La ciclov¨ªa de Bogot¨¢ es de exportaci¨®n: la revoluci¨®n de la capital colombiana inspir¨® al mundo
Los ?ngeles, Adis Abeba, Santiago de Chile y Guadalajara est¨¢n entre cientos de ciudades alrededor del mundo que se inspiraron en un modelo que cumple medio siglo
Hace medio siglo pocas ciudades estaban dispuestas a cerrar sus avenidas principales un d¨ªa a la semana para darle exclusividad a peatones, patinadores y ciclistas. Esta semana, Bogot¨¢ celebra 50 a?os de hacerlo. Con circuitos que conectan distintos barrios y que hoy suman 127 kil¨®metros, la capital colombiana fue pionera de un experimento que luego inspir¨® a decenas de urbes: la ciclov¨ªa. ¡°De los a?os setenta al 2016, hubo 461 experiencias de ciclov¨ªa en otras ciudades del mundo inspiradas en Bogot¨¢¡±, cuenta Olga Luc¨ªa Sarmiento, profesora de Salud P¨²blica de la Universidad de los Andes, quien hizo el inventario. Aunque varias dejaron de funcionar durante la pandemia, se estima que hoy existen m¨¢s de 300. Algunas, como en Los ?ngeles, no ocurren todos los domingos en las mismas avenidas, sino una vez al mes en circuitos aleatorios. Otras, como la de Santiago de Chile, no la administra el Gobierno local sino una fundaci¨®n privada. Ninguna, resalta Sarmiento, tiene un circuito tan grande como Bogot¨¢. ¡±Pensamos que todo lo importamos del norte global... no, ac¨¢ est¨¢ esto en Bogot¨¢, un bien p¨²blico para la salud p¨²blica que ha sido un ejemplo para el norte y el sur¡°, dice.
Andr¨¦s Vergara, un bogotano experto en movilidad urbana y quien durante 13 a?os promovi¨® ciclopaseos en la capital, coincide: ¡°La ciclov¨ªa es quiz¨¢s el principal producto de exportaci¨®n de esta ciudad¡±. Cuenta que en los setenta, cuando se plant¨® la primera semilla de la ciclov¨ªa, activistas en Holanda y Dinamarca promov¨ªan la creaci¨®n de v¨ªas exclusivas para sus bicicletas. ¡°All¨¢ era m¨¢s por seguridad vial, porque hab¨ªa muchos choques y quer¨ªan reducir la siniestralidad¡±, cuenta. ¡°En nuestro caso se buscaba un uso temporal del cierre de v¨ªas para el uso recreativo, deportivo, para la bicicleta, para trotar. La semana pasada vino a Bogot¨¢ una delegaci¨®n de daneses. All¨¢ hay hoy muchas ciclorrutas, pero no una ciclov¨ªa en el que se cierren avenidas por unas horas. En Copenhague les parece maravillosa¡±.
Una de las personas clave para la exportaci¨®n de la ciclov¨ªa fue Ricardo Moctezuma, director de la Fundaci¨®n Ciudad Humana y autor del libro Ciudadanos, Calles y Ciudades. Explica que el modelo ¡°comienza a mostrarse desde finales de 1983, cuando el alcalde Augusto Ram¨ªrez Ocampo la expone en un encuentro de alcaldes latinoamericanos. Pero la multiplicaci¨®n es un fen¨®meno sobre todo de los 2000¡å, a?ade. En 2003 particip¨® en un seminario internacional de transporte en Bogot¨¢ en el que varios delegados del mundo la conocieron. Luego aparecieron dos actores claves. En 2005, la Organizaci¨®n Panamericana de la Salud impuls¨® una red internacional de ciclov¨ªas (la Red de Ciclov¨ªas Unidas de las Am¨¦ricas), que promovi¨® el modelo en la regi¨®n. Paralelamente, desde Nueva York, el Instituto para el desarrollo de pol¨ªticas de transporte (ITDP, por sus siglas en ingl¨¦s) empez¨® a promocionarlo a nivel mundial.
¡°El ITDP mostr¨® el modelo en China, en India, en varias partes de ?frica¡±, cuenta Moctezuma. ¡±Para m¨ª de lo m¨¢s lindo fue cuando ocurri¨® en Manhattan la primera vez. Yo estaba all¨¢ y vi la noticia en la tele que dec¨ªan: ¡®hoy las calles se cierran por el verano, como lo hace Bogot¨¢¡±. En Manhattan ocurre solo unos s¨¢bados del verano, en avenidas principales, y se conoce como Summer Streets.
La primera ciudad no colombiana a la que se export¨® el modelo fue la mexicana Ciudad Ju¨¢rez. ¡°Tuvo un cierto ¨¦xito. Cuando cambi¨® el Gobierno local y el nuevo dijo ¡®ya no me interesa¡¯, nos la trajimos a Guadalajara en 2005¡±, cuenta Gabriel Michel, acad¨¦mico mexicano y secretario ejecutivo de la Red de Ciclov¨ªas Recreativas de las Am¨¦ricas. En esa primera exportaci¨®n fue clave llevar a M¨¦xico a la excoordinadora del programa de ciclov¨ªas del IDRD, Martha Lucy Barriga. ¡°Ella lo echa a andar¡±, a?ade Michel. Hoy en d¨ªa son pocas las ciudades capitales fuera de Colombia que tengan un modelo de ciclov¨ªa semanal, como Ciudad de M¨¦xico y Quito, adem¨¢s de Guadalajara. ¡°Lo que me gusta es que si bien es recreativa, desencadena muchas otras acciones: hacer paseos nocturnos, promover las bicicletas p¨²blicas o las v¨ªas verdes en zonas rurales, incluso fomenta mucho el comercio de la bicicleta¡±, dice Michel.
