Ha llegado el momento de hacer realidad el ¡°derecho a los alimentos¡± en favor de una dieta saludable, nutritiva y asequible
Casi un tercio de la poblaci¨®n mundial no obtiene los nutrientes y los micronutrientes que necesita para prosperar y, en algunos casos, sobrevivir. Hay que tomar medidas ya, pero las acciones deben ser colectivas
El tema de este a?o para el D¨ªa Mundial de la Alimentaci¨®n es ¡°Derecho a los alimentos para una vida y un futuro mejores¡±. Nos recuerda de forma oportuna que todas las personas tenemos derecho a alimentos adecuados.
Pero, ?de qu¨¦ manera pasamos de un derecho a una realidad? Y, ?por qu¨¦ es tan importante pensar no solo en tener alimentos suficientes, sino tambi¨¦n en la diversidad de las dietas? Es por eso que hablo de ¡°alimentos¡±, en plural, poniendo de relieve esta diversidad, as¨ª como la disponibilidad de alimentos, la accesibilidad a estos y su asequibilidad para todos.
En este momento, los agricultores mundiales producen alimentos m¨¢s que suficientes para alimentar a la poblaci¨®n mundial desde el punto de vista de las calor¨ªas. Sin embargo, en torno a 730 millones de personas padecen hambre debido a los desastres naturales y de origen humano, entre los que figuran conflictos, perturbaciones meteorol¨®gicas recurrentes, desigualdades y recesiones econ¨®micas.
Miles de millones carecen de dietas saludables
Otra cruda realidad es que m¨¢s de 2.800 millones de personas en el mundo no se pueden permitir una dieta saludable, lo que supone una de las principales causas de malnutrici¨®n en todas sus formas.
Dicho de forma sencilla, actualmente casi un tercio de la poblaci¨®n mundial no obtiene los nutrientes y los micronutrientes que necesita para prosperar y, en algunos casos, sobrevivir. Esto significa que la calidad de vida de casi la mitad del mundo precisa de manera urgente una mejora.
Necesitamos que en nuestros campos, redes de pesca, mercados y mesas se disponga de mayor diversidad de alimentos nutritivos y asequibles, en beneficio de todos. No se trata solo de las necesidades nutricionales de las poblaciones, sino tambi¨¦n de garantizar que nuestros sistemas agroalimentarios sean eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles para que puedan respetar las culturas alimentarias tradicionales y las dietas saludables basadas en la ciencia y en consonancia con las preferencias personales.
Otra consideraci¨®n esencial es la salud y sostenibilidad a largo plazo del medio ambiente del que dependemos para producir estos alimentos y que necesita la biodiversidad para prosperar.
El derecho a los alimentos no llenar¨¢ por s¨ª solo los est¨®magos ni pondr¨¢ dietas m¨¢s diversas en los platos. Pero nos ayuda a enmarcar nuestras aspiraciones comunes respecto del mundo justo y equitativo en el que queremos vivir. Crea obligaciones concretas que los gobiernos y asociados clave han de cumplir y deber¨ªa animarnos a todos a hacer lo que nos corresponde para asegurar que esto se logre.
Esta es la raz¨®n por la que hay que tomar medidas, ya.
El papel de la FAO
En la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura (FAO) trabajamos mucho para hacer realidad este derecho, incluso frente a una serie de desaf¨ªos. En zonas de conflicto, el acceso a los alimentos se ve alterado, lo que provoca malnutrici¨®n y hambre. En estos y otros puntos cr¨ªticos del hambre, los esfuerzos de la FAO se centran en reconstruir la infraestructura agr¨ªcola a fin de garantizar la disponibilidad de alimentos y la accesibilidad a estos para lograr seguridad alimentaria a largo plazo, mediante todos los instrumentos y cauces.
Adem¨¢s de estas intervenciones urgentes, programas clave de la FAO como la iniciativa Mano de la mano, la iniciativa Un pa¨ªs, un producto prioritario, la econom¨ªa azul y los programas de cooperaci¨®n t¨¦cnica (PCT), tienen tambi¨¦n como objetivo el logro de seguridad alimentaria y nutrici¨®n a medio y largo plazo en una gran variedad de pa¨ªses.
En muchos lugares, los cambios en la dieta y la concentraci¨®n de mercados impulsados por la globalizaci¨®n han hecho aumentar los problemas de salud, en particular la obesidad y la diabetes. Los programas de alimentaci¨®n escolar apoyados por la FAO desempe?an un importante papel al ayudar a afrontar estos desaf¨ªos, ya que se abastecen de alimentos procedentes de agricultores locales y velan por que los ni?os y ni?as reciban comidas nutritivas.
