Un ej¨¦rcito de mosquitos modificados para arrinconar al dengue
EL PA?S acompa?a a M¨¦dicos Sin Fronteras en un proyecto piloto en Honduras que libera ¡®aedes aegypti¡¯ con la bacteria wolbachia para combatir la enfermedad en un momento de r¨¦cord de casos en Am¨¦rica
Primero es el asfalto y luego los caminos de tierra, la maleza. Desde lo alto de la colonia Cana¨¢n se tiene una de las mejores panor¨¢micas de Tegucigalpa. Los edificios m¨¢s grandes quedan lejos, pero son pocos; m¨¢s cerca: los tejados de chapa, la vegetaci¨®n frondosa, el flamboy¨¢n, que deja el suelo manchado de sus grandes flores naranjas. Hasta aqu¨ª, pegado a un poste de uno de los barrios m¨¢s complicados de la capital hondure?a, han llegado los carteles informativos sobre el m¨¦todo wolbachia, el nuevo proyecto piloto de M¨¦dicos Sin Fronteras para arrinconar al dengue. EL PA?S ha acompa?ado a la organizaci¨®n en la liberaci¨®n de miles de mosquitos en una prueba clave para combatir una epidemia que bate r¨¦cords en la regi¨®n.
El dengue est¨¢ desangrando a Am¨¦rica. En estos meses de 2023, ya se ha registrado el mayor n¨²mero de infecciones de las ¨²ltimas cinco d¨¦cadas en el continente: m¨¢s de 3,35 millones. Y son 1.567 los fallecidos, seg¨²n la Organizaci¨®n Panamericana de la Salud (OPS). Se han registrado m¨¢s casos que nunca en M¨¦xico, Bolivia, Per¨² y Brasil. En Argentina, los pacientes se han multiplicado por 160 con respecto a todo 2022, en el que es ya el brote m¨¢s letal de su historia. Detr¨¢s de esta emergencia sanitaria est¨¢ el aedes aegypti, un mosquito extremadamente h¨¢bil para adaptarse al ser humano.
Vive en el agua estancada, pero la prefiere limpia: se queda en las macetas, en los recipientes o en las bolsas de basura que forman cuenquitos cuando llueve, hace criaderos en los pozos. Le atrae m¨¢s el color oscuro y es la hembra la que pica. Tiene unas reconocibles patas blanquinegras y se reproduce fuera, pero siempre vuelve a las casas. Se ensa?a con los adultos mayores y especialmente con los ni?os, casi el 50% de los enfermos de sus picaduras tiene menos de 18 a?os y tambi¨¦n muchos de sus muertos. Con el cambio clim¨¢tico y el ascenso de las temperaturas, cada vez se adapta m¨¢s y mejor a nuevos lugares.
El aedes transmite los llamados arbovirus, el dengue, el zika y la chikungunya, para los que todav¨ªa no hay una vacuna efectiva para toda la poblaci¨®n. Por eso, ante la expansi¨®n descontrolada de la enfermedad, la apuesta sanitaria se ha centrado en evitar la picadura con la enfermedad. Es ah¨ª donde entra la liberaci¨®n de estos insectos con wolbachia. Honduras va a ser el primer pa¨ªs de Centroam¨¦rica y el segundo del continente donde se utilice, despu¨¦s de Colombia. Aunque el m¨¦todo no es una varita m¨¢gica, y es m¨¢s ¨²til combinado con larvicidas e insecticidas domiciliarios, ha abierto un nuevo frente de esperanza.
El criadero
Son cientos y se enfurecen al acercarles la luz. Llevan 10 d¨ªas encerrados en un bote con agua, h¨ªgado en polvo (la t¨ªpica comida para peces) y carb¨®n activado. Han pasado de ser diminutos huevos y pupas hasta estos gigantes mosquitos adultos. Sus cuidadoras de M¨¦dicos Sin Fronteras, Jocelyn, Fer y Alejandra, han estado pendientes de su crecimiento desde que llegaron en unas neveras refrigeradas, enviados por su colonia madre: la biof¨¢brica que el Programa Mundial del Mosquito (WMP, por sus siglas en ingl¨¦s) tiene en Medell¨ªn, Colombia.
