Los riesgos de la impulsiva diplomacia twittera
La prudencia que el presidente Petro aduc¨ªa para tratar la crisis en Venezuela no es la misma que lo ha caracterizado con respecto a Estados Unidos
Hace apenas semanas, el Gobierno del presidente Gustavo Petro argumentaba que su poco contundente postura ante la crisis pol¨ªtica que enfrenta Venezuela buscaba proteger desde la mesura los intereses de los dos pa¨ªses. Pero en los ¨²ltimos d¨ªas, los colombianos han entendido que la prudencia que hab¨ªa sido prometida est¨¢ lejos de definir el manejo de las relaciones internacionales de parte del Ejecutivo.
Los titulares de la prensa mundial han documentado la crisis diplom¨¢tica entre Colombia y Estados Unidos, agravada por los trinos con los que el presidente Petro busc¨® dar un pulso p¨²blico con Trump que al final perdi¨®. No es la primera vez que la diplomacia twittera del presidente de Colombia deja al pa¨ªs en apuros internacionales. Los trinos de Petro han calificado procesos pol¨ªticos de decenas de pa¨ªses: el mandatario compar¨® el triunfo de la derecha en Espa?a con el del nazismo en Alemania en 1933, igual¨® a Milei con el exdictador argentino Videla, llam¨® la derrota de la nueva propuesta de constituci¨®n chilena el regreso de Pinochet, y ante la victoria de la derecha en el Parlamento Europeo record¨® el surgimiento del nazismo. Y as¨ª como muchas veces el imperioso deseo de Petro de escribir y opinar sobre los hechos del mundo entero no consigue respuesta de parte de dirigentes m¨¢s prudentes y calculadores, esta vez ha encontrado en su hom¨®logo estadounidense un estilo tan impulsivo como el suyo propio.
Evitar las tensiones diplom¨¢ticas ¨Despecialmente con los aliados m¨¢s importantes¨D deber¨ªa ser una prioridad de cualquier gobierno, pero en este caso parece ser lo contrario. Todo indica que los dos gobiernos buscar¨¢n sacar provecho de esta nueva disputa diplom¨¢tica: en el caso de Trump, para mostrar ante el mundo un ejemplo de la dureza de su determinaci¨®n, y en el caso de Petro, para presentarse como un l¨ªder del hemisferio sur en la lucha contra las medidas migratorias de los republicanos. Por encima de la prudencia que alguna vez prometi¨® el Gobierno en la respuesta a la crisis que enfrenta Venezuela, ha estado la b¨²squeda de pol¨¦mica, mientras queda cada vez m¨¢s claro que al ¨²nico gobierno al que el presidente Petro no le ha levantado la voz es al de Maduro.
Esta crisis, que se dio menos de una semana despu¨¦s de la llegada de Trump a la Casa Blanca, presenta una nueva y preocupante realidad de fondo: la personalizaci¨®n de la diplomacia desde las redes sociales de los gobernantes en ocasiones avanza en contrav¨ªa y evade los canales institucionales que durante m¨¢s de un siglo han sostenido las relaciones bilaterales entre Colombia y Estados Unidos. En casos como este, los protocolos de la Canciller¨ªa y las embajadas son dejados en un segundo plano, mientras la impulsividad de los dirigentes desconoce que las relaciones diplom¨¢ticas deben mantenerse sobre la base de que son construcciones entre dos estados y no entre dos gobernantes de turno.
No hay manera de superar de un d¨ªa para otro un incidente diplom¨¢tico tan mal manejado por el presidente Petro. Aun cuando las sanciones han sido suspendidas, el desgaste y el da?o causado son capaces de perdurar durante meses y a?os, a la vez que ambos gobiernos se dirigen ataques casi diarios en sus pronunciamientos. Por cuenta de la apresurada diplomacia twittera, ahora la desconfianza y la constante tensi¨®n caracterizan una relaci¨®n que durante d¨¦cadas se hab¨ªa conducido con mesura e inteligencia.
La crisis deja tambi¨¦n una ense?anza, dado que recientemente se ha conocido que un papel clave en su resoluci¨®n fue el que cumplieron varios expresidentes colombianos, a quienes tantas veces el actual Gobierno ha destinado sus ataques. Que una crisis con tantos riesgos para el comercio y las vidas cotidianas de millones de familias colombianas fuera resuelta por las v¨ªas diplom¨¢ticas e institucionales, trascendiendo la l¨ªnea definida por el presidente Petro, dice mucho sobre el valor de los mecanismos de di¨¢logos bilaterales y de c¨®mo el camino de la institucionalidad siempre ser¨¢ superior a las respuestas a t¨ªtulo individual.
Todo indica que en los meses que vienen, tal como ha ocurrido en los ¨²ltimos dos a?os, las relaciones con pa¨ªses del mundo entero ¨Dcon la llamativa excepci¨®n de Venezuela¨D seguir¨¢n dependiendo de las ocurrencias twitteras del presidente Petro. As¨ª el gobierno recurra al ya conocido libreto de la dignidad y al trasnochado argumento del antiimperialismo como motivo para dar esta reciente discusi¨®n, es poca la dignidad en la destrucci¨®n de las instituciones y las relaciones que hasta ahora han funcionado de manera correcta, y que tanto benefician a los dos pa¨ªses. Es ahora cuando m¨¢s debemos exigir desde la ciudadan¨ªa colombiana que ante la impulsividad personalista en el manejo de los asuntos internacionales se sobreponga la diplomacia institucional.
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