Petro y Maduro: el que calla otorga
Hay un largo camino entre decir que ¡°Petro considera que las elecciones en Venezuela fueron un error¡± a resaltar que Petro dice que un cambio de Gobierno en Venezuela no es realista
Tal vez fue la respuesta, larga y nebulosa, aunque sin duda calculada, la que logr¨® que lo que dijo el presidente Petro pasara por debajo del radar. Tal vez fue el cansancio, que ya tenemos todos, ante tanto l¨ªo, tanto problema, tanta amenaza, tanta guerra, que hizo que mejor quisi¨¦ramos pasar esa p¨¢gina sin chistar. Tal vez es la desesperanza que lleva a preferir mirar hacia otro lado y preferir un partido de f¨²tbol o una telenovela o una fiesta, antes que hacerle frente a la realidad. Pueden ser tantas cosas o tal vez todas a la vez que, hace tres d¨ªas, cuando por fin hubo claridad sobre la posici¨®n que el actual Gobierno va a tomar ante el robo de las elecciones en Venezuela, ya no hubo grandes titulares, ni el tradicional debate de voces altisonantes. Sencillamente, pas¨® como si fuera una cuenta m¨¢s del rosario de condenas que estamos obligados a vivir.
Si se revisan los titulares de la prensa, parece que se hubiera destacado una frase err¨®nea o al menos la menos importante dentro de lo que dijo el mandatario. Porque hay un largo camino entre decir que ¡°Petro considera que las elecciones en Venezuela fueron un error¡± a resaltar que Petro dice que un cambio de Gobierno en Venezuela no es realista.
La primera opci¨®n es llover sobre mojado. La segunda es la visi¨®n u opini¨®n de un jefe de Estado que hasta hace pocas semanas exig¨ªa la presentaci¨®n de las actas del conteo de votos para determinar el verdadero resultado de un proceso electoral, pero que ahora concede o acepta que con actas o sin ellas no habr¨¢ (ni se har¨¢) nada que cambie el fraude electoral promovido por el r¨¦gimen de Nicol¨¢s Maduro.
Atr¨¢s qued¨® el llamado democr¨¢tico exigiendo la presentaci¨®n de los documentos que validar¨ªan (o invalidar¨ªan) la supuesta elecci¨®n proclamada el 28 de julio. Ya no hay reclamo. O, bueno, s¨ª lo hay, pero este se atomiza en un ejercicio propio de ilusionistas al decir que no hay elecciones libres, ni por la amenaza del carcelazo a quienes respalden a la oposici¨®n, ni por la existencia de un bloqueo econ¨®mico que ejerza presi¨®n sobre los votantes. En pocas palabras, Maduro se rob¨® las elecciones, pero la culpa es de Estados Unidos.
El razonamiento podr¨ªa tener sentido de no ser porque esta no es la primera vez que Maduro y su r¨¦gimen hacen papilla con un resultado electoral para imponer lo que a ellos les conviene. El razonamiento ser¨ªa l¨®gico de no ser porque las sanciones llegaron despu¨¦s del primer golpe que Maduro dio a la democracia de su pa¨ªs. El razonamiento no ser¨ªa absurdo si al final este no terminara por beneficiar a aquellos que se han dedicado a quebrantar de manera evidente no solo la democracia, sino los derechos humanos en Venezuela.
?Qu¨¦ hace falta para el titular diga lo que ya dej¨® entrever el presidente? Que Colombia, por ahora, acepta el fraude de Maduro. Que Colombia seguir¨¢ haciendo negocios, acuerdos y dem¨¢s con un pa¨ªs cuyo Gobierno es indigno. ?Qu¨¦ hace falta para que veamos un encuentro entre Petro y Maduro? Tal vez sea una escasez de gas. Una situaci¨®n urgente como esa podr¨ªa ser el escenario ideal para normalizar lo que ya se deja entrever. Por eso la respuesta nebulosa de Petro a un diario en el Brasil fue mucho m¨¢s que llamar ¡°error¡± las elecciones en Venezuela, pero ya estamos tan cansados de ese tema (y de tantos m¨¢s) que resulta mejor dejar de pensar y ante el horror callar.
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