En el insectario que la organizaci¨®n m¨¦dica ha construido en Tegucigalpa huele a acuario y hace 29 grados, que es lo que mejor le viene a ellos. Las trabajadoras han puesto algodones con az¨²car en la parte de arriba de los botes donde est¨¢n atrapados para que se vayan alimentando, pero las hembras quieren sangre, la necesitan para reproducirse. As¨ª que las muchachas, a veces, ponen el brazo en el recipiente para recibir decenas de peque?as picaduras. Todo por el ¨¦xito del ambicioso proyecto que M¨¦dicos Sin Fronteras tiene con la Universidad Nacional de Honduras, la Secretar¨ªa de Salud y el WMP contra una de las enfermedades end¨¦micas m¨¢s resistentes de la regi¨®n.
La wolbachia es una bacteria que tienen de forma natural alrededor del 60% de los insectos, desde las lib¨¦lulas hasta las abejas o las mariposas. Pero no este mosquito. Hace m¨¢s de 15 a?os que el WMP extrae la wolbachia de las moscas de la fruta y la inyecta en los huevos del aedes aegypti. La bacteria impide el contagio del dengue, el mosquito puede tener la enfermedad, pero no la transmite. Los primeros aedes modificados se liberaron en el norte de Australia hace m¨¢s de 10 a?os y la zona ya fue declarada ¡°libre de dengue¡±, tambi¨¦n ha funcionado en Indonesia, donde baj¨® la incidencia en un 77%. En M¨¦dicos Sin Fronteras los llaman ¡°mosquitos seguros¡±: hay picotazos pero sin fiebre, sin dolor muscular, sin hospitales.
El siguiente paso del plan es que los mosquitos con wolbachia se reproduzcan con los locales. Ah¨ª se abren dos opciones, explica el gestor de log¨ªstica de M¨¦dicos Sin Fronteras, Stavros Dimopoulos: si la hembra tiene wolbachia y el macho no, la siguiente generaci¨®n tambi¨¦n heredar¨¢ la bacteria y no podr¨¢ contagiar el dengue, si el macho tiene wolbachia y la hembra no, ¡°los huevecillos no nacer¨¢n o ser¨¢n demasiado d¨¦biles para llegar a mosquitos adultos¡±. No se suprime la poblaci¨®n, para no generar un desequilibrio en el ecosistema, sino que se reemplaza. ¡°En los sitios de alta densidad de criaderos se logran alcanzar hasta un 98% de mosquitos con wolbachia. Pero lleva un tiempo: probablemente unos tres a?os en llegar a ese porcentaje, pero es capaz de mantenerse por much¨ªsimo tiempo¡±, explica Dimopoulos. Los estudios matem¨¢ticos hablan de entre 60 y 80 a?os con mosquitos sin dengue.
Delivery de mosquitos
Es el primer d¨ªa y H¨¦ctor Espinosa est¨¢ emocionado. Tiene 38 a?os y siempre ha estado dando la vuelta en su motocicleta, haciendo recados por Tegucigalpa, llevando turistas o paquetes. Este martes de agosto, a las cinco de la ma?ana, mientras el sol se levanta, el hondure?o se calza las espinilleras y se cruza el morral repleto de botes de mosquitos. Cada recipiente tiene entre 150 y 200 aedes. Antes hab¨ªa trabajado para Hugo o Pedidos Ya, las aplicaciones para pedir comida a domicilio en Honduras: ¡°Esto es como un delivery de zancudos¡±, bromea, ¡°pero que va a beneficiar a mi pa¨ªs¡±.
Un supervisor y 10 motociclistas van a hacer 250 rutas durante seis meses para ir liberando a los mosquitos con wolbachia. En total, van a soltar m¨¢s de ocho millones, son 40.000 nuevos zancudos cada d¨ªa. El reparto se realiza en El Manchen, una zona al norte de Tegucigalpa, que el a?o pasado sufri¨® uno de los peores brotes de dengue y que suele registrar casi la mitad de casos de toda la capital. Cubre 39 colonias, que van desde el l¨ªmite con la imponente embajada de Estados Unidos, hasta los altos barrios controlados por las maras. En el mismo d¨ªa, los repartidores se cruzan con el expresidente hondure?o Carlos Flores, que pasea a su perro yorkshire en la acomodada colonia Lara, y se van temprano a La Fraternidad, una de las zonas vigiladas por las pandillas, ¡°antes de que se despierten los muchachos¡± y les compliquen el trabajo.
