Huyen de la violencia, llegan a la enfermedad: la sinsalida de los ni?os ember¨¢ del Parque Nacional
Desde el 2024 han muerto 24 menores de edad de la comunidad ind¨ªgena ember¨¢ que lleva a?os desplazada en la capital colombiana. La ¨²ltima, una beb¨¦ de tres meses, falleci¨® en el pasado domingo
Alrededor de 7 de cada 1.000 beb¨¦s reci¨¦n nacidos en Colombia mueren en sus primeros 28 d¨ªas de vida. Una beb¨¦ que naci¨® este a?o en Bogot¨¢, el 2 de marzo, parec¨ªa aferrarse a este mundo para no sumar a esa estad¨ªstica. De acuerdo a las autoridades, la peque?a naci¨® con muy bajo peso en un hospital ubicado a pocas calles del palacio presidencial, y all¨ª fue cuidada por el personal de salud hasta que pudo salir, ya con m¨¢s gramos. Viaj¨® en brazos de su madre hacia un lugar ic¨®nico m¨¢s al norte de la ciudad, el Parque Nacional. All¨ª viven, en cambuches improvisados y desde hace tres a?os, casi 600 personas de las etnias ember¨¢ chami y ember¨¢ katio, desplazadas por la violencia de su territorio en el Pac¨ªfico colombiano ¡ªespecialmente en el departamento del Choc¨®, a donde la enorme mayor¨ªa quisiera retornar. La beb¨¦ alcanz¨® a conocer a sus tres hermanos, ten¨ªa buenos signos vitales, y vivi¨® tres meses en el parque. No alcanz¨® a conocer la selva chocoana. En la ma?ana del domingo 9 de junio apareci¨® inm¨®vil. Sus pap¨¢s la llevaron a una ambulancia aleda?a, y all¨ª fue declarada muerta. Es la segunda beb¨¦ que muere este a?o entre los ind¨ªgenas ember¨¢ que se refugian de la guerra en Bogot¨¢ ¡ªy la n¨²mero 24 entre los ni?os desplazados de ese pueblo desde 2021. Una cifra devastadora que, si nada cambia, solo seguir¨¢ aumentando.
?Qui¨¦n es responsable?, se pregunta Bogot¨¢. La Administraci¨®n de la ciudad parec¨ªa se?alar inicialmente, en parte, a los padres. ¡°Es importante mencionar que los cuidadores de la menor se encontraban en presunto estado de alicoramiento¡± la ma?ana en la que falleci¨® la peque?a, dijo el secretario de Salud ante el concejo de Bogot¨¢. ?Por qu¨¦ importante? No explic¨®, es un mensaje entre l¨ªneas. Tambi¨¦n mencion¨® que la madre no asisti¨® a citas m¨¦dicas durante y despu¨¦s del embarazo, y que en una ocasi¨®n la comunidad del Parque no permiti¨® que el personal de salud de la ciudad hiciera un examen de control a la beb¨¦. ¡°Tenemos dos denuncias ante la Fiscal¨ªa por no permitir el ingreso de los equipos de salud¡±, cont¨® el secretario.
¡°Siempre dicen que la mam¨¢ es la culpable, que los indios no deber¨ªamos estar ac¨¢ sino en el resguardo, y yo no digo que no pueda haber una responsabilidad, pero omiten otras cosas muy importantes¡±, responde Mar¨ªa Medina Quisque, defensora de derechos humanos y l¨ªder ind¨ªgena del pueblo Nasa, que ha acompa?ado en el pasado a la comunidad ember¨¢ del Parque Nacional. Explica que omiten, por ejemplo, que las mujeres no van a una cita m¨¦dica porque no tienen traductor y la mayor¨ªa de los ember¨¢ no habla espa?ol. O que la madre embarazada, sin poder acceder a un trabajo porque no habla el idioma ni tiene un diploma, debe pasar el d¨ªa rebuscando c¨®mo alimentar a sus otros hijos.
¡°Las brigadas de salud van a repetirles a las mam¨¢s que tienen que darle prote¨ªna a los ni?os, cuando ellas no tienen ni para comprar una libra de arroz¡±, continua Quisque, quien tambi¨¦n es psic¨®loga. ¡°He acompa?ado a 22 mamitas que han enterrado a sus hijos. No he visto que las instituciones les hagan un acompa?amiento psicosocial a ellas cuando eso pasa, pero s¨ª veo muchas cr¨ªticas de la sociedad. Ellas lloran a sus muertos en un silencio absoluto, solas por necesidad y tambi¨¦n por los se?alamientos de las instituciones¡±, a?ade.
