Monetizar la naturaleza para ponerla en valor: c¨®mo buscar sentido econ¨®mico en la acci¨®n clim¨¢tica
CAF-banco de desarrollo de Am¨¦rica Latina y el Caribe quiere que casi la mitad de su cartera de cr¨¦ditos sean verdes. Exploran una bater¨ªa de instrumentos financieros novedosos: desde bonos verdes hasta certificados de biodiversidad
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Detr¨¢s de la construcci¨®n de un puente, una escuela o una infraestructura de contenci¨®n de aguas existe una log¨ªstica muchas veces imperceptible, pero con un resultado material: la procura de los materiales, el trazado de los planes y, sobre todo, el financiamiento para la ejecuci¨®n de las obras. CAF-banco de Desarrollo de Am¨¦rica Latina y el Caribe cree que todo ¨Co al menos la mayor¨ªa¨C de este proceso debe enlazarse con una visi¨®n de sustentabilidad, como una v¨ªa clara para hacer frente a la creciente emisi¨®n de gases de efecto invernadero.
Una de las medidas que toman es ofrecer asesor¨ªas a sus accionistas, de una veintena de pa¨ªses de la regi¨®n, para emplear materiales sustentables, considerar los patrones de los ecosistemas circundantes y utilizar las soluciones que ya ofrece la naturaleza. No obstante, esto supone un retador cambio de visi¨®n en una regi¨®n sobreexpuesta al cambio clim¨¢tico y que acumula una deuda de desigualdad y pobreza que se pelea las prioridades de los Estados.
La entidad se ha puesto la meta de duplicar al 40% de su cartera (unos 25.000 millones de d¨®lares) de inversi¨®n verde para 2026. Es decir, estar¨¢ vinculada a la mitigaci¨®n de gases de efecto invernadero y colocada en proyectos de energ¨ªa renovable, protecci¨®n de ¨¢reas deforestadas, procesos productivos decarbonizados y movilidad sostenible. Tambi¨¦n estar¨¢ centrado en fortalecer una agenda de adaptaci¨®n y resiliencia que incluye gesti¨®n de riesgos de desastres naturales y de las consecuencias en la vida diaria de las comunidades.
Para ello, ha fortalecido una oferta de productos y servicios financieros que va desde pr¨¦stamos que premian a los proyectos m¨¢s verdes, con descuentos y bonificaciones y asistencias t¨¦cnicas para la estructuraci¨®n de bonos verdes o la creaci¨®n de seguros contra embates ambientales.
Toda esta arquitectura, tambi¨¦n abordada por otros bancos de desarrollo como el BID o el Banco Mundial, representa una parte fundamental y cr¨ªtica para lograr los objetivos de sustentabilidad de Am¨¦rica Latina y el Caribe, especialmente considerando que la precariedad de inversi¨®n en proyectos de contenci¨®n de la huella clim¨¢tica es alta. Para Alicia Montalvo, gerenta de acci¨®n clim¨¢tica y biodiversidad positiva de CAF, es una agenda incipiente y desafiante.
¡°Hay muchos retos cuando se habla de transici¨®n, porque hay un problema importante de pobreza en la regi¨®n que hay que abordar. Y las transiciones toman tiempo¡±, explica en entrevista con Am¨¦rica Futura. ¡°No puedes cambiar de la noche a la ma?ana tus matrices energ¨¦ticas, lo primero es asegurarte que la poblaci¨®n tiene energ¨ªa¡±, subraya. ¡°Toda esa mirada es un proceso que est¨¢ ahora mismo produci¨¦ndose. La buena noticia es que se ha puesto sobre la agenda de las instituciones financieras internacionales¡±, agrega.
El c¨ªrculo vicioso del clima latinoamericano
A pesar de ser una de las regiones que menos contamina, Latinoam¨¦rica es excesivamente vulnerable a los impactos del cambio clim¨¢tico. En parte, por su dependencia de la naturaleza, la producci¨®n agr¨ªcola y las materias primas.
