Crisis fiscal para dummies
Aunque hay herencias fat¨ªdicas del Gobierno Duque, su sucesor no ha sabido desarrollar estrategias para pagar la deuda, mientras su Gabinete crea huecos financieros enormes en muchos frentes

Colombia no tendr¨ªa por qu¨¦ estar ad portas de una crisis fiscal. No obstante, ha seguido una senda de exceso de gasto y mala estrategia de ingresos, que han llevado a una fr¨¢gil y peligrosa situaci¨®n en las finanzas p¨²blicas, que, seg¨²n el Banco de la Rep¨²blica, afecta la disponibilidad de cr¨¦dito al sector privado y su costo.
Subidas inoportunas y excesivas de impuestos, tasas de inter¨¦s altas y una actitud agresiva del Gobierno son los ingredientes de una recesi¨®n en sectores claves como la industria, el comercio, la miner¨ªa y el petr¨®leo. Si venden e invierten menos, sus utilidades se resienten, con lo cual pagan menos impuestos. As¨ª se configura un espiral perverso en el que al sector p¨²blico le va mal e induce que al sector privado tambi¨¦n le vaya mal; con lo cual no da utilidades, paga menos impuestos, y el problema da otra vuelta m¨¢s.
Los tres ministros de Hacienda de este Gobierno, en lugar de haber enfrentado y resuelto dos dif¨ªciles herencias fiscales de Duque, las est¨¢n convirtiendo una crisis fiscal de proporciones insospechadas. Las dos herencias de Duque fueron una deuda p¨²blica muy alta y un precio ficticiamente bajo y subsidiado de la gasolina y el diesel.
Vamos por partes. Por primera vez en la historia, a ra¨ªz de la pandemia del COVID, Colombia alcanz¨® una deuda cercana al 60% del PIB. Eso llev¨®, en el a?o 2022, a pagar intereses por 4,3 % del PIB. Esos intereses lamentablemente adquieren vida propia, pues dependen de que los centros financieros mundiales ¡°crean¡± la historia del ministro de turno. Si, por alguna raz¨®n, el ministro pierde credibilidad, cada vez que acuda por plata le van a decir que le prestan, pero m¨¢s caro. Eso crea un segundo c¨ªrculo vicioso.
En particular, en septiembre de 2020, le cobraban a Colombia 6,9% por un bono a 30 a?os. Despu¨¦s de la pandemia, hab¨ªa subido a 9,9%. Dado que ese costo es muy sensible a la credibilidad, hoy en d¨ªa, luego de tres ministros de Hacienda del Gobierno Petro, alcanza 12,4%.
Otro elemento que afecta el costo de la deuda p¨²blica y la carga de los intereses es que una buena parte est¨¢ denominada en d¨®lares. No es lo mismo pagar intereses y capital cuando el d¨®lar estaba a 3.400 pesos (febrero de 2020), a 3.800 (marzo de 2022), a 5.000 (noviembre de 2022), o a los 4.200 actuales.
Los bandazos que ha dado la tasa de cambio se derivan, en parte, de la credibilidad del Gobierno, la certeza de sus anuncios, la calidad de sus cifras y el cumplimiento de la regla fiscal. Los grandes inversionistas mundiales son sensibles a la reputaci¨®n del ministro de Hacienda de turno, a lo firme que maneje el tim¨®n de la econom¨ªa, a su compromiso de cumplir con los ingresos y controlar los gastos. Si perciben que el ministro no est¨¢ encima del problema fiscal, sino debajo de ¨¦l, y que el Gobierno, el Congreso y el presidente est¨¢n manejando el carro econ¨®mico, cunde la incertidumbre y tanto la tasa de inter¨¦s como la tasa de cambio suben, y se entra en un espiral perverso.
Ahora vamos a la otra herencia fat¨ªdica de Duque, el precio ficticiamente bajo de los combustibles. Ecopetrol vende el diesel y la gasolina al precio internacional y los gobiernos nacionales y municipales le adicionan unos impuestos. As¨ª sucede en muchos pa¨ªses. En los pa¨ªses serios los combustibles son caros, y esa es una se?al a los due?os de carros y camiones para que usen eficientemente sus veh¨ªculos. M¨¢s a¨²n en tiempos de cambio clim¨¢tico, cuando la idea es descarbonizar el planeta.
En mala hora se les ocurri¨® a los ministros de Minas y Energ¨ªa y de Hacienda de Duque rezagar los aumentos de la gasolina y el diesel en Colombia frente a los precios internacionales. Iniciaron un patr¨®n venezolano, por llamarlo de alguna manera, al anestesiar a los compradores del dolor de las fluctuaciones de precios.
Los combustibles baratos pasaron de ser una concesi¨®n temporal para convertirse absurdamente en un derecho, como creen hoy los transportadores. Como si no supieran que ese regalo lo pagamos el resto de los colombianos con m¨¢s impuestos y m¨¢s deuda p¨²blica. El regalito malcriador ha costado m¨¢s de 90 billones de pesos. Al presente, los transportadores tienen secuestrado al Gobierno con la amenaza de paro.
Es claro que la debilidad de Hacienda, Minas y Energ¨ªa y el presidente cuesta. Los recursos gastados en el diesel y la gasolina se han debido destinar para bajar el d¨¦ficit, cerrar el hueco de la salud (30 billones mal contados), de la energ¨ªa el¨¦ctrica (7 billones), de vivienda, cr¨¦dito educativo, carreteras, entre otros. ?Hay derecho?
