Los ladrones de bicicletas en Bogot¨¢ imponen el miedo en la calle y la web

¡°Lo que estamos viviendo hoy es una mutaci¨®n muy loca del crimen organizado¡±. Lo dice Fabian Munar, experto en temas de movilidad, para explicar la agudizaci¨®n en las cifras de robo de bicicletas en Bogot¨¢. Bastar¨ªa con citar un reciente informe oficial donde se calcula que cada 42 minutos se registra un hurto de este tipo en la capital, y que las autoridades solo han logrado en un 15% de los casos recuperarlas. Entre tanto, las escenas que narran las v¨ªctimas son cada vez m¨¢s violentas, mientras el rastro de sus bicis se diluye en un opaco proceso de desguace a trav¨¦s de la web.

Hubo un tiempo en que la mayor amenaza para los ciclistas se centraba en la irrupci¨®n de mendigos o ladrones ocasionales que aprovechaban el descuido para actuar. Eran robos que Munar caracteriza como de ¡°bicicletas quietas¡±. En un estacionamiento, por ejemplo. Quiz¨¢s en medio de una ciclorruta. O a las puertas de un comercio. Lo de ahora, sin embargo, es distinto. ¡°Los testimonios hablan de varios delincuentes en moto, con pistolas, con intimidaci¨®n e incluso casos de grupos retenidos en el monte desde donde los atracadores llaman para extorsionar a sus familiares por un rescate. Ha habido casos muy delicados de acoso sexual¡±.

Ese no es ¡°el perfil del ladr¨®n que conocimos en 2018¡å, abunda Munar. Argumenta que se trata de una modalidad ¡°multi-crimen¡±, donde los atracadores sustraen los celulares y obligan a las v¨ªctimas, en asaltos similares a los secuestros express, a transferir todo el dinero disponible en Nequi o en sus cuentas bancarias. La tecnolog¨ªa y las aplicaciones como Strava, que mapea las rutas de los entrenamientos deportivos, se han convertido en aliados para los criminales: ¡°En el p¨¢ramo del Verj¨®n [en las cimas en la v¨ªa que de Bogot¨¢ corre al oriente, hacia Choach¨ª], donde no hay se?al, tienen identificadas las curvas donde excepcionalmente la hay¡±, afirma Munar.

La Secretar¨ªa Distrital de Movilidad ha desarrollado desde 2017 un registro para identificar y controlar la seguridad en una ciudad con m¨¢s de 1,1 millones de bicicletas en una poblaci¨®n total de ocho millones de personas. Se han registrado unas 40.000, de acuerdo con datos oficiales. ?scar Huertas es desarrollador de Tribu, una plataforma y aplicaci¨®n para rastrear con GPS la ubicaci¨®n exacta de los ciclistas: ¡°Para los desarrolladores de aplicaciones de deportes es muy dif¨ªcil hacer un filtro de los usuarios¡±, comenta.

Explica que los perfiles de usuario, al igual que en cualquier otra red social, pueden funcionar sin problema como fachadas: ¡°Si un delincuente entra en mi red con una informaci¨®n bien montada, donde se puede ver que hace ejercicio constantemente, que ha participado en competencias y tiene fotos, va a ser muy dif¨ªcil hacerle filtro¡±, dice Huertas. Una puerta de entrada inmejorable a un mercado donde se encuentran bicis desde los 800.000 pesos (unos 200 d¨®lares) hasta los 65 millones de pesos (m¨¢s de 16.000 d¨®lares): ¡°Eso sin contar los componentes y accesorios que pueden ascender hasta los 100 millones de pesos, ya que solamente unas ruedas pueden llegar a costar entre 30 y 35 millones de pesos¡±, apostilla Huertas.

El alcalde de Bogot¨¢, el liberal Carlos Fernando Gal¨¢n, ha anunciado dentro de su plan de seguridad que concentrar¨¢ sus esfuerzos en las localidades de Kennedy, Engativ¨¢, Suba, Fontib¨®n y Bosa. Cinco puntos problem¨¢ticos de la ciudad, en los que se registra la mayor¨ªa de robos. Sin embargo, el anuncio, que va acompa?ado de una bater¨ªa de medidas, no comporta mayor novedad. A saber: incrementar el pie de fuerza en las arterias principales; agilizar el sistema de denuncias de la Polic¨ªa; instalar m¨¢s c¨¢maras de vigilancia y presionar para judicializar y apresar a los ladrones.

