ªtica de secuestros fue p¨²blica...
¡ª S¨ª. En su momento la entend¨ªan como algo justificado, y ya han entendido que no hab¨ªa ninguna justificaci¨®n y que, adem¨¢s, afectaron a su misma gente. Eso los ha transformado, en parte por el proceso de ingreso a la vida civil, para lo que la ARN [Agencia para la Reintegraci¨®n y la Normalizaci¨®n] tiene un proceso mundialmente reconocido, y en parte porque las v¨ªctimas les exigen la verdad, los conocen y no los dejan mentir.
La magistrada cuenta que hasta ahora todos los imputados por secuestro han aceptado su responsabilidad, y se?ala que finalmente sumar¨¢n entre 70 y 100 antiguos miembros de las FARC. Su trabajo llega hasta imputarles cargos, pues otras instancias de la JEP definen las sanciones. Para eso, sin embargo, todav¨ªa falta que el macrocaso 01 llegue a ese punto. Y falta m¨¢s ahora, cuando los firmantes son v¨ªctimas de las disidencias, grupos que suman a personas que nunca dejaron las armas, a otros que las dejaron y las retomaron, y a muchos m¨¢s, m¨¢s j¨®venes, reclutados por ellos.
La audiencia de este viernes, en Ibagu¨¦, es un ejemplo, como recuerda un comunicado p¨²blico que emitieron los convocados este jueves. ¡°No se han realizado las acciones necesarias por parte de las entidades correspondientes (Unidad Nacional de Protecci¨®n y la JEP) para garantizar nuestra seguridad y la de nuestras familias en esta audiencia, ni posterior a la misma¡±, escriben. ¡°Alertamos de la participaci¨®n de personas que desertaron de las filas guerrilleras y que no asumieron compromisos con el Acuerdo¡±. Piden que se aplace la audiencia. ¡°Llegamos a Ibagu¨¦ con el objetivo de participar en la audiencia p¨²blica y estamos dispuestos a retomar la participaci¨®n en la misma, en el momento en que las condiciones est¨¦n dadas y nuestra vida y la de nuestras familias sean valoradas en toda su dimensi¨®n. Que la paz no nos siga costando la vida¡±.
¡ª La amenaza m¨¢s grande que se cierne sobre el acuerdo de paz es el reciclaje de la guerra. Hay regiones, como el sur del Tolima, donde el llamado Estado Mayor Central ha desatado una persecuci¨®n contra los firmantes, sobre todo estos que son m¨¢s visibles por el liderazgo que tuvieron en la guerra. De los diez citados el viernes, cinco tienen una medida de seguridad.
¡ª ?Por qu¨¦ esas amenazas?
¡ªEn parte es porque las nuevas estructuras tienen inter¨¦s en reciclar a los mandos medios, quienes saben ejercer mando, 30 a?os de experiencia en la guerra. Eso no se compra, no se consigue. Lo otro es que muchos son personas que se reincorporaron en sus lugares de origen, que tienen un liderazgo o unas habilidades que los llevaron a ser comandantes, y ahora est¨¢n liderando proyectos para los que llegan la cooperaci¨®n internacional, el Estado. Eso no le sirve a los actores armados que buscan el control territorial. Entonces los amenazan para que se les unan y, si no, los terminan desplazando o matando.
La magistrada, con suave acento cartagenero, termina la charla hablando, de nuevo, de las v¨ªctimas. Recuerda que el reciclaje de la guerra a quien m¨¢s afecta es a las v¨ªctimas. Una extorsi¨®n, afirma, golpea mucho m¨¢s a quien ya sufri¨® un secuestro. Genera terror, porque sabe, o siente, que es el inicio de un nuevo ciclo. Las v¨ªctimas sienten un temor constante, muchos tienen estr¨¦s postraum¨¢tico. ¡°Es terrible. Es gente que tuvo unos a?os de paz, una esperanza, que incluso vio a los que eran sus verdugos cont¨¢ndoles la verdad, pidiendo perd¨®n. Era un momento de esperanza en el que pensaban c¨®mo ser¨ªa su reparaci¨®n¡±.
A pesar de todo eso, Julieta Lemaitre sigue entusiasta con el proceso al que le ha dedicado casi una d¨¦cada de su vida. ¡±Estoy ilusionada. Aunque no controlo lo que vaya a pasar en Ibagu¨¦, pues la gente no llega libreteada, espero que salgan a la luz cosas que ya sabemos y ya han ocurrido en el proceso. Que se escuchen esas historias que muestran la grandeza del ser humano, lo mejor de la humanidad¡±.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S sobre Colombia y aqu¨ª al canal en WhatsApp, y reciba todas las claves informativas de la actualidad del pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.