Los argentinos se lanzan a las tiendas ante una nueva crisis del peso: ¡°Si ves algo, compra¡±
La renuncia del ministro de Econom¨ªa y los temores a una depreciaci¨®n del peso activan las estrategias defensivas de una sociedad acostumbrada a soportar crisis graves
En momentos de incertidumbre econ¨®mica, el consumo suele retraerse. No siempre ocurre lo mismo en Argentina. La semana pasada, cuando el peso se devalu¨® de golpe respecto al d¨®lar en el mercado paralelo, aument¨® la compra de bienes durables, como electrodom¨¦sticos y tecnolog¨ªa. La renuncia del ministro de Econom¨ªa de Argentina, Mart¨ªn Guzm¨¢n, el s¨¢bado por la tarde, aceler¨® la fiebre consumista de la clase media. ¡°El fin de semana, que casi no hab¨ªamos tocado las listas [de precios] triplicamos las ventas¡±, cuenta Mat¨ªas Mu?iz, due?o de un peque?o negocio de electrodom¨¦sticos en el barrio de Villa Ort¨²zar, en Buenos Aires. Lavadoras, neveras y microondas embalados se acumulan en el interior de la tienda, a la espera de ser enviadas a los hogares de sus nuevos due?os.
El domingo por la noche, anticip¨¢ndose al derrumbe del peso que se avecinaba al d¨ªa siguiente, los comerciantes se apresuraron a subir los precios de la mercanc¨ªa que les quedaba. Los aumentos, de entre el 40 y el 45%, no ahuyentaron del todo a la clientela. ¡°Remarcamos para cubrirnos, pero estamos vendiendo como en un d¨ªa normal. Se tiran todos al ticket alto, al producto grande¡±, detalla Mu?iz. Lo mismo ocurri¨® en tiendas de computadoras y tel¨¦fonos celulares, aunque para los productos de gama alta importados, como los ¨²ltimos modelos de Iphone, los precios casi se duplicaron.
El motivo es que parte de la clase media argentina adquiere este tipo de bienes como forma de microahorro. La otra es recurrir a la moneda refugio, el d¨®lar. Es casi imposible comprarlos al precio oficial (131 pesos) debido a las restricciones impuestas por el Gobierno, a excepci¨®n de un cupo de 200 d¨®lares mensuales para aquellos que cumplan una larga lista de requisitos. Cerrada esa puerta, toca golpear la de aquellos que la cambian de forma extraoficial. ¡°A 256 [pesos] por ahora¡±, responden en una casa de cambio del barrio de Belgrano sobre la cotizaci¨®n de la divisa estadounidense. El precio se modificar¨¢ varias veces a lo largo del d¨ªa y var¨ªa tambi¨¦n unos pocos pesos de un lugar a otro, fruto de la alta volatilidad del momento.
Un mes atr¨¢s, el d¨®lar se cambiaba a poco m¨¢s de 200 pesos. El lunes lleg¨® a tocar los 280 pesos. Este martes, en las ¨²ltimas operaciones pod¨ªa conseguirse por 252 pesos. Quiz¨¢s en los pr¨®ximos d¨ªas el peso se recupere un poco m¨¢s, pero los argentinos saben por experiencia que el camino de la moneda local es siempre descendente y este martes se formaron largas filas frente a las casas de cambio.
La experiencia de crisis anteriores ha grabado en el inconsciente colectivo que comprar bienes o d¨®lares es una alternativa mejor que guardar los pesos, que pierden valor d¨ªa a d¨ªa, incluso en dep¨®sitos bancarios (que ofrecen intereses inferiores a la inflaci¨®n, hoy por encima del 60% interanual). A su vez, las crisis han ense?ado a los comerciantes que si no se apresuran a subir los precios perder¨¢n margen de ganancias. Muchos de los aumentos recientes los han hecho a ciegas, ya que la mayor¨ªa de los proveedores se niegan a pasar precios y han interrumpido moment¨¢neamente el suministro a la espera de que aminore la tempestad.
¡°La semana pasada algunas casas cortaron las listas [de precios] y dejaron de vender. El mismo s¨¢bado, cuando renunci¨® Guzm¨¢n, ya fueron todas. Estamos vendiendo sin nuevos precios de referencia, pero hoy se est¨¢ barajando un aumento del 40-45%¡±, explica Mu?iz. El corte en la cadena de distribuci¨®n implica que los productos se agotan y hay que decir al cliente que no se sabe cu¨¢ndo podr¨¢n reponerlos.