En numerosos pa¨ªses, en todas las regiones, la FAO colabora con las comunidades pesqueras y los gobiernos locales para ampliar la protecci¨®n social y la inclusi¨®n econ¨®mica de los m¨¢s vulnerables y les ayuda a diversificar su producci¨®n, generar fuentes de ingresos alternativas y conectarse a los nuevos mercados.
La inflaci¨®n, especialmente en per¨ªodos de inestabilidad econ¨®mica, puede dar lugar a la falta de asequibilidad de los alimentos. En algunos pa¨ªses africanos, por ejemplo, las iniciativas de la FAO incluyen transferencias de efectivo a los hogares m¨¢s pobres, lo que les ayuda a poder comprar alimentos en momentos de hiperinflaci¨®n.
La crisis clim¨¢tica plantea una amenaza significativa para la seguridad alimentaria mundial. La irregularidad de los patrones meteorol¨®gicos y los desastres naturales pueden devastar los cultivos y el ganado. Por ejemplo, en algunos pa¨ªses de Asia, la FAO ha introducido t¨¦cnicas de agricultura clim¨¢ticamente inteligente para ayudar a los agricultores a adaptarse a los cambios de las condiciones clim¨¢ticas, asegurando una producci¨®n constante de alimentos.
Adem¨¢s, al colaborar estrechamente con los gobiernos, la FAO contribuye a la elaboraci¨®n de marcos jur¨ªdicos y ha ayudado a formular pol¨ªticas nacionales encaminadas a garantizar la seguridad alimentaria y la nutrici¨®n para todos.
Se necesita una acci¨®n colectiva
Pero no solo es a los gobiernos a los que pedimos que participen en esta lucha. La acci¨®n colectiva puede impulsar un cambio sustancial, con la colaboraci¨®n mundial de todos los sectores y todos los asociados, a saber, gobiernos, el sector privado, el mundo acad¨¦mico, la sociedad civil y las personas individuales.
Y especialmente los j¨®venes, pues tienen derecho a un futuro con seguridad alimentaria. Ellos dise?an y deciden el futuro. Todos los llamados derivados de la Cumbre del Futuro de las Naciones Unidas vienen determinados por sus acciones.
Los agricultores pueden marcar la diferencia mediante la pr¨¢ctica de una agricultura sostenible que mejore la biodiversidad y gestione los recursos naturales de manera responsable. Las empresas pueden hacer que los alimentos nutritivos y diversos disponibles sean m¨¢s asequibles. El mundo acad¨¦mico y la sociedad civil pueden pedir cuentas a los gobiernos mediante la recopilaci¨®n de datos, la identificaci¨®n de esferas de mejora, la aplicaci¨®n de soluciones cient¨ªfico-t¨¦cnicas y la medici¨®n de los progresos realizados hacia el logro de las metas.
La ciencia y la innovaci¨®n, en particular las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n (TI), la biotecnolog¨ªa, la inteligencia artificial (IA) y la agricultura digital, y otros, ser¨¢n una fuerza decisiva para la transformaci¨®n de los sistemas agroalimentarios.
Por ¨²ltimo, todos nosotros como consumidores podemos y debemos desempe?ar nuestra funci¨®n para reducir la ¡°huella alimentaria¡±, practicando estilos de vida saludables, alzando la voz para influir en la toma de decisiones, reduciendo el desperdicio de alimentos y fomentando la diversidad de los alimentos.
Este D¨ªa Mundial de la Alimentaci¨®n nos permite renovar nuestro compromiso de crear sistemas agroalimentarios m¨¢s eficientes, m¨¢s inclusivos, m¨¢s resilientes y m¨¢s sostenibles que respeten el derecho de todos a alimentos variados y nutritivos.
Juntos podemos retomar el camino hacia el cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible ¡ªnuestro compromiso com¨²n de adoptar medidas en favor de las personas, el planeta y la prosperidad¡ª. Podemos lograrlo mediante la transformaci¨®n de los sistemas agroalimentarios mundiales para garantizar las cuatro mejoras: una mejor producci¨®n, una mejor nutrici¨®n, un mejor medio ambiente y una vida mejor, sin dejar a nadie atr¨¢s.
Nuestras acciones son nuestro futuro.
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