Los maestros de Fecode: ¡°Marchamos contra el Congreso, no contra el Gobierno¡±
Miles de personas se movilizan en el primer d¨ªa del paro del principal sindicato de Colombia contra la reforma a la educaci¨®n de Gustavo Petro
Antonio Clavijo, un docente de 64 a?os, no esconde la admiraci¨®n que siente por el presidente Gustavo Petro. Lo define como ¡°un berraco¡±, como se le dice en Colombia a las personas valientes, y cuenta que lo ha apoyado toda la vida: enumera logros que van desde la defensa de proyectos de vivienda en Zipaquir¨¢ como joven en los ochenta hasta las denuncias contra los v¨ªnculos de pol¨ªticos con los paramilitares en los 2000. Pero Clavijo reconoce que Petro no es perfecto, que a veces es ¡°un poco terco¡±. Por eso, este mi¨¦rcoles, ha salido a la calle junto a miles de compa?eros como parte de la primera movilizaci¨®n del paro que convoca la Federaci¨®n Colombiana de Educadores (Fecode) contra la reforma a la educaci¨®n del Ejecutivo. ¡°?l tambi¨¦n se equivoca y hay que hac¨¦rselo ver¡±, afirma el maestro mientras marcha por la neur¨¢lgica calle 26 de Bogot¨¢.
Las manifestaciones en la capital, que seg¨²n los organizadores movilizaron a unas 25.000 personas, son parte de una serie de actividades que comenzaron este mi¨¦rcoles en todo el pa¨ªs. Fecode considera que el acuerdo que el Gobierno realiz¨® la semana pasada con la oposici¨®n desvirtu¨® la esencia del proyecto de ley estatutaria de educaci¨®n, que busca establecer principios b¨¢sicos para el sector. Para ellos, el nuevo texto no refleja sus reivindicaciones hist¨®ricas para fortalecer la educaci¨®n p¨²blica en Colombia. Es todo lo contrario: lo califican como ¡°un adefesio¡± que promueve la mercantilizaci¨®n del sector y que ¡°da viabilidad a la corrupci¨®n¡±. Tan cambiado est¨¢ el texto que, para Fecode, ya es insalvable y debe hundirse.
Tanto Clavijo como otros compa?eros consultados enfatizan que esta huelga no es incompatible con el respaldo a Petro, a quien ayudaron a llegar al poder en 2022 y al cual todav¨ªa apoyan sin fisuras. Les preocupa que los medios de comunicaci¨®n instalen la narrativa de que est¨¢n en contra del Ejecutivo y de que incluso los propios est¨¢n enojados con la gesti¨®n del primer presidente de izquierdas. ¡°Marchamos contra el Congreso, no contra el Gobierno¡±, se repite una y otra vez durante la movilizaci¨®n en Bogot¨¢. El enojo es m¨¢s bien contra los senadores opositores que promovieron las enmiendas: consideran que esos congresistas son parte de una derecha que siempre ha buscado debilitarlos y que ahora disfruta de la grieta abierta con el Ejecutivo.
Nadie desconoce, sin embargo, que las modificaciones fueron posibles gracias al aval de la ministra de Educaci¨®n, Aurora Vergara. Contra ella tambi¨¦n hay reclamos, aunque vienen en segundo lugar y son m¨¢s moderados que los que se hacen contra la oposici¨®n. Dany Mateus, un profesor de Educaci¨®n F¨ªsica de 31 a?os, es uno de los m¨¢s enf¨¢ticos. ¡°Nunca imagin¨¦ un paro en el Gobierno de Petro. Hab¨ªamos estado muy en sinton¨ªa y ahora aceptaron puntos innegociables¡±, subraya. Para ¨¦l, la redacci¨®n actual del proyecto de ley posibilita que se revivan iniciativas que otorgan dinero p¨²blico a instituciones privadas, algo que va en contra de las banderas del Gobierno que ellos respaldan.
Entre los docentes circulan todo tipo de teor¨ªas sobre por qu¨¦ la ministra cedi¨®. Clavijo, que lleva con orgullo una gorra sindical que le regalaron hace 20 a?os, considera que pudo ser una moneda de cambio para llegar a acuerdos en otras reformas que tramita el Gobierno en el Congreso, como la laboral y la de pensiones. ¡°Fue una jugada pol¨ªtica que no fue muy consciente de las implicaciones a largo plazo¡±, dice. Jaime Mojica, un profesor de Educaci¨®n F¨ªsica de 55 a?os, es a¨²n m¨¢s cr¨ªtico: ¡°Es nuestra representante, no puede dejar pasar los micos [modificaciones legislativas de ¨²ltimo minuto]. ?Qu¨¦ les pas¨® a nuestros representantes? ?No leyeron? ?Se vendieron?¡±.
Pedir la renuncia de Vergara, sin embargo, no est¨¢ sobre la mesa. O no todav¨ªa. Edgar Romero Mac¨ªas, segundo vicepresidente de Fecode, comenta que la prioridad ahora es hacer el reclamo ante el Congreso. En la Plaza de Bol¨ªvar, a metros del Capitolio, explica que har¨¢n ¡°la gran toma de Bogot¨¢¡± el lunes, cuando se prev¨¦ que la plenaria del Senado eval¨²e el proyecto en su ¨²ltima votaci¨®n. Profesores de todo el pa¨ªs y sindicalistas de otros sectores se quedar¨¢n en la plaza hasta que se hunda la reforma. En caso contrario, el descontento s¨ª podr¨ªa acrecentarse contra la ministra. Pero Romero conf¨ªa en que Vergara recapacite a tiempo. Al fin y al cabo, valora que ha tenido m¨¢s di¨¢logo con ellos que otros ministros.