Laura Garc¨ªa, quien tambi¨¦n acompa?¨® a una parte de la comunidad del 2021 al 2023, dice que adem¨¢s hay cierta desconfianza entre la comunidad ember¨¢ frente al sistema de salud occidental. ¡°En la cosmovisi¨®n ind¨ªgena prima la medicina ancestral, no la de los mestizos, y la Administraci¨®n no ha querido trabajar con los jaiban¨¢s [m¨¦dicos tradicionales] que est¨¢n en el Parque Nacional, quienes proveen esa salud ancestral¡±, cuenta Garc¨ªa. ¡°Algunas familias ember¨¢ temen que, si llevan a los ni?os al hospital, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) se los quite y no los vuelvan a ver¡±, a?ade. Un bebe ember¨¢, de dos meses, falleci¨® en abril del 2023 cuando estaba bajo la custodia del ICBF.
Dentro del Parque Nacional
Afortunadamente para los ni?os del Parque Nacional, ninguna tragedia detiene el juego. Hacia las ocho de la ma?ana del mi¨¦rcoles, cuando las oficinas colindantes empiezan su jornada laboral, una peque?a de dos a?os arrastra orgullosa un diminuto coche con una mu?eca despelucada, y a su lado dos ni?os juegan con largos palos de madera como si fueran espadas. Los peque?os esperan a tres estudiantes de la Universidad Distrital que llevan semanas haciendo talleres para entender c¨®mo ven los ni?os este mundo dif¨ªcil al que aterrizaron.
¡°Birua Bogot¨¢ jia Parque benua chumia bedrua puedia niora ria¡±, dice una cartilla que hicieron juntos, y que traduce ¡°Vinimos a este parque en Bogot¨¢ porque queremos volver a nuestra casa sin violencia¡±. De acuerdo a cifras del secretario de Gobierno de la capital, el 83% de la comunidad ember¨¢ espera retornar a su territorio. ¡°En Bogot¨¢ hay 1.998 personas ember¨¢, y todas viven en condiciones de precariedad¡±, dijo el funcionario ante el Concejo de Bogot¨¢
Cuando llegan los estudiantes universitarios, dos decenas de ni?os salen de los cambuches hechos en pl¨¢stico negro a recibirlos: no hablan el mismo idioma pero la felicidad se comunica con abrazos, colores, hojas blancas para pintar y un par de paquetes con galletas de sal para compartir. ¡°Tengo hambre¡±, le dice en espa?ol uno de los ni?os a los universitarios. La mayor¨ªa de los peque?os del parque sufre de desnutrici¨®n, cuenta una m¨¦dica que ha trabajado en la ambulancia aleda?a al parque, y por el fr¨ªo de la capital muchos han tenido tuberculosis, neumon¨ªa y bronquitis. La Unidad de V¨ªctimas lleva comida al parque, pero solo una vez al mes, cuenta uno de los padres de los peque?os, Alipio Vitucay.
Los peque?os, entre 1 y 12 a?os, sentados junto a la estatua del asesinado dirigente liberal Rafael Uribe Uribe, buscan el tajal¨¢piz para sacarle punta al color azul: quieren pintar r¨ªos. Reynaldo, un peque?o de unos cuatro a?os, pinta la casa chocoana en la que viv¨ªa con sus pap¨¢s y el r¨ªo que les quedaba cerca. ¡°Do¡±, dice se?alando el azul. Significa r¨ªo. El Choc¨® es una de las zonas con m¨¢s riqueza hidrol¨®gica de Am¨¦rica.
Pero en el Parque Nacional el agua es escasa. Los casi 600 ember¨¢ solo tienen disponibles seis ba?os p¨²blicos, que abren de siete de la ma?ana a tres de la tarde. Hay un peque?o tubo del acueducto con agua potable, en la zona monta?osa del oriente del parque, pero no tiene caudal suficiente para ba?arse. As¨ª, varias madres se ¡®duchan¡¯ en un riachuelo que baja de los cerros a la tumultosa carrera S¨¦ptima. Los peque?os no pintan esa escasez. Uno de ellos, Luis, elige dibujar gallinas, pescados, p¨¢jaros, cerdos. La ciudad, cuando aparece en sus dibujos, son edificios grandes y los autos de la S¨¦ptima. No mucho color. Pero es tambi¨¦n ¡°nue?a ebira¡±, explica un peque?o pintando: ¡°Nuestro territorio¡±.
