Marcelo Gallardo, el entrenador que solo se fue de River Plate para poder volver
El DT m¨¢s exitoso en la historia del club argentino volver¨¢ a dirigir este s¨¢bado al equipo, un a?o y ocho meses despu¨¦s de haber renunciado
¡°Cualquier destino¡±, escribi¨® Jorge Luis Borges, ¡°por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento¡±. El destino del argentino Marcelo Gallardo, exfutbolista y hoy entrenador, quiz¨¢ haya quedado cifrado para siempre en la noche de Madrid del 9 de diciembre de 2018, cuando el equipo que dirig¨ªa, River Plate, derrot¨® a su supercl¨¢sico rival, Boca Juniors, en la final de la Copa Libertadores. ¡°No hay nada m¨¢s que esto, no hay nada m¨¢s¡±, murmuraba Gallardo sobre el c¨¦sped del estadio Santiago Bernab¨¦u, cuando ya se hab¨ªa consumado el triunfo 3 a 1 y sus jugadores festejaban alocadamente. Pero hubo y habr¨¢ m¨¢s que eso.
En aquel momento, llevaba cuatro a?os como entrenador de River y seguir¨ªa otros cuatro a?os. Su exitoso ciclo como director t¨¦cnico, el m¨¢s ganador y uno de los m¨¢s extensos en la historia del club, culmin¨® a fines de 2022. Ahora Gallardo ha decidido arriesgar la estatua que lo homenajea y apostar a que su destino tiene espacio para acrecentar la leyenda. Este s¨¢bado los fan¨¢ticos riverplatenses volver¨¢n a corear su apodo (?Mu?eco, Mu?eco!) cuando salga al campo de un estadio Monumental repleto para dirigir, nuevamente, al equipo de N¨²?ez.
Un a?o y ocho meses tard¨® Gallardo en regresar a River, mucho menos de lo que esperaban incluso los aficionados m¨¢s optimistas. No es su primer regreso al club donde hall¨® su lugar en el mundo. Ya se fue cuatro veces y cuatro veces volvi¨®.
Nacido en 1976 en un barrio humilde del conurbano bonaerense, el Mu?eco o Napole¨®n, como tambi¨¦n lo llaman, se form¨® en las divisiones inferiores de River y debut¨® como jugador de la primera a los 17 a?os. Era un mediocampista creativo que casi no necesitaba recurrir al regate, su inteligencia esquivaba antes a los adversarios y su talento para el pase y el remate hac¨ªan el resto. Tuvo tres etapas como jugador con la camiseta de la banda roja: 1993-1999, 2003-2007 y 2009-2010, intercaladas con pasos por el M¨®naco y el PSG franceses, el DC United estadounidense y, finalmente, el Club Nacional de Uruguay, donde se retir¨® en 2011. En River festej¨® seis ligas locales y dos copas internacionales.
Si ya era querido como jugador, la afici¨®n lo elevar¨ªa al pedestal de los ¨ªdolos como DT. Asumi¨® en 2014, despu¨¦s de haber dirigido y sacado campe¨®n al Nacional uruguayo. River se estaba comenzando a recuperar ¡ªcon Ram¨®n D¨ªaz hab¨ªa obtenido la liga local¡ª, despu¨¦s de haber sufrido el descenso de categor¨ªa en 2011. En su primer semestre, el equipo del Mu?eco deslumbr¨® con su juego ofensivo, un rasgo distintivo del entrenador, y gan¨® la Copa Sudamericana, tras eliminar a Boca en semifinales. Tambi¨¦n eliminar¨ªa al equipo azul y amarillo en la Libertadores 2015, otra copa que el DT llevar¨ªa a las vitrinas del Monumental. Hac¨ªa casi dos d¨¦cadas que River no obten¨ªa ese trofeo: la ¨²ltima hab¨ªa sido en 1996, justamente con Gallardo en el plantel.
Los supercl¨¢sicos con Boca terminar¨ªan de sellar el destino del entrenador en 2018. Ese a?o, su River no s¨®lo se impuso en la hist¨®rica final de la Libertadores disputada en el campo del Real Madrid, tras los incidentes en Buenos Aires. Meses antes ya le hab¨ªa ganado otra final al rival de siempre, la de la Supercopa Argentina.
El primer ciclo de Marcelo Gallardo como entrenador dur¨® ocho a?os y medio, entre junio de 2014 y diciembre de 2022. Disput¨® un total de 424 partidos oficiales, con 227 triunfos, 112 empates y 85 derrotas, con 750 goles a favor y 361 en contra. Se convirti¨® en el DT r¨¦cord del club al conseguir 14 t¨ªtulos. Siete de ellos fueron en competencias internacionales, un ¨¢mbito en el que River estaba en deuda desde los a?os 60 del siglo pasado, cuando naci¨® la Copa Libertadores de Am¨¦rica.
En contraste, con Gallardo como entrenador, River fall¨® en donde hab¨ªa sido hist¨®ricamente fuerte. En esos ocho a?os y medio, solo pudo ganar una liga local, en 2021. En ese sentido, el DT se erigi¨® como una suerte de ant¨ªtesis de Marcelo Bielsa, el entrenador argentino que ha probado su efectividad en competencias largas y por puntos, casi tanto como sus flaquezas en duelos de eliminaci¨®n directa, la principal fortaleza de Gallardo.
La figura del DT de River excede a los triunfos de los que se ha alimentado. Sus equipos han exhibido, con distintos sistemas t¨¢cticos adaptados a los diferentes planteles, la intenci¨®n de dominar la posesi¨®n del bal¨®n y asumir un juego ofensivo. Tambi¨¦n ha mostrado capacidad para reinventarse, apelar al coraje y no dar nada por perdido, a¨²n despu¨¦s de malos resultados. En N¨²?ez todav¨ªa se recuerda la frase con que areng¨® a los hinchas antes de la consagraci¨®n sudamericana en 2018: ¡°Que la gente crea porque tiene con qu¨¦ creer¡±. Gallardo, adem¨¢s, ha sabido manejar los grupos de jugadores reduciendo al m¨ªnimo los conflictos internos, o al menos su publicidad, y se ha desempe?ado como algo m¨¢s que un entrenador, casi como un gerente del club, promotor de obras de infraestructura, administrador de las divisiones formativas y un experto comunicador.
En el a?o y ocho meses que River y Gallardo pasaron alejados, uno y otro parecen haberse extra?ado por igual. El DT combin¨® meses de descanso con una breve y desafortunada incursi¨®n al frente de la escuadra del Al-Ittihad, en Arabia Saudita. En ese lapso, el equipo rojiblanco fue conducido por Mart¨ªn Demichelis, quien consigui¨® una liga local y dos copas nacionales, pero con un rendimiento decreciente nunca pudo establecer con el p¨²blico el lazo carism¨¢tico de su predecesor y, ahora, sucesor. Adem¨¢s de sus propios fallos, pag¨® el costo de un recambio generacional de jugadores que, acaso, por su apego personal, a Gallardo le habr¨ªa costado demasiado resolver.
La sentida despedida que a fines de 2022 le dieron el club y los aficionados a Gallardo tendr¨¢ este s¨¢bado su reverso exacto, cuando le den una nueva bienvenida. El pretexto ser¨¢ un partido con Hurac¨¢n, el actual l¨ªder de la liga argentina. La pelota correr¨¢ sobre el c¨¦sped del Monumental en busca del destino de un hombre que, hasta ahora, siempre se fue para regresar. Como si siguiera esa premisa del ingl¨¦s G. K. Chesterton, para quien todo viaje era apenas una excusa para poder volver a casa.
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