La Corte Constitucional de Colombia anula por sesgos machistas la alta condena contra una mujer que mat¨® a su violador
El alto tribunal encuentra que una sentencia de 2005 ignor¨® ¡°injustificadamente¡± el contexto de violencia que sufr¨ªa la v¨ªctima y ordena su libertad
Hay dos fechas fat¨ªdicas en la historia de Virgelina Aguiar, una campesina del Tolima, en el centro Colombia. Una es el 20 de julio de 2000. Ese d¨ªa su jefe la viol¨® y, para evitar una repetici¨®n, ella le clav¨® un hacha en el cuello. Lo mat¨®. Un juez la declar¨® culpable de homicidio, pero consider¨® como atenuante el dolor que ella sent¨ªa y le impuso una pena de ocho a?os de prisi¨®n. Aguiar sali¨® en libertad condicional en 2003 y reconstruy¨® su vida: crio a sus tres hijos, form¨® una pareja, trabaj¨® en el campo. Luego lleg¨® la segunda fecha. El 3 de febrero de 2022, unos polic¨ªas la retuvieron en un control de tr¨¢nsito y le informaron que ten¨ªa una orden de captura desde 2005, cuando un tribunal hab¨ªa aumentado su condena a m¨¢s de 28 a?os. El viernes, sin embargo, finalmente tuvo una fecha dichosa: sali¨® en libertad luego de que la Corte Constitucional determinara que el segundo fallo viol¨® sus derechos fundamentales al decidir con un notorio sesgo machista.
En 2022, Aguiar termin¨® recluida en la c¨¢rcel. El tribunal hab¨ªa descartado su versi¨®n de haber sido violada y coaccionada: argument¨® que todo su relato era poco cre¨ªble porque no pod¨ªa tener la fuerza para usar el arma con una sola mano como hab¨ªa afirmado. ¡°Es pr¨¢cticamente imposible para una mujer coger el hacha con una mano y dar un golpe similar al que ella dio¡±, consider¨®. En cambio, prioriz¨® el testimonio de un compa?ero de trabajo que describi¨® al jefe como ¡°una persona pac¨ªfica y t¨ªmida¡±. As¨ª, el atenuante qued¨® reemplazado por el agravante de la presunta indefensi¨®n del hombre. ¡°Se encontraba acostado en la cama de medio lado, apoyando su cabeza en el brazo izquierdo (...) la v¨ªctima estaba desprevenida, cansada, dormida¡±.
Tras la detenci¨®n, la hija de Aguiar se acerc¨® a la oeneg¨¦ Temblores. La abogada Daniela Rojas cuenta por tel¨¦fono que la organizaci¨®n pidi¨® el expediente para preparar la estrategia, pero solo recibieron las dos sentencias. ¡°Nos respondieron que varios folios eran basura que se hab¨ªa botado¡±, comenta. Optaron por presentar una tutela, argumentaron la falta de una notificaci¨®n oportuna de la condena de 2005, y lograron que la Corte Constitucional revisara la sentencia.
El alto tribunal encontr¨® errores procedimentales, pero tambi¨¦n analiz¨® los sesgos machistas. En un fallo proferido el 31 de octubre y revelado el viernes, cuestion¨® que la segunda instancia hubiera ignorado ¡°injustificadamente¡± el contexto de violencia que sufr¨ªa Aguiar. Encontr¨® que eso condujo a desechar las figuras de ira o intenso dolor y de leg¨ªtima defensa, que implican una reducci¨®n de la pena o una absoluci¨®n, respectivamente. Resolvi¨®, entonces, que la segunda instancia debe volver a estudiar el caso e incorporar una perspectiva de g¨¦nero. Mientras tanto, la mujer debe quedar en libertad.
La perspectiva de g¨¦nero
El contexto est¨¢ repleto de violencias contra Aguiar, que ten¨ªa 19 a?os cuando mat¨® a su agresor. La Corte relata que el padre de sus hijos se encontraba preso y que la familia de ¨¦l le hab¨ªa sugerido irse a trabajar a una carnicer¨ªa en Ibagu¨¦, la capital departamental. ¡°A cambio de su trabajo en oficios varios, recibir¨ªa comida y vivienda para ella y sus hijos en el mismo establecimiento, donde, adem¨¢s, viv¨ªa Jos¨¦ Virgilio [el agresor]¡±. Una noche, ¨¦l la toc¨® sin su consentimiento mientras dorm¨ªa. Aguiar lo rechaz¨® y le dijo que quer¨ªa irse, pero ¨¦l la amenaz¨® con contarle a sus familiares que ambos eran pareja.
Todo escal¨® en las horas anteriores a la muerte. Aguiar dej¨® a sus hijos en la casa familiar de un compa?ero de trabajo, un lugar que no conoc¨ªa de la ciudad a la que hab¨ªa llegado poco antes, y se fue con su jefe y ese compa?ero a una discoteca. La idea era volver por los ni?os al terminar la salida, pero su agresor se neg¨® y la llev¨® a la carnicer¨ªa. Ya solos, la coaccion¨® con un arma y con la amenaza de no revelarle d¨®nde estaban los peque?os a menos que tuviera relaciones sexuales con ¨¦l. Ella se vio forzada a aceptar. Despu¨¦s, ¨¦l le exigi¨® que tuvieran sexo de nuevo para revelarle el paradero. Ella, entonces, lo mat¨®.