Un retazo de intenciones en pol¨ªtica p¨²blica que parece calcado en el discurso de otros alcaldes que ya han prometido, sin mucha suerte, amortiguar el problema general. El miedo en Bogot¨¢ en los ¨²ltimos a?os tambi¨¦n viaja en bicicleta. ?Por qu¨¦ ha sido tan complejo que la Polic¨ªa intervenga algunos comercios f¨ªsicos conocidos de vieja data por la reventa ilegal? ¡°Porque esto es un negocio rentable para todos. Para los comerciantes, para la Polic¨ªa y para la justicia¡±, se lamenta Andr¨¦s Benavides, due?o de la acreditada plataforma digital de bicis usadas Legado Bike.

?l ya fue v¨ªctima en 2018: ¡°Encontramos el carro que se rob¨® mis bicicletas, identificamos las placas, le dimos la informaci¨®n a la Polic¨ªa y al juez, pero el investigador que llevaba el caso dej¨® que se hundiera misteriosamente. Un tiempo despu¨¦s, un polic¨ªa me confes¨® que los delincuentes ¡®hab¨ªan puesto plata¡±, asegura con crudeza. No obstante, con la irrupci¨®n de los canales de venta digitales, el ciclo ha cambiado y muchos locales tradicionales de reventa han tenido que cerrar en zonas como el barrio Siete de agosto, la calle 13 entre carreras 18 y 28, en el centro, y en el barrio Venecia, en el sur de la ciudad.

¡°El comercio f¨ªsico tradicional de bicicletas ha visto una disminuci¨®n acelerada en los ¨²ltimos a?os¡±, reconoce Benavides, quien asegura, sin cifras a la mano, que la oferta en la reventa de piezas y repuestos se surte en un porcentaje cercano al 30% del bajo mundo. Tambi¨¦n propone una cronolog¨ªa para entender la capacidad de adaptaci¨®n que han tenido los delincuentes en los ¨²ltimos tiempos: ¡°Despu¨¦s de la campa?a de registro y bloqueo de los celulares en 2015, los ladrones buscaron una alternativa y se dieron cuenta de que el hurto de bicicletas era un objetivo criminal en auge, f¨¢cil y rentable¡±.

Por eso lamenta que las capturas de bandas de atracadores con nombres como Los Pablitos, Los del Cortijo, Los primos o Los Barbie no se traduzcan en una mejora de los indicadores de criminalidad. O, al menos, en hechos que puedan combatir la sensaci¨®n de vulnerabilidad ciudadana. ¡°Ese es un tema fundamental¡±, asegura el experto en movilidad Fernando Rojas, ¡°porque no queda claro si la Polic¨ªa, con toda la informaci¨®n que tiene de ocurrencias de robos, tiene una respuesta eficaz en esos lugares donde todo el mundo sabe que roban¡±.

Fabi¨¢n Munar explica, adem¨¢s, que los planes Rutas seguras impulsados por la alcald¨ªa de Claudia L¨®pez, en la que ¨¦l trabaj¨®, han sido descuidados: ¡°Los horarios y los lugares que preferimos los ciclistas son los mismos de hace 40 a?os, cuando Lucho Herrera estableci¨® el r¨¦cord de subida a Patios. Montamos a las horas de menos tr¨¢fico y a las salidas de la ciudad. Eso lo hemos dejado de comprender y, en lugares donde durante cinco a?os no tuvimos un solo hurto, otra vez han empezado los problemas¡±.

No es de extra?ar que la v¨¢lvula de la paciencia ciudadana parezca al l¨ªmite con cada reporte de un atraco nuevo. Y lo que ocurre con las bicicletas refleja, adem¨¢s, la crisis en otros delitos para los que tampoco se ha hallado un remedio eficaz. Con la situaci¨®n fuera de control, a Andr¨¦s Benavides no le queda otra salida que subrayar en forma de conclusi¨®n hacia las falencias y de un sistema judicial lento farragoso: ¡°El domingo pasado robaron a un cliente. El lunes le hicimos cacer¨ªa y encontramos a un se?or mayor de 65 a?os subiendo al Verj¨®n con la bicicleta. Le ca¨ªmos con la polic¨ªa. La recuperamos. Pero al final no se pudo hacer nada por la edad avanzada del se?or, que seguramente deb¨ªa ser un simple comprador que se encontr¨® con una ganga¡±.

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