Por qu¨¦ no conf¨ªo en Gustavo Petro
El ahora presidente electo de Colombia fue un p¨¦simo alcalde de Bogot¨¢. Durante cuatro a?os, en vez de gobernar, se dedic¨® a pelear con amigos y enemigos
Es muy comprensible que la izquierda del mundo entero celebre con entusiasmo el triunfo de Gustavo Petro. Al considerar que este derrot¨® a un verdadero esperpento del m¨¢s grotesco populismo de derecha, es m¨¢s f¨¢cil a¨²n entender tanta alegr¨ªa internacional. Este absurdo empresario corrupto, Rodolfo Hern¨¢ndez (cuyo modelo pol¨ªtico eran Trump, Bolsonaro y Bukele), que seg¨²n sus propias palabras ¡°se limpiaba el culo con la ley¡± y que lleg¨® a declararse admirador ¡°del gran pensador alem¨¢n Adolf Hitler¡±, era la encarnaci¨®n de un mu?eco de paja. Petro, de alg¨²n modo, se enfrent¨® y derrot¨® a la caricatura de una caricatura. Esto, sin embargo, no convierte al ganador de las elecciones en Colombia en un estadista.
Voy a intentar explicar por qu¨¦ no conf¨ªo para nada en Gustavo Petro, aunque hacerlo antes de que este empiece a gobernar tiene las caracter¨ªsticas de una intuici¨®n, si quieren de un temor o una injusticia, y no de una certeza. La certeza solo se podr¨¢ tener cuando ¨¦l gobierne al pa¨ªs realmente, y cuando Colombia haya experimentado por lo menos la prueba de algunos meses de su gobierno. Mientras tanto hay que darle, como a cualquier otro gobernante, el beneficio de la duda.
Antes de experimentar su verdadera forma de gobernar, no podr¨¦ ir mucho m¨¢s all¨¢ de esa famosa rima infantil atribuida al poeta sat¨ªrico ingl¨¦s Tom Brown: ¡°I do not like thee, Doctor Fell, / The reason why ¨C I cannot tell; / But this I know, and know full well, / I do not like thee, Doctor Fell¡±. Esta, a su vez, proviene al parecer de un epigrama de Marcial: ¡°Non amo te, Sabidi, nec possum dicere quare. / Hoc tantum possum dicere: non amo te¡±. O sea: ¡°No me gustas, Sabidio, y no puedo decir por qu¨¦. / Esto es todo lo que puedo decir: no me gustas¡±. Siguiendo estas huellas cl¨¢sicas, me atrevo a rimar: No me gustas, se?or Petro, / y mi motivo es incierto. / Mas lo repito, y acierto: / No me gustas, se?or Petro.
Ojal¨¢ lo anterior sea tan solo un prejuicio de mi parte y una intuici¨®n equivocada. Cuanto m¨¢s equivocado est¨¦ yo en mi desconfianza, mucho mejor para Colombia y mucho mejor para todos nosotros, los colombianos. Sin embargo mi intuici¨®n tiene tambi¨¦n fundamentos reales: para empezar, Petro fue un p¨¦simo alcalde de Bogot¨¢. Durante cuatro a?os, en vez de gobernar, se dedic¨® a pelear con amigos y enemigos. Sus m¨¢s cercanos colaboradores y aliados, al cabo de poco tiempo de trabajar con ¨¦l, renunciaron dando un portazo. El director de Relaciones Internacionales de la Alcald¨ªa de Bogot¨¢, Daniel Garc¨ªa-Pe?a, en su renuncia, lo tach¨® de ¡°d¨¦spota¡±. Su compa?ero en la lucha armada, la guerrilla del M-19, y uno de los autores de la Constituci¨®n del 91, la vigente en Colombia, Antonio Navarro Wolf, renunci¨® de manera irrevocable a la Secretar¨ªa de Gobierno cuando apenas llevaba tres meses en el cargo. El motivo aducido no pudo ser m¨¢s ir¨®nico: ¡°por un dolor de muelas¡±.
Algunos de los analistas de izquierda m¨¢s s¨®lidos votaron por ¨¦l (o mejor, contra Hern¨¢ndez), tap¨¢ndose la nariz: el gran jurista Rodrigo Uprimny, por ejemplo, director del think tank m¨¢s prestigioso de Colombia (Dejusticia), lo hizo pese a que ¡°su caudillismo me preocupa¡± y a pesar de que ¡°por su talante populista y por algunas de sus propuestas, representa riesgos para el estado de derecho¡±. Tambi¨¦n lament¨® ¡°algunas estrategias sucias de su campa?a, en especial contra los candidatos de centro¡±. Un poco m¨¢s lejos lleg¨® el ensayista Mauricio Garc¨ªa Villegas al cantar su voto por Petro. Lo hizo, escribi¨®, pese a ¡°su dogmatismo, su arrogancia, su falta de honestidad intelectual y su incapacidad para trabajar en equipo¡±. Lo cierto es que, para ellos, votar por Hern¨¢ndez era m¨¢s impensable e indigno que votar por Petro, pero no pudieron negar el desprecio que el nuevo presidente de Colombia ha sentido siempre por el liberalismo democr¨¢tico.
Yo no vot¨¦ por Petro, y mucho menos lo hubiera hecho por Hern¨¢ndez, no solo por intuici¨®n, ni por los argumentos anteriores, sino tambi¨¦n por otros datos concretos. ?Recuerdan a Wikileaks? Pues bien, en algunos de los documentos filtrados por Assange y su equipo se pueden leer las sucesivas visitas del pol¨ªtico Gustavo Petro a la Embajada de los Estados Unidos. En sus conversaciones con el representante de la gran potencia en Colombia (que el embajador resume en sus cables), y quiz¨¢ para congraciarse con ellos, habla mal y denuncia de extremismo izquierdista a los compa?eros y colegas de su propio partido de entonces, el Polo Democr¨¢tico, entre ellos a mi querido amigo Carlos Gaviria, el primer candidato de la izquierda democr¨¢tica colombiana en sacar varios millones de votos. El mismo Carlos me cont¨®, no una vez, sino varias veces, la forma en que Petro cambiaba por la noche las decisiones que la direcci¨®n del partido tomaba durante el d¨ªa. ?C¨®mo? Alterando los acuerdos. De esto no hay solo un testigo muerto, sino tambi¨¦n testigos vivos.
Por todo lo anterior no conf¨ªo en Gustavo Petro. Tengo que reconocer, sin embargo, que ¨¦l fue tambi¨¦n un senador muy valiente en sus denuncias contra ?lvaro Uribe, contra los espantosos ¡°falsos positivos¡± y contra el paramilitarismo que apoyaba los programas m¨¢s abominables y sangrientos de aquel gobierno. Ah¨ª hay algo muy bueno y rescatable en el pasado legislativo (no en el ejecutivo) de Petro. Como congresista fue un pol¨ªtico aguerrido y resuelto. ?Cu¨¢l de las dos personas ser¨¢ el presidente de Colombia? Como la funci¨®n de un presidente no es el activismo ni la denuncia, sino la realizaci¨®n de un programa, creo que va a ser m¨¢s el administrador mediocre, el pol¨ªtico sectario, el jefe autoritario y el ide¨®logo ma?oso y resentido. Nada quisiera m¨¢s que estar equivocado, y que Colombia tenga un gran presidente. En todo caso, y mientras no demuestre lo contrario, I do not like thee, se?or Petro.
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