El ferretero Ricardo Santa explica que en su rubro la situaci¨®n es similar. ¡°No estamos recibiendo listas y las que recibimos vienen con una remarcaci¨®n muy alta, de m¨¢s del 40%¡±, dice. Con tres d¨¦cadas de experiencia en el negocio, Santa cuenta que identific¨® las primeras se?ales de lo que se avecinaba cinco o seis d¨ªas atr¨¢s, cuando el d¨®lar blue, como llaman en Argentina al que se consigue en el mercado paralelo, empez¨® a subir en las pizarras de las casas de cambio. ¡°La semana pasada las empresas que trabajan con materias primas complicadas, como cobre, que se usa para el cable; o bronce, para los sanitarios, suspendieron la entrega de materiales. Y esta semana pasa igual, tampoco est¨¢n entregando¡±, se?ala.
¡°Adem¨¢s de la venta al p¨²blico atendemos a empresas. Lo dif¨ªcil en ese caso es que nos piden un presupuesto y se toman su tiempo para decidir. Nos autorizan el presupuesto 15 o 20 d¨ªas despu¨¦s y nos pagan a los 70 d¨ªas. Con la inflaci¨®n que hay, les tenemos que cobrar m¨¢s caro, pero a¨²n as¨ª es muy complicado conciliar los costos con los pagos. Uno de mis hijos es economista y a veces es m¨¢s importante la experiencia que la sapienza de un universitario. La intuici¨®n me hizo reforzar los pedidos habituales en previsi¨®n de lo que pod¨ªa ocurrir¡±, se?ala.
Este veterano ferretero ha superado varias crisis, como la hiperinflaci¨®n de Ricardo Alfons¨ªn en 1989, o la crisis del corralito en 2001, pero cree que la situaci¨®n actual es distinta a aquellas. ¡°En las otras uno ve¨ªa a lo lejos una salida, ac¨¢ no se vislumbra un final. Hubo grandes cimbronazos, pero terminaban y volv¨ªamos a empezar. Ahora hay que remar, remar y remar. Es una agon¨ªa lenta, que no termina y eso angustia¡±, lamenta.
Los expertos advierten que el rebrote del consumo es moment¨¢neo y se ha visto favorecido por el cobro del aguinaldo. ¡°Es un fen¨®nemo netamente coyuntural que se da porque el consumo estaba postergado y porque mucha gente no tiene demasiadas otras posibilidades de que su dinero no pierda valor. Pero el nivel de ingresos de la poblaci¨®n argentina est¨¢ totalmente deteriorado, venimos de seis a?os de retracci¨®n en el consumo¡±, indica Osvaldo del R¨ªo, director de la consultora Scentia. Del R¨ªo destaca que este es el primer a?o con un aumento registrado del consumo desde 2016, aunque el alza del 2% estimada para 2022 tendr¨¢ que ser sometida a revisi¨®n si la inflaci¨®n se dispara a¨²n m¨¢s y vuelve a quedar por arriba de los salarios.
El sector de la construcci¨®n tambi¨¦n se ve muy afectado por las recurrentes crisis del peso. ¡°Tengo la impresi¨®n de que Argentina es un pa¨ªs que se va achicando. En vez de buscar trabajar m¨¢s, mucha gente va al rev¨¦s, va a lo sencillo, sin arriesgar, intentando tener los menos problemas posibles¡±, dice una fuente del rubro al explicar que la falta de previsibilidad a largo plazo hace que las empresas se lo piensen dos veces antes de contratar a nuevos empleados y cada vez bajen m¨¢s la calidad. ¡°Nos est¨¢ pasando cada vez m¨¢s en las obras que si ves algo, te gust¨® y lo tienen, compralo. Porque no sab¨¦s si despu¨¦s lo vas a conseguir¡±, agrega.
La falta de un horizonte despejado contribuye adem¨¢s al aumento del gasto registrado en locales gastron¨®micos y de ocio. Bares y restaurantes est¨¢n llenos y los artistas agotan las entradas de los conciertos a las pocas horas de ponerlas a la venta. Santa apunta que detr¨¢s de ese modo de vida est¨¢ la imposibilidad de ahorrar o de acceder a cr¨¦dito para comprar una vivienda. ¡°El com¨²n de la gente si tiene que decidir entre pintar su casa o salir a cenar o al teatro elige salir porque como m¨ªnimo obtiene una gratificaci¨®n inmediata. No se pueden comprar un auto o un departamento, as¨ª que piensan: ¡®Me lo gasto ahora, total, dentro de una semana [el dinero] va a valer menos¡±.
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