En El Manchen viven unas 90.000 personas. Si todo sale bien, para 2025 los casos de dengue en esta ¨¢rea deber¨ªan haber bajado entre un 85% y un 95%; tambi¨¦n deber¨ªa afectar a la poblaci¨®n de aedes de todo el Distrito Central, ah¨ª los c¨¢lculos de M¨¦dicos Sin Fronteras apuntan a un 30% o 40% de reducci¨®n de casos. Una revoluci¨®n para una zona en la que el dengue se ha convertido en un compa?ero m¨¢s.
Todos los residentes de estas colonias a los que Am¨¦rica Futura ha preguntado tienen un caso cercano de dengue, lo han sufrido ellos mismos o sus familias. La madre de un pandillero estuvo internada en el hospital hace un par de semanas, se salv¨® y ahora ya est¨¢ regando de nuevo sus flores; varios miembros de la familia de Wendy Espinal, una vecina de Cana¨¢n, cay¨® enferma a la vez por los picotazos hace unos d¨ªas, y la novia de Isaac Mart¨ªnez, uno de los repartidores de M¨¦dicos Sin Fronteras, no se puede levantar de la cama por la enfermedad mientras ¨¦l recorre con la Suzuki y los mosquitos modificados las calles del Manchen: ¡°Yo no lo siento como trabajo, sino como ayuda para mi comunidad. Y si sale bien tambi¨¦n para el pa¨ªs, porque ser¨ªa algo contra lo que hemos luchado toda la vida¡±.
¡°Pero est¨¢n locos, ?c¨®mo van a soltar m¨¢s zancudos?¡±
La respiraci¨®n de Sandra Espinal se agita mientras serpentea cuesta arriba en el sector cuatro de la colonia Cana¨¢n. Con sus 45 a?os y sus dos largas trenzas negras, Sandra es la pieza clave de la segunda parte del plan que las organizaciones humanitarias, el Gobierno y la universidad han pensado para orillar al dengue. Sin ella la cadena se desmorona.
En Tegucigalpa, como en la mayor¨ªa de las capitales latinoamericanas, hay muchas zonas donde no pasan los carros. Terrenos deslavados, donde el camino se ha hecho a punta de machete y desbroce: ah¨ª no entra nada con ruedas. As¨ª, adem¨¢s del reparto en moto de los mosquitos, M¨¦dicos Sin Fronteras ha ideado lo que llaman la ¡°liberaci¨®n comunitaria¡±. Hasta enero van a estar colocando botes en las casas de los vecinos del Manchen para que ellos mismos vayan criando y soltando a los mosquitos con wolbachia. Esto, que se escribe f¨¢cil, lleva detr¨¢s seis meses de trabajo.
¡°Fuimos casa por casa preguntando y explicando¡±, se?ala Espinal, que es l¨ªder de la comunidad de La Estanzuela. Ella tiene la confianza de sus vecinos y puede conseguir el acceso a una zona completamente controlada por las maras. La primera respuesta de Alicia Salazar al proyecto ilustra el ¨¢nimo: ¡°Ay, no, pero estos est¨¢n locos, ?c¨®mo van a soltar m¨¢s zancudos para que no vengan?¡±. Cuenta Sandra que tambi¨¦n ella se escandaliz¨® al principio: ¡°Las personas se asustan y piensan que van a tener una gran nube de zancudos, que no van a poder ni ver. Pero ya nos fuimos capacitando y entendiendo el m¨¦todo¡±. Para respaldar el proyecto, M¨¦dicos Sin Fronteras hizo una encuesta entre la poblaci¨®n antes de iniciar las liberaciones: consigui¨® el 93% de aprobaci¨®n.
Carmen Mendoza no ha salido esta ma?ana ni a la pulper¨ªa a por refresco. Est¨¢ esperando a los m¨¦dicos y a Lilian Carbajal, la promotora de salud de la organizaci¨®n, que le estuvo contando lo de la wolbachia. Carmen asegura que ella no tuvo miedo de las liberaciones, al contrario: ¡°Siempre estuve alegre, porque esto es como una piara, no podemos ni dormir por los zancudos en la noche¡±. Su hijo de 15 a?os estuvo ingresado dos semanas en el hospital por dengue, sobrevivi¨®, pero no se va el susto.
