No era fracaso escolar, era racismo: la maestra que revolucion¨® la educaci¨®n en el Chaco argentino
M¨®nica Zidarich sembr¨® las bases del biling¨¹ismo en El Sauzalito, un pueblo argentino donde los alumnos fracasaban porque no les ense?aban en su idioma
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¡°Los maestros eran racistas, discriminaban a sus alumnos, dec¨ªan que ten¨ªan problemas de aprendizaje, que no aprend¨ªan porque faltaban mucho a la escuela y que los padres no les insist¨ªan porque no les importaba nada. Ten¨ªan una actitud despectiva¡±. De esta manera resume la maestra M¨®nica Zidarich lo que ocurr¨ªa en la d¨¦cada de 1980 en El Sauzalito, un peque?o pueblo del Chaco en el norte argentino, habitado mayoritariamente por abor¨ªgenes wich¨ª.
En aquel tiempo, los ni?os repet¨ªan primer grado varias veces o abandonaban la escuela por una sencilla raz¨®n: sus maestros hablaban castellano y ellos, wich¨ª. ¡°A nadie se le hab¨ªa ocurrido aprender la lengua, porque el mandato para ellos era que los chicos aprendieran castellano¡±, explica esta licenciada en Ciencias de la Educaci¨®n de 60 a?os.
Con 22 a?os, marido y un beb¨¦, ella se mud¨® desde la ciudad de C¨®rdoba, a mil kil¨®metros de distancia, para ense?ar en ese lugar que hab¨ªa conocido de adolescente. Lleg¨® sin saber bien con qu¨¦ se encontrar¨ªa ni imaginar que sentar¨ªa las bases de la educaci¨®n biling¨¹e a?os antes de que fuera obligatoria.
Zidarich cuenta que aprendi¨® el wich¨ª ¡°a los golpes¡± y que se enfrent¨® a prejuicios, resistencias y a una gran soledad. Veintiocho a?os despu¨¦s, cree que vali¨® la pena: aquellos ni?os que fracasaban en la escuela hoy son maestros biling¨¹es interculturales y hasta funcionarios ministeriales que buscan cambiar el destino de un pueblo hist¨®ricamente avasallado.
El Sauzalito se encuentra en El Impenetrable, el segundo pulm¨®n verde de Sudam¨¦rica, en pleno monte, a la vera del r¨ªo Bermejo. Es una de las tres localidades chaque?as habitadas por wich¨ªs, una comunidad ind¨ªgena asentada tambi¨¦n en parte de Bolivia, Paraguay y en las provincias argentinas de Salta y Formosa. Seg¨²n el Censo Nacional de 2010, en Argentina viven m¨¢s de 50.000 wich¨ªs y unos 10.000 se ubican en Chaco, una provincia pluricultural tambi¨¦n poblada por qoms y moqoits, adem¨¢s de criollos y blancos.
Cuando Zidarich lleg¨®, en 1985, Sauzalito ten¨ªa 800 pobladores, agua de pozo y la energ¨ªa llegaba a cuentagotas. ¡°Era una realidad rotundamente diferente a la m¨ªa¡±, afirma. Debut¨® en una escuela multigrado, en un viejo templo anglicano con piso de tierra, troncos para los bancos y un pizarr¨®n despegado. ¡°No entraba dentro de los esquemas de lo que yo consideraba una escuela¡±, explica.
Sus alumnos s¨®lo hablaban la lengua wich¨ª y muchos hab¨ªan repetido hasta cuatro veces primer grado a causa de las dificultades en la alfabetizaci¨®n inicial. ¡°Yo no estaba advertida. Sab¨ªa que ven¨ªa a la comunidad wich¨ª, pero no ten¨ªa en claro que eran monoling¨¹es al ingresar a la escuela y que iba a tener chicos de 5 a 14 a?os¡±, relata. Seg¨²n la Encuesta Complementaria de Pueblos Ind¨ªgenas de 2005, el 90,7% de los 50.000 wich¨ª se comunica habitualmente su propia lengua, lo que la convierte en una de las m¨¢s habladas del pa¨ªs.
La maestra no sab¨ªa una palabra en wich¨ª y desconoc¨ªa el contexto. Por ende, su m¨¦todo occidental de ense?anza era ineficaz. Explica que dibujar un tren con los d¨ªas de la semana escrito en sus vagones carec¨ªa de sentido porque los ni?os nunca hab¨ªan visto uno. Igual suced¨ªa si garabateaba un oso con forma de peluche que en nada se parec¨ªa al oso hormiguero del lugar. ¡°Me sent¨ª muy desorientada porque me daba cuenta de que establec¨ªa un v¨ªnculo con ellos, pero sent¨ªa que no estaba pudiendo ense?ar; que jugaba a la maestra¡±, admite.