Un laberinto institucional
Desde que muri¨® la beb¨¦ de 3 meses, el ICBF se ha comprometido a tener presencia constante en el parque, y tanto el Gobierno nacional como el distrital han dicho que van a reforzar el personal de salud, involucrando a los m¨¦dicos tradicionales. Tambi¨¦n prometen que buscar¨¢n trabajar conjuntamente para permitir los retornos o reubicaciones de los desplazados ¡°con todas las condiciones de dignidad¡± en los pr¨®ximos meses. Suena prometedor, pero tambi¨¦n suena repetido.
Un funcionario del Gobierno que lleva varios a?os trabajando junto a los ember¨¢, en Bogot¨¢ y otras ciudades, prefiere no revelar su nombre para hablar con autonom¨ªa. Dice que la muerte de los menores es resultado de ¡°una larga lista de fracasos: de los gobiernos locales, nacionales, y de las autoridades ind¨ªgenas¡±. Los ember¨¢ se tomaron el Parque Nacional por primera vez en 2021 y desde entonces han llegado a acuerdos, unos individuales y otros en grupo, para mejorar sus condiciones de vida. Cientos de ellos se han reubicado, otros han llegado. Pero por ninguna v¨ªa les ha salido bien.
Bogot¨¢ no ha logrado, por ejemplo, ofrecer refugios sin hacinamiento (pas¨® en 2023 en La Rioja y La Florida, dos de los centros a donde fueron los ember¨¢ temporalmente). El Gobierno nacional no ha ofrecido a¨²n una tierra rural para reubicarlos temporalmente, a pesar de que la SAE, Sociedad de Activos Especiales, prometi¨® predios hace m¨¢s de a?o y medio. Tampoco ha podido garantizar la seguridad para hacer retornos colectivos a los territorios chocoanos, donde se mantiene la guerra. Y los ind¨ªgenas, por otro lado, est¨¢n muy divididos en su liderazgo, lo que les ha impedido tener un frente conjunto para exigir al Gobierno c¨®mo proteger a los ni?os: si las autoridades se re¨²nen con un grupo, otro protesta diciendo que no les representan. ¡°Hay m¨ªnimo siete liderazgos distintos, cada uno con una particularidad. Por eso estamos haciendo ollas comunitarias, para definir el esquema de salida¡±, dice el secretario de Gobierno de la ciudad, Gustavo Quintero.
Los ember¨¢ parecen encerrados en un laberinto sin salidas institucionales f¨¢ciles para el retorno o la reubicaci¨®n. Tras casi tres a?os en Bogot¨¢, con idas y regresos, la paciencia se agota para muchos capitalinos, como el concejal de derechas Juli¨¢n Usc¨¢tegui, quien pide medidas m¨¢s r¨¢pidas. A principios de mayo, el pol¨ªtico uribista interpuso una tutela contra el ICBF, pidiendo la reubicaci¨®n de los menores ember¨¢ asentados en el Parque Nacional: alertaba que las condiciones actuales los ponen en grave peligro. ¡°Todas las entidades de Gobierno dicen que no podemos hacer nada porque debemos respetar la autonom¨ªa de los pueblos ind¨ªgenas, pero los derechos de los ni?os prevalecen¡±, dice a EL PA?S. ¡°Y adem¨¢s hay que reestablecer los derechos de quienes viven alrededor, porque la comunidad quiere recuperar el parque¡±, a?ade.
El fallo de su tutela no exige una reubicaci¨®n inmediata de los ni?os, pero s¨ª da 30 d¨ªas al ICBF para que haga un seguimiento a los menores a quienes se le pueden estar vulnerando sus derechos. Solo cuatro d¨ªas despu¨¦s de esa sentencia, muri¨® la peque?a de tres meses. Ni la justicia, ni el ICBF, ni los Gobiernos nacionales ni locales, ni las autoridades ind¨ªgenas llegaron a tiempo para salvar su vida. Ninguna de todas esas instituciones sabe a¨²n cu¨¢l va a ser la ruta para salvar la vida de todos los ni?os que hoy dibujan r¨ªos chocoanos en el fr¨ªo asfalto del centro de Bogot¨¢.
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