La ciclov¨ªa naci¨® en Bogot¨¢ como un esfuerzo ciudadano de activistas, antes de que la Alcald¨ªa decidiera apropiarse de su log¨ªstica y de su financiaci¨®n. En otras ciudades hay ciudadanos intentando seguir el mismo proceso. Marcela Guerrero, colombiana residente en Sud¨¢frica, ha buscado replicar el modelo en Ciudad del Cabo y en ciudades de otros pa¨ªses africanos. ¡°En 2018 hicimos un evento en Sud¨¢frica con 19 personas de ciudades africanas y ellos lograron que funcionasen en Adis Abeba (Etiop¨ªa) y Kilagi (Rwanda)¡±, cuenta Guerrero. ¡°En Ciudad del Cabo ha funcionado, pero es algo ocasional, en unas calles de una zona. Mi gran lecci¨®n ha sido que el modelo de Bogot¨¢ no sirve para copiarlo siempre, en algunas ciudades hay que inventar otro modelo¡±.
Bogot¨¢ es una ciudad densa y plana en su mayor¨ªa, donde ir de un punto al otro de la ciudad en ciclo en promedio toma entre 30 y 40 minutos, explica Guerrero. Ciudad del Cabo, en cambio, no es tan densa y las distancias son muy grandes. ¡°Es un legado del apartheid: en ese esfuerzo de segregar, muchas partes de la ciudad no se conectan f¨¢cil con el resto de la misma ciudad¡±, explica Guerrero.
Otra ciudad que invent¨® su propio experimento, tambi¨¦n por la baja densidad, es Los ?ngeles. Aaron Paley, un angelino apasionado por crear espacios p¨²blicos en la urbe del auto, es cofundador de CicLAvia, una iniciativa que arranc¨® a andar en 2010. Despu¨¦s de un viaje a Bogot¨¢ en 2009, Paley logr¨® entusiasmar al entonces alcalde Antonio Villaraigosa de cerrar varias v¨ªas en una zona de la ciudad para un circuito de solo 12 kil¨®metros. ¡°Conectamos barrios m¨¢s densamente poblados y la gente qued¨® cautivada. Yo ven¨ªa organizando eventos p¨²blicos desde 1982 y fue la primera vez que los medios y la gente estaban prestando tanta atenci¨®n¡±, cuenta.
La CicLAvia ocurre una vez al mes, en zonas cambiantes, es decir, los ciudadanos tienen que estar pendientes de qu¨¦ calles se van a cerrar. ¡°Es algo que la gente ya entiende, que las calles van a estar cerradas, que las rutas cambian. Es un modelo que funciona¡±, a?ade Paley. A diferencia de Bogot¨¢, donde la Alcald¨ªa asume todos los costos, en la CicLAvia el Gobierno local asume la mitad de estos y la otra mitad la asumen ciudadanos y empresarios.
Hay una ciudad donde la ciclov¨ªa ocurre todos los domingos, pero de su log¨ªstica se encarga un privado. Despu¨¦s de enamorarse de una colombiana y conocer Bogot¨¢, en 2003 el ge¨®grafo chileno Gonzalo Stierling sac¨® la idea de exportarla a Santiago de Chile. Intent¨® primero convencer a uno de los 32 municipios que conforman la ciudad para que la autorizara y la financiara. ¡°Solo ten¨ªa que convencer a uno y no lo encontraba¡±, cuenta. ¡°Creo que fue porque los chilenos somos muy conservadores, muy pocos jugados, y un alcalde no soporta tener una oposici¨®n de la ciudadan¨ªa a una iniciativa as¨ª. No se arriesgan¡±, a?ade. Finalmente, convenci¨® al de la comuna La Reina, de clase media alta, de darle autorizaci¨®n para cerrar v¨ªas principales, pero no de financiarlo. Stierling empez¨® la log¨ªstica con sus ahorros, cofund¨® la Fundaci¨®n CicloRecreoV¨ªa, obtuvo apoyos de farmacias, bancos o supermercados, y logr¨® llevarla a cinco comunas (?u?oa, Providencia, Vitacura, Las Condes y Santiago Centro), con un circuito dominical de 25 kil¨®metros.
¡°No lo hacemos por el negocio, porque en 18 a?os siempre hemos tenido p¨¦rdidas, es un trabajo sacrificado¡±, cuenta Stierling. ¡°Pero el proyecto es maravilloso, no se est¨¢ cayendo y estamos convencidos de que la ciudad lo necesita. Para m¨ª la ciclov¨ªa no es un tema de la bicicleta, sino de recuperaci¨®n del espacio p¨²blico para que vivamos mejor con menos autos, para que los ni?os no est¨¦n encerrados jugando en sus casas. Con la ciclov¨ªa me siento haciendo algo por la humanidad. Si la suspendemos, la gente nos hace pedazos porque se convirti¨® en un patrimonio de la ciudad¡±. Un patrimonio cultural bogotano que viaj¨®, de la mano de ciudadanos, gobernantes, y muchas bicicletas, al mundo entero.
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