El secreto de los Candoshi para pescar y conservar la Amazonia
Esta etnia protege sus ecosistemas y reduce la pesca furtiva, la gran amenaza de unos humedales que tienen la capacidad de capturar toneladas de carbono
EL PA?S ofrece en abierto la secci¨®n Am¨¦rica Futura por su aporte informativo diario y global sobre desarrollo sostenible. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscr¨ªbete aqu¨ª.
Cuando clarea la ma?ana, Gunter Yandari y dos compa?eros m¨¢s de la etnia Candoshi reman cuidadosamente entre una suerte de bosque clavado en medio de aguas azulinas. La sensaci¨®n es extra?a: es como meterse en el follaje, aunque no caminando, sino a punta de remo. Pero esa es la inevitable ruta hacia Charapa Cocha, una laguna amaz¨®nica deslumbrante.
Luego de desembarcar en una playa de arena y subidos en peques-peques, unos botes peque?os de tres cupos, comienza la faena: un tucunar¨¦ (Chichla monoculus) ha picado el anzuelo de uno de los hombres y emerge a la superficie brilloso y aleteando. Saldr¨¢n otros. En este lugar la pesca es abundante.
La gran despensa
¡°M¨¢s temprano hay m¨¢s¡±, dice Yandari, un conocedor de estas aguas generosas que forman parte del Abanico del Pastaza, un gigantesco ecosistema de cerca de seis millones de hect¨¢reas, ubicado en la provincia Datem del Mara?¨®n (departamento de Loreto, nororiente de Per¨²). Este lugar se considera la potencial tercera reserva de carbono m¨¢s grande del planeta.
Sus humedales tienen profusas turberas, masas de materia org¨¢nica capaces de capturar 6.900 millones de toneladas de ese elemento qu¨ªmico, que vuela por el mundo debido a la ingente emisi¨®n de di¨®xido de carbono (CO2), el gas de efecto invernadero m¨¢s abundante. Seg¨²n los especialistas de Fondo Nacional para ?reas Naturales Protegidas por el Estado, esa astron¨®mica cifra equivale a lo que 27 pa¨ªses europeos emiten 2019.
De modo que cuidarlos es una manera de contener el cambio clim¨¢tico. La laguna de Charapa Cocha forma parte del magno humedal y cumple esa crucial funci¨®n, adem¨¢s de ser el hogar de numerosas especies de peces. No solo del tucunar¨¦ sino, tambi¨¦n, del boquichico (Prochiludis nigricans) y la arahuana (Osteoglossum bicirrhosum).
En todo el Abanico del Pastaza, el n¨²mero de especies asciende a 300, de las que 21 son de uso comercial, de acuerdo con el documento Pesca para la vida de Profonanpe. Extraer peces de manera sostenible -como hacen los candoshi mediante flechas, redes o anzuelos- es una manera de ayudar a proteger este ecosistema. Implica un manejo m¨¢s saludable de los r¨ªos y lagunas, y puede hacer que disminuya la pesca furtiva, que en su avance puede destruir los humedales.
¡°Al tener instrumentos de gobernanza ambiental de sus recursos y programas de manejo pesquero, ayudan a conservar este humedal¡±, explica el ingeniero Ignacio Piqueras, uno de promotores del proyecto Construyendo Resiliencia en los Humedales de la provincia Datem del Mara?¨®n (PHD), A la vez, se logra que el pescado, la principal prote¨ªna de la Amazonia, siga siendo el recurso que abastece a los ind¨ªgenas, as¨ª como a poblaciones ribere?as y urbanas.
Los candoshi lo saben bien porque son pescadores casi m¨ªticos, al punto que recitan c¨¢nticos en voz baja antes de irse a faenar y cada peque?a laguna del Abanico tiene para ellos un nombre. Cada t¨¦cnica y especie tambi¨¦n. Al pescar con anzuelo, por ejemplo, lo llaman Kach¨ªmaama; y el tucunar¨¦, cuyo nombre es de origen guaran¨ª, es el akupchi. A la arahuana la llaman kar¨¢wina.
El gran lago
Tras varios tucunar¨¦s capturados, los pescadores aguardan frente al inmenso lago Rimachi o Musa Carusha, como lo denominan los candoshi. Es el m¨¢s grande de la Amazonia peruana; tiene cerca de 80 kil¨®metros de per¨ªmetro y es como el coraz¨®n central del Abanico del Pastaza. En ¨¦l convergen varios r¨ªos como el Pirumba, el Chapuli y el Chuinda. En toda esta red h¨ªdrica, adem¨¢s, hay 40 cochas metidas en medio de bosques y pantanos.
