Petro llega al ecuador del cuatrienio sin ceder en su desaf¨ªo al viejo consenso econ¨®mico
El presidente insiste en un proyecto de visos estatistas condicionado por la ralentizaci¨®n y las deudas postpand¨¦micas
Tres minutos de un discurso presidencial, o unas pocas l¨ªneas en la red social X, son suficientes para pulverizar 60 p¨¢ginas de trabajo t¨¦cnico del Departamento de Planeaci¨®n Nacional. Son palabras textuales de Jorge Iv¨¢n Gonz¨¢lez, veterano economista y hasta febrero responsable de esa agencia estatal. Lo dice para sintetizar la constante fricci¨®n entre el temperamento intempestivo del presidente, Gustavo Petro, y el trabajo aplicado de cientos de funcionarios encargados de delinear, con el mejor soporte estad¨ªstico a la mano, el modelo macroecon¨®mico de la Administraci¨®n de izquierdas. Este es el contexto en el cual el Gobierno alcanza el ecuador de su mandato, con un cuadro econ¨®mico difuso, con m¨¢s de un parche a la vista, marcado por las tensiones con el tradicional consenso econ¨®mico y muchos desaf¨ªos para retomar la normalidad perdida tras la pandemia.
La situaci¨®n de Colombia de cara al ¨²ltimo tramo del a?o es moderadamente alentadora. As¨ª lo explica Munir Jalil, economista en jefe para la regi¨®n Andina de la banca de inversi¨®n BTG Pactual. En contra de algunos pron¨®sticos iniciales, el pa¨ªs cerrar¨ªa el ejercicio con un crecimiento del PIB en torno al 2%: ¡°La econom¨ªa se est¨¢ recuperando, de eso no caben dudas. La pregunta que habr¨¢ que resolver a futuro es si el Gobierno habr¨ªa podido ayudar a que el proceso fuera m¨¢s din¨¢mico¡±, se cuestiona Jalil. Sus palabras retratan la paradoja en el manejo de Hacienda, marcado por dos fuerzas simult¨¢neas: la ret¨®rica de cambio y la responsabilidad econ¨®mica, esta ¨²ltima muy alejada de los peores vaticinios de la oposici¨®n que situaban a Colombia en un escenario apocal¨ªptico cercano al hundimiento venezolano.
Petro ha mantenido el eje cr¨ªtico de su ideario econ¨®mico, inflexible con las peores falencias del sistema capitalista, pero a la vez atento del andamiaje institucional. En medio de los aprietos de caja y del billonario endeudamiento contra¨ªdo en la crisis sanitaria por el Gobierno del conservador Iv¨¢n Duque, ha respetado un modelo que no lo seduce del todo. ¡°En ¨²ltimas ha sido muy respetuoso con el equilibrio del consenso macroecon¨®mico existente. Ha tratado de sostener el d¨¦ficit fiscal bajo control, de pagar la deuda. Tambi¨¦n ha sido prudente con la decisi¨®n del Banco de la Rep¨²blica de bajar las tasas de inter¨¦s de manera gradual. Si uno analiza su pol¨ªtica fiscal y monetaria, ha sido m¨¢s ortodoxo que heterodoxo¡±, analiza el economista Daniel Castellanos.
Conviene recordar que la situaci¨®n fiscal postpand¨¦mica empuj¨® al Gobierno a desmontar el fondo de subsidio a la gasolina y al di¨¦sel. El pr¨®ximo a?o tendr¨¢ que desembolsar 9.000 millones de d¨®lares para cumplir con el pago de los cr¨¦ditos de corto plazo adquiridos con organismos como el Fondo Monetario Internacional para gestionar la crisis sanitaria. Tambi¨¦n tendr¨¢ que ayudar a subsanar los agujeros heredados por las energ¨¦ticas tras la congelaci¨®n de las facturas de la luz durante la pandemia y, para rematar, asumir¨¢ una parte del desbarajuste causado por la suspensi¨®n temporal del cobro de los peajes durante meses en que el transporte estuvo paralizado.
Por eso, Jorge Iv¨¢n Gonz¨¢lez pronostica que el pr¨®ximo a?o se dar¨¢ una asimetr¨ªa ¡°totalmente loca¡± entre el presupuesto para atender el servicio de la deuda y la baja inversi¨®n. ¡°Un pa¨ªs que destina 80 billones en inversi¨®n y 120 billones en cubrir compromisos de deuda es, simplemente, inviable. La situaci¨®n fiscal es complicad¨ªsima y, aunque suene parad¨®jico, hay que reconocer que el esfuerzo por recomponer las finanzas ha sido brutal¡±. Con estos ingredientes se podr¨ªa decir que el cuadro general apenas empieza a mostrar brotes de normalidad, pero tambi¨¦n que hay pocos analistas que se muestran satisfechos.