Tiene su pozo tapado, porque sabe que es sitio de criadero de aedes. En estas colonias, el agua solo llega dos horas los lunes y los jueves. Para el resto de la semana hay que almacenarla, en pozos, en baldes o en recipientes, para lavar y ba?arse. Esa es una de las razones por las que en toda la zona del Manchen los casos se multiplican. La pobreza, la alta concentraci¨®n de personas, la cercan¨ªa con el monte y la normalizaci¨®n de los s¨ªntomas son algunas otras. La nieta de Sandra Espinal tuvo dengue hemorr¨¢gico, tardaron en llevarla la hospital porque pensaban que solo era calentura. ¡°Los doctores nos rega?aron, dijeron ¡®c¨®mo es posible que esper¨¢bamos a que llegara hasta esa etapa¡¯, que se pod¨ªa morir la ni?a de dengue. Ten¨ªa seis a?os. A veces no tomamos en cuenta el riesgo que tiene. Porque lo hemos tomado como algo que lo tenemos al d¨ªa a d¨ªa en nuestras comunidades y no tratamos de combatirlo¡±. Hasta ahora.
Seis emergencias sanitarias en una d¨¦cada
Antes de hacer las liberaciones, los t¨¦cnicos de la Universidad Nacional de Honduras (UNAH) calcularon que en la zona del Manchen, seis de cada 10 mosquitos eran aedes. Ahora, los mismos motoristas que hacen las liberaciones de wolbachia se encargan de hacer nuevas capturas para que el Instituto de Microbiolog¨ªa de esa universidad monitoree c¨®mo va creciendo la bacteria entre las poblaciones. Para eso, explica el investigador Dennis Escobar, hay que hacerle una prueba PCR al mosquito. Cuando llegan al laboratorio, los lic¨²an y utilizando reactivos separan el ADN, y lo analizan para comprobar si tiene wolbachia. Van a estar 18 meses tomando muestras. Este monitoreo es esencial para comprobar la eficacia del proyecto.
¡°No se trata de generar informaci¨®n que se vea bonita en un paper, sino que sea muy ¨²til para la toma de decisiones por parte de las autoridades, pensando en poder escalarlo a futuro y llevar esta metodolog¨ªa a otros sitios¡±, se?ala Escobar, que apunta que hasta ahora la ¡°capacidad operativa¡± del Gobierno contra la enfermedad ha sido limitada. El objetivo, dice el investigador, es que pueda formar parte del paquete de opciones de la Secretar¨ªa de Salud para luchar contra el dengue.
El coordinador del proyecto de M¨¦dicos Sin Fronteras, Edgard Boqu¨ªn, explica que de toda la regi¨®n, la organizaci¨®n eligi¨® Honduras, adem¨¢s de por la vulnerabilidad de sus infraestructuras m¨¦dicas y su exposici¨®n a desastres naturales, porque desde 2010 han atendido seis emergencias sanitarias por dengue, la ¨²ltima el a?o pasado. Uno de los brotes en 2019 dej¨® m¨¢s de 100.000 casos y 180 muertos, adem¨¢s del colapso de los hospitales.
¡°Fue el momento en el que dijimos que hab¨ªa que hacer algo diferente y sostenible¡±, explica el coordinador. Iniciativas como estas no son inmediatas ni sirven para controlar un brote porque los primeros resultados se ver¨¢n en unos meses y tambi¨¦n son caras. La organizaci¨®n ha presupuestado un mill¨®n de d¨®lares para todo el proyecto (solo los mosquitos modificados de WMP tienen un coste de 500.000 d¨®lares). Pero sirven para quitar la carga a los sistemas de salud que se ven desbordados con cada emergencia.
La organizaci¨®n y los expertos defienden las posibilidades de replicar lo que acaban de empezar, no solo en otras zonas de Honduras, sino en otros pa¨ªses latinoamericanos que tambi¨¦n est¨¢n enzarzados en ganarle terreno al dengue. El cielo se abre y la bas¨ªlica de Supaya vigila el tr¨¢nsito de Tegucigalpa. Entre los coches, 10 motoristas con mochilas rojas llevan a la espalda la apuesta contra los mosquitos de la regi¨®n.
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