Yandari narra sus aventuras de pesca, entre ellas haber capturado ejemplares de gamitana (Colossoma macropomum) de hasta 10 kilos o m¨¢s. O incluso haber participado en jornadas de pesca con arp¨®n de paiche (Arapaima gigas), un enorme pez que puede medir m¨¢s de dos metros de largo y pesar cerca de 200 kilos. Minutos antes, otro grupo de nativos ha echado una red en este inmenso lago. Para ellos, esta modalidad de pesca se llama Kat¨¢nimaama.
¡°Ellos cuidan sus recursos y no son ambiciosos¡±, dice el bi¨®logo Atanagildo D¨ªaz. Y, en efecto, las redes candoshi tienen una abertura de malla de 3,5 pulgadas o m¨¢s, lo que evita que se capturen peces muy peque?os. Desde el 2019, el PHD aport¨® un ingrediente crucial: la construcci¨®n de una planta de hielo que preserva mejor las capturas.
En esta zona a¨²n se sala el pescado para conservarlo. Esta costumbre tiene un problema: en el proceso de salaci¨®n, el pescado pierde peso y, por eso, se tiende a pescar m¨¢s. La planta ubicada en la comunidad de San Fernando ha congelado esta pr¨¢ctica. Es manejada por la Asociaci¨®n de Pescadores ¡®Katinbaschi¡¯, que Yandari preside, y produce 500 barras de hielo por mes.
Trabaja con la energ¨ªa de varios paneles solares. As¨ª se logra una secuencia sostenible: pescar con m¨¦todos que impactan menos; contar con m¨¢s pescado para autoconsumo; producir hielo con energ¨ªa alternativa; comercializar m¨¢s eficazmente parte de las capturas, un bionegocio que ayuda a los 120 socios de 20 comunidades candoshi. ¡°Transforman el capital natural en capital econ¨®mico, sin deteriorar los ecosistemas del Datem¡±, dice Patricia Balbuena, directora del PHD.
En la temporada 2021-2022 los miembros de Katinbaschi capturaron 473.285 kilos de diversas especies comestibles. En la misma planta, se ve c¨®mo se amontonan, entre el hielo y dentro de unas cajas t¨¦rmicas, ejemplares de boquichico, tucunar¨¦, lisa (Schizodon fasciatus) o acarahuaz¨² (Astronotus ocellatus). Su destino final ser¨¢ San Lorenzo, capital de la provincia Datem del Mara?¨®n, o ciudades m¨¢s grandes como Yurimaguas, Iquitos o Tarapoto.
La gesta candoshi
Al partir de San Fernando a Puerto Recreo, por el r¨ªo Pastaza en una lancha a motor, la traves¨ªa se hace m¨¢s f¨¢cil por la corriente a favor. El lago Musa Carusha se aleja y se observa la amplitud interminable de los humedales y los bosques. No se nota a simple vista, pero ese ingente manto verde est¨¢ capturando carbono, alimentando la tierra y el agua, fertilizando la vida de peces, mam¨ªferos, anfibios, reptiles.
Los candoshi saben c¨®mo moverse por estos parajes y, seg¨²n el antrop¨®logo catal¨¢n Alexandre Surrall¨¦s, no suelen establecer una diferencia entre los cuerpos de distintas especies animales, incluido el hombre. Para ellos, ¡°el cuerpo de un humano, de un sajino o de un primate es esencialmente igual¡±, a¨²n cuando el hombre tenga el ¡®vani¡¯; la identidad potencial de un ser.
En 1991, esta comunidad protagoniz¨® una suerte de gesta heroico-cultural: recuperaron el control del Musa Carusha llegando cientos de ellos en decenas de canoas, luego de varios a?os en los cuales el Ministerio de Pesquer¨ªa hab¨ªa tomado control de este inmenso cuerpo de agua y ni siquiera les permit¨ªa pescar. Como dice Surrall¨¦s, fue una parte crucial de su proceso de etnog¨¦nesis, que paulatinamente dar¨ªa lugar a un fortalecimiento de la identidad candoshi.
El 8 de febrero de este a?o, acaso como conclusi¨®n de ese largo viaje, el Ministerio de Cultura declar¨® que los ¡°conocimientos, saberes, pr¨¢cticas y oralidad del pueblo candoshi relacionadas a la pesca tradicional en el lago Musa Karusha¡± son Patrimonio Cultural de la Naci¨®n. Todo estas gesta se entiende m¨¢s cuando Yandari siente un picot¨®n en su anzuelo. Quiz¨¢s all¨ª se comienza a tejerse un nuevo hilo de esta asombrosa historia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.