El poder de Alberto Fern¨¢ndez se apaga en Argentina
Cristina Kirchner y Sergio Massa, sus socios en la coalici¨®n peronista del Gobierno, toman el control de la econom¨ªa y limitan cada vez m¨¢s al presidente
La figura de Alberto Fern¨¢ndez languidece. La ¨²ltima reconfiguraci¨®n de fuerzas en la coalici¨®n que gobierna en Argentina supone la llegada a la cima de un socio hasta ahora menor, el diputado Sergio Massa, y la estocada final de Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner al poder del presidente. Massa asumir¨¢ esta semana como un superministro de Econom¨ªa, tras un mes de duros ataques del mercado contra el peso, ca¨ªda de las reservas y disparada de la inflaci¨®n. La necesidad de evitar una cat¨¢strofe y llegar con vida a las elecciones de 2023 convencieron al peronismo, y sobre todo a Kirchner, de que el mal menor era Massa, un pol¨ªtico cuyas ambiciones de liderazgo siempre chocaron con las de la vicepresidenta. Kirchner y Massa son ahora una sociedad de emergencia, donde Fern¨¢ndez tiene poco que hacer.
La presidencia de Fern¨¢ndez es el resultado de una anomal¨ªa pol¨ªtica. La ma?ana del s¨¢bado 18 de marzo de 2019, Cristina Kirchner anunci¨® por redes sociales que hab¨ªa elegido a Alberto Fern¨¢ndez como candidato del Frente de Todos. La jugada buscaba atraer el voto de un sector del electorado de centro que la detestaba, aunque estaba dispuesto a aceptarla como vicepresidenta. Fern¨¢ndez llevaba dos a?os criticando con dureza al kirchnerismo, del que se hab¨ªa ido en 2008 dando un portazo desde la jefatura de Gabinete. El efecto electoral de Cristina perdonando al hijo pr¨®digo fue un ¨¦xito. Unos votaron al Frente de Todos porque Kirchner tendr¨ªa el poder; otros porque Fern¨¢ndez le pondr¨ªa un freno. La f¨®rmula frustr¨® el intento reeleccionista de Mauricio Macri y el 10 de diciembre de 2019 el peronismo volvi¨® a la Casa Rosada.
La herencia no era buena. Macri hab¨ªa dejado en default una deuda de 44.000 millones de d¨®lares con el FMI y otra de 65.000 millones con los bonistas privados. Cuando iniciaban las negociaciones para salir de la cesaci¨®n de pagos, se declar¨® la pandemia. La popularidad del presidente creci¨® y alguien se anim¨® a hablar de ¡°albertismo¡±. Eso no cay¨® bien en el otro ¡°ismo¡± de la coalici¨®n, el kirchnerismo. El massismo, en tanto, esperaba su momento. En medio de la tensi¨®n, el esquema donde la n¨²mero dos mandaba sobre el n¨²mero uno comenz¨® a crujir por todos lados.
Los puentes se rompieron a inicios de este a?o, cuando los diputados de Kirchner votaron en contra del acuerdo que Fern¨¢ndez y su ministro de Econom¨ªa, Mart¨ªn Guzm¨¢n, hab¨ªan firmado en enero con el Fondo Monetario. Para entonces, la crisis econ¨®mica arreciaba y Kirchner marcaba uno a uno a los ministros que deb¨ªan salir del Gabinete. Fern¨¢ndez se fue quedando cada vez m¨¢s solo en medio de la tormenta. Y entonces lleg¨® Massa.
¡°Hay un acuerdo entre Kirchner y Massa para restarle la ¨²ltima cuota de poder que ten¨ªa Fern¨¢ndez¡±, dice Eduardo Fidanza, director de Poliarqu¨ªa Consutores. ¡°Cuando la disputa era con Fern¨¢ndez¡±, explica, ¡°uno pod¨ªa decir que Kirchner ten¨ªa el poder pol¨ªtico y el presidente el poder burocr¨¢tico, lo que se llama popularmente ¡®la lapicera¡¯. La irrupci¨®n de Massa hace que el presidente tenga menos poder burocr¨¢tico, mientas que Cristina sigue reteniendo el poder pol¨ªtico¡±.
