Las amarguras de Lula con sus tropiezos en la defensa del Mercosur
El hecho de que Venezuela quiera anexar el Esequibo, territorio de Guayana, va a obligar al presidente brasile?o a volver a su pasi¨®n de mediador mundial
A Lula, que siempre fue un entusiasta del Mercosur, el tema se le est¨¢ atragantando, lo que acaba poni¨¦ndole nervioso. Si no le hubiera bastado la victoria del ultra Javier Milei, enemigo declarado del Mercosur, tambi¨¦n, Macron le acaba de dar un portazo d¨ªas atr¨¢s neg¨¢ndole su apoyo al tan deseado acuerdo de la Uni¨®n Europea con Sudam¨¦rica. Y como postre amargo, le llega ahora de su gran amigo, Nicol¨¢s Maduro, el peligroso embrollo de Guyana con sus temores de la apertura de un nuevo conflicto b¨¦lico, esta vez a las puertas de Brasil.
No es un secreto que una de las pasiones de Lula fue siempre la pol¨ªtica exterior, como ya se vio durante sus dos primeros mandatos en los que recorri¨® el mundo. Basta recordar que nada m¨¢s ganadas las elecciones, Lula se dedic¨® enseguida en cuerpo y alma a las faenas exteriores con sus viajes.
Y uno de sus primeros desaf¨ªos fueron sus esfuerzos para convertirse en mediador de las dos guerras en curso: la de Ucrania y la de Israel en las que puso todo su af¨¢n, aunque en vano, para conseguir detenerlas. Y ahora la sorpresa es la iniciativa venezolana, quiz¨¢ la m¨¢s dif¨ªcil de digerir por comprometer el coraz¨®n mismo del Mercosur y que podr¨ªa acabar salpicando a Brasil.
Hace un a?o, Lula volvi¨® a la presidencia tras el descalabro de la guerra de Bolsonaro con sus sue?os golpistas que acabaron alejando a Brasil del mundo democr¨¢tico. El ahora presidente volvi¨® al poder consciente de que en los cuatro a?os del Gobierno de Bolsonaro, el ultra so?¨® con una vuelta a los tiempos de la dictadura. No solo fueron un desgarro interno que coloc¨® al pa¨ªs al borde de una guerra civil, sino que acab¨® aislando a Brasil del resto del mundo
Quiz¨¢ por ello, nada m¨¢s ganar las elecciones, afirm¨® que Brasil volver¨ªa a contar en el mundo. Dicho y hecho, como lo ha demostrado en este a?o su activismo exterior.
Lo bueno o lo malo del exsindicalista es que estuvo desde joven acostumbrado a lanzarse de cabeza ante los desaf¨ªos. Tambi¨¦n esta vez ha llegado a la Presidencia con ganas de comerse el mundo. De intentar que el Sur Global pudiera empezar a competir con los hasta ahora grandes gigantes del planeta para acabar con la hegemon¨ªa del d¨®lar en busca de una nueva moneda simb¨®lica que anunciara nuevos horizontes del poder global.
Se entiende as¨ª el activismo exterior desplegado por Lula durante todos estos meses con sus innumerables viajes al exterior, su presencia en todas las reuniones de los organismos mundiales a las que pretende reestructurar y su disposici¨®n para intermediar la paz en los dos conflictos b¨¦licos que azotan y preocupan al mundo.
El problema se le agudiza con el inesperado nuevo conflicto surgido no solo en el coraz¨®n mismo del Mercosur, sino de manos de su viejo amigo Maduro, al que siempre se ha negado a ver como dictador y ha apoyado en todas las elecciones.
El nuevo desaf¨ªo de pol¨ªtica exterior del l¨ªder brasile?o es esta vez m¨¢s complejo y delicado, ya que mientras su ah¨ªnco por ser el mediador de las contiendas de Ucrania e Israel ya aparec¨ªan imposibles, esta vez la nueva espina de Venezuela le toca m¨¢s de cerca y en hip¨®tesis se le har¨ªa menos imposible una mediaci¨®n de Brasil que puede acabar atrapado en un conflicto en el que no tiene ni arte ni parte.
Dentro y fuera de su partido y de su Gobierno, a Lula se le estaba insistiendo en que se centrara m¨¢s en los problemas de ¨ªndole econ¨®mica y social que azotan a Brasil que en arreglar los del mundo. Ahora la sorpresa de que Venezuela quiere anexar el Esequibo, territorio de Guayana, va a obligarle a volver a su pasi¨®n de mediador mundial.
Desde sus a?os de sindicalista que proclamaba y dirig¨ªa las grandes huelgas de los metal¨²rgicos, Lula nunca titube¨® en perseguir sus proyectos. Baste recordar que antes de ganar en 2003, lo hab¨ªa intentado ya tres veces in¨²tilmente. No se dio nunca por vencido y hasta consigui¨® la proeza de que tras haber sido condenado por corrupci¨®n y de haber sufrido un a?o y siete meses de c¨¢rcel, consigui¨® la proeza de que el Supremo anulara sus condenas. Como hab¨ªa desafiado con su ¡°volver¨¦¡±, volvi¨® de verdad. Ahora, a sus 78 a?os, adem¨¢s de querer comerse el mundo ya est¨¢ pensando en volver a disputar las elecciones del 2026 haciendo alarde con sus maratones de viajes por el mundo de su energ¨ªa.
Es posible que sea justamente el nuevo desaf¨ªo del conflicto venezolano, en el que ya retumban los tambores de guerra, donde Lula se juegue inesperadamente su innato talante de mediador. Si las cosas se ponen feas en Guyana, si su amigo Maduro no lo traiciona y la Uni¨®n Europea acaba escuch¨¢ndole y d¨¢ndole una mano, Lula podr¨ªa al final conseguir el Nobel de la Paz que tanto ans¨ªa o por lo menos el de eficiente mediador de conflictos en su propio terreno, lo que adem¨¢s le abrir¨ªa el camino para el r¨¦cord pol¨ªtico in¨¦dito en democracia de una cuarta victoria presidencial.
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