Choque de culturas
Daniel Palacios, wich¨ª de 36 a?os, cuenta que era muy fuerte el rechazo a los ni?os ind¨ªgenas en la escuela. ¡°Sufrimos mucho el pisoteo de las autoridades. Hasta nos prohib¨ªan hablar en nuestro idioma, no solo en las aulas sino en el recreo y, si nos escuchaban, nos pon¨ªan en penitencia. Lo viv¨ª¡±, relata el exalumno de la docente Zidarich. ¡°Muchos quedaron en el camino por el choque de las lenguas, que produjo heridas¡±, agrega.
Palacios es hoy maestro biling¨¹e y licenciado en Ciencias de la Educaci¨®n. Explica que la dominaci¨®n cultural y la persecuci¨®n ind¨ªgena, desde la ¨¦poca de la colonia hasta las campa?as militares de los ¨²ltimos siglos, siguen grabadas en el inconsciente colectivo.
¡°En las familias nos dec¨ªan que se hablaban cosas negativas de nosotros y que nos pod¨ªan tratar como seres sin capacidad. Desde chico uno viene cargando esas responsabilidad de aprender, de cuidarse y de cuidar a la comunidad¡±, reflexiona.
Mirta Aranda, de 46 a?os, wich¨ª licenciada en Ciencias de la Educaci¨®n, docente y directora de gesti¨®n comunitaria de la Secretar¨ªa de Pluriling¨¹ismo e Interculturalidad del Ministerio de Educaci¨®n del Chaco, sabe de lo que est¨¢ hablando su compa?ero. Relata que en su infancia hab¨ªa que aprender el castellano o irse de la escuela. ¡°Para m¨ª fue muy dif¨ªcil porque no entend¨ªa lo que nos dec¨ªan, y el docente que ven¨ªa de afuera no sab¨ªa una palabra de nuestro idioma¡±, cuenta. Ella repiti¨® tres veces primer grado. A veces, en la comunidad, la gente se preguntaba por qu¨¦ no les quer¨ªan. ¡°Creo que unos por desconocimiento; y el que sabe, por racismo porque no te ve igual, no te ve como una persona sino como alguien inferior. Hasta la actualidad lo seguimos sufriendo¡±, asegura.
El modelo civilizador
Argentina reconoci¨® legalmente la preexistencia de los pueblos originarios en la reforma de la Constituci¨®n Nacional de 1994. La sanci¨®n de la Ley del Aborigen Chaque?o en 1987 impuls¨® la educaci¨®n biling¨¹e y bicultural. La normativa obligaba a capacitar a auxiliares docentes abor¨ªgenes para formar ¡°parejas pedag¨®gicas¡± con los maestros blancos. Es decir, propiciaba que j¨®venes originarios se insertaran en el sistema educativo para trabajar junto a un docente en el grado.
Zidarich capacit¨® a los auxiliares con el asesoramiento de Marta Tom¨¦, una acad¨¦mica que hab¨ªa trabajado durante la dictadura militar en El Sauzalito. El trabajo no fue f¨¢cil porque se reproduc¨ªan las desigualdades. ¡°Me sentaba en un rinc¨®n y era como que yo no exist¨ªa. Fue una lucha, no te dejaban hacer nada, te mandaban a hacer el [mate] cocido o a limpiar el patio¡±, relata la maestra wich¨ª Lorenza Miranda, de 50 a?os, sobre su experiencia como auxiliar de un maestro blanco. ¡°Si uno hace el an¨¢lisis de lo que pasaba en nuestro pa¨ªs y en Latinoam¨¦rica, hay que hablar de un modelo civilizador en que el mandato era que la escuela borrara los rastros de estas diversidades culturales y ling¨¹¨ªsticas¡±, dice Zidarich.
La clave: el buen trato
Zidarich comenz¨® a ense?ar en primer grado de la escuela 811 del Sauzalito en 1997. La acompa?aba el auxiliar wich¨ª Ambrosio Rosario. La maestra cuenta que aquellos fueron los a?os m¨¢s hermosos de su carrera. Ella llamaba a cada estudiante por su nombre afectivo, los wich¨ª tienen uno en el DNI y uno familiar. Fue un boom y estall¨® la matr¨ªcula: casi todos los chicos ind¨ªgenas iban a la escuela. ¡°M¨®nica encontr¨® las estrategias para amigarnos con el proceso de aprendizaje. Lo que recuerdo es el trato como alumnos, como personas importantes. Eso nunca lo tuvimos antes. Yo la sent¨ª como la t¨ªa m¨¢s querida. Creo que nos quer¨ªa mucho¡±, dice Palacios.
