¡°Son c¨®mplices de genocidas¡±: los organismos de derechos humanos argentinos en alerta por la ¡®amenaza Milei¡¯
La f¨®rmula presidencial de La Libertad Avanza, primera en las encuestas, amenaza el consenso social sobre la dictadura que construy¨® el pa¨ªs en cuatro d¨¦cadas
El gu¨ªa camina por la antigua Escuela de Mec¨¢nica de la Armada, uno de los centros clandestinos de detenci¨®n y tortura de la ¨²ltima dictadura argentina, acompa?ado de una decena de visitantes. Sus palabras tienen otro matiz estas semanas. Se nota cuando repite una idea a lo largo del recorrido: ¡°Para quienes niegan que haya pasado, aqu¨ª est¨¢n las pruebas¡±. El clima que respiran los organismos de derechos humanos a d¨ªas de las elecciones presidenciales est¨¢ cargado de preocupaci¨®n. El puntero en las encuestas y ganador en las primarias, Javier Milei, y su equipo, han lanzado comentarios negacionistas hacia el terrorismo de Estado que entre 1976 y 1983 dej¨® 30.000 v¨ªctimas. Un posible triunfo de la f¨®rmula de La Libertad Avanza, completada con Victoria Villarruel, defensora de la idea de que la dictadura fue solo un ¡°conflicto armado interno¡±, amenaza la continuidad del consenso social que construy¨® el pa¨ªs a lo largo de cuatro d¨¦cadas de democracia.
Las semanas desde su victoria en las primarias han servido a Milei de tierra f¨¦rtil para sembrar ideas. Este mi¨¦rcoles, durante su cierre de campa?a, el candidato dijo que Argentina hab¨ªa atravesado un ¡°desierto de 40 a?os¡±, el tiempo que lleva el pa¨ªs en democracia, para probablemente ¡°pasar a la libertad¡± a partir de diciembre. Una l¨ªnea del discurso que pas¨® desapercibida entre los fan¨¢ticos despistados, pero que sirvi¨® de gui?o a los grupos que simpatizan con los militares y justifican la dictadura. Al mismo tiempo fue una granada para quienes, desde el regreso democr¨¢tico, se han volcado a trabajar por la memoria.
Carlos Pisoni, hijo de desaparecidos en la ¨²ltima dictadura, reconoce que es un momento ¡°muy complicado¡± para el pa¨ªs. ¡°Nunca imaginamos que pod¨ªamos tener candidatos negacionistas¡±, comenta al tel¨¦fono. ¡°En 40 a?os dimos una gran batalla para que la memoria, la verdad y la justicia sean pol¨ªticas de Estado; que hoy tengamos una candidata como Villarruel es una afrenta a la democracia¡±. La candidata a vicepresidenta, una defensora de ¡°la vida, la libertad y la propiedad¡±, organiz¨® hace apenas un mes un homenaje a ¡°las otras v¨ªctimas¡± de la violencia pol¨ªtica de los a?os setenta, un evento fuertemente repudiado y calificado por los organismos de derechos humanos como ¡°una provocaci¨®n¡±.
Argentina comenz¨® a juzgar lo sucedido en la dictadura a partir del juicio a las Juntas Militares en 1985. Desde entonces, 1.192 represores fueron condenados por cr¨ªmenes de lesa humanidad. Las pol¨ªticas implementadas en memoria, como la conversi¨®n de la Escuela de Mec¨¢nica de la Armada en un museo de la Memoria ¡ªrecientemente declarado Patrimonio de la Humanidad¡ª o el enjuiciamiento de militares y empresarios aliados, lograron sobrevivir a Administraciones de varios colores y convertir al pa¨ªs en un referente internacional en estos temas.
Durante el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) apareci¨® una primera grieta, recuerda Horacio Pietragalla, actual secretario de Derechos Humanos. En ese entonces, el Supremo argentino abri¨® la puerta a la liberaci¨®n de los genocidas a partir del acceso a un beneficio conocido como 2x1, que les reduc¨ªa los a?os de detenci¨®n en la c¨¢rcel. La sociedad se moviliz¨® masivamente en rechazo y la iniciativa se vino abajo por la presi¨®n social. Pietragalla entiende ese momento como un ejemplo del ¡°fuerte consenso social¡± que hay respecto al tema, aunque admite que existe un sector que ¡°se engancha con el negacionismo¡± de la dictadura. Sin embargo, el grueso de los votantes de La Libertad Avanza desconoce en profundidad las posturas de los candidatos, asegura. ¡°Irrumpen con estas provocaciones para captar votos. Siempre que hay crisis econ¨®mica, hay sujetos que tratan de capitalizar el enojo¡±. Y agrega: ¡°Conocemos a Villarruel hace 20 a?os, la sociedad no la conoce¡±.
Para entender el apoyo a Milei hay que analizar cualitativamente el voto, explica Paula Litvachky, directora ejecutiva del Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels). La abogada se?ala que esas revisiones plantean que ¡°no necesariamente hay una adhesi¨®n ideol¨®gica¡± en este tema por parte de los votantes de Milei. Pero, ¡°a¨²n sin adherir a esos postulados, est¨¢n dispuestos a votarle¡±. Este grupo se suma a otro, presente desde los setenta, que siempre aval¨® el negacionismo. ¡°Nunca tuvimos un consenso absoluto¡±, dice.
Las Madres de Plaza de Mayo marcharon esta semana, como lo hacen todos los jueves desde 1977, en la ic¨®nica plaza para reclamar por la desaparici¨®n de sus hijos en la dictadura. El ambiente se notaba pol¨ªticamente tenso. Irene Molinari, una de las referentes m¨¢s j¨®venes de la asociaci¨®n, dio unas vueltas junto a sus compa?eras y luego tom¨® el micr¨®fono. Los candidatos de ultraderecha ¡°no son negacionistas¡±, asegur¨®, ¡°son c¨®mplices, porque apoyan a los genocidas¡±. Los asistentes aplaud¨ªan y se dec¨ªan entre ellos, con m¨¢s esperanza que convencimiento: ¡°El domingo vamos a ganar¡±. Sea cual sea el resultado, ¡°la lucha contin¨²a en cualquier escenario¡±, comentaba uno de los m¨¢s cercanos a las madres.
¡°Es una tarea de todos los argentinos reflexionar qu¨¦ hay detr¨¢s de Milei¡å, dec¨ªa m¨¢s tarde Molinari en entrevista con este peri¨®dico, ¡°tenemos que hablar con aquellos que piensan que nos va a traer el cambio, porque es un cambio nefasto para todos¡±. En la plaza, todos los oradores de la tarde del jueves insist¨ªan en la cifra, ¡°fueron 30.000¡å, un n¨²mero que se estableci¨® como parte del consenso, pero cuestionado por los defensores de las Fuerzas Armadas y ahora por Milei. Otra de las madres que tom¨® el micr¨®fono fue Visitaci¨®n Folgueiras de Loyola, que asisti¨® a dar el recorrido en su cumplea?os n¨²mero 99. Con dificultad, pero mucha actitud, se puso de pie para agradecer la compa?¨ªa de quienes se acercaron a verlas. ¡°?C¨®mo no voy a estar tranquila si tengo unas compa?eras que siempre van a defender esta bandera preciosa?¡±, dijo agitando el pa?uelo blanco que minutos antes llevaba en la cabeza, el s¨ªmbolo de una lucha de m¨¢s de 40 a?os.
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