El Gobierno le echa la culpa a Duque, y con raz¨®n. Pero desde el 7 de agosto de 2022 la culpa deja de ser de Duque y pasa a Petro, por la falta de firmeza, de claridad, de capacidad de decirle al pa¨ªs y a los transportadores que ya no va m¨¢s (a los due?os de carros s¨ª les cortaron el chorro). Nadie est¨¢ obligado a lo imposible. Mantener subsidios absurdos lleva a costos mentirosos, injusticia social y el descalabro fiscal.
Si hay paro camionero, que lo haya, pero un Gaula econ¨®mico tiene que sacar de ese secuestro al Gobierno y al pa¨ªs. Deshacer errores duele. Deshacer grandes errores duele mucho. A los transportadores hay que dec¨ªrselo de una vez por todas.
Ya contamos las herencias de Duque. Pasemos a las novedades de Petro. Si el lector o lectora est¨¢n agobiados, y quieren abandonar la lectura, est¨¢n en todo su derecho. Pero lo hacen a su propia cuenta y riesgo. Pues vamos a hablar de su futuro y el de sus hijos, y m¨¢s vale que sepan lo que les viene pierna arriba.
Para mi gusto, las tres grandes equivocaciones econ¨®micas de Petro y sus ministros han sido: 1) una estrategia fiscal fallida; 2) un presidente que matonea sin pausa a los motores de la econom¨ªa; y 3) un gabinete que crea huecos financieros enormes en muchos frentes.
Empecemos con la fallida estrategia fiscal. El ministro Ocampo promovi¨® la no deducibilidad de las regal¨ªas, que ten¨ªa una alta probabilidad de caerse en la Corte Constitucional. ?l lo sab¨ªa, o lo deb¨ªa intuir. La puso en el presupuesto y el Gobierno se gast¨® ese dinero. Cuando, meses despu¨¦s se cay¨®, aument¨® el hueco fiscal.
Aparte de eso, el ministro adelant¨® para 2023, en forma de mayores retenciones, un pago de impuestos que correspond¨ªa a 2024. Con lo cual le hered¨® al ministro Bonilla un hueco descomunal. Finalmente, puso una sobretasa de renta al petr¨®leo, la miner¨ªa y a los bancos. Eso emociona a la galer¨ªa progre, pero funciona fatal para atraer inversi¨®n en sectores claves de la econom¨ªa, que pagan buena parte de los impuestos. La consecuencia fue enfriar la inversi¨®n. Hoy est¨¢ claro que la reforma tributaria de Ocampo fue un fracaso, con nocivas consecuencias.
El ministro Bonilla incluy¨®, como nueva fuente del presupuesto de 2024, unos litigios por ganar y una supuesta eficiencia de la DIAN. Los dos rubros deb¨ªan aportar casi 25 billones de pesos de mayores ingresos. Ambas cosas eran irreales. El ministro Bonilla lo sab¨ªa, o lo deb¨ªa intuir. A pesar de eso los puso en el presupuesto y el Gobierno se los gast¨®. Al cabo, no apareci¨® la plata de los litigios, ni la ilusoria eficiencia de la DIAN. S¨®lo apareci¨® un mayor hueco fiscal.
En esas circunstancias, mucha gente que debi¨® haber invertido en estos a?os, se qued¨® quieta o puso la plata fuera del pa¨ªs. Muchos j¨®venes y padres de familia se asustaron por su futuro y el de sus hijos y emigraron. Al d¨ªa 1.000 personas dejan el pa¨ªs para instalarse en el exterior. Si sale la plata y sale la gente, la econom¨ªa no crece, se marchita.
Por ¨²ltimo, el ministro Guevara acaba de notificar el Plan Financiero de 2025. Los mensajes son: a pesar de que en 2024 el recaudo tributario cay¨® 2,2% del PIB (?ojo!), en 2025 va a crecer 2,3% del PIB (?m¨¢s ojo!). A pesar de que el gasto p¨²blico subi¨® 0,3% en 2024, en 2025 va a subir de nuevo, 0,1% del PIB. A pesar de que el ministro no quiere una nueva reforma tributaria, su jefe s¨ª la pide; al fin no sabemos si s¨ª, o si no.
Esas son las claves para que el d¨¦ficit fiscal supuestamente baje de 6,8% del PIB a 5,1% este a?o. Aclaro que en esas cuentas no est¨¢ cubrir los huecos que han creado los dem¨¢s miembros del gabinete en salud, energ¨ªa, gas, vivienda, ICETEX, Fuerzas Armadas, Metro de Bogot¨¢, entre otros, que mal contados suman 40 billones de pesos (m¨¢s de 2% del PIB). Con lo cual el Plan Financiero tiene nuevamente las cuentas la lechera.
El ministro Guevara sabe estas cosas, o las debe intuir, como era el caso de Ocampo y Bonilla. Si no, cumplimos con la labor de advertirlo. La regla fiscal por supuesto se incumpli¨® y se frivoliz¨®, con lo que llaman ¡°Transacciones de ¨²nica vez¡±. Los mercados internacionales no la creen. Los spreads de la deuda p¨²blica y las tasas de inter¨¦s se mantendr¨¢n altos y eso costar¨¢ un ri?¨®n.
Por ¨²ltimo, la campa?a presidencial ya empez¨®. Los se?ores Petro y Benedetti pondr¨¢n sobre los hombros del ministro Guevara la responsabilidad de reelegir al proyecto progresista. Eso nos va a costar. Los casi 490 d¨ªas que quedan hasta la segunda vuelta le pondr¨¢n al ministro Guevara una presi¨®n insoportable para que gaste y gaste.
As¨ª las cosas, si la crisis fiscal llega, ser¨¢ para rato. Los d¨¦ficits fiscales no se solucionan solos. Una vez aparecen, adquieren vida propia y es dif¨ªcil y doloroso volver esos huevos pericos a la c¨¢scara de donde salieron.
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