El Gobierno que no conoci¨® la autocr¨ªtica
El Gobierno de Petro asume un papel de negaci¨®n de sus fracasos mientras el pa¨ªs es cada vez m¨¢s consciente de que casi la totalidad de promesas se han quedado sin ser cumplidas
![Consejo de Ministros en Colombia](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/QUZEFHBLRVC6XF4MLT3KHLBHDU.jpg?auth=2af057d23a1682c1ab151cb8879b9f530b4ec553e7d76c39ff8d3e698ce20315&width=414)
La desafortunada idea de transmitir en vivo el Consejo de Ministros del pasado martes dej¨® como resultado ante el pa¨ªs entero uno de los momentos m¨¢s cr¨ªticos del liderazgo del presidente Petro. Las m¨¢s de 600.000 personas que siguieron la transmisi¨®n desde las redes sociales vieron en tiempo real un escenario de in¨¦dita tensi¨®n en el alto Gobierno, rivalidades entre algunas de las caras m¨¢s visibles de la Administraci¨®n y una preocupante desconexi¨®n entre el presidente y su equipo.
Por razones que hasta ahora desconocemos los colombianos, el presidente Petro decidi¨® hacer p¨²blico un encuentro caracterizado por los rega?os y los enfrentamientos en el c¨ªrculo m¨¢s poderoso de su Gobierno. Desde ese sal¨®n, el presidente culp¨® a sus ministros por la poca ejecuci¨®n y el corto cumplimiento de los compromisos asumidos en beneficio de la ciudadan¨ªa. A su vez, varios ministros aprovecharon la oportunidad para dar a conocer ante la audiencia algunas de sus peleas y de manera conveniente distanciarse ante el p¨²blico de los menos populares integrantes del Gobierno, a pocos d¨ªas del inicio de la temporada electoral.
Desde entonces, el tema de conversaci¨®n a escala nacional no es otro que el caos visto en un encuentro que alarm¨® por la creciente desconexi¨®n entre el presidente y su propio equipo, en medio del permanente divagar del mandatario entre asuntos difusos y et¨¦reos. Y si bien los ministros aprovecharon la ocasi¨®n para defender sus resultados y culpar a sus rivales de cualquier contratiempo, es generalizado el desconcierto dentro del gabinete por cuenta de ese ejercicio forzado y desordenado que revel¨® fracturas aparentemente irreconciliables. Aunque varios funcionarios protestaron por los cambios en las alianzas del presidente, hasta ahora las renuncias conocidas pueden contarse con los dedos de una mano.
Incluso en medio del caos pol¨ªtico que enfrenta el alto Gobierno, todo parece indicar que el presidente, su c¨ªrculo m¨¢s cercano y sus defensores han decidido no reconocer ni el menor error en esta accidentada l¨ªnea de sucesos. Los pocos ministros y altos funcionarios que mostraron su rechazo frente a lo ocurrido quedaron como una minor¨ªa disidente y sin demasiado eco. Mientras tanto, los m¨¢s conocidos defensores del Gobierno nacional en las redes sociales han insistido en que se trat¨® de un ejercicio democr¨¢tico y que ning¨²n error fue cometido.
En efecto, luego de que el pa¨ªs siguiera en directo las m¨¢s de cinco horas de cat¨¢strofe en materia de liderazgo y comunicaciones, la respuesta oficial ha sido la m¨¢s alejada de la autocr¨ªtica. En sus largos trinos en las redes sociales, el presidente ha escogido culpar a los funcionarios que se han ido, pero no se ha atrevido a preguntarse por la responsabilidad de algunas de sus alianzas, ni ha reconocido uno solo de los errores cometidos en las semanas recientes. Es as¨ª como el Gobierno asume un papel de negaci¨®n de sus fracasos mientras el pa¨ªs es cada vez m¨¢s consciente de que casi la totalidad de decenas de promesas de reformas se han quedado sin ser cumplidas.
Pero la falta de autocr¨ªtica del Gobierno nacional, as¨ª como de sus mayores defensores, es notable y puede ser entendida como uno de los principales motivos de sus fracasos. Mientras el petrismo m¨¢s radical defiende hasta los m¨¢s evidentes errores de su l¨ªder pol¨ªtico sin una gota de reflexi¨®n, se pierden todos los d¨ªas oportunidades para superar las visibles crisis. Y mientras los m¨¢s enfurecidos seguidores de Petro cierran las filas ante las cr¨ªticas y suben el tono de sus ataques contra todo quien cuestione las decisiones recientes del mandatario, es mucho lo que la pol¨ªtica colombiana pierde en el debate p¨²blico de las ideas.
Hoy muchos dirigentes, congresistas, influenciadores y periodistas que durante a?os no perdonaron ni la menor equivocaci¨®n de los anteriores gobernantes de turno, no reconocen un solo error en la Administraci¨®n de Petro. Si bien la l¨ªnea del dogma y el fanatismo no define a las mayor¨ªas que eligieron al presidente, s¨ª se ha convertido en una caracter¨ªstica de sus m¨¢s ruidosos defensores. Y aunque no es nuevo que la pol¨ªtica colombiana haya sido permeada por la falta de autocr¨ªtica y la irracionalidad propia del fanatismo pol¨ªtico, s¨ª es sorprendente ver que un sector que durante d¨¦cadas se percibi¨® como independiente y cr¨ªtico ahora apoye a un Gobierno de una manera tan absoluta e irrestricta.
Una de las mayores contradicciones de la pol¨ªtica colombiana de nuestro tiempo radica en que el petrismo, un sector pol¨ªtico que dec¨ªa representar una mirada esc¨¦ptica y desilusionada de la falta de cr¨ªtica en la pol¨ªtica, termin¨® mir¨¢ndose a s¨ª mismo con una dosis m¨¢s alta de dogma y agresividad en sus formas de dar discusiones democr¨¢ticas que cualquiera de sus antecesores. El problema es que, adem¨¢s de ser parad¨®jica a m¨¢s no poder, esa estrategia f¨²rica y cada vez m¨¢s radical aleja toda posibilidad de convencer nuevos adeptos o simpatizantes de creer en un proyecto al que por estos d¨ªas no le sobran apoyos.
A un a?o y medio de terminar su mandato constitucional, al Gobierno del presidente Petro le servir¨ªa una dosis de autocr¨ªtica para entender que sus principales problemas no solo son causados por los enemigos a los que tantos discursos les ha dedicado, sino por las fallas desde sus propias filas que tanto se ha resistido a reconocer.
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