La cuota de poder de Fern¨¢ndez dentro del Gabinete ya se limitaba a un pu?ado de ministros y asesores. Hace un mes, cuando renunci¨® Guzm¨¢n, tanto el presidente como la vice eligieron en su reemplazo a Silvina Batakis, una economista de reconocida capacidad pero sin peso pol¨ªtico. La elecci¨®n tuvo como objetivo bloquear las ambiciones de Massa, que se ofrec¨ªa para el cargo pero solo si se le ced¨ªa el control total de la econom¨ªa.
Fue solo cuesti¨®n de tiempo. Batakis se enter¨® que ya no era ministra mientras esperaba el vuelo que la traer¨ªa de vuelta desde Washington, donde se hab¨ªa reunido con las autoridades del FMI y de la Reserva Federal. En su ausencia, el peronismo, esta vez con apoyo de Kirchner, hab¨ªa perge?ado el ascenso de Massa y el ocaso definitivo Fern¨¢ndez. Andr¨¦s Malamud, investigador de la Universidad de Lisboa, dice que el peronismo tuvo que ¡°reordenar los tres componentes que ten¨ªa en la coalici¨®n¡±. ¡°Massa representa poco en las urnas, es el menos relevante, pero es el hombre de la embajada [de EE UU], el que tiene acceso a los sectores de poder, como los bancos. Kirchner tiene los votos y el conurbano de Buenos Aires [clave para ganar cualquier elecci¨®n]. Y despu¨¦s est¨¢ el albertismo no nato¡±, dice Malamud, ¡°que alguna vez tuvo el apoyo de los gobernadores y los intendentes, los mismos que ahora llamaron a Massa¡±.
En el nuevo esquema de poder, a Fern¨¢ndez ¡°no le quedan muchos lugares propios¡±, advierte Sergio Morresi, acad¨¦mico de la Universidad del Litoral. ¡°Lo veo llevando a cabo tareas administrativas y sin una agenda propia. La gente que uno podr¨ªa decir que le responde est¨¢ a cargo de las relaciones internacionales, que no es un tema menor, y por ahora tambi¨¦n el Banco Central, aunque se supone que es independiente¡±, explica.
?Pudo Alberto Fern¨¢ndez evitar la avanzada de sus aliados? La coincidencia es que s¨ª. Tuvo su oportunidad en el primer semestre de 2020, cuando las primeras medidas contra la pandemia de la covid-19 lo mostraron como un l¨ªder decidido y al mismo tiempo negociador. Las ruedas de prensa junto al jefe de Gobierno de Buenos Aires, el opositor Horacio Rodr¨ªguez Larreta, dispararon los niveles de popularidad del presidente.
¡°Lleg¨® a tener el 80% de aprobaci¨®n, m¨¢s incluso que su mentor, N¨¦stor Kirchner. Fue un r¨¦cord en la democracia argentina. Muchos analistas consideramos entonces que si administraba bien esa cuota pod¨ªa tener chances de ejercer un liderazgo en el peronismo y en el pa¨ªs. Pero no tuvo la estatura de l¨ªder pol¨ªtico, prefiri¨® mantener la unidad de la coalici¨®n con Kirchner¡±, explica Eduardo Fidanza. ¡°El costo de tener el poder era pelearse con Cristina Kirchner¡±, coincide Malamud, ¡°pero a partir de ahora no tiene c¨®mo pelearse con Cristina porque no tiene nada, la suya es una presidencia semipresidencial¡±.
Morresi, en tanto, destaca las dificultades con las que se encontr¨® Fern¨¢ndez una vez en la Casa Rosada, como la deuda heredada y la inflaci¨®n, pero considera que ¡°no dar en la tecla durante el primer a?o de Gobierno hizo que las diferencias dentro de la coalici¨®n explotaran¡±. ¡°En el ¨²ltimo a?o ya fue solo incapacidad: hay una mezcla de falta de condiciones y un desgaste producto de la pugna de poder¡±. Un presidente ocupado solo en ¡°cuestiones formales y con cada vez menos incidencia¡±, como augura Fidanza, no es la figura ideal para que el peronismo transite el a?o y medio que le queda de mandato. Massa no tendr¨¢ margen para cometer errores.
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