¡°Conste que voy a estar con usted, pero con tal de que me diga d¨®nde est¨¢n mis hijos¡±, le dijo Aguiar al agresor, seg¨²n su testimonio. Para la Corte, esa frase muestra que ¡°no dispuso libremente de su integridad sexual¡±, como consider¨® la sentencia anulada. Los magistrados resaltan que la mujer sufri¨® violencia f¨ªsica y psicol¨®gica y que el agresor ¡°la forz¨® moralmente¡± a trav¨¦s de sus hijos. Cuestionan, adem¨¢s, que el fallo de 2005 le diera m¨¢s peso al testimonio del compa?ero de trabajo, que ni siquiera se encontraba en el lugar.
La defensa mostr¨® tambi¨¦n c¨®mo la v¨ªctima hab¨ªa logrado rehacer su vida. Sus vecinos de Purificaci¨®n, donde se estableci¨®, enviaron cartas para decir que era ¡°honesta, responsable, trabajadora¡±. Sus hijos contaron c¨®mo estuvo presente a lo largo de sus vidas. ¡°Desde muy peque?os nos ense?aba sobre el abecedario y muchas cosas de matem¨¢ticas¡±, coment¨® Juan Carlos. ¡°Sentimos como por segunda vez la vida nos separa de ella (...). No quiero justificar sus acciones, pero siento que nadie est¨¢ preparado para reaccionar frente a una violaci¨®n¡±, a?adi¨® Ingrith.
La leg¨ªtima defensa
La sentencia es revolucionaria para el Derecho colombiano porque explica que la leg¨ªtima defensa no solo aplica ante una agresi¨®n directa e inmediata como considera la doctrina tradicional. ¡°Tambi¨¦n tiene lugar en aquellos casos en que la violencia se prolonga en el tiempo y se ejerce a trav¨¦s de un amplio espectro de acciones de control¡±, se lee. Iris Mar¨ªn, defensora del Pueblo y ex magistrada auxiliar de la Corte, destac¨® en X que se extiende la figura a casos de violencia sexual, psicol¨®gica o vicaria. ¡°En casos de violencia contra la mujer, esta puede manifestarse no solo para defender la vida o la integridad¡±, subray¨®.
Estas interpretaciones han producido revuelo. Un debate en la emisora Blu Radio reflej¨® las preocupaciones. ¡°?Una mujer violada puede premeditadamente planear el asesinato de su violador? ?Eso es lo que la defensora del Pueblo llama leg¨ªtima defensa? (...) abre la puerta a la justicia por mano propia¡±, dijo el conductor, N¨¦stor Morales. ¡°La Corte acepta la pena de muerte por violaci¨®n¡±, agreg¨® un panelista. La excanciller Mar¨ªa Consuelo Ara¨²jo respond¨ªa que hab¨ªa que entender el contexto: ¡°La justicia no estaba presente y ella ten¨ªa que defenderse. ?Se ten¨ªa que dejar violar por segunda vez?¡±.
El ponente en la Corte, Antonio Jos¨¦ Lizarazo, aclara que el fallo no implica una absoluci¨®n de Aguiar y que el tribunal de segunda instancia deber¨¢ determinar qu¨¦ figura aplica. ¡°Cuenta con un margen de apreciaci¨®n que en este caso se traduce en la posibilidad de calificar la acci¨®n de Virgelina, o bien como una conducta justificada [la leg¨ªtima defensa], o bien como culpabilidad disminuida [la ira o intenso dolor]¡±, resalta el magistrado en una respuesta por escrito a un cuestionario. Agrega, sin embargo, que el tribunal estar¨¢ obligado a incorporar la perspectiva de g¨¦nero. ¡°Se descarta la posibilidad de aplicar la agravante de indefensi¨®n y, sobre todo, no podr¨¢ desconocer el contexto de violencia que llev¨® a Virgelina a actuar como lo hizo¡±.
Francisco Bernate, profesor de Derecho Penal de la Universidad del Rosario, remarca por tel¨¦fono que contemplar la leg¨ªtima defensa no es abrir la puerta a la pena de muerte para violadores. Dice que la teor¨ªa del tirano se emplea en Espa?a, Francia o Chile cuando hay una violencia prolongada. ¡°Me dicen que si alguien que est¨¢ secuestrado puede matar a su secuestrador cuando est¨¢ dormido o se est¨¢ ba?ando. Y s¨ª, claro. Hay un ciclo de violencia, no un hecho puntual¡±, comenta. ¡°No est¨¢n dando licencia para matar, sino exculpando a personas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad extrema¡±, a?ade. Asimismo, celebra la decisi¨®n, pero cree que pueden pasar ¡°10 a?os o m¨¢s¡± hasta que la perspectiva de g¨¦nero se aplique de manera generalizada. ¡°He intentado aplicar estos enfoques varias veces y siempre he salido con mujeres condenadas. Por cada caso de Virgelina, hay 5.000 o 10.000 en los que estas perspectivas no llegan¡±.
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