Las cr¨ªticas en ning¨²n caso llegan al presidente, pese a que Fecode public¨® en X una foto de la marcha con la que ped¨ªa que Petro viera ¡°la marea incontenible¡± contra la reforma. Mojica explica que para el mandatario ¡°es muy dif¨ªcil estar en todos los frentes de combate¡±. ¡°Tiene que confiar en las personas que pone para que supuestamente representen los ideales del Gobierno¡±, afirma. Clavijo, por su parte, reitera que la protesta no es contra el pol¨ªtico que admira desde hace d¨¦cadas, sino contra el Congreso y la ministra que ¡°dej¨® permear los acuerdos¡±. ¡°Estamos demostrando que, as¨ª como lo apoyamos, tambi¨¦n le exigimos que respete los acuerdos que ¨¦l mismo hizo con nosotros¡±, apunta.
¡°Maestro soy¡±
La marcha transcurre sin gran fervor en las primeras horas. Los docentes caminan desde la Plaza de la Democracia hacia el centro, por la calle 26, en un relativo silencio. La mayor¨ªa ha asistido en grupo, con otros compa?eros de sus colegios, donde el martes hubo asambleas para definir a qu¨¦ actividades sumarse. Aprovechan para socializar o tomar fotos, orgullosos del ¨¦xito de la convocatoria ¡ªvarios explican que hace tiempo no hab¨ªa una as¨ª¡ª. Alg¨²n c¨¢ntico espont¨¢neo cada dos o tres minutos rompe la monoton¨ªa y los emociona. El fervor viene despu¨¦s del mediod¨ªa, ya en la avenida Caracas, donde se ven m¨¢s pancartas de colectivos y algunas banderas palestinas.
¡°?Qui¨¦n es usted?¡±, pregunta un hombre desde una camioneta blanca. ¡°?Yo soy maestro!¡±, responden decenas que se emocionan. ¡°?Qui¨¦n es usted?¡±, repite el hombre. ¡°?Yo soy maestro! Yo soy maestro, soy...¡±, reiteran los dem¨¢s. ¡°?Magisterio nacional presente!¡±, exclama el hombre. La camioneta, en tanto, llama la atenci¨®n por varias consignas. ¡°No a la privatizaci¨®n de la educaci¨®n¡±, ¡°no tememos a las evaluaciones, tememos a la ignorancia¡±, son algunas de ellas. La ¨²nica ausente es la tradici¨®n de culminar con discursos en una tarima en la Plaza de Bol¨ªvar: la convocatoria, hace solo dos d¨ªas, no dio tiempo a tramitar el permiso con el Distrito.
Pluralidad de reclamos
Ante la pregunta de por qu¨¦ rechazan la reforma a la educaci¨®n, no todos responden lo mismo. El proyecto abarca tantos asuntos que cada quien se?ala el que le interesa m¨¢s. Algunos mencionan que es injusto querer evaluar a los docentes por el desempe?o de sus estudiantes. ¡°No depende solo de nosotros c¨®mo les va. Tambi¨¦n influyen la televisi¨®n, la m¨²sica, la familia¡±, remarca Mary M¨¦ndez, profesora de primaria. Otros est¨¢n m¨¢s enojados con la eliminaci¨®n de la obligatoriedad en tres grados de educaci¨®n inicial. Nataly, profesora de Educaci¨®n F¨ªsica, est¨¢ especialmente preocupada por el impacto que puede tener la declaratoria de la educaci¨®n como ¡°un servicio p¨²blico esencial¡± en el movimiento sindical. ¡°Har¨¢ que no podamos dejar nuestros puestos y movilizarnos¡±, asegura.
Una de las cosas que produce mayor rechazo ni siquiera est¨¢ incluida en el proyecto. Los manifestantes se quejan de presuntos bonos educativos o v¨¢uchers con los que el Gobierno podr¨ªa costear los estudios de miles de j¨®venes en instituciones privadas. El programa Ser Pilo Paga del Gobierno Juan Manuel Santos (2010-2018), que financi¨® matr¨ªculas en universidades privadas, no tiene los mejores recuerdos entre estos docentes de primaria y bachillerato. El vicepresidente segundo del sindicato explica que, aunque no se mencionan expl¨ªcitamente, igual producen preocupaci¨®n porque las referencias en el nuevo texto a ¡°un sistema mixto¡± pueden abrir la puerta a que el Ejecutivo financie a los privados. La idea era que la ley estatutaria impidiera de cuajo que estas pol¨ªticas pudieran darse en el futuro.
Los cambios de ¨²ltimo momento tomaron a los maestros por sorpresa, con las defensas m¨¢s bajas que en la ¨¦poca de los gobiernos de derecha. En cuesti¨®n de minutos se esfumaron las ilusiones que ten¨ªan de que un Ejecutivo progresista consagrara la prioridad a la educaci¨®n p¨²blica como una pol¨ªtica a largo plazo. Algunos, sin embargo, no se dan por vencidos. Ricardo Gonz¨¢lez, profesor de danzas, explica al final de la marcha que ¨¦l no est¨¢ de acuerdo con pedir el hundimiento completo del proyecto. Dice que la reforma original ¡°era buena¡± y que espera que el Gobierno la retome: ¡°Queremos que entre en raz¨®n la ministra. Mire, somos parte de ustedes, no pueden estar en contra de nosotros¡±.
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