Una de las preguntas angulares tiene que ver con el modelo de desarrollo. O la inconsistencia en el plan y su falta de concreci¨®n. El ejemplo m¨¢s claro es, quiz¨¢, el de los hidrocarburos, durante d¨¦cadas una de las mayores fuentes de ingresos, hoy en una suerte de limbo que el Ejecutivo arropa bajo la capa difusa de la ¡°transici¨®n energ¨¦tica¡±. En t¨¦rminos pr¨¢cticos, la mayor¨ªa de analistas coinciden en que podr¨ªa ser el gran lunar econ¨®mico de esta Administraci¨®n. ¡°Haber anunciado desde el principio [del mandato] el freno a los contratos de exploraci¨®n de petr¨®leo fue fatal para la inversi¨®n y m¨¢s a¨²n teniendo a un pa¨ªs cercano a la Guyana, adonde ya muchas empresas se est¨¢n yendo¡±, abunda Gonz¨¢lez.
El gran cortocircuito
La historia del manejo en pol¨ªtica de hidrocarburos, adem¨¢s, es un retrato n¨ªtido del cortocircuito sostenido a lo largo de los dos a?os entre el mandatario y buena parte de la esfera privada. Para el profesor em¨¦rito de la Universidad EAFIT, Jes¨²s Alonso Botero, la desconfianza cerril del mandatario se replica en todos los sectores de un pa¨ªs que ha aplicado un modelo de gesti¨®n de los servicios b¨¢sicos donde participan actores p¨²blicos y privados. Para Petro, las aseguradoras en salud, las administradoras de fondos de pensi¨®n o las energ¨¦ticas privadas son objeto de sospecha. Piezas de una maquinaria ineficiente, guiadas exclusivamente por el af¨¢n de lucro y carentes de mayores m¨¦ritos para mostrar.
En todos y cada uno de los anteriores casos, el Ejecutivo ha buscado arrinconar o desarticular el rol de los privados en la arquitectura institucional a trav¨¦s de reformas legales o decisiones administrativas. De momento, las ¨²nicas ofensivas que han avanzado han sido la pensional y la de salud. Jorge Iv¨¢n Gonz¨¢lez recuerda cuando le reprochaban en reuniones gremiales que el proyecto del ¡®petrismo¡¯ era abiertamente estatista: ¡°Yo les dec¨ªa que en ning¨²n aparte del Plan de Desarrollo se est¨¢ proponiendo esa posibilidad¡±, respond¨ªa. M¨¢s all¨¢ de las etiquetas, los dardos del presidente suelen tener eficacia parcial dentro de un sistema que se ha prestado a menudo para la corrupci¨®n y otras inconsistencias.
Pero, a juicio de Botero, la incapacidad de Petro para materializar soluciones para las dolencias de un pa¨ªs largamente diagnosticado, solo atizan la desconfianza entre dos polos que atestiguan cambios importantes sin saber a ciencia cierta si el pa¨ªs se va a quedar sin los vicios del viejo modelo para saltar a un invento peor: ¡°Siento que un presidente que le da la espalda al sector privado dif¨ªcilmente va a mejorar la distribuci¨®n de ingresos o va a impulsar la infraestructura, que es una forma de generar riqueza de forma colectiva¡±.
Se trata, en el fondo, de un conflicto profundo, arraigado a las convicciones reformistas del viejo militante de una guerrilla de ra¨ªz urbana como lo fue el M-19, hoy convertido en presidente y seguidor de corrientes de pensamiento que ponen en tela de juicio los l¨ªmites del crecimiento: ¡°Los Gobiernos, como los psiquiatras, muchas veces pueden hacer muy poco por sus pacientes, pero reciben a todo el mundo. Es lo que han hecho todos los presidentes hasta ahora y m¨¢s a¨²n en procesos de crisis como la actual. Pero, con Petro es muy complejo que se establezca el di¨¢logo cuando un sector le genera dudas¡±, explica Munir Jalil.
Cita como ejemplo el caso del turismo, ahora en carpeta para convertirse en uno de los motores de crecimiento, pero ninguneado en la pr¨¢ctica durante los primeros dos a?os, seg¨²n Jalil. En este orden de ideas no es de extra?ar que la inversi¨®n privada haya ca¨ªdo un 24% en el segundo trimestre del a?o frente al mismo per¨ªodo de 2023. Una contracci¨®n aguda que sirve, adem¨¢s, como term¨®metro para medir ese concepto tan gaseoso como repetido este cuatrienio: desconfianza. ¡°Mal har¨ªamos en verlo como responsabilidad pol¨ªtica exclusiva de esta Administraci¨®n¡±, matiza Munir Jalil, ¡°esto tiene que ver con un ciclo econ¨®mico que se habr¨ªa desarrollado igual con un Gobierno de derecha, de arriba, de abajo o de centro, porque los c¨¢lculos para estructurar los cierres financieros de los proyectos y las tasas de retorno estaban condicionados por las altas tasas de inter¨¦s y la inflaci¨®n¡±.