La docente los abrazaba y se dejaba abrazar. Algunos recuerdan que era la ¨²nica maestra que siempre ten¨ªa el guardapolvos blanco sucio por las manitos de los ni?os. ¡°Lo primero que hizo fue aprender a saludar en nuestro propio idioma. Nos gusta escuchar a una persona que no es del pueblo hablar en nuestra lengua porque decimos: ¡®Conquistamos a una que no es de nuestra comunidad¡¯¡±, relata Palacios entre risas.
El trabajo en simult¨¢neo con las dos lenguas funcion¨®: la escuela obtuvo los mejores resultados en Lengua en una evaluaci¨®n nacional e incluso fue premiada. ¡°Eso legitim¨® la experiencia¡±, cree la maestra.
Romper el etnocentrismo
Aquello fue el germen de una revoluci¨®n silenciosa, que hoy muestra sus frutos. Zidarich cree que hay un abismo entre los comienzos y hoy. En la transici¨®n, enumera, muchos wich¨ªs terminaron la primaria, se abrieron dos secundarios, uno para adultos y un instituto terciario para formaci¨®n de docentes ind¨ªgenas. Reci¨¦n en 2006 la Ley de Educaci¨®n Nacional institucionaliz¨® la educaci¨®n biling¨¹e en toda Argentina y en 2010 se consolid¨®.
En la actualidad, hay docentes wich¨ª ense?ando en las escuelas donde fueron discriminados; hay supervisores y funcionarios abor¨ªgenes en el Ministerio de Educaci¨®n del Chaco, normativas que los amparan y una Junta de Clasificaci¨®n de Educaci¨®n Biling¨¹e Intercultural, ¨²nica en Latinoam¨¦rica, para el acceso equitativo de maestros ind¨ªgenas a cargos docentes.
¡°Siento que con el trabajo que hicimos pudimos incidir sobre lo que es hoy El Sauzalito. Me da much¨ªsima alegr¨ªa. Yo s¨¦ que soy parte de ese proceso. Dentro de lo poquito que es para el mundo, me parece enorme¡±, piensa Zidarich. Seg¨²n los datos oficiales, 505 docentes biling¨¹es trabajan en escuelas de distintas comunidades ind¨ªgenas del Chaco: el 20,2% en el pueblo wich¨ª. Ocho de cada diez son maestros de primaria y el resto, de prescolar. No hay cargos en secundaria.
Las comunidades wich¨ª, a¨²n postergadas y pobres, tambi¨¦n comenzaron a conocer y defender sus derechos, aporta Marcelo Luna, de 37 a?os, docente biling¨¹e y supervisor del Ministerio de Educaci¨®n. ¡°Hoy los maestros no ind¨ªgenas est¨¢n m¨¢s atemorizados porque los wich¨ª piden que se los respete¡±, plantea. Su lengua tambi¨¦n gan¨® espacio en los organismos del Estado, se usa en la documentaci¨®n oficial y hasta el pueblo recuper¨® su nombre originario: Sipohi [lugar del mandur¨¦, un pescado].
Pero hay deudas pendientes. Casi no hay material did¨¢ctico en wich¨ª y algunos chicos cuando crecen dejan de hablarlo por la verg¨¹enza heredada. ¡°Llega la adolescencia y pasa eso. Lo veo en mis hijos: no quieren hablar wich¨ª y cuando eran ni?os lo hac¨ªan con total libertad. Por ah¨ª dan ganas de retarlos¡±, dice Vilma Coria, la primera maestra biling¨¹e del lugar.
Las estad¨ªsticas oficiales muestran avances en educaci¨®n en las ¨²ltimas d¨¦cadas, pero a¨²n se est¨¢ lejos de la escolarizaci¨®n plena. El 59% de los alumnos abor¨ªgenes asiste a la escuela primaria, mientras que s¨®lo el 18% cursa secundaria, ya que no tienen una educaci¨®n biling¨¹e que los acompa?e. Zidarich coincide en que hay mucho por hacer, pero piensa que el camino est¨¢ abierto: s¨®lo falta ampliarlo y mejorarlo. Mientras, Mirta Aranda resume: ¡°En casi tres d¨¦cadas pasamos de un sistema de dominaci¨®n a uno de liberaci¨®n¡±.
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