La revoluci¨®n de las rocas verdes
Una conservaci¨®n entre el escritor mexicano y Estibalitz Ukar, ge¨®loga espa?ola, revela las virtudes que tienen estos minerales en varios de los problemas m¨¢s apremiantes que enfrenta la humanidad. ¡°Como Dante al regresar del Infierno, las rocas nos cuentan una comedia de alcances c¨®smicos¡±
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Cuando empec¨¦ a preparar mi entrevista con la ge¨®loga Estibalitz Ukar, el internet se dispuso a boicotearme. Escrib¨ª ¡°rocas m¨¢ficas¡± en Google y el buscador me ofreci¨® resultados para rocas m¨¢gicas; tecle¨¦ ¡°Esti Ukar¡± y Youtube me ofreci¨® resultados para ¡°esti-mular¡± a los beb¨¦s lactantes y las pr¨®statas; busqu¨¦ el mineral ¡°olivino¡± y Amazon me ofreci¨® un desodorante libre de aluminio, as¨ª como varias marcas de aceite de oliva.
Acababa de asistir a una conferencia de la doctora Ukar en la Universidad de Texas en Austin sobre la ¡°Revoluci¨®n de las rocas verdes¡±, en la que present¨® las virtudes de ciertos silicatos de color verde, ricos en MAgnesio y FIerro (las rocas m¨¢ficas) y muy abundantes en la corteza terrestre, para lograr tres prop¨®sitos simult¨¢neos: capturar carbono atmosf¨¦rico (una estrategia industrialista de mitigaci¨®n del calentamiento global), obtener hidr¨®geno (excelente combustible para la aviaci¨®n, la navegaci¨®n y el almacenamiento el¨¦ctrico) y extraer niquel, cobalto y otros minerales cr¨ªticos para la civilizaci¨®n electrificada en la que vivimos.
Nunca he sido tecno-optimista con respecto a la emergencia clim¨¢tica, pero la exposici¨®n de Esti Ukar me caus¨® cierto entusiasmo y curiosidad. Le ped¨ª una entrevista no s¨®lo porque me interesaba abundar en el potencial ¡°revolucionario¡± de las rocas verdes, sino tambi¨¦n para aprender c¨®mo hab¨ªa llegado a la geolog¨ªa, una ciencia important¨ªsima que carece del prestigio medi¨¢tico de la astrof¨ªsica o las neurociencias. Quer¨ªa conocer a una ge¨®loga, entender su trayectoria y sus motivaciones.
Gracias a su calidez extrovertida, entramos de lleno en su vocaci¨®n geol¨®gica: ¡°En la prepa ¨Cme dijo, adaptando su vocabulario a mi identidad mexicana¨C, los desastres naturales me ten¨ªan fascinada¡±. Aclar¨® que no la fascinaban sus efectos devastadores sino entender las poderosas causas de los terremotos y las erupciones volc¨¢nicas. Cuando le revel¨® a su familia que planeaba dedicarse al estudio de la Tierra, ellos le dijeron ¡°no, ?c¨®mo vas a ser ge¨®loga en Espa?a, qu¨¦ vas a hacer con tu vida?¡± Como licenciado en Letras Hisp¨¢nicas, me sent¨ª muy identificado con ella. Su abuelo vaticin¨® que sus padres tendr¨ªan que mantenerla el resto de su vida, pero ella se empe?¨®: ¡°pele¨¦ y pele¨¦ y dije ¡®no, yo quiero ser ge¨®loga¡¯. A m¨ª me molaba much¨ªsimo la investigaci¨®n¡±.
Estudi¨® en la Universidad del Pa¨ªs Vasco, los primeros tres a?os en euskera. Atra¨ªdo por esa antiqu¨ªsima y misteriosa lengua del noroeste ib¨¦rico, no resist¨ª la impertinente tentaci¨®n de preguntarle sobre algunos vocablos: ¡°a la roca le llamamos harria, un volc¨¢n es un sumendi (monte de fuego), que no tiene nada que ver con ninguna otra lengua, y los terremotos son lurrikara, el susto de la tierra, lur es ¡°tierra¡± e ikara es ¡°susto¡±. Los mexicanos, por desgracia, estamos familiarizados con esos sustos que nos da la Tierra debido a la subducci¨®n de la placa tect¨®nica del Pac¨ªfico bajo la de Norteam¨¦rica.
