El regreso del miedo
La pol¨ªtica del miedo, la democracia del miedo y econom¨ªa del miedo, tan caracter¨ªsticas de la Colombia de mediados del siglo XX y de la Latinoam¨¦rica dictatorial, vuelven cuando nadie las esperaba
¡°T¨² metes miedo¡±, le dijo un patriarca barranquillero al candidato Gustavo Petro, temprano en la campa?a presidencial de 2022. El consejo que le dieron en esa tarde caliente en La Arenosa, para obtener el apoyo de empresarios importantes y ganar la Presidencia, fue: ¡°Modera el tono de amenaza que hace que la gente te recele.¡±
Se oy¨® entonces al candidato del amor, tema dulz¨®n y zalamero usado en la campa?a de 2018, hablar del pa¨ªs de la belleza. Se recordaron sus promesas sobre el respeto a las instituciones, la econom¨ªa de mercado y la Constituci¨®n de 1991, firmadas en piedra a Antanas Mockus. Eso le daba garant¨ªas a mucha gente, atemorizada de que Petro se volviera un ¡°hombre fuerte¡±, al estilo de los Castro, Ortega y Ch¨¢vez-Maduro. El temor era fundado, pues los tres pa¨ªses caribe?os han reinstaurado la ancestral tradici¨®n dictatorial en Am¨¦rica Latina. No es casualidad que los tres queden en el Caribe.
Para algunos analistas de geopol¨ªtica, el mar Caribe es para los Estados Unidos lo que el Mediterr¨¢neo fue para los romanos, el Mare Nostrum. Sobre todo desde la construcci¨®n del canal de Panam¨¢, que uni¨® por mar, aparte del Occidente y oriente mundial, a las costas este y oeste de los Estados Unidos. Por lo tanto, una forma cr¨ªtica para debilitar a los americanos es minar su hegemon¨ªa en el Caribe.
Rusia y China han tenido mucho inter¨¦s en consolidar reg¨ªmenes amigos en este Caribe crucial. A trav¨¦s de d¨¦cadas esa estrategia se ha materializado en los tres reg¨ªmenes dictatoriales de Cuba, Nicaragua y Venezuela, que hoy aportan un interesante teatro de operaciones al renovado choque de las superpotencias.
Las novelas del dictador han retratado la forma como los reg¨ªmenes autocr¨¢ticos nacen, crecen, se reproducen y (algunos) mueren. El se?or presidente de Miguel ?ngel Asturias (1946), El recurso del m¨¦todo de Alejo Carpentier (1974), Yo, el supremo, de Augusto Roa Bastos (1974), El oto?o del patriarca de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez (1975) y La fiesta del chivo de Mario Vargas Llosa (2000).
La literatura trae los temas recurrentes de esos hombres que nacen a la vida p¨²blica llenos de ilusiones y luego se transforman en figuras monstruosas: 1) la soledad del poder; 2) la corrupci¨®n personal y de su s¨¦quito; 3) la paranoia del tirano; 4) la arbitrariedad y barbarie con que se trata a los enemigos, verdaderos o ficticios, grupo que crece como espuma; 5) el uso de los militares para cosas absurdas ¨Dconstruir carreteras, manejar petroleras, facilitar negocios criminales¨D, y pagar con eso su lealtad, corromperlos y volverlos c¨®mplices; 6) el populismo econ¨®mico de salarios absurdos, precios ficticios de servicios p¨²blicos y proyectos fara¨®nicos sin tener con qu¨¦; 7) el voluntarismo del patriarca, que prevalece sobre instituciones plurales como el banco central, las altas cortes, el Congreso y las comisiones de regulaci¨®n; 8) el regreso al caciquismo local latinoamericano; y 9) la congelaci¨®n del tiempo, frente a un mundo que se aleja cada vez m¨¢s r¨¢pido. Cuba, Nicaragua y Venezuela llegaron al nivel 9 de ese videojuego. A¨²n puede haber un temible nivel 10) con una guerra caliente en el Mare Nostrum.
Despu¨¦s de leer esas novelas y sufrir su historia, nadie en Am¨¦rica Latina quer¨ªa vivir de nuevo las dictaduras opresivas del siglo pasado. Pocos imaginaron que volver¨ªan y ser¨ªan legitimadas por los pa¨ªses grandes de la regi¨®n, M¨¦xico y Brasil, y ser¨ªan vistas con desd¨¦n por los Estados Unidos. No previmos que el siglo XXI reescribir¨ªa lo peor del siglo XX latinoamericano.
El paulatino descenso de Colombia en esa direcci¨®n, con la instauraci¨®n del voluntarismo personalista en servicios clave de la poblaci¨®n como la salud, la vivienda, la energ¨ªa el¨¦ctrica, el gas domiciliario, los precios de peajes y seguros, el cr¨¦dito educativo, los permisos ambientales, los proyectos fara¨®nicos y fantasiosos de un tren bala por aqu¨ª y un canal interoce¨¢nico por all¨¢, muestran que recorremos ese camino.
El 2025 empieza con un aumento desmesurado del salario m¨ªnimo, que el presidente anunci¨® como represalia al hundimiento en el Congreso de la reforma tributaria. No importa el desaliento a la actividad privada y el hueco que crea en las finanzas del Gobierno. Seguir¨¢ con la anunciada toma de la junta directiva del Banco de la Rep¨²blica, con directores que s¨ª obedezcan, como dijo el ministro de Hacienda Diego Guevara, en contra de la independencia exigida por la Constituci¨®n. El Congreso aprobar¨¢ la ley de transfuguismo, para que los partidos pol¨ªticos dejen de importar. Luego se consolidar¨¢ la toma de la Corte Constitucional. M¨¢s adelante puede llegar el repudio a la deuda p¨²blica, ya sugerida por el presidente.
Estas c¨¢balas de a?o nuevo traen la sensaci¨®n de miedo en los padres de familia y los empresarios. No pasar¨¢ mucho tiempo para que ese miedo se torne en p¨¢nico ante la perspectiva de que el r¨¦gimen se atornille, por interpuesta persona, en las elecciones de 2026.
Los mecanismos electorales personalistas de cambiar beneficios estatales por votos har¨¢n pronto su (re)aparici¨®n, nutridos con el nuevo funcionamiento de la salud, las pensiones, las transferencias directas a las familias, a los viejos y los j¨®venes, y las asignaciones de territorio a sinn¨²mero de comunidades, al amparo de la llamada reforma agraria. C¨®mo rinden dos a?os y medio.
La pol¨ªtica del miedo, la democracia del miedo y econom¨ªa del miedo, tan caracter¨ªsticas de la Colombia de mediados del siglo XX y de la Latinoam¨¦rica dictatorial, vuelven cuando nadie las esperaba.
Muchos patriarcas, intelectuales, pol¨ªticos y empresarios han sido alcahuetas de esta realidad que nos puede aplastar. Miraron con desd¨¦n c¨®mo le trasquilaban las barbas al vecino, creyeron que eso no nos pasar¨ªa, y no pusieron las propias a remojar.
Colombia es un pa¨ªs grande al sur del mar Caribe, con una cercan¨ªa clave al canal de Panam¨¢. Para China y Rusia basta instaurar un r¨¦gimen que incline la balanza en su direcci¨®n, y luego atornillarlo a trav¨¦s del miedo, de manera que permanezca as¨ª por d¨¦cadas, hasta congelar el tiempo. Es el regreso del miedo.
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