Un proceso de desinflaci¨®n que, justamente, ha resultado m¨¢s lento de lo anticipado y ha ido licuando por el camino la capacidad adquisitiva de los colombianos. Esta semana se conoci¨® que la tasa de julio cerr¨® en un 6,86% interanual, un dato que recupera el camino descendente hacia la meta fijada por el banco central en 3%. Jalil, sin embargo, agrega herramientas para comprender la ca¨ªda de la inversi¨®n privada, que tambi¨¦n se ha desplomado en Am¨¦rica Latina: ¡°Este Gobierno ha centrado el impulso, con evidentes problemas de ejecuci¨®n, en el sector p¨²blico. Pero no ha habido grandes proyectos de infraestructura, que se ejecutaban en alianzas p¨²blico/privadas, ni en los proyectos de generaci¨®n de energ¨ªa con las multinacionales o grandes grupos, ni mucho menos inversi¨®n importante en el sector petrolero¡±.
Al reloj de arena le restan 700 d¨ªas
La gran pregunta en este punto gira alrededor de qu¨¦ tan eficaz ha sido el Gobierno en el proceso de enderezar la marcha de la econom¨ªa. El presidente ha exhibido en las ¨²ltimas semanas una reducci¨®n de tres puntos porcentuales en la tasa de pobreza monetaria como uno de sus logros m¨¢s preciados. En efecto, pas¨® del 36,6% en 2022 al 33% el a?o pasado. 1.600.000 colombianos salieron de esa condici¨®n de precariedad, que tiene en cuenta la capacidad de pago de los servicios p¨²blicos y la canasta familiar. ¡°Tener a 3 de cada 10 colombianos en condici¨®n de pobreza tampoco es para cantar victoria. El gobernante de turno saca pecho, pero son ciclos econ¨®micos en los que inciden muchos factores, y determinar qu¨¦ tanta responsabilidad le ata?e a Petro es imposible¡±, afirma Gonz¨¢lez.
Hay otras explicaciones parciales. Gonz¨¢lez se?ala, por ejemplo, que el Estado se ha enfocado en pulimentar el proceso de focalizaci¨®n para transferir los subsidios. Hoy se pierden, por ejemplo, unos 4 billones de pesos (unos 1.000 millones de d¨®lares) en recursos mal asignados para cubrir los costos de servicios p¨²blicos de ciudadanos que no los necesitan: ¡°Otro gran error del presidente ha sido nombrar a un guionista, como lo es Gustavo Bol¨ªvar, en la direcci¨®n del Departamento de Prosperidad Social, una dependencia que maneja un presupuesto de 11 billones de pesos para una tecnocracia muy complicada y que requiere una disciplina y unos conocimientos que solo se adquieren con los a?os¡±, sentencia Gonz¨¢lez.
El otro logro tangible en estos dos a?os de Gobierno ha sido sacar adelante una reforma tributaria que en principio despert¨® un amplio consenso por sus rasgos progresivos, y con el tiempo ha ido recibiendo cr¨ªticas incluso del mismo oficialismo, interesado en hacerle retoques para reducir el impuesto de renta a las empresas y apurar, en teor¨ªa, el ritmo de la econom¨ªa. Para el grueso de los analistas, el problema central es que no ha habido mayor apremio en clarificar el m¨¦todo escogido para crecer, tan solo un boceto en forma general revelado por el presidente este viernes 9 de agosto, dos a?os m¨¢s tarde: ¡°En t¨¦rminos pr¨¢cticos, no son conscientes de la enorme desconfianza que generan en los inversores. No me cabe duda de que ning¨²n Gobierno puede tener ¨¦xito en el manejo econ¨®mico si lo ¨²nico que hace es generar incertidumbre¡±, sentencia Castellanos.
Hace tan solo unos d¨ªas, el presidente declar¨® que el dinero de las Entidades Promotoras en Salud fue utilizado por ¡°el paramilitarismo y para matar gente¡±. Y unas semanas atr¨¢s sostuvo que el margen de beneficios de las empresas generadoras de energ¨ªa har¨ªa palidecer a Pablo Escobar. Esos excesos verbales, o acusaciones gen¨¦ricas, han precedido a peleas desenfocadas. En opini¨®n de Jorge Iv¨¢n Gonz¨¢lez, esos choques desconectan al presidente de temas m¨¢s urgentes. A saber, aterrizar el Sistema Universal de Ingresos, incluido en el Plan de Desarrollo, que afinar¨¢ a¨²n m¨¢s la informaci¨®n para orientar los subsidios hacia los territorios y familias m¨¢s necesitadas.
Daniel Castellanos recuerda que se debe tener en cuenta siempre que toda esta historia se desarrolla en paralelo a los estragos de un momento hist¨®rico inusitado y complejo. Y consciente de que cualquier imprevisto geopol¨ªtico desde Estados Unidos o Europa podr¨ªa suponer nuevos desajustes macroecon¨®micos, reclama mayor claridad del Ejecutivo en sus proyectos de pol¨ªtica econ¨®mica: ¡°Las proyecciones de recaudo por impuestos han sido fallidas. Los logros sociales son muy modestos para un Gobierno de izquierda. El ¨²nico, quiz¨¢s, ha sido la reforma pensional con el auxilio para los mayores. Pero las cifras de desempleo han tenido variaciones m¨ªnimas, se mantienen en dos d¨ªgitos, y en la ¨²ltima medici¨®n volvieron a crecer¡±.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S sobre Colombia y aqu¨ª al canal en WhatsApp, y reciba todas las claves informativas de la actualidad del pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.