Una vez satisfecho mi morbo l¨¦xico, continuamos con su trayectoria cient¨ªfica.
¡°Siempre me han gustado mucho las piedras, leer la historia de la Tierra a trav¨¦s de ellas, por d¨®nde han pasado esas rocas para llegar a donde est¨¢n hoy y qu¨¦ nos pueden contar sobre los procesos que ocurren en la Tierra¡±. Termin¨® su formaci¨®n cient¨ªfica en Estados Unidos, donde un profesor le present¨® los esquistos azules y las eclogitas, ¡°rocas de alta presi¨®n ¨Cme aclara¨C que se forman en las zonas de subducci¨®n, y me enamor¨¦ de su belleza; son rocas azules y tienen unos minerales s¨²per bonitos, y me enamor¨¦ tambi¨¦n de los procesos, de lo que significa que una roca haya estado a treinta kil¨®metros de profundidad y que ahora la tengas aqu¨ª en la playa¡±.
Soy bastante ne¨®fito en geolog¨ªa, y nunca me hab¨ªa detenido a pensar en esos viajes ¨¦picos de las rocas que descienden a profundidades del planeta que los humanos jam¨¢s conoceremos y vuelven a la luz para contarnos lo que atestiguaron en su paso por los abismos. Como Dante al regresar del Infierno, las rocas nos cuentan una comedia de alcances c¨®smicos.
Por fin entramos en materia: la relaci¨®n de Esti Ukar con las rocas verdes comenz¨® con unas listvenitas (al googlearlas comet¨ª el error de escribirlas con b alta y los resultados me llevaron a conocer a una multitud de mujeres llamadas Lis Benitez), ¡°trozos de la corteza y manto oce¨¢nico que ahora se encuentran atrapadas en el continente¡± y que est¨¢n naturalmente carbonatadas.
¡°Durante la pandemia me mandaron unas cuantas muestras de Om¨¢n para analizarlas: espectaculares¡±. Posteriormente, una colega la contact¨® con un director del Departamento de Energ¨ªa estadounidense que ¡°estaba trabajando en secuestraci¨®n de carbono en rocas ultram¨¢ficas con aplicaci¨®n a la miner¨ªa¡ ah¨ª es cuando me vinieron a la cabeza todas las rocas de Om¨¢n y c¨®mo tienen fracturas de carbonato; ¨¦sta es la situaci¨®n perfecta para ayudar a sacar esos materiales de las rocas [se refiere a metales necesarios para fabricar bater¨ªas y para otros muchos usos industriales], porque se fracturan naturalmente en el subsuelo¡±. Al introducir carbono en las rocas (disuelto en agua), la reacci¨®n qu¨ªmica quiebra las rocas y facilita el trabajo de extraer sus componentes valiosos. ¡°Lo propusimos y nos dieron el financiamiento; ya ten¨ªamos dos de los tres ingredientes de la revoluci¨®n: la secuestraci¨®n de carbono con los metales; y luego jugando un poco en el laboratorio nos dimos cuenta de que est¨¢bamos generando hidr¨®geno, y a la vez fue cuando empez¨® a tomar much¨ªsima fuerza el tema del hidr¨®geno natural, geol¨®gico, y empezamos a jugar con la idea de que igual que estamos estimulando la secuestraci¨®n de carbono en cuesti¨®n de horas podemos tambi¨¦n ayudar a la generaci¨®n de hidr¨®geno a baja temperatura en cuesti¨®n de horas y pues parece que s¨ª: estamos trabajando en encontrar la mejor manera de hacer las tres cosas sin da?ar el medio ambiente, de la manera m¨¢s eficaz posible¡±.
