Leer para reducir la condena en Bolivia: el programa que combate el hacinamiento carcelario
El proyecto ¡®Libros por rejas¡¯ ofrece alternativas de educaci¨®n y reinserci¨®n social para los reos en un pa¨ªs con gran sobrepoblaci¨®n de sus penales
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En Obrajes, una zona residencial de clase media-alta ubicada en el sur de La Paz, se encuentra Villa Mar¨ªa, una antigua propiedad con m¨¢s de 7.000 metros cuadrados de superficie. Desde 1956, los predios que antiguamente pertenec¨ªan a Mar¨ªa Isaura Miranda, una anciana millonaria que al fallecer no dej¨® ning¨²n heredero, se convirtieron en propiedad del Estado y se utilizan como centro penitenciario femenino. Dentro hay un edificio de estilo postcolonial. En la cer¨¢mica que adorna el piso se puede leer la leyenda que dice ¡°Villa Mar¨ªa 1915¡å. Los amplios y altos pasillos de esta construcci¨®n gu¨ªan hacia una habitaci¨®n de aproximadamente dos por cuatro metros.
El espacio es estrecho y guarda dos estantes viejos, con al menos una centena de libros de diferentes ¨¦pocas y g¨¦neros, adem¨¢s de un escritorio que sirve como espacio de trabajo para la responsable de educaci¨®n del recinto penitenciario y como un intento de biblioteca donde la lectura de sus obras puede conceder cierto tipo de redenci¨®n. El repositorio literario del Penal de Obrajes es uno de los 47 que forman parte del programa ¡®Libros por rejas¡¯, un proyecto que busca incentivar la lectura en instituciones penales del pa¨ªs andino-amaz¨®nico a cambio de reducir los tiempos de condena de los reclusos.
El programa, instaurado en 2019 e impulsado por la Defensor¨ªa del Pueblo junto al Estado boliviano, el ministerio de Educaci¨®n y la administraci¨®n de r¨¦gimen penitenciario, busca combatir el hacinamiento carcelario y el uso excesivo de la detenci¨®n preventiva en las prisiones y ofrecer alternativas para la reinserci¨®n social de las personas privadas de libertad. ¡°A la fecha, Bolivia debe tener 165% de hacinamiento carcelario y una tasa de 65% de preventivos. Eso implica que las tareas de educaci¨®n, de trabajo, de psicoterapia, entre otras, son casi de imposible desarrollo¡±, explica la defensora del pueblo, Nadia Cruz, a Am¨¦rica Futura.
El funcionamiento y alcance del proyecto tiene como pilar la voluntad de los presos de leer. Estos eligen un libro de la biblioteca que tiene su centro penitenciario y, al acabar la obra, ya sea a trav¨¦s de una prueba escrita o un ensayo, el responsable del ¨¢rea pedag¨®gica del recinto penitenciario puede determinar acreditar, a trav¨¦s de un certificado, una disminuci¨®n de la pena, tomando en cuenta la formaci¨®n o nivel educativo alcanzado por el participante. No pueden acceder al programa personas sentenciadas a la pena m¨¢xima en Bolivia, que equivale a 30 a?os de prisi¨®n sin derecho a indulto. ¡°Los sitios m¨¢s valorados por los privados de libertad son sus campos deportivos y sus bibliotecas. Ambas funcionan a motor por la dedicaci¨®n, voluntad y el tiempo que le ponen ellos mismos¡±, explica Cruz.
Mildred Sol¨ªs, de 43 a?os, se alegr¨® cuando hace casi un a?o la Defensor¨ªa del Pueblo lleg¨® al Penal de Obrajes con m¨¢s de 200 libros para anunciar la implementaci¨®n del programa. ¡°Dije: ¡®Por fin vamos a tener un espacio para separarnos un poco del encierro, para liberar la mente, soltar las ideas¡±, recuerda. Ah¨ª comenz¨® su aventura literaria leyendo El exorcista, de William Peter Blatty, dice con una sonrisa p¨ªcara. Despu¨¦s continu¨® con Paula e Hija de la fortuna, de Isabel Allende. ¡°Estoy leyendo ahora El mundo de Sof¨ªa, para completar La historia de filosof¨ªa, de Juli¨¢n Mar¨ªas¡±, agrega, con un dejo optimista, desde el peque?o ambiente que acoge las pocas obras disponibles para la lectura.
El balance que hace Cruz sobre los resultados del programa es positivo. Cuando Libros por rejas comenz¨® hace tres a?os contaba con 160 inscritos, aproximadamente. Actualmente hay 865 participantes, de los cuales un poco m¨¢s del 50% ha culminado con la lectura de un libro. Es una cifra alentadora, considerando que, seg¨²n una encuesta realizada por la empresa de investigaci¨®n de mercados Ipsos sobre los h¨¢bitos de lectura en el pa¨ªs dada a conocer en 2021, el 46% de los bolivianos no lee ni un libro al a?o. ¡°Este programa tiene que crecer y sacar m¨¢s productos. Nos ayuda a conocer m¨¢s g¨¦neros literarios en cuanto a novelas, en cuanto a historia, a dramaturgia, obras de teatro¡±, afirma Idalia Torres, de 48 a?os, a quien todav¨ªa le quedan 12 a?os de sentencia en el Penal de Obrajes.