2023 fue el a?o m¨¢s c¨¢lido jam¨¢s registrado en Am¨¦rica Latina y El Caribe, de acuerdo con los datos procesados por la Organizaci¨®n Mundial Meteorol¨®gica. Ese 1,39? adicional (desde el per¨ªodo de referencia de entre 1961-1990) se tradujo en eventos naturales extremos como el potente hurac¨¢n Otis en Acapulco, M¨¦xico, o las lluvias torrenciales y deslizamientos fatales en S?o Sebasti?o, Brasil. Esto, sumado a las temperaturas inusualmente altas en los cuerpos de agua y a las sequ¨ªas severas e intensas en todo el continente, est¨¢ irrumpiendo los ciclos econ¨®micos y creando un ciclo vicioso: el cambio clim¨¢tico genera degradaci¨®n de los suelos, obligando a los productores a deforestar nuevas extensiones de bosque, lo que a su vez, genera mayores emisiones, alimentando el cambio clim¨¢tico.
En este contexto, la funci¨®n de la CAF es tratar de darle un nuevo sentido econ¨®mico a su acci¨®n clim¨¢tica. As¨ª, trabajan en diferentes frentes, como optimizar sus pr¨¦stamos para que puedan ser m¨¢s baratos, mejorar sus asesor¨ªas t¨¦cnicas para alinear la construcci¨®n de hospitales o escuelas y explorar iniciativas internacionales que involucren a los pa¨ªses del G20 para crear flujos de recursos orientados a las naciones que son m¨¢s vulnerables y que, por lo general, tienen el menor margen fiscal. Es una correlaci¨®n que se repite en toda la regi¨®n: las poblaciones que tienen presupuestos m¨¢s peque?os tambi¨¦n tienen las peores infraestructuras, dej¨¢ndoles m¨¢s comprometidos a los riesgos clim¨¢ticos.
¡°La inequidad es un factor coadyuvante al riesgo del cambio clim¨¢tico, porque curiosamente siempre son las comunidades m¨¢s vulnerables, las que m¨¢s sufren¡±, destaca la gerenta de biodiversidad de CAF.
Pagando por los servicios ambientales
En este camino, el banco de desarrollo tambi¨¦n colabora con los ministerios y secretar¨ªas de Hacienda del continente en la elaboraci¨®n de las taxonom¨ªas verdes financieras, instrumentos dedicados a crear un inventario y gu¨ªa para que las instituciones financieras, como bancos o fintechs, (p¨²blicas y privadas) entiendan qu¨¦ es una inversi¨®n verde y c¨®mo mejor destinar recursos de sus carteras a estos prop¨®sitos. Hasta ahora, Colombia, Chile, M¨¦xico y Argentina desarrollan sus propias taxonom¨ªas con el fin de incentivar, aguas arriba, la colocaci¨®n de recursos p¨²blicos con visi¨®n sostenible, y aguas abajo, la creaci¨®n de cr¨¦ditos para compra de veh¨ªculos el¨¦ctricos, construcci¨®n inmobiliaria verde o paneles solares para hogares.
En otras trincheras, el banco explora modelos novedosos de activos ambientales como los Derechos Especiales de Giro (DEG), creados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) como activos de reserva internacional que pueden ser canjeados y recolocados en la agenda clim¨¢tica. Tambi¨¦n ha hecho sus primeras operaciones de bonos verdes, como el de una colocaci¨®n que asesoraron en Bolivia, recientemente, mientras se acercan a bonos azules para los oc¨¦anos o los certificados de biodiversidad, vinculados al n¨²mero de hect¨¢reas protegidas por un proyecto.
¡°Si una comunidad decide proteger un ¨¢rea que est¨¢ amenazada por la agricultura y, en vez de cortar los ¨¢rboles, los cuida, as¨ª como a la fauna, hay que darle un valor a los servicios que esta protecci¨®n genera, en cuanto a la calidad del aire, protecci¨®n de barreras naturales. Eso es un servicio ecosist¨¦mico y hay que monetizarlo ?c¨®mo le das ese valor? Esa es la dificultad de los certificados, pero si se llega a hacer, se podr¨¢ vender a las grandes corporaciones¡±, detalla Montalvo.
¡°Hay quienes dicen que no podemos monetizar la naturaleza. Pero, al final, estas comunidades est¨¢n generando unos servicios para todos. Lo que s¨ª, es que hay que hacerlo con much¨ªsimo rigor (...) y estamos empezando a trabajar en ello: en darle valor a la naturaleza. Nuestros ancestros lo ten¨ªan claro, pero luego se convirti¨® en un bien intangible. La gente tiene que saber qu¨¦ es lo que pasa si destruye el manglar: se pierde la pesca, la protecci¨®n ante el aumento del mar. Y eso vale¡±, concluye.
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