Durante nuestra conversaci¨®n entramos en algunos detalles de la serpentinizaci¨®n (proceso derivado de la filtraci¨®n del agua en la roca, muy distinta al ¡°viboreo¡± mexicano), la cual genera hidr¨®geno y puede reducir dram¨¢ticamente los costos de la extracci¨®n de minerales cr¨ªticos. La miner¨ªa es una industria infernal en m¨¢s de un sentido, puesto que adem¨¢s de extraer materias primas del inframundo, ha propiciado hist¨®ricamente el trabajo en condiciones inhumanas, el despojo territorial y la devastaci¨®n silvestre; sin embargo, no puede abolirse mientras necesitemos insumos minerales para fabricar viviendas, infraestructura y tecnolog¨ªas biom¨¦dicas y computacionales. Por eso, desarrollar procesos de extracci¨®n menos nocivos es urgente.
Desde que escuch¨¦ la conferencia de Ukar, por ejemplo, me interes¨® su postura cautelosa con respecto a la intervenci¨®n en el fondo submarino. ¡°Yo empezar¨ªa por el continente ¡ªme dice mientras hablamos de la secuestraci¨®n subterr¨¢nea de carbono por medio de la inyecci¨®n de fluidos ¡ª , simplemente porque si t¨² inyectas agua en un reservorio que conoces bien, que controlas, que no tiene un acu¨ªfero cerca, el da?o que puedes generar si algo va mal, si se te escapa un poco de CO2, es m¨ªnimo, comparado con lo que podr¨ªas hacerle al fondo marino si algo te va mal, y sabemos que el fondo marino controla muchas cosas¡±.
El respeto al fondo marino deber¨ªa aplicarse tambi¨¦n en el ¨¢mbito de la miner¨ªa submarina, que ya empieza a desarrollarse (ahora mismo, el Gobierno mexicano est¨¢ enfrascado en una demanda con una minera submarina interesada en explorar el fondo marino de Baja California Sur). ¡°No entendemos las consecuencias suficientemente bien¡±, me responde cuando le planteo ese tema ajeno a su especialidad: ¡°Yo te dir¨ªa que en vez de acelerarte y empezar a hacerlo sin saber [minar el fondo marino], para un poco, espera, est¨²dialo, aprende, y cuando llegues a la conclusi¨®n de que los da?os van a ser menores que los beneficios, entonces lo haces, pero hasta entonces puedes hacer otras cosas, no tienes que meterte con el fondo marino¡±. Me explica tambi¨¦n que, ante la falta de descubrimientos de nuevos dep¨®sitos de minerales cr¨ªticos, se est¨¢ tratando de aprovechar la roca ya procesada para recuperar n¨ªquel y cobalto (entre muchos otros metales) que muchas veces no son separables mec¨¢nicamente pero s¨ª qu¨ªmicamente: ¡°yo te dir¨ªa: reprocesa tu basura antes de meterte con el oc¨¦ano¡±, concluye antes de re¨ªrse, divertida por la sensata llaneza de su consejo.
Para dejar en paz el fondo de los oc¨¦anos tambi¨¦n resulta conveniente mejorar las t¨¦cnicas de la miner¨ªa continental, por lo que los procesos con los que est¨¢n experimentando ella y sus colegas pueden ayudar a proteger el 70% de la superficie terrestre que se encuentra bajo el agua salada. Por el momento, Ukar y sus colegas est¨¢n comenzando un proyecto piloto de inyecci¨®n de carbono en el subsuelo en una zona pantanosa en el centro de Ontario, Canad¨¢, cuyas rocas ultram¨¢ficas son ricas en metales ¨²tiles.
No sabemos qu¨¦ surgir¨¢ de esta revoluci¨®n mineral, pero nos conviene estar atentos a ella. Sus promesas no son una raz¨®n suficiente para despreocuparnos de la multifac¨¦tica crisis ecol¨®gica en la que estamos metidos, pero conocer a cient¨ªficas brillantes y comprometidas como Esti Ukar me ayuda a mantener el ¨¢nimo necesario para sortear los desaf¨ªos de nuestro tiempo. Despu¨¦s de despedirnos, me voy con la esperanza de que muchas personas j¨®venes se enamoren como ella de la rec¨®ndita potencia de la Tierra y decidan consagrar su vida a la geolog¨ªa y a luchar por un futuro ecol¨®gicamente viable.
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