No todo es optimismo para Sol¨ªs. La presa lamenta que las m¨¢s de 200 obras que llegaron a Obrajes, como parte de un lote de 14.000 libros que se distribuyeron para el programa ¨Centre donaciones de la sociedad civil y aportes del Centro de Investigaciones Sociales de la Vicepresidencia del Estado¨C, fueron quemadas en un intento de mot¨ªn por parte de algunas de las reclusas. Afirma que era algo previsible debido a que no se cuenta con un espacio adecuado para la lectura. Torres, que ha le¨ªdo casi cuatro libros desde que ingres¨® a la penitenciar¨ªa el pasado mes de abril, coincide con Sol¨ªs: ¡°Ser¨ªa bueno que cada instituci¨®n tanto p¨²blica como privada vea esta necesidad que tenemos nosotras las privadas de libertad de poder tener mucha m¨¢s variedad en cuanto a bibliograf¨ªa¡±.
El semblante del rostro de Sol¨ªs cambia y denota tristeza. Recuerda cuando las personas a cargo de la seguridad del penal, al momento de controlar la limpieza en las habitaciones, encontraron cuatro libros bajo su almohada y le transfirieron a otro espacio con el argumento de que ¡°no es normal que alguien tenga tantos libros¡±. ¡°No tenemos estanter¨ªa suficiente, tampoco tenemos mucho material literario. No hay mesas ni sillas para poder leer con tranquilidad. No se puede vivir as¨ª, no se puede leer as¨ª. Eran solo cuatro libros, de verdad necesitamos una biblioteca¡±, afirma impotente con l¨¢grimas en el rostro.
R.Q., de 54 a?os, es otro de los beneficiarios de Libros por rejas. No tiene sentencia a¨²n y se encuentra con detenci¨®n preventiva desde hace tres a?os en la c¨¢rcel de San Pedro, un espacio mucho m¨¢s hostil ubicado en el centro de la ciudad de La Paz. La c¨¢rcel acoge a 2.566 reos, pese a que cuenta con una capacidad para 400. Tras las paredes de esta fortaleza, autorregulada por los internos y delegados ¡ªl¨ªderes elegidos por los propios presos¡ª, se esconde una peque?a biblioteca, un espacio cerrado con candado que solo se abre ocasionalmente para sacar alg¨²n libro o para impartir alguna clase. Esto debido al riesgo de robo de material o da?os que se puedan causar.
Desde que se uni¨® al proyecto, R.Q. ha le¨ªdo Si me permiten hablar, biograf¨ªa de Domitila Barrios de Chungara, destacada activista por los derechos de los mineros en Bolivia, as¨ª como otros t¨ªtulos relacionados a la historia del pa¨ªs. ¡°En cada lectura hac¨ªamos nuestro resumen y hemos expuesto para cada uno de los 20 o 30 participantes. Hubo debate y an¨¢lisis sobre diferentes aspectos que les ha gustado a los compa?eros. Con este programa se prioriza el desarrollo de los privados de libertad y c¨®mo podemos gestionar una reinserci¨®n a la sociedad con base en la educaci¨®n¡±, afirma el reo desde la biblioteca del penal de San Pedro, rodeado de estantes donde se pueden divisar t¨ªtulos como El conde de Montecristo o best-sellers modernos como Crep¨²sculo.
R.Q. dice que no es f¨¢cil mantener el h¨¢bito de lectura en San Pedro, ya que los espacios son limitados debido a la superpoblaci¨®n dentro del penal, con un hacinamiento del 542%, seg¨²n datos del ministerio de Justicia. Asimismo, como en la mayor¨ªa de centros penitenciarios en Bolivia, los presos deben desempe?ar trabajos dentro de las instalaciones, ya sea para mantenerse dentro o para ayudar econ¨®micamente a sus familias en el exterior.
Desde la Defensor¨ªa del Pueblo saben que no es sencillo coordinar tareas con el Estado o con la administraci¨®n de r¨¦gimen penitenciario; y que hay aspectos log¨ªsticos, burocr¨¢ticos y de comprensi¨®n acerca de la importancia de los procesos de educaci¨®n para la reinserci¨®n que necesitan atenci¨®n, pero que es un proceso en el que se intenta ¡°mejorar constantemente¡±. ¡°Hemos logrado que el ministerio de Educaci¨®n y la direcci¨®n nacional de R¨¦gimen Penitenciario adopte a Libros por rejas como un programa parte del pilar de educaci¨®n y que servidores p¨²blicos lo acepten sin hacer juicio del mismo¡±, precisa Cruz.
La defensora del pueblo considera que toda la problem¨¢tica penitenciaria tiene como causa estructural la mala administraci¨®n de justicia que existe en Bolivia. Cruz es de las que cree en darle una nueva mirada al sistema haciendo ¨¦nfasis en el fortalecimiento de la justicia ind¨ªgena originaria campesina, de la civil, laboral, entre otras, para que vayan tomando un rol m¨¢s protag¨®nico al momento de resolver los problemas de la poblaci¨®n.
¡°Hay una estigmatizaci¨®n desde el propio Estado y de nuestra sociedad, particularmente en Bolivia, sobre las personas privadas de libertad. Entonces es necesario desde el Estado, desde la sociedad civil, pensar en las mujeres y hombres privados de libertad como seres humanos que requieren nuevas oportunidades, que son personas que necesitan continuar con sus proyectos de vida y ah¨ª tenemos una labor todas y todos y es seguir aportando y apoyando para que eso suceda